- Luz Gabás está de vuelta. Avalada por el éxito de 'Palmeras en la nieve' -medio millón de copias vendidas y la película en marcha-, la autora ...¿ DONDE ESTA EL PERRO DE WALLY? Luz Gabás sostiene que «el pueblo llegó a ser más cruel que la Inquisición»-fotosSociedad
Luz Gabás sostiene que «el pueblo llegó a ser más cruel que la Inquisición»
La caza de brujas en el Alto Aragón durante el siglo XVI es el motor de 'Regreso a tu piel', segunda novela de la alcaldesa de Benasque
Luz Gabás está de vuelta. Avalada por el éxito de 'Palmeras en la nieve' -medio millón de copias vendidas y la película en marcha-, la autora altoaragonesa publica 'Regreso a tu piel' (Planeta). En un viaje de cinco siglos, entre el amor y el horror, Gabás (1968) pasea a sus lectores por varias zonas de la provincia de Huesca como la Ribagorza o su natal Monzón. El motor de la historia es la ejecución popular «de una veintena de mujeres acusadas de brujería, como en Salem» y la constatación de que «el pueblo llegó a ser más cruel que la Inquisición».Tras su debut «volver a publicar era una enorme responsabilidad». «No podía escribir cualquier cosa ni hacerlo deprisa. Los lectores esperan que les sorprendas, les envuelvas y les agrades. Han de sentir que la espera ha merecido la pena», dice la escritora, que se planteó su segunda novela «como un placer y no como una obligación». Bullía en su cabeza cuando pidió una excedencia como profesora para escribir 'Palmeras en la nieve'. «Si encuentro editor, me dije, primero 'Palmeras.' y luego 'Regreso a tu piel', que estaba esbozada». Y cumplió el plan.La vida, la muerte, el miedo el odio y la venganza arman la novela que arranca en 1592. Comenzó a investigar tras el hallazgo en 1980 de una relación de 24 ajusticiamientos de otras tantas mujeres tenidas por brujas. La encontró el párroco de la aldea de Laspaúles, cerca de Benasque, localidad de la que Gabás es alcaldesa. «No las ajustició la Inquisición. Fueron tribunales seglares, a veces mucho más crueles y sanguinarios que los del Santo Oficio». «No hay testimonios de que hubiera juicios pero, salvando las distancia, este sería nuestro Salem», apunta aludiendo a al proceso de las 25 mujeres de Nueva Inglaterra ejecutadas en 1692 y que Arthur Miller convirtió en pieza teatral.«Hablamos de brujas y pensamos en Navarra, el País Vasco, pero en Aragón hubo atrocidades como la ejecución sumaria de aquellas mujeres en solo dos meses y en una aldea diminuta», explica. «Reconstruyo el contexto sociopolítico para comprender cómo se pudo dar algo así, cómo surgen los miedos y cómo los concejos seglares de los pueblos fueron ejecutores mucho más crueles que los eclesiásticos», insiste.A partir de ahí fabula y, como en 'Palmeras en la nieve', alterna presente y pasado. «Hay alguien que se enfrenta al desmoronamiento de su mundo y un hilo narrativo conecta ambas épocas». «El pasado siempre vuelve de una manera u otra. Lo que hacemos ahora lo conocerá y lo husmeará alguien dentro de doscientos años. La vida es un ciclo, todo continúa y hay un hilo que une a aquellas mujeres con la protagonista», aclara. Enmarca la historia «en una peculiar guerra civil, cuando acaba el feudalismo y empieza la Edad Moderna». «Al investigar vi cosas que me recordaban la actualidad, lo que demuestra una vez más que el mundo es cíclico y el pasado regresa».Pasado y presente se entrelazan así en la peripecia de Brianda de Lubich, única heredera del señor más notable del condado de Orrun. Renunciará a casarse con el amor de su vida para cumplir con el deber que se exige a alguien de su estirpe, sin sospechar que será acusada de brujería al fragor de las batallas entre defensores del feudalismo y los seguidores de Felipe II. Siglos después, una joven ingeniera de futuro prometedor recupera fragmentos de aquel junto a un extranjero llegado a un recóndito lugar.Se ambienta en los parajes donde Gabás creció, vive y escribe. «Me gusta rescatar historias olvidadas de mi entorno. Trato de darles proyección para que no sean costumbristas. Tengo una sensación mucho más intensa y cercana al escribir si controlo el entorno. Estoy más cómoda y eso se traduce en sinceridad, en personajes más verosímiles con los que es fácil identificarse», dice Gabás que creció entre Monzón, el valle de Benasque, Cerler y la isla de Fernando Poo, en Guinea Ecuatorial. Las historias familiares, marcadas por la emigración a la antigua colonia española, geminaron en la primera novela la filóloga y alcaldesa, que ha superado las quince ediciones y se ha traducido a un puñado de idiomas. La película está en marcha y se rodará en verano entre Canarias y Costa Rica. La dirigirá Fernando González Molina ('3MSC') con guión de Sergio García Sánchez y Mario Casas como protagonista.«Me pasaron el guión y no tengo objeciones, pero tengo claro que cuando vendes los derechos, tu novela la es una cosa y la película otra, aunque es un premio que alguien se fije en tu novela y ojalá ocurra también con esta», dice. Ora alcaldesa, ora narradora, Gabás asume su vida dual ente el despacho por la mañana y las tardes, escritura. «He de pensar si me presento de nuevo. Ahora es más fácil que hace tres años. La literatura me ha dado satisfacciones y la alcaldía es un cursillo acelerado de vida y da muchos quebraderos de cabeza», concluye.- Un vídeo con una duración 16 minutos es la obra que ha ganado la tercera edición del Premio Internacional de Artes Plásticas de Caja de ...
Un vídeo gana por primera vez el Premio Internacional de Artes Plásticas de la Caja
El jurado alaba la sensibilidad que transmite una obra basada en el Spaguetti Western -fotos-zapatos,.Un vídeo con una duración 16 minutos es la obra que ha ganado la tercera edición del Premio Internacional de Artes Plásticas de Caja de Extremadura, dotado con 15.000 euros. Se titula ' Adiós, amigo' y su autor es Sergio Belinchón Hueso (Valencia, 1971). Ayer estuvo en Plasencia, en el centro cultural de Las Claras, para recoger de manos del presidente de la entidad bancaria, Víctor Bravo, su premio; y de los muchos asistentes al acto, aplausos y reconocimiento. Entre ellos del alcalde de Plasencia, la directora regional de Turismo y la subdelegada del Gobierno en Cáceres.La visión que desde Europa se tiene del Lejano Oeste es un tema recurrente en la obra de Belinchón, quien en la actualidad reside en Berlín. También lo ha sido en 'Adiós, amigo'. «He querido enseñar en esta obra los territorios que en nuestro país mostraban América, donde se rodaban entonces las películas del oeste, y explicar cómo han ido cambiando; documentar lo que ha pasado en esos territorios a través de un Spaguetti Western», explica Sergio Belinchón. Un cowboy es el que recorre en el audiovisual ganador ese territorio; en este caso, a lomos de un caballo blanco, por tierras de Huesca, que sirvió de escenario para el rodaje de una treintena de cintas del oeste entre los años 60 y 70 del siglo pasado. El protagonista deja atrás un poblado abandonado y atraviesa los paisajes de tantas películas en las que Huesca se disfrazó de Texas.Su historia ha gustado al jurado y, por eso, ha resultado ganadora entre las 992 que han concurrido a esta tercera convocatoria. «El vídeo desde el principio nos interesó por la fotografía que tiene, la poesía y sensibilidad , la nostalgia... por los muchos mensajes que transmite», argumentó ayer María del Mar Lozano Bartolozzi, crítica de arte en nombre del jurado. También destacó la calidad y variedad de las obras presentadas, muestras del buen trabajo que hay en las artes plásticas y que estará a la vista de todos, de la mano del medio centenar que han sido seleccionadas -incluida la ganadora-, hasta el próximo 22 de abril en Las Claras. «Coincidiendo con el Cerezo en Flor y la Semana Santa, serán muchas las personas que puedan verla», destacó por su parte Víctor Bravo.Además, por primera vez, esta exposición tiene un fin solidario. Parte de los beneficios que se obtengan con la llamada 'galería solidaria' -en la que participan 36 de las 42 que se exponen- irán destinados al proyecto de emergencia en Siria que lleva a cabo Unicef. Los interesados deben registrarse para pujar on line en la web www.tumejorobra.es/galeriasolidaria.
La agenda de un comisario abunda en citas de todo tipo,
dado que su labor como mediador implica a numerosos agentes del ámbito
creativo. Esta figura profesional suele establecer puentes entre las
instituciones públicas y privadas, los conservadores de museos, los
artistas, la crítica, los periodistas, los coleccionistas, los
galeristas y el ciudadano. Pero esa abundante actividad de
interlocución constituye un ejercicio procesal supeditado a otro, más
ambicioso, que incluye la investigación, documentación y materialización
del proyecto expositivo. Con los conocimientos necesarios e imbuidos de
responsabilidad social y cultural, su objetivo sería el de comunicar al
ciudadano conceptos y discursos sobre el arte que elabora sin
coacciones de ningún tipo y que enriquecen nuestra comprensión de las
obras artísticas y el pensamiento estético contemporáneo.
Miguel Angel Gaüeca, uno de los creadores vascos de mayor
proyección, recurre a esta definición genérica del Instituto de Arte
Contemporáneo, una asociación gremial, para hablar de una función
esencial que persigue en última instancia, según términos de la citada
entidad, la interpretación, contextualización y la difusión de la
producción plástica. La realidad, a su juicio, escapa de esa
idealización. «Los profesionales que tenemos cierta edad y valoramos el
trabajo, el hacer y la trayectoria de los distintos integrantes del arte
sabemos que con los comisarios sucede como con los artistas: los nuevos
comisarios no quieren ser comisarios, quieren ser estrellas», lamenta.
El aura de personalidades del relieve del suizo Harald
Szeemann, uno de los referentes históricos en este ámbito alentaría,
según sus palabras, la aparición de «'curators' que emplean menos tiempo
en decidir una tesis expositiva que cualquiera en tomarse un café». El
artista encuentra todo tipo de especímenes dentro del colectivo. «La
famosa expresión de la botica, hay de todo, se puede aplicar en esta
cuestión, hay estrellas, estrellados, magníficos profesionales y
negados, y todas sus posibles combinaciones».
En España se ha pasado de su inexistencia a todo un 'boom',
según palabras de Eduardo Hurtado, ganador de una de las becas de la
Generación 2014 de la Casa Encendida. «Todo el mundo es comisario y todo
el mundo hace proyectos curatoriales. Cuando algo se pone de moda hay
mucha gente que se apunta al carro sin tener muy claro qué es lo que
está haciendo», denuncia y prefiere no hablar de intrusismo: «Yo
hablaría de poca responsabilidad, de generar más problemas que
soluciones».
Diferencias
Las diferencias entre la situación dentro de nuestro país y
fuera también tiene que ver con su relación con el mercado. «En el
extranjero se halla más vinculado a las galerías y bienales», aduce. El
verdadero profesional es, en su opinión, un guía, un resorte, un
acompañante del artista que se ubica entre el sistema y la práctica,
«intentado que lleguen los menos impactos posibles al autor». Sin
embargo, una vez más, los conceptos se enfrentan con la praxis. La
crisis económica le ha empujado a asumir múltiples tareas que exceden el
plan conceptual e invaden el de la gestión. «Hablamos de directores de
orquesta, que saben tanto de investigación como de edición de textos».
La falta de estudios formales hasta hace unos diez años ha
impedido su consolidación como una categoría bien definida.
«Frecuentemente, las autoridades culturales no lo diferencian del gestor
porque su perfil les resulta raro», apunta Haizea Barcenilla, con un
currículum que incluye formación como comisaria en Gran Bretaña,
Alemania e Italia. A menudo, los directores de las entidades asumen
también ese rol y esa tendencia se ha agudizado con las precariedades
presupuestarias que sufren muchas entidades y que llevan a recurrir al
alquiler de exposiciones 'prêt à porter', baratas y de fácil consumo.
Además, esa acumulación de cometidos también puede resultar muy útil.
«Así, la política lo puede controlar mejor», indica. «Contratar a un
comisario supone una fuerte apuesta conceptual y delegar contenidos, lo
que implica también un considerable voto de confianza».
Camino experimental
La reducción de las ambiciones de los centros expositivos
también redunda negativamente en aquellos jóvenes con escasa experiencia
y necesidad de incrementar su currículum. «Si se adjudican tres
proyectos a expertos, cabe que alguno recaiga en noveles, pero si tan
sólo ofrecen uno, inevitablemente irá a parar a alguien con cierta
trayectoria».
La elaboración de pequeños proyectos independientes
constituye el camino habitual para muchos aspirantes. La fórmula implica
proponer iniciativas y conseguir subvenciones. «Resulta agotador y
frustrante porque la mayor parte de esas peticiones acaban en
negativas», señala la comisaria, quien no cree que existan diferencias
de sexo en ese duro camino. «No encuentro ese techo de cristal del que
hablan las artistas porque en su caso se ha relacionado tal limitación
con el genio, tradicionalmente asociado al hombre, mientras que en este
ámbito no se plantea tal genialidad», aduce. Las comisarias abundan en
el teóricamente progresista escenario de la plástica. «Ahora bien, otra
cosa es cuando hablamos de puestos de responsabilidad dentro de
instituciones».
La experimentación supone, en cualquier caso, la vía
imprescindible para la proyección del profesional. «Un comisario se
forma oyendo, viendo, reflexionando y haciendo. Yo no esperaría a hacer
cursos específicos para embarcarme en esta tarea», añade Hurtado, para
quien la clave se halla en los contenidos y las maneras, no en el título
que los acompaña. «Es lo importante en el mundo de la creación, donde
se te puede poner el foco encima y quitártelo con la misma rapidez. Yo
creo que nadie vive del comisariado en España, no de forma
independiente».
El caso de Juan Canela supone una de esas raras excepciones
a la regla. Tras licenciarse en Historia del Arte en la Universidad de
Santiago, se desplazó a Barcelona para realizar un máster y, después de
trabajar en una galería, ha iniciado su carrera con un original
programa de residencias para artistas y comisarios que demuestra, una
vez más, el amplio abanico de opciones que presenta esta actividad,
sobre todo en tiempos aciagos. «Hay tantas visiones como profesionales.
No se trata siempre de realizar una exposición», añade, y describe su
propio trabajo como una actuación que corre cercana y paralelamente al
quehacer del artista. «La colaboración ha de ser fluida, no cabe
imponer. El artista ha de tener la última palabra».
Equilibrios
La falta de oportunidades también redunda en ciertos
abusos. La precariedad, la afectividad dentro del colectivo y el
entusiasmo de estos agentes favorecen la proliferación de labores
interesantes, pero no remuneradas. «Muchos se aprovechan de ello hasta
que te das cuenta de que no puede ser».
Eduardo García Nieto se responsabiliza de las cinco
propuestas incluidas en el programa Praxis del Centro Artium, pero no
asume la condición de comisario. Según explica, no sólo porque su
práctica se da también en otros campos como la educación o la escritura,
sino porque el término tiene unas connotaciones en el mundo artístico
que le incomodan y que vincula con cierta facultad de mando. «Prefiero
definirme como trabajador cultural».
En cualquier caso, reconoce su práctica curatorial, dado
que realiza proyectos 'expositivos' y, a ese respecto, su planteamiento
coincide con el de su colega gallego. «Intento tener un especial cuidado
en no diluir el trabajo de los artistas y no convertirlos en 'entes
intercambiables' o personas que deban trabajar para 'ilustrar' una idea
que yo he tenido», alega y plantea algunas de las dudas que asocia con
su función y que resultan especialmente controvertidas. Entre otras
cuestiones, pone sobre la mesa el papel que este mediador ha de llevar a
cabo en una exposición individual de un artista vivo que trabaja en esa
misma muestra, cómo se procede a la selección de autores dentro de cada
proyecto o por qué se permiten prácticas curatoriales «como ejercicios
de poder, en el sentido más hegemónico y patriarcal del término».
TÍTULO: YO PUEDO HACERLO TODO, EL TOMEO PÓSTUMO Y/O EL ORIGINARIO,.
Por qué todas las cosas mágicas son así?-foto,.
La Literatura es como el
fósforo, dice Barthes, brilla más en el instante en que intenta morir.
De eso modo podríamos enfrentarnos a La ciudad imaginada [Nightmare mix],
de Alberto Chimal (Toluca, 1970), publicado inicialmente en México, el
año 2009, y ahora remezclado, como escribe el mismo Chimal en la nota
final del libro, el 2013 por la editorial Casatomada. Porque
en ese final, en esa muerte literaria, que aduce Barthes, es donde
queremos quedarnos, habitar, simular: no queremos que la literatura
acabe ni se apague; queremos más bien que continúe deslumbrándonos con
su magia.
Los 11 cuentos que conforman La ciudad imaginada
es sin duda una imperante necesidad para acercarnos a la obra de
Alberto Chimal, para quienes, como yo, lo leemos por primera vez de
manera completa, fehaciente, ya no por algunas notas, algunos textos,
diseminados en la Internet. Los libros son criaturas, escribe también
Chimal, y su libro, qué duda cabe, es una linda criatura. Empezaré por
mencionar su lenguaje, que para mí es la clave de todo escritor. El
cuento que da título al libro nos predispone a una situación especial, a
la que de por sí cada lector debería estar: la imaginación. Antes que
cualquier situación, cualquier hecho narrado, el lenguaje promueve un
orden, una orientación. La carne de la ciudad es la que nunca está en
silencio, concluye el narrador, cuando este nos ha ido dibujado un mundo
que nosotros mismo hemos ido triturando con su voz. Pese a la
actualidad social, económica, y política, que vivimos, la incomunicación
y la desaparición siempre será una respuesta violenta, voraz, pero
digna, para darnos un respiro, un alivio.