DESAYUNO - CENA - VIERNES - El cortahuevos - fotos,.
Los hombres perdemos la cabeza con los zarrios del hipermercado,.
El lunes me compré un cortahuevos. Al volver a casa, mi mujer cortó de cuajo mi ilusión. Yo me sentía un comprador creativo. Había ido al híper a por leche semi y patatas para cocer. Regresaba con utensilios para ser feliz. Con el cortahuevos y con un pelaajos. Mi mujer solo valoró las patatas y las cajas de leche. Ellas son así. Prácticas, sensatas, económicas... garbanceras.«A mí, para cortar huevos, me basta con un cuchillo», me aclaró. Y en su frase creí entrever un abismo hacia lo subliminal. Cuchillo, huevos, cortar... Dramática asociación de palabras. Y qué manera de aferrarse a la tradición: me basta con un cuchillo. O sea, déjate de zarandajas, un huevo es un huevo y se corta sajando, como si fuera carne, ¡uf!.
¿Qué empuja a los hombres a aventurarse por los pasillos ignotos y esquinados de los hipermercados? En las grandes superficies, están los corredores de la sensatez femenina y los de la inutilidad masculina. Entre los primeros, el corredor de los lácteos, el de las conservas, el de los aceites, el de los zumos y los refrescos.
Entre los segundos, el pasillo de los vinos, el de las extrañezas electrónicas, el de las bicis y los deportes. A veces, se encuentran corredores mixtos. El de los congelados, por ejemplo, que ofrece perca, panga, coliflor y helado de vainilla en el primer tramo; y tienta con helado de crema de leche, saquitos de bogavante y rabas en tempura en el segundo tramo, el de los hombres. O el corredor de las cervezas, con los packs de latas y litros al principio y las bellas cervezas extranjeras o artesanas extremeñas al final.
El pasillo de menaje también es mixto. Primero, cuchillos, cristalerías, vajillas... para ellas. Después, al fondo, en la zona oscura, nosotros, entretenidos con nuestros juguetes. Allí nos encontramos los hombres, entregados al vicio nefando de perder el tiempo. ¡Oh, un carrito para sandías! ¡Anda, un cortamelones! ¡Ostras, qué cortapizzas más chachi!
Como los extremeños somos el pueblo más sensato, menos idealista y más apegado a la tierra y a la realidad (no lo digo yo, Unamuno y Reguera dixit), o sea, los más femeninos de la nación, tenemos incluso un vocablo exclusivo para estos enredos inútiles. Los gallegos tienen otro, caralladas, pero es demasiado polisémico. El nuestro es rotundo: zarrios. El día de autos, antes de comprarme el cortahuevos y el pelaajos, me detuve averiguando la utilidad de otros zarrios. Había, por ejemplo, un pelapatatas para ver la televisión. Se trata de una bandeja con cubo, cubino y tabla. Se coloca entre las piernas y, mientras ves El Príncipe o Viajando con Chéster, pelas el tubérculo en la tabla y arrojas las mondas en el cubino y la patata lironda en el cubo.
Otros zarrios que me subyugaron: los muñecos para las infusiones, cuya finalidad es sumergirse en la tila o la manzanilla para divertirte mientras se enfrían. Más: las ventosas para copas, que se pegan al cristal y tienen cada una un motivo, un color y un sentido: impedir que te equivoques y te bebas el gin tonic del otro.
¡Madre mía! He mentado la bicha, gin tonic, el último disparador de zarrios y caralladas, la más varonil de las bebidas por su capacidad para engendrar un mundo de inutilidades a su alrededor: tónicas de regaliz, de menta, de canela, de mandarina, de pimienta rosa, de cardamomo, de lavanda y azahar... Piel de pepino y pétalos de rosa para la ginebra Hendricks, piel de naranja para la Bombay, cáscara de limón para la Beefeater... Y nuez moscada, y bayas de enebro, y azafrán al júcar, y pimienta multicolor, y sale bru... Gin zarrios.
En el corredor de los hombres, encontré un muñeco separador de yemas. Partías el huevo crudo y arrojabas su contenido por la cabeza del muñeco, la yema se quedaba en la frente y la clara se iba por la nariz cayendo con efecto mocos. No me atreví. Opté por lo discreto: el cortahuevos en tiras y el tubo de silicona pelaajos. Me hubiera bastado con un cuchillo, pero soy un idealista.
TÍTULO: REVISTA CAMPO, LOS CLIENTES DEMANDA VINOS DE MAYOR CALIDAD,.
Los clientes demandan vinos de mayor calidad,.
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Su experiencia le dice que los consumidores en la región cada vez piden vinos mejores, los nuevos productos que salen al mercado y casi todos, vinos extremeños
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-foto-Carmen Perera Sumillier y miembro de la Cofradía del Vino,.
Carmen Perera es una joven extremeña a la que el mundo del vino le comenzó a conquistar poco a poco. Así fue cómo fue adquiriendo conocimientos, a la vez que los ponía en práctica en el mundo de la hostelería y la restauración. Su integración en la Cofradía del Vino, la ampliación de su saber sobre el mundo del vino y los años de experiencia en vinaterías en Extremadura le han permitido convertirse en una voz a tener en cuenta a la hora de hablar de los vinos de la región. Prueba de ello es que cada vez son más las bodegas que acuden a ella para que aconseje los nuevos vinos en la vinatería 'Dbarros' de Almendralejo, donde trabaja.
¿Hay interés por ir a bares donde haya profesionales que sepan de vinos?Los clientes cada vez lo demandan más, sobre todo, que detrás de las barra seamos profesionales en servir el vino, y aconsejemos qué tipo de vinos, y con qué se pueden armonizar. Desde hace un tiempo la gente está siendo más consciente de lo importante que es consumir productos de Extremadura y el vino es fundamental.
¿El gusto de los clientes es cada vez más exigente?La gente quiere vinos diferentes. Se dejan aconsejar y buscar. El paladar y los gustos se vuelven más exquisitos y exigen vinos diferentes. Un ejemplo, antes se demandaba el vino blanco de la variedad cayetana, pues ahora ha salido al mercado uno ecológico y se demanda ése. Antes se tomaba el macabeo normal y ahora se demanda el macabeo fermentado en barrica, que son vinos algo superiores.
¿El cliente que viene demanda vino extremeño?El 80 por ciento demanda vino extremeño porque se han dado cuenta que aquí ya se hace un vino de calidad. Y se están sorprendiendo. Por ejemplo, yo tengo un cliente que siempre era de vino Rioja, pero ha empezado a probar vino extremeño y le gusta y ya sigue consumiéndolo. Y se sorprenden de la calidad del vino extremeño. El vino de fuera que más se demanda es el de Ribera de Duero, pero aquí ya hay vinos que tienen la misma acidez.
¿Y por qué en otras ciudades extremeñas se bebe aún poco vino extremeño?Pues porque creo que nos falta la promoción y que haya buenos comerciales en Extremadura, porque los enólogos y las bodegas están haciendo muy buenos vinos. Los bodegueros vienen y empiezan a probar otros vinos, y creo que eso es bueno, porque cada vez hay más competencia y ellos quieren seguir mejorando.
¿Qué importancia tienen las vinaterías en esa promoción del vino extremeño?Pues creo que mucha, porque tenemos que tener muchas referencias, los últimos vinos que salen al mercado, pero sobre todo que hay profesionales. Creo que los que trabajamos en esto debemos estar formados, que nos guste el vino, porque es la única manera de que podamos aconsejar y servirlo bien.
¿Cree que falta promoción dentro de la región?Creo que sí, porque las bodegas pueden vender al extranjero y a las grandes superficies, pero creo que el boca oído es muy importante y con más promoción interior se puede conseguir que se consuma más vino en Extremadura.
¿Y qué edad media es la del consumidor de vino?Pues cada vez los jóvenes consumen más vinos. Comienzan con los vinos más flojitos, algo dulces, vinos más químicos. Pero eso es bueno, porque poco a poco se va educando el paladar y luego ya es más fácil tomar otros vinos. Además, ya se bebe por igual entre hombres y mujeres. Bueno, incluso son las mujeres las más interesadas en aprender de vinos y se les quedan mejor las explicaciones, ponen más interés.
- Reparto
- Clint Eastwood, Christopher Carley, Bee Vang, Ahney Her, John Carroll Lynch, Cory Hardrict, Brian Haley, Geraldine Hughes, Dreama Walker, Brian Howe, Doua Moua, Sarah Neubauer, Chee Thao, Scott Eastwood,.
- Walt Kowalski (Clint Eastwood), un veterano de la guerra de Corea (1950-1953), es un obrero jubilado del sector del automóvil que ha enviudado recientemente. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Es un hombre inflexible y cascarrabias, al que le cuesta trabajo asimilar los cambios que se producen a su alrededor, especialmente la llegada de multitud de inmigrantes asiáticos a su barrio. Sin embargo, las circustancias harán que se vea obligado a replantearse sus ideas.