martes, 2 de febrero de 2021

LA LOTERIA DEL VIERNES - ¿Dónde está Wally? - Nadie es igual y empieza a dar miedo,. / EL DIVAN DE OLGA VIZA - El infierno de Deulofeu: "Quería hacer cosas que mi cuerpo no me permitía.

 

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Nadie es igual y empieza a dar miedo,.

Nadie es igual y empieza a dar miedo

En el parque de La Molineta alguien llamó a la policía la semana pasada porque vio desde su ventana a un par de niños de unos cuatro años que se distrajeron de sus padres y manoseaban un tobogán. Nadie es la misma persona respecto a la que fue ayer mismo, pero es que en estos últimos meses hemos cambiado tanto, tan rápido,.

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Tu verdad? No, la verdad. Y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela». Firma estos versos Antonio Machado. Son 71 caracteres, así que caben en un tuit, aunque Twitter, con sus juicios sumarísimos y sus frases lapidarias, se antoja territorio hostil para la poesía. Conmigo o contra mí. Y no es ese el espíritu del poema, más próximo al diálogo filosófico que al debate, colaborar en lugar de competir. «En un debate hay un ganador y un perdedor, una intención de convencer al otro. El diálogo filosófico, sin 

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embargo, implica elaborar una idea a partir del pensamiento del otro, pensar juntos». Anima a la práctica Irene Lafuente, profesora de Filosofía de Secundaria y coordinadora de las Olimpiadas filosóficas de Euskadi, que este año plantean una pregunta muy terrenal: ¿Son compatibles libertad y seguridad? «¿Hay que renunciar a una por la otra?», lanza Lafuente, por si alguien se anima a reflexionar. En estos tiempos extraños de pocas certezas, la Filosofía 'desciende' de altura académica, «en la que llevaba instalada dos o tres siglos», para acomodarse en nuestra nueva cotidianeidad, «al estilo de los filósofos griegos, que mantenían que teoría y 'praxis' son inseparables». Filosofar para abarcar mejor la dimensión de esto que nos ocurre. En definitiva, pensar con apertura.

«En momentos de crisis y cambios como el actual reaparecen preguntas esenciales y filosóficas relacionadas con las libertades, los derechos, la felicidad, las relaciones personales...». Interrogantes a los que normalmente no prestamos atención, «inmersos como estamos en la sociedad de la aceleración, que incita a respuestas inmediatas. 'Me gusta', 'no me gusta', casi sin pensarlo», lamenta Antonio Campillo, catedrático de Filosofía de la Universidad de Murcia, que invita a «desautomatizar el pensamiento». «Eso no significa tener una iluminación, sino hacerse cargo de que la realidad es inabarcable y de que debemos considerar todos los puntos de vista».

Les pedimos a los especialistas una guía, unas preguntas para iniciarnos en el pensamiento crítico: «Lees en el periódico que confinan tu ciudad e inmediatamente hay quien salta: '¡Es una imposición, una dictadura, atenta contra mi libertad!'. Mientras que, en el otro extremo, alguien pide: '¡Más mano dura!'. El debate se suele zanjar con cuatro frases lapidarias, pero ¿por qué no nos detenemos a pensar por qué nos han confinado? Es un acontecimiento con muchas caras: la sanitaria, que evidencia que si yo no me protejo, no protejo al otro; la económica, que augura un empobrecimiento si para la actividad; la política: ¿quién toma cada decisión?, ¿qué dice la OMS, y el Gobierno y el alcalde de mi pueblo?», anima al diálogo Campillo.

Algunos temas actuales para reflexionar

Medio ambiente, ¿le damos un respiro?:
«Se ha demostrado que el confinamiento de marzo ha tenido su impacto en el medio ambiente. ¿Estaríamos dispuestos en el futuro a asumir pequeños confinamientos a fin de dar un respiro al planeta? Es un dilema interesante», plantea Irene Lafuente.
¿Cuál es la utilidad del miedo?:
«Analicemos la utilidad del miedo en dos ámbitos. A nivel privado, ¿cómo me afecta a la hora de salir a la calle? ¿Me ha hecho más precavido? Y a nivel general, ¿podría usarse el miedo como herramienta para el control social?», pregunta Lafuente.
Mi compromiso social:
«¿Somos una sociedad o un conjunto de individuos que van por libre? No me gusta llevar mascarilla, es más cómodo ir sin ella, pero ¿cuál es mi compromiso con la sociedad? Mi responsabilidad me lleva a actuar de forma que favorezca el bien común», reflexiona Jordi Nomen.
¿Cuidamos bien a nuestros mayores?:
«Esta pandemia ha puesto en el punto de mira a los mayores, un colectivo que a menudo se invisibiliza. Ha puesto en valor la importancia de las relaciones intergeneracionales. ¿Les estamos cuidando bien?, ¿les estamos dando el lugar que deben tener?», inquiere Lafuente.
Mi ciudad, confinada:
«Antes de una respuesta refleja, a favor o en contra, analicemos: ¿por qué han cerrado mi municipio?, ¿qué es este virus y cómo se transmite?, ¿qué consecuencias sanitarias, económicas, políticas... va a tener esta medida?», propone Antonio Campillo.
¿Cómo pueden participar los niños?:
«Durante el confinamiento se debatió mucho sobre si se estaban teniendo en cuenta o no todas las necesidades de los niños. Planteemos que tengan una participación activa. Que reflexionen sobre la necesidad de llevar mascarilla, por ejemplo», sugiere Irene Lafuente.
Las noticias que llegan de Europa:
«Un mes la hostelería cerrada allí, suspendidos los colegios allá... Noticias como estas y similares las escuchamos a diario. ¿Cómo se ha llegado a ese punto?, ¿había otras alternativas?, ¿la elegida era la mejor?, ¿qué consecuencias va a tener en ese país?», invita Lafuente.

«Preguntémonos sobre la utilidad del miedo. Cómo ese temor me lleva a salir a la calle con mascarilla o sin ella. Pero, ¿a nivel social, ¿es una herramienta para recortar libertades?», abre otro frente Irene Lafuente.

Jordi Nomen, profesor de Filosofía y Ciencias Sociales y autor de 'El niño filósofo' (editorial Arpa), se une al diálogo y sugiere ahondar en algo básico: «¿Cómo nos estamos informando sobre esta pandemia?, ¿sabemos distinguir entre hechos, creencias y opiniones? Eso que he leído en Twitter, ¿de dónde ha salido?, ¿es fiable? Porque solo una buena información nos va a proporcionar capacidad de decisión».

«Una lente de aumento»

Coinciden los tres entrevistados en que a estas y otras cuestiones hay que acercarse «desde la humildad de Sócrates, que decía que no sabía nada». Porque para construir el pensamiento «hay que abandonar los fanatismos y las posiciones polarizadas», insiste Irene Lafuente. Es, compara Antonio Campillo, «como ponerse una lente de aumento que te da esa visión de la complejidad y de la incertidumbre que acompaña a toda decisión. Cuando analizas la complejidad de las cosas, los pros y los contras, te vuelves más prudente a la hora de juzgar».

La pandemia, con la ausencia de certezas y la continua toma de decisiones que implica, propicia el ejercicio filosófico, pero filosofar se puede filosofar sobre cualquier cosa, advierten los expertos. Sobre lo grande... y, sobre todo, sobre lo pequeño. Y señala Campillo un dilema cotidiano: «Un compañero de oficina ha actuado mal. Tú te debates entre disculparle porque sois amigos o reprocharle la conducta porque entiendes que esa es la mejor manera de demostrarle que eres su amigo. Se genera un dilema que tendemos a quitarnos de encima adoptando una decisión rápida. Pero si esa decisión es precipitada no nos dejará satisfechos. El pensamiento crítico tiene más que ver con aceptar ese conflicto interior, con las emociones contrapuestas».

A propósito de la amistad, Jordi Nomen, alerta sobre «la alegría con la que usamos las palabras. Decimos que Fulanito es mi amigo en Facebook sin pararnos a pensar qué es la amistad, qué cosas hay que hacer por un amigo y cuáles no. Estamos banalizando las palabras», advierte.

Para discernir cuestiones como esta, prosigue el escritor, son especialmente sensibles los niños, a los que también se puede animar a filosofar, como aprendizaje para que se conviertan en «adultos críticos». «Ellos van con mascarilla al cole. Y la llevan porque los mayores les hemos dicho que la tienen que llevar. Esto es, les cuentas la moralina y ya está. Pero pongámosles unas imágenes de gente con mascarilla, que nos digan lo que ven, que se hagan preguntas. Igual hay uno que dice que no está de acuerdo, no pasa nada, después les transmitiremos cuáles con las reglas, el objetivo de utilizar la mascarilla. Es importante que se cuestionen las normas, que vean distintos puntos de vista».

¿Y si te encontraras 50 euros?

En definitiva, que se hagan preguntas: «Un ejercicio básico en el colegio es plantearles esta situación: Te encuentras una cartera con 50 euros en el cuarto de baño de un centro comercial. ¿Qué haces? Uno dirá que se queda el dinero, otro le rebatirá: '¿y si hubieras sido tú el que la ha perdido?, ¿te gustaría que no te la devolvieran?'. Imaginemos que se ponen de acuerdo y deciden entregar la cartera. Entonces les planteamos cómo hacerlo: 'Yo preguntaría si hay algún punto de información en el centro comercial', 'es mejor llevarla a la comisaría', 'si tiene el DNI con la dirección y vive cerca yo prefiero llevársela a casa y dejarla en el buzón'... Estas reflexiones les ayudan a entender que antes de tomar decisiones hay que pensar, analizar las alternativas y, después, actuar».

Regresando al terreno de la pandemia... Los expertos sugieren incluir este tipo de cuestiones en las clases. Cuestiones que ellos sientan cercanas, como la prohibición de jugar juntos. Un punto de partida que da para un ejercicio interesante, plantea Nomen: «¿Las cosas están siempre bien o mal? Podría parecer que es así de simple, pero no. ¿Un empujón es una mala acción? Sin pensar, cualquiera diría que sí. Pero, ¿y si te empujan porque estás en medio de las vías y se acerca el tren y con ese empujón te salvan la vida? Vayamos ahora al ejemplo de jugar juntos. ¿Jugar juntos está mal? Nooooo, está bien, dirán como primera respuesta. Pero, ¿jugar juntos en estas circunstancias está bien cuando puedes contagiarte y contagiar después a tus padres, a la abuela? Eso les dará pie a reflexionar también sobre cómo minimizar el risgo de contagio, ¿qué puedo hacer? Lavarme las manos tras tocar la barandilla, ajustarme bien la mascarilla...».

– Recapitulemos. Para empezar a filosofar...

Jordi Nomen: Lo fundamental es el diálogo. En dos vertientes. Con uno mismo, en un ejercicio de introspección. Y con los demás.

Irene Lafuente: No hace falta escribir para filosofar, ni llevar un diario. Basta reflexionar, grabar un audio, por ejemplo, con lo que nos sugiere una noticia que acabamos de ver.

Antonio Campillo: Creemos las condiciones. Demos un paseo, por ejemplo.... desaceleremos.

Montaigne,el filósofo de la cotidianeidad

«Si tuviera que elegir un filósofo para acompañarnos estos días sería Michel de Montaigne. Muchos filósofos elucubran por ahí arriba, por encima de lo real, pero Montaigne es el filósofo de la cotidianeidad, de las cosas pequeñas. Te dice que ha tenido dolor de barriga y ha tenido que ir al lavabo cuatro veces en una tarde y dedica dos páginas y media en sus ensayos a los dedos pulgares. Te habla del concepto de la amistad desde su experiencia, su amistad, desde el sentimiento que le provocaba ese amigo, cómo le llenaba. Él, que sufrió guerras y fue perseguido, también habla de cómo tenemos que entendernos con el diferente. En esta pandemia estamos viendo mucho policía de balcón que increpa a quien va sin mascarilla. Pero antes de juzgar averigüemos por qué no la lleva, igual hay una causa justificada. Otra cosa es que diga que no le da la gana, entonces sí cabe el reproche», explica Jordi Nomen.

 

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El infierno de Deulofeu: "Quería hacer cosas que mi cuerpo no me permitía..."

El futbolista del Udinese habló con los medios de comunicación del club sobre la grave lesión de cruzado que sufrió en 2020 cuando jugaba en el Watford.


El infierno de Deulofeu: "Quería hacer cosas que mi cuerpo no me permitía..."

foto / El español Gerard Deulofeu, jugador del Udinese en la Serie A italiana, aseguró este martes que está empezando a tener "sensaciones mejores" con su cuerpo tras la grave lesión de cruzado sufrida en febrero de 2020 cuando jugaba en el Watford inglés. "No ha sido fácil, se sufre mucho. Yo quería hacer algunas cosas que mi cuerpo no me permitía hacer. Ahora estoy empezando a tener sensaciones mejores, pero para mí fue complicado, he sufrido mucho, pero con el trabajo y la paciencia al final todo llega", reconoció Deulofeu, de 26 años, en una entrevista publicada por el Udinese. "Mi proceso de recuperación está yendo bien, mi objetivo era llegar al máximo de la forma para la segunda parte de temporada. Ahora mi cuerpo está respondiendo", prosiguió el exjugador de Barcelona, Sevilla, Everton o Milan, entre otros. Deulofeu, de 26 años, se lesionó el pasado 29 de febrero durante un Watford-Liverpool de la Premier League y abandonó el terreno de juego en camilla y con oxígeno.

Se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha y va poco a poco recuperando ritmo de competición. En esta campaña ha disputado once partidos con el Udinese, que ocupa la decimotercera posición liguera. Vive este momento con optimismo, sin fijarse en el pasado y concentrado al máximo en recuperar su mejor nivel. "En el pasado estuve en grandes equipos, pero no pienso que a causa de mis lesiones ahora estoy en un sitio en el que no debería estar. Estoy aquí y mi único pensamiento es el presente. En el fútbol no puedes pensar en el pasado, si lo haces significa que estás perdiendo la concentración sobre el presente y el futuro", dijo.

"Doy las gracias a todos los equipos en los que estuve en el pasado, pero ahora estoy en el Udinese y estoy muy feliz por estar aquí", agregó. El club norteño le fichó a título definitivo, procedente del Watford, y en esta sesión de mercado también reforzó la delantera con el español Fernando Llorente. "Estoy contento por el fichaje de Llorente, ya le conocía y es un buen chico. Ahora que estamos juntos, en la delantera nos irá muy bien. En el pasado jugué de forma parecida con (el inglés, Troy) Deeney y Fernando es muy alto y bueno en los balones altos. Yo puedo aprovechar los espacios", afirmó.

 

 

LA HORMA DE MI ZAPATO, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - MORTADELO Y FILEMÓN - Revista Grada - Juana Cortés Amunarriz ,. / El condensador de fluzo - ¡Oigo voces! O las locuras en la historia . / Peter Falk, el teniente Colombo y el perro - Paco Sanz se sienta en el banquillo a partir del lunes por fingir tener más de 2.000 tumores para estafar . / HOY LE TOCA - Emilio Cubo será operado y el Mérida lo sustituye por Rubén Valverde ,.

 

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Juana Cortés Amunarriz: "Es muy difícil curar todo el dolor que ha causado ETA"


La escritora Juana Cortés Amunarriz, en Madrid.
 
La escritora Juana Cortés Amunarriz, en Madrid. 
 
 
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Juana Cortés Amunarriz. Hondarribia, 1966. Acaba de publicar 'Los ausentes' (Espasa), un 'thriller' sobre el secuestro de un profesor por parte de ETA. Con esta novela da un giro a su carrera como escritora de éxito de literatura infantil y juvenil.

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Escribir una novela negra con ETA y el terrorismo vasco de trasfondo es...
Un ejercicio muy difícil que a mí me ha supuesto muchísimo trabajo porque es volver a recoger hechos que han sucedido, asimilarlos y digerirlos.
Al hacer ficción con el terrorismo etarra, ¿qué riesgos se corren?
Sí, se corren algunos. Con esta novela negra he querido hacer una investigación sobre la violencia. El principal riesgo, como escritora, es hacer una historia en la que los personajes fueran novedosos y aportaran algo.
En la trama conviven víctimas y verdugos.
Sí, hay personajes variados y su enfoque es novedoso. Leire, el personaje principal, intenta por todos los medios salvar a su marido y para ello ella se inicia en la violencia; es un viaje a los infiernos. Ella va acompañada de otros personajes que rompen los estereotipos. Tenemos un dirigente etarra que, en sus momentos de duda, se plantea de qué han servido todos estos años.
La novela refleja distintas formas de violencia: la etarra, la de la guerra sucia, la de las amenazas en las pintadas...
Sí, también el acoso. Es una violencia múltiple. Es una sociedad hiperviolenta, en la que convivían distintos tipos de violencia que van trastocándonos. Teníamos que vivir con una coraza para sobrellevar toda esa carga; eran extorsiones, secuestros, asesinatos, coches bomba, y a la vez, guerra sucia, Lasa y Zabala, Yoyes, Hipercor... un montón de palabras muy dolorosas que yo he incorporado para poder escribir esta novela.
El terrorismo ha causado mucho dolor en España. ¿Cómo se curan estas heridas?
Es muy difícil curar todo el dolor que ha causado ETA. Aunque han pasado ya diez años [desde que los terroristas dejaron de atentar], hay un dolor que probablemente para algunas personas no se va a ir nunca. Pero, como sociedad, tenemos que intentar superarlo, no el dolor, sino los enfrentamientos. Hay que recordar y revisitar esos momentos y digerir lo que sucedió, pero no olvidar.
Hoy muchos chavales que no saben quién fue Miguel Ángel Blanco.
Sí, hemos pasado muy rápido la página porque necesitábamos alivio y no hemos cuidado el recuerdo de ciertas cosas o quizá no se han incorporado todavía a la historia. Por eso, es muy necesario que haya documentales, series, películas y libros que aborden este asunto, desde la realidad o la ficción, para que todo eso se pueda conocer.
¿Las nuevas generaciones están olvidando qué significó ETA?
Sí, quizá no lo han percibido y no se lo hemos transmitido. Hay jóvenes que ven con sorpresa o no son conscientes de lo que pasó.
Están las víctimas mortales de ETA y también todas aquellas que han soportado el clima del terror en sus municipios y los que han tenido que abandonar el País Vasco.
Sí, hay muchas víctimas y hay que contemplarlas a todas. Los muertos en sí, sus familiares y amigos, los extorsionados, los que se fueron a vivir fuera, los secuestrados...
Y siguen los homenajes de la izquierda abertzale a los presos etarras cuando salen de la cárcel y son recibidos como héroes.
Eso provoca una crispación y sacude mucho la conciencia de las víctimas. Son coletazos, no es una mayoría sino una minoría la que apoya esto. Pero magnificar esos hechos es seguir llamando la atención sobre ellos, que es lo que muchos buscan.
Usted ganó un concurso literario con treinta y tantos y desde entonces no ha parado.
Desde pequeña quise ser escritora, pero hasta los treinta y tantos no cuajó la escritura. Me costó encontrar una voz y que los textos me convencieran. Los concursos literarios sirven para ir probándote y aprender que esto es trabajo, trabajo y más trabajo.