Paloma Chamorro, foto.
Paloma Chamorro | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 11 de enero de 1949 Madrid, España |
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Fallecimiento | 29 de enero de 20171 (68 años) |
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Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | Periodista y presentadora de televisión | |
Movimientos | Movida madrileña | |
Biografía
Licenciada en Filosofía Pura, poseía amplios conocimientos de artes pláticas, música y literatura, y perteneció al grupo de teatro independiente Prodomo.2Primeros años
Comenzó a trabajar en Televisión española a principios de los años setenta, en programas de divulgación cultural, artística y literaria como Galería (1973-1974), dirigido por Fernando Méndez Leite, Cultura 2 (1975), Encuentros con las artes y las letras (1976-1977)3 Trazos (1977) o Imágenes (1978-1981) que le permitieron entrevistar, entre otros, a personajes de la talla de Salvador Dalí o Joan Miró.En abril de 1977 comenzó a trabajar en el programa de televisión Trazos como directora junto a Ramón G. Redondo, para pasar posteriormente a la dirección del mismo, hasta junio de 1978, en que finalizó la emisión del programa. En octubre del mismo año comenzó a dirigir otro espacio en la Segunda Cadena, titulado Imágenes, dedicado al arte.2
Sin embargo, la popularidad le llegaría con La edad de oro (1983-1985), programa que sirvió de plataforma para mostrar al público las últimas tendencias culturales y en especial musicales de los primeros años ochenta en España. El espacio fue un auténtico escaparate de las tendencias más vanguardistas del momento y convirtió a su presentadora y directora en una auténtica Musa de la Movida madrileña. Lou Reed o The Smiths fueron algunas de las bandas internacionales que pasaron por el programa, a lo que también pasaron referentes de la movida madrileña como Alaska y Dinarama, Kaka de Luxe, Los Rebeldes, Loquillo, Danza Invisible o Almodóvar & McNamara.2
En esa época cultiva su imagen con una estética afterpunk, simbolizada por su excéntrico peinado desde entonces asociado a su personalidad. Una vez finalizado el programa, en 1985, Paloma Chamorro fue procesada por ofensas a la religión, con motivo del contenido de La edad de oro emitido el 16 de octubre de 1984. Posteriormente sería absuelta por Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid en 1990, fallo confirmado por el Tribunal Supremo en 1993.
En abril de 1987 comenzó un nuevo programa llamado La Estación de Perpiñán, cuyo contenido era también cultural. El primer bloque de espacios duró hasta julio de 1987. En septiembre de 1988 vuelve en la segunda etapa de La Estación de Perpiñan con espacios dedicados a entrevistas con artistas mundiales.2
El 29 de octubre de 1988 Paloma Chamorro estrenó el espacio de producción propia La realidad invertida, dedicado a los artistas contemporáneos más importantes, recogiendo su producción más destacada y los acontecimientos más significativos de su trayectoria profesional. Entre los entrevistados figuraron Joan Miró, Robert Mapplethorpe, Keith Haring, George Condo y David Hockney. Este espacio se emitió hasta enero de 1989.2
Posible blasfemia
El 25 de septiembre de 1990 fue juzgada en la Audiencia provincial de Madrid, acusada de un delito de blasfemia por la emisión de un vídeo musical del grupo británico Moon Child el 17 de octubre de 1984, en el que aparecía una figura humana crucificada con la cabeza de un animal. Antes de la emisión, Chamorro había advertido a los espectadores que alguno de los contenidos del programa podía herir su sensibilidad. Además, había visto el vídeo con anterioridad en compañía de sus jefes, quienes consideraron que este no era ofensivo, y dieron el visto bueno para su emisión.2El fiscal, que solicitaba inicialmente una pena de de un mes de arresto y 100.000 pesetas de multa, retiró la acusación antes de celebrarse el juicio, y reiteró ante el Tribunal su posición de no acusar a la presentadora. Sin embargo, el abogado burgalés Juan Riu Izquierdo, que presentó una denuncia a título personal como espectador, continuó con el pleito, pidiendo para la presentadora 2 años, 4 meses y un día, y 75.000 pesetas de multa.2
Últimos años y muerte
Con posterioridad, y de forma esporádica continuó realizando reportajes y documentales sobre Arte para TVE, como un programa monográfico de homenaje a la pintora Maruja Mallo (1995) o conmemorando el 250º Aniversario del nacimiento de Francisco de Goya (1997).4Falleció a causa del cáncer el 29 de enero de 2017 a los 68 años.
TITULO: Paco Camarasa: “Ni un comisario ni un librero se jubilan.
El comisario Camarasa se jubila, fotos.
El director de BCNegra y exlibrero anuncia su retirada y el Consistorio le propone para la Medalla al Mérito Cultural de la ciudad,.
Pues no, Cosecha roja no iba de colectivizaciones
ni de la batalla de los aparceros andaluces, por más que la edición de
Alianza llevara prólogo del exiliado poeta Luis Cernuda. En cualquier
caso, con la novela de Dashiell Hammett, en esa Barcelona de 1969, Paco Camarasa
(Valencia, 1950) entró por azar en un género del que hoy es de los que
más sabe en España, para el que acuñó (o, al menos, fue quien más lo
difundió) el concepto de “negrocriminal” para englobar todas las
tendencias, el que creó la primera librería especializada de Barcelona
en ello (Negra y Criminal, en la Barceloneta, en 2002, con su compañera
Montse Clavé), el que dinamiza ocho clubs de lectura sobre el tema y el
que desde hace 12 años ha dirigido, como comisario, el festival de novela policiaca BCNegra
que promueve el Ayuntamiento, que ha puesto a la capital catalana en el
mapa del género en Europa. Eso último será hasta la edición que termina
esta semana, puesto que ha anunciado que abandona el cargo.
“Ha coincidido que he cerrado la librería [en octubre de 2015], que he escrito un libro [Sangre en las estanterías, rigurosa guía recién publicada por Destino] y que estaba un poco cansado, a lo que se ha añadido los problemas de salud”, dice Camarasa, que lucha contra una enfermedad que le está dejando como aquel estudiante de Económicas que fue en la Valencia de 1971, tras ser torturado 19 días en la Jefatura de Policía por militancia comunista. El todavía comisario de la BCNegra ha anunciado su jubilación acompañado de los seis concejales de Cultura que han desfilado en este periodo y en el mismo Espacio 4 del Palau de La Virreina, sede del Instituto de Cultura del Consistorio (ICUB) donde hace 12 años arrancó el festival con casi cuatro gatos –“una historia de amor a lo Casablanca entre los barceloneses y la novela negra”, lo define siempre tan cinéfilo y fiel al género--, pero que ahora ya llena teatros y convoca a casi 10.000 personas. Hoy estaba concurrida, pero de periodistas, la plana mayor de la maquinaria administrativa del propio ICUB (que montó un espacio negrocriminal con gabardina y saxo incluidos y entre los que a más de uno se le escapaban las lágrimas) y de los equipos de promoción de las principales editoriales del género.
Modesto y gratuitamente encogido, en la entrañable mezcla de encuentro entre amigos, homenaje y rueda de prensa, Camarasa (Valencia, 1950) ha dicho que había que “dejar paso a gente mejor que yo porque soy un desastre organizativo y que, además, pueda traer nuevas ideas y a autores como Fred Vargas y Jo Nesbo, que se me han escapado estos años”, ha apuntado, sin querer recordar que él mismo fue el artífice de visitas tan primordiales como imposibles como en su momento fueron las de Henning Mankell o Andrea Camilleri o quien consiguió reproducir un crimen en directo en la comisaria de la Guardia Urbana de La Rambla. Todo en un ambiente de “gran libertad administrativa, absoluta… Bueno, sólo se me pedía que no hubiera alcohol y armas en los temas promocionales y claro, un festival de novela negra sin eso…”, ironiza Camarasa. Sólo se atribuye “conocer ciertas manías de los autores”, que, dice, le han evitado poner en una misma mesa redonda a los italianos Giorgio Faletti y Massimo Carlotto “si no queríamos salir en la página de sucesos” y que le permitiría tomar ciertas medidas preventivas si James Ellroy fuera llevado al Saló de Cent de la ciudad, como se hace con todos los premiados en el festival: “Digamos que es un poco imprevisible”, ha definido al autor de L. A. Confidential.
El librero, que de pequeño “era más de tebeos que de
Sherlock Holmes”, recuerda los prejuicios que se encontró como
estudiante de Económicas en la universidad al leer novela negra,
considerada, al ser puro ocio, como algo que no estaba a la altura de la
intelectualidad necesariamente comprometida, obligada por ello a leer
otras cosas. “Era entretenimiento y por ello no era importante; eso, por
suerte, lo rompió Manuel Vázquez Montalbán con su detective Pepe
Carvalho”. Ese “acortar distancias entre la alta y la baja cultura” es
lo que, precisamente, le ha elogiado Ferran Mascarell, concejal con el
que arrancó la primera BCNegra, en el marco del Año del Libro y la
Lectura que organizó en 2005 el Consistorio, y que le designó como
comisario ante su insistencia en que aquella iniciativa tuviera
continuidad. Carles Martí, concejal que ocupó el puesto de Mascarell, ha
subrayado la faceta del librero, mientras que Jordi Martí, tercero en
la cronología municipal, ha elogiado que “como buen personaje de serie
negra, ha sido capaz de generar una atmósfera que será difícil de
sustituir”.
Los exregidores Jaume Ciurana y Jaume Asens, ante un cada vez más apabullado homenajeado, afirmaron, respectivamente, que había convertido Barcelona “en un club de lectura gigante de novela negra” y que su librería “fue un centro cultural, ya patrimonio de la memoria sentimental de la ciudad”. A Collboni, actual responsable de la cultura de la capital catalana, le toco repartir, amén de elogios, obsequios y sorpresas: un libro salido de la imprenta municipal (Barcelona, ciudad de libros, de la historiadora Isabel Segura), una estilográfica y el anuncio, “aunque algunos grupos de la oposición no lo saben aún, pero no creo que me lo tumben”, de la propuesta de que reciba la Medalla del Mérito Cultural de la Ciudad de Barcelona.
Camarasa enarcaba una ceja y entrecerraba el otro ojo, un poco como a veces hacía el televisivo teniente Colombo, un poco escéptico y duro, pose que le ha permitido disimular su emoción. Ha salido en su ayuda una ceremonia que él institucionalizó todos los sábados por la mañana en su librería: unos mejillones con vino blanco. El comisario Camarasa ha hecho escuela.
“Ha coincidido que he cerrado la librería [en octubre de 2015], que he escrito un libro [Sangre en las estanterías, rigurosa guía recién publicada por Destino] y que estaba un poco cansado, a lo que se ha añadido los problemas de salud”, dice Camarasa, que lucha contra una enfermedad que le está dejando como aquel estudiante de Económicas que fue en la Valencia de 1971, tras ser torturado 19 días en la Jefatura de Policía por militancia comunista. El todavía comisario de la BCNegra ha anunciado su jubilación acompañado de los seis concejales de Cultura que han desfilado en este periodo y en el mismo Espacio 4 del Palau de La Virreina, sede del Instituto de Cultura del Consistorio (ICUB) donde hace 12 años arrancó el festival con casi cuatro gatos –“una historia de amor a lo Casablanca entre los barceloneses y la novela negra”, lo define siempre tan cinéfilo y fiel al género--, pero que ahora ya llena teatros y convoca a casi 10.000 personas. Hoy estaba concurrida, pero de periodistas, la plana mayor de la maquinaria administrativa del propio ICUB (que montó un espacio negrocriminal con gabardina y saxo incluidos y entre los que a más de uno se le escapaban las lágrimas) y de los equipos de promoción de las principales editoriales del género.
Modesto y gratuitamente encogido, en la entrañable mezcla de encuentro entre amigos, homenaje y rueda de prensa, Camarasa (Valencia, 1950) ha dicho que había que “dejar paso a gente mejor que yo porque soy un desastre organizativo y que, además, pueda traer nuevas ideas y a autores como Fred Vargas y Jo Nesbo, que se me han escapado estos años”, ha apuntado, sin querer recordar que él mismo fue el artífice de visitas tan primordiales como imposibles como en su momento fueron las de Henning Mankell o Andrea Camilleri o quien consiguió reproducir un crimen en directo en la comisaria de la Guardia Urbana de La Rambla. Todo en un ambiente de “gran libertad administrativa, absoluta… Bueno, sólo se me pedía que no hubiera alcohol y armas en los temas promocionales y claro, un festival de novela negra sin eso…”, ironiza Camarasa. Sólo se atribuye “conocer ciertas manías de los autores”, que, dice, le han evitado poner en una misma mesa redonda a los italianos Giorgio Faletti y Massimo Carlotto “si no queríamos salir en la página de sucesos” y que le permitiría tomar ciertas medidas preventivas si James Ellroy fuera llevado al Saló de Cent de la ciudad, como se hace con todos los premiados en el festival: “Digamos que es un poco imprevisible”, ha definido al autor de L. A. Confidential.
Los exregidores Jaume Ciurana y Jaume Asens, ante un cada vez más apabullado homenajeado, afirmaron, respectivamente, que había convertido Barcelona “en un club de lectura gigante de novela negra” y que su librería “fue un centro cultural, ya patrimonio de la memoria sentimental de la ciudad”. A Collboni, actual responsable de la cultura de la capital catalana, le toco repartir, amén de elogios, obsequios y sorpresas: un libro salido de la imprenta municipal (Barcelona, ciudad de libros, de la historiadora Isabel Segura), una estilográfica y el anuncio, “aunque algunos grupos de la oposición no lo saben aún, pero no creo que me lo tumben”, de la propuesta de que reciba la Medalla del Mérito Cultural de la Ciudad de Barcelona.
Camarasa enarcaba una ceja y entrecerraba el otro ojo, un poco como a veces hacía el televisivo teniente Colombo, un poco escéptico y duro, pose que le ha permitido disimular su emoción. Ha salido en su ayuda una ceremonia que él institucionalizó todos los sábados por la mañana en su librería: unos mejillones con vino blanco. El comisario Camarasa ha hecho escuela.