TITULO: Domingo
-9- Julio - LIARLA PARDO - Abhijit Banerjee - Premio Nobel de Economía ,.
El domingo -9 - Julio , a las 18:00 por La Sexta, foto,.
Abhijit Banerjee - Premio Nobel de Economía ,.
«No existe una avalancha de inmigrantes»,.
Este economista ha dedicado su vida a investigar cómo combatir la pobreza y avisa de que los niveles de desigualdad han explotado,.
El economista Abhijit Banerjee (Bombay, 1961) recibió el premio Nobel de Economía en 2019 junto a su mujer, Esther Duflo, por sus estudios sobre la pobreza y su nuevo enfoque de investigación mediante ensayos aleatorizados para comprobar si los proyectos son eficaces y eficientes.
A dos pasos de estación de Grand Central, y a uno del Club de Yale, se encuentra el Hotel Roosevelt de la calle 45, un majestuoso edificio con más de un siglo a sus espaldas que no pudo sobrevivir a la pandemia. Para cuando cerró definitivamente en diciembre de 2020, tres cuartas partes de los hoteles de lujo de Nueva York seguían sin reabrir. Nadie podía imaginar que la ciudad de los rascacielos volvería a rugir como si nada hubiera pasado, pero tampoco que miles de inmigrantes sin techo se repartirían las habitaciones del lujoso edificio que un día fuera parte de la cadena Hilton.
En la puerta estaba el viernes José, con su hija de dos años en brazos y su prima Ariani, de 15, ayudándole a navegar el trámite de pedir refugio. La madre del bebé había cambiado el sueño americano por el canadiense y continuado el viaje al norte. De camino se había llevado todos los papeles, incluyendo la partida de nacimiento de la niña, sin la cual nadie daba albergue al presunto padre. «La asistenta social le ha dicho que un día más durmiendo en la calle y le quitan la custodia», contó la adolescente, que se las había arreglado para conseguir que le envíen el documento desde Venezuela, previo pago de cien dólares que le ha fiado un amigo.
«Es mucho mejor atreverse a hacer cosas grandiosas, aunque estén marcadas por el fracaso, que formar parte de aquellos espíritus pobres que no disfrutan mucho ni sufren mucho», dice la cita de Theodore Roosevelt con la que el hotel lapidó su cierre en la página web.
A los 600 o 700 inmigrantes latinoamericanos que llegan diariamente a Nueva York desde la frontera sur no se les puede acusar de haberse conformado con las penurias de sus vidas en Venezuela o Colombia. Solo la semana pasada la ciudad de los rascacielos recibió a más de 4.300 solicitantes de asilo político, los únicos a los que los guardias de seguridad del Hotel Roosevelt dejan cruzar el cordón de seguridad con el que han devuelto la vida al coloso abandonado. Son más del doble en una sola semana que los 2.000 trabajadores estacionales que España recibirá en todo el 2023 a través de los programas de migración circular que ha firmado con República Dominicana, Ecuador, Colombia, Honduras y Guatemala.
Desde que el año pasado el gobernador de Texas, Gregg Abott, empezó a fletar inmigrantes 'gratis' a ciudades santuario gobernadas por el Partido Demócrata, Nueva York ha recibido la friolera de 67.000 inmigrantes que ha ido colocando en tiendas de campaña, pabellones deportivos, colegios, albergues y hoteles. Según el alcalde, el 40% de las plazas hoteleras de la ciudad están ocupadas por inmigrantes, aunque bien es cierto que las cuentas no cuadran. La ciudad tiene 130.000 plazas hoteleras pero solo 41.500 emigrantes bajo su custodia. El contrato es provechoso para los hoteleros a los que el Ayuntamiento paga por el hotel completo a tiempo indefinido.
Agujero económico
Mientras el presidente de Brooklyn, Antonio Reynoso, pidió esta semana a sus colegas en conferencia de prensa que sean «líderes en generosidad, amabilidad y aceptación», el alcalde Eric Adams tiene motivos para quejarse: la generosidad costará a las arcas públicas 4.300 millones de dólares hasta junio del año que viene, según la adjunta del alcalde para Servicios Humanos y de Salud, Anne Williams-Isom. A semejante agujero en una ciudad que ha perdido 12.400 millones de dólares netos en ingresos anuales debido al éxodode la pandemia, según Bloomberg, el gobierno federal solo contribuirá con el 37%. Ahí es donde empieza el cisma entre el alcalde de Nueva York y el presidente Joe Biden.
«Nueva York no debería cargar con el peso de un problema nacional», se quejó el alcalde esta semana en entrevista con la cadena Fox, en la que repitió una de las acusaciones que más ha molestado en la Casa Blanca: «El presidente le ha fallado a nuestra ciudad». La oposición está encantada de poder explotar las declaraciones de uno de los alcaldes demócratas más prominentes del país que, no por casualidad, desapareció esta semana de la lista de asesores políticos de la campaña de reelección de Biden 2024. «Esto no es solo personal. Muchos demócratas de la ciudad y del estado están de acuerdo en silencio con Adams y se alegran de que le esté criticando en su nombre», escribió Politico.
Uno sabe que la acogida se ha desbordado cuando son los propios inmigrantes los que se quejan de que «a todos los que entran los mandan a Nueva York», lamentaba Ariani Tomasili mientras esperaba a la puerta del Roosevelt a que a su primo le dieran una habitación. «Están llegando tantos que eso nos lo pone más difícil a los que ya llevamos tiempo aquí para recibir servicios y asistencia», se queja. En realidad solo lleva cuatro meses y vive «en un hotel hermosísimo» donde comparte habitación con sus padres y hermanos, comidas incluidas. Reconoce que «no tiene nada de lo que quejarse», porque desde que llegó va al colegio, donde las profesoras se esfuerzan en ponerle ejemplos en español para que entienda las lecciones, y ella, en aprovechar las clases para cumplir su sueño americano.
Las hay que sí se quejan. En el Hotel Watson de la calle 57 con la Décima Avenida, la colombiana Laidi Beltrán, que llegó en avión hasta Reinosa (Texas), se entregó a las autoridades migratorias para iniciar el proceso de asilo político y recibió de una iglesia el billete de avión hasta Nueva York, se indigna de que intentaran mandarla a un albergue de Queens. «Y yo no me iba a ir tan lejos, cuando tengo a mi niño aquí arriba en el colegio de Washington Heights». Pero todo le salió bien. Trabaja en un McDonald's cercano a 15 dólares la hora y ya no tiene que pagar los 350 dólares a la semana que le cobraban por una habitación antes de conectar con los servicios sociales a través de una iglesia del Bronx. El Hotel Watson en el que vive sin fecha de salida le parece estupendo «y la comida es buenísima».
Adams ha decidido echar el freno. Ante la avalancha que se anticipaba con el fin del Título 42, que permitía a las patrullas fronterizas expulsarlos sin procesar sus quejas de asilo, el acalde ha declarado el estado de emergencia y ha pedido suspender la ley que le obliga a proporcionar un techo de emergencia a todos los que lo necesiten, sin importar su estatus migratorio. El viernes cerró el punto de acogida que abrió el año pasado en la estación de Penn Station.
A los autobuses que llegan de la frontera se les deriva a otros condados del estado de Nueva York. Pequeñas poblaciones donde las autoridades están alarmadas por la forma de desviar la presión y amenazan con demandar al Ayuntamiento de Nueva York si persiste en repartir la carga.
Quienes se bajan del autobús en los andenes de Port Authority caminan hasta el Hotel Roosevelt, convertido en nuevo punto de distribución donde les dan la bienvenida en la alfombra roja que otrora sirviera para las galas de los Premios Peabody de Radio y Televisión, la Universidad de Columbia y la Liga Nacional de Fútbol americano. Allí estaba sentada en la terraza del café contiguo la colombiana Claudia Restrepo, esperando a su hija, que había llegado hasta Nueva York siguiendo sus pasos con un bebé en brazos, la mejor manera de conseguir asistencia pública de forma expedita.
«Aquí nos quieren mantener y nosotros lo que queremos es trabajar, no estar aburridos en un hotel», se quejaba. «¿Qué les cuesta darnos papeles para trabajar, ya que nos han dejado entrar? Este país es muy duro sin trabajo y yo no me voy a arriesgar a comprar papeles falsos, como hacen los mexicanos». Once millones de indocumentados, la mayoría mexicanos y centroamericanos, esperan desde hace décadas una reforma migratoria que les saque de la ilegalidad y les proporcione la alfombra roja por la que ahora desfilan los recién llegados, sin acordarse de quienes les precedieron. Como el millón de italianos, irlandeses o puertorriqueños que un día desembarcaron en la Isla de Ellis, la nueva oleada de venezolanos y colombianos está cambiando el acento neoyorquino y poniendo a prueba la tolerancia de su gente.
TITULO: Donde viajan dos - Nueva Zelanda,.
Nueva Zelanda,.
foto / El viaje a Nueva Zelanda es un mito para los viajeros que sueñan con llegar siempre más lejos, ya que, después de un viaje a la tierra maorí de "la larga nube blanca", habrán cumplido su sueño. En la Isla del Norte, el viaje comienza en el Cabo Reinga, allí donde se chocan dos vigorosos océanos, el Mar de Tasman y el gran Pacífico, para seguir a través de la "Playa de las noventa millas" hasta Auckland, el corazón mundano de Nueva Zelanda.
La Isla del Sur es tierra de fiordos, glaciares y parques nacionales, una naturaleza majestuosa donde surgen ciudades típicamente inglesas o escocesas como Christchurch o Dunedin y donde se pueden practicar todo tipo de deportes de riesgo en la ciudad de Queenstown entre cordilleras y lagos.
TITULO : Escala humana - Su seguro de vida , Miercoles -12 - Julio,.
El Miercoles -12- Julio , a las 21:00 por La 2, foto,.
Su seguro de vida,.
AQUELLO ES SIEMPRE COMO una lonja a primera hora. Cien vendedores
intentando oír al cliente al otro lado del teléfono mejor que al
compañero, haciendo equilibrios para no perder los nervios tras cada
negativa y respirando hondo antes de tenderle al siguiente incauto la
red de «una oferta que no podrá rechazar». Las cámaras clavan su ojo en
nuestra nuca barriendo cualquier asomo de relajación y las pantallas
repiten en círculo los mismos mensajes anfetamínicos: «Un minuto de
descanso, un cliente que pierdes», «Un cliente que ganas, un capricho
que te das». Vi que mi compañera se ladeaba, tiesa como un muñeco de
cera. La miré. Estaba muerta. Me levanté para evitar que cayera al suelo
y la megafonía me amonestó: «Por favor, no abandonen su puesto de
trabajo». La sujeté como pude mientras cerraba el trato con mi cliente:
«De acuerdo, señor, hoy mismo le enviamos su seguro de vida».
TÍTULO:
LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea - Sois basura ,.
LA
MAQUINA DE ESCRIBIR - Esta noche, 'En primera línea - Sois basura , fotos.
El Miercoles -12- Julio , a las 22:00 por antena 3,.
Sois basura,.
Vizion Jones, fundador del movimiento Black Out The Ballot, apuesta por involucrar a la comunidad negra en política para reformar el sistema en vez de destruirlo
Black Out The Ballot se puede traducir como 'tiñe de negro tu voto'. Y eso es, precisamente, lo que Vizion Jones quiere lograr en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos. A diferencia de movimientos más radicales que abogan por derribar el sistema actual, la organización que él ha creado propone su reforma a través de los mecanismos ya existentes para ello. «Fundamos Black Out The Ballot en junio tras asistir a unas protestas en Los Ángeles por el asesinato de George Floyd. Se exigía una reducción del enorme presupuesto de la Policía y que se recuerde a las numerosas víctimas de la brutalidad policial. Coincido con esos dos objetivos, pero me sorprendió que los manifestantes abogasen por no ir a votar bajo el pretexto de que su papeleta no sirve para cambiar nada», recuerda, en declaraciones a este diario.
Jones no está de acuerdo con eso último. «Me he propuesto cambiar esa narrativa», sentencia. En su opinión, empoderar a la comunidad negra va mucho más allá de sacarla a la calle a protestar. Hay que movilizarla en todos los frentes, y el de la participación política es uno de los más importantes. «A la gente siempre le digo que, si nuestro voto no sirviera de nada, el Gobierno no estaría tratando a toda costa de que no acudamos a las urnas», afirma. Black Out The Ballot organizó su primer evento coincidiendo con la celebración del fin de la esclavitud y atrajo a la comunidad con un camión lleno de frutas y verduras, alimentos eclipsados por la comida basura entre los grupos sociales más desfavorecidos. «Allí comenzamos a concienciar sobre la necesidad de participar en el juego democrático», cuenta Jones.
Su trabajo ahora se centra sobre todo en los estados que pueden teñirse de rojo republicano o de azul demócrata según quienes se impliquen más. «Si se moviliza, el voto negro puede ser decisivo para escorar la balanza hacia Joe Biden. Pero votar no es sencillo. De hecho, estoy convencido de que se hace especialmente complicado para desincentivar que las comunidades pobres participen. Así que nosotros enseñamos a hacerlo», apunta. En una de las mesas del mercado que ha organizado en el distrito artístico de Los Ángeles, una joven muestra un impreso para solicitar el voto por correo y explica cómo se deben rellenar las complejas papeletas. También alerta sobre el peligro de fraude, una posibilidad que ambos partidos denuncian.
«Cualquier cosa es posible en estas elecciones, porque es evidente que se juega sucio», apostilla Jones. El activista señala una de las triquiñuelas que han detectado. «En California, por ejemplo, el Partido Republicano ha establecido puntos en los que la gente puede depositar su voto de forma anticipada. Con la pandemia, muchos prefieren evitar los colegios electorales. El problema está en que esos puestos son ilegales, y así lo ha dictaminado la Justicia. Creo que los republicanos buscan que esas papeletas, seguramente demócratas, sean invalidadas», denuncia.
Jones teme que Trump vuelva a ser coronado pese a la derrota que auguran las encuestas. Y utiliza su propia experiencia personal para explicar por qué le preocupa: «Tengo allegados que dependen del sistema sanitario asequible –conocido como Obamacare–. Mi hermano, por ejemplo, está en diálisis y necesita un trasplante que ahora podría ser ruinoso para la familia. Trump arremete contra ese sistema porque quiere eliminar el legado de Obama, pero no se da cuenta de que no se trata de Obama, sino de millones de personas que dependen del sistema que aprobó. Desde que Trump está en la presidencia, tengo que rascarme más los bolsillos para que mi familia llegue a fin de mes, tengo más miedo a los policías que me paran, y unos cuantos amigos han sido injustamente encarcelados. Sinceramente, no entiendo a la gente que le vota».
A pesar de todo, Jones no pierde la esperanza. Pero apunta que incluso derrotar a Trump sería solo el primer paso de un proceso muy largo que tiene poco que ver con el inquilino de la Casa Blanca. «Los cambios que realmente ansiamos llegarán a nivel local, porque no se le puede pedir a Washington que diseñe políticas que sirvan lo mismo para Atlanta que para St. Louis. Por eso, a quienes debemos prestar más atención es a los políticos locales». Ellos son, añade, quienes dictan las políticas económicas que más afectan a la comunidad en su día a día. Y esa solo será libre si logra tener éxito económico.
Por eso, el mercado que ha organizado se llama 'nuestro trozo del pastel'. «Entre los objetivos que nos hemos marcado está impulsar los negocios regentados por negros, que son el vehículo necesario para lograr nuestra porción de sueño americano. Tenemos que consumir en conciencia y reivindicar nuestro lugar en la economía», declara. A su alrededor, varios puestos predican con el ejemplo y venden diferentes artículos, desde camisetas reivindicativas, hasta jabonetas. Un gran cartel junto a la DJ que ameniza la tarde lo resume con dos manos entrelazadas: 'Protege este negocio negro'. A su alrededor, ciudadanos de todas las razas realizan compras políticas.
Jones sostiene que el movimiento de Black Lives Matter está espoleando a la sociedad más allá de las fronteras estadounidenses y de la raza negra. «Ver a gente en Londres, Berlín o Sudamérica coreando sus lemas es emocionante. Puede que no sea un movimiento perfecto, ninguno lo es, pero está funcionando y me enorgullezco de ejercer presión sobre la América blanca. Muchos comienzan a sentirse culpables y yo digo, sí, sois cómplices por no haber hecho nada al respecto. Este movimiento era necesario desde hace tiempo», dispara.
Y responde molesto cuando se le pregunta por la exclusión que algunos ven en 'las vidas de los negros importan'. «Hay gente que contesta 'todas las vidas importan', y sí, claro que todas las vidas importan, pero en este momento particular las más relevantes son las vidas negras». Para explicar por qué, Jones elige el caso de Breonna Taylor, una joven de 26 años que fue acribillada a balazos por policías que entraron en su casa el pasado 13 de marzo. Ni siquiera la buscaban a ella. Tenían previsto hacer una redada en una vivienda a varios kilómetros, pero el error no impidió que disparasen a Taylor ocho veces cuando dormía. «Solo uno de los agentes que la mataron ha sido procesado, y está acusado de un crimen de clase D que tiene una pena máxima de cinco años de cárcel. Con casos así, que serían impensables si la víctima fuese blanca, te preguntas cuándo va a cambiar el sistema», concluye apesadumbrado.
«Solo por el color de la piel, a ti y a mí nos tratarán diferente»
«Entiendo que es difícil hacerse a la idea de lo que supone ser negro en Estados Unidos. Digamos que si tú, que eres blanco, y yo vamos a una misma tienda, nos tratarán diferente antes incluso de darnos la oportunidad de abrir la boca». Vizion Jones se lamenta de que incluso otros grupos mucho más minoritarios y menos arraigados reciben mejor trato de las autoridades: «Un buen ejemplo de la discriminación que sufrimos se dio hace unos días, cuando protestamos frente al Ayuntamiento de Los Ángeles coincidiendo con una manifestación de la comunidad armenia. A sus integrantes, la Policía les facilitó el camino cortando las carreteras, y el Ayuntamiento hasta se iluminó con los colores de la bandera de Armenia. A nosotros, sin embargo, nunca se nos da este tipo de tratamiento». Pero eso no es nada en comparación con la manifestación más trágica de esta coyuntura: la predominancia de los negros entre las víctimas de la brutalidad policial. En lo que llevamos de año, una cuarta parte de las personas que han muerto durante actuaciones policiales (142) pertenece a esa raza, un porcentaje que duplica el de su representación en la sociedad.