domingo, 1 de noviembre de 2015

EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - LOS MUROS MENTALES,. / SILENCIO POR FAVOR -El "santo" guardaespaldas ,.

  TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - LOS MUROS MENTALES,.

foto reloj,.
 
 reloj.jpegNada puede comprenderse sin su contexto. Ni lo más sencillo. Tomemos como ejemplo un muro. Qué cosa más categórica, más reticente a los matices, es un muro. Pero, sin hacer un par de preguntas, resulta imposible averiguar lo más importante cuando se mira un muro: ¿está pensado para evitar que la gente entre o que la gente salga? ¿Es un muro de cárcel o un muro de castillo? La propia Israel, siempre tan sacada de contexto por los medios occidentales, sufre esta confusión con sus muros. Se los retratan como si hubieran sido concebidos para impedir que la gente salga de un gran campo de concentración, como si pudieran confirmar la existencia de otro apartheid, cuando en realidad son muros defensivos que fueron levantados para que no entrara cierta gente: los terroristas, los que excavan túneles para entrar igual.
Me detengo en seco antes de que se me politice el folio por completo. Aquí estamos a otra cosa, a reparar en lo nimio, a capturar anécdotas. Estas reflexiones sobre los muros me las inspiró el otro día una joven japonesa que vi en un aeropuerto y gracias a la cual comprendí el injusto prejuicio cultural, mezcla de ignorancia y desdén, en el que he vivido sumido durante años. Me siento tan culpable que llamaría al timbre de todos los japoneses para disculparme ante ellos uno a uno. Ahora que lo pienso, hasta a Dragó, japonés honorario, tendría que pedirle perdón. Verán.
Ustedes, como yo, viven más o menos rodeados de turistas. Muchos de los cuales son japoneses, modernísimos en cuanto a actitud y atuendo los de las generaciones más jóvenes, que me recuerdan los alternas o indies con los que se iba de fiesta Bill Murray en Lost in translation. Al verlos, me imagino Tokio como un lugar lleno de neón. Hay una cosa de estos turistas japoneses que siempre, mientras duró mi malentendido, me resultó irritante, casi una muestra de hostilidad hacia nosotros. La mascarilla quirúrgica. La que los japoneses usan tanto que incluso han terminado por mejorarlas con diseños fashion como si se tratara de cualquier otro complemento de vestuario. Yo veía a los japoneses, por ejemplo en Sevilla, con sus mascarillas puestas, y me preguntaba «¿Para qué viajan?». Para qué viajan si temen ser envenenados por los efluvios que los rodean, si los occidentales les parecemos tóxicos y víricos, si entran en una taberna de Santa Cruz y prácticamente se envasan ellos mismos al vacío para permanecer asépticos y que no les penetre siquiera el perfume del jamón. Para qué viajan y al mismo tiempo se protegen del lugar al que viajan como si hubiera estallado una alarma por ébola. Quédense ustedes en su propio hábitat, ya que tanta aprensión les produce respirar el nuestro. Tantos años de creer esto terminó por inspirarme un rencor sordo a una cultura entera que llevaba puesto alrededor de la boca su murito defensivo, su distancia insoslayable.
A estas alturas, muchos lectores se habrán llevado ya la mano a la cabeza por mi ignorancia y mi estupidez. Confundí la función del muro, me faltó el contexto. Y esto me lo aclaró la muchacha del aeropuerto el otro día, cuya mascarilla, por cierto, imitaba el estampado de Louis Vuitton. Las mascarillas no están pensadas para evitar que entren los virus y las bacterias, sino para evitar que salgan. Las llevan los japoneses acatarrados para no contagiar a las personas con las que conviven. Es decir, que el gesto de hostilidad y de alergia a otra forma de humanidad que yo creí haber visto durante años es en realidad la delicadísima atención con sus semejantes de uno de los pueblos más cívicos y educados que hay sobre la Tierra. Por supuesto que los japoneses de Santa Cruz querían embriagarse con el perfume del jamón. Lo que no querían era acatarrar a los parroquianos de la taberna. Estos son los malentendidos por los que se declaran guerras. Me voy a poner a la puerta de Dolce & Gabbana, no para pedir limosna, sino para disculparme con todos los japoneses de los del turismo de compras que salgan.
 
 
TÍTULO: SILENCIO POR FAVOR -El "santo" guardaespaldas ,.

El "santo" guardaespaldas

Domenico Giani coordina la protección del Papa, sea quien sea el pontífice.
Papa Francisco

Aunque no es muy mayor -tiene 53 años-, ya le ha tocado coordinar la seguridad de tres pontífices. Desde Juan Pablo II, Domenico Giani ha sido el guardaespaldas del Papa, cargo que siguió ocupando con Benedicto XVI y ahora con Francisco. Este último no se lo pone nada fácil. A Francisco le encanta darse baños de multitudes y prefiere que sean sin la mediación del equipo de seguridad, lo que, por un lado, refuerza la imagen del Pontífice cercano al pueblo, pero, por otro, deja en una situación comprometida a Giani cada vez que se produce un acto público. De hecho, ha forzado a que el equipo de seguridad desarrolle en mayor medida su faceta tecnológica. Giani ha hecho instalar numerosas cámaras de videovigilancia en todo el Vaticano. De esa manera, tanto él como sus subordinados pueden detectar cualquier posible amenaza con antelación. En el extranjero, la cosa es más difícil. Y aún más porque al Papa le gusta alterar en el último minuto la agenda, pese a lo cual la relación entre Giani y Francisco -por lo que muestran las imágenes- es más que cordial.

Giani, de buen humor con Francisco.

Cerca del Papa en un acto en el Vaticano.

Con Benedicto XVI en el palacio de Bellevue.

Juan Pablo II ya confiaba en él.

Junto al papamóvil, con la vista puesta en la multitud.

REVISTA XL SEMANAL PORTADA -Una revolución contra el acoso escolar,. / ENTREVISTA - Max Mosley,./ A FONDO EN PRIMER PLANO - Criogenización A la espera de resucitar,.

TÍTULO:REVISTA XL SEMANAL PORTADA -Una revolución contra el acoso escolar,.

En portada

Una revolución contra el acoso escolar ( fotos )

Finlandia ha creado un método que elimina el acoso escolar en el 79 por ciento de los colegios. Una decena de países europeos ya lo han puesto en marcha. Por ejemplo, Gran Bretaña. Viajamos a una escuela galesa para ver en qué consiste el sistema y descubrir las claves de su éxito.
"Nadie dió la cara por mi. Eso es lo que te hunde". Que tus compañeros no digan nada, que no hagan nada o que se rían mientras que alguien te insulta, o te intenta quemar el pelo con un mechero, o postea en Twitter que en el recreo va a haber 'sangre'".
Rebecca Parkin, una estudiante galesa de 17 años, ha sido blanco del acoso escolar desde los 6. «Soy muy tímida e incluso decir 'hola' me cuesta. Por eso se metían conmigo». Lo pasó tan mal que llegó a autolesionarse, dejó de ir a clase y necesitó ayuda psiquiátrica. «Las cosas solo empezaron a cambiar cuando reuní el valor para contar lo que me estaba pasando».
Su ejemplo ilustra la indefensión que sufren las víctimas del acoso escolar. Una indefensión que es una mezcla de impotencia, terror y soledad; la soledad tremenda de un niño que está rodeado de otros niños que se inhiben ante las crueldades del matón de turno o, peor aún, las celebran; no por falta de empatía, sino porque no saben cómo reaccionar. Lo más frustrante del acoso escolar es que el 88 por ciento de las veces ocurre delante de un público que ríe o que calla; cómplice por activa o por pasiva. Movilizar a esos testigos y convertirlos en defensores de la víctima no es fácil, pero es la clave del método KiVa, que ha hecho disminuir drásticamente el acoso en Finlandia y que ya ha comenzado a implantarse en una decena de países.
«Los acosadores suelen ser populares. Y poderosos», explica la psicóloga Christina Salmivalli, de la Universidad finlandesa de Turku, creadora del programa. Normalmente, para que un alumno dé un paso al frente y apoye a la víctima hay que tener un cierto estatus. Prestigio, convicciones morales... Un 17 por ciento es capaz de hacerlo por propia iniciativa. ¿Pero qué pasa con el resto? La originalidad de KiVa radica en que no convierte en héroes a los que no tienen madera de tales, sino que les proporciona herramientas para solidarizarse con el compañero acosado sin tener que recurrir al valor. Y para informar del problema sin convertirse en chivatos. Es toda la clase, y en última instancia la escuela entera, la que se involucra.
Finlandia implantó este sistema tras una situación de alarma nacional. 
KiVa es un juego de palabras (significa 'guay' en finés y también es el acrónimo de 'contra el acoso'). Finlandia lo ha implantado ya en nueve de cada diez colegios, unos 2500. El programa arrancó en un momento de emergencia nacional. En 2007, un joven armado irrumpió en su escuela de la localidad de Jokela y mató a seis estudiantes, la directora y la enfermera; luego se suicidó. Se supo que había padecido acoso escolar durante toda su vida académica. Hubo otra masacre en 2008. Y Finlandia registraba una de las tasas de suicidio adolescente más altas del mundo. Por aquel entonces, el Gobierno ya había decidido encargarles a los investigadores de la Universidad de Turku un plan de choque contra el acoso. Y la sociedad, traumatizada, se lo tomó muy en serio.
KiVa se implantó con fondos públicos. Se realizó un estudio de tres años para evaluar su efectividad. Participaron 234 colegios y 28.000 estudiantes de entre 7 y 15 años. Los resultados fueron espectaculares. Los casos de acoso desaparecieron en el 79 por ciento de las escuelas. Esto propició, además, que aumentase el bienestar en las aulas y también la motivación de los alumnos. Y el buen ambiente sirvió, de rebote, para apuntalar el éxito de Finlandia en las pruebas de Pisa.
«Ser cruel suele ser rentable en términos de popularidad. Nuestro método le da la vuelta a esa premisa y consigue que el acosador quede desacreditado ante el grupo», expone Salmivalli. El enfoque tradicional se centra en la protección de la víctima o en el castigo del acosador. Pero, según la investigadora, es un error intentar cambiar la personalidad del niño que es tímido o inseguro. Y el chulito siempre tendrá un aliciente para intimidarlo. Las consecuencias pueden ser devastadoras y prolongarse hasta la edad adulta. «Lo que nos preocupaba era la dinámica del grupo. Hay grupos que fomentan la intimidación y grupos que la previenen».
El programa ya ha sido exportado a colegios de Francia, Italia, Nueva Zelanda, Países Bajos, Bélgica, Estonia, Suecia, Grecia, Sudáfrica y Estados Unidos, entre otros, tutelados por el equipo finlandés. Se ha comprobado que el acoso escolar disminuye entre un 30 y un 50 por ciento durante el primer año. En el Reino Unido se lanzó un programa piloto en el que participaron 17 escuelas de País de Gales, monitorizado por Judy Hutchings y Susan Clarkson, investigadoras de la Universidad de Bangor. Los resultados han sido tan esperanzadores que este curso se ha implantado en 70 centros galeses e ingleses. «Existen dificultades, por supuesto. Algunos centros prefieren negar que el acoso sea un problema. Y no hay que bajar la guardia. De nada sirve instalar un buzón virtual para que los niños informen del acoso si el profesor encargado de comprobar el correo no lo hace diariamente. Pero el sistema funciona», afirma Hutchings. «KiVa actúa como una vacuna, inmuniza a los niños, les da herramientas para defenderse. Por eso, cuanto más temprano se empiece, mejor», añade Clarkson.
Los chicos deben aprender a interpretar sus emociones y las de sus compañeros. 
¿Cómo funciona KiVa? El programa tiene dos ámbitos: el preventivo y el de intervención. Los estudiantes reciben clases a los 7, 10 y 13 años. Hay lecciones para identificar las emociones de los compañeros y saber cómo se sienten solo por el tono de voz o la expresión corporal. También aprenden a diferenciar qué es el acoso y qué una pelea ocasional. Las clases se completan con videojuegos, material de apoyo y charlas con los padres. El profesor encargado de vigilar el recreo usa un chaleco reflectante para visibilizar el compromiso del colegio.
El equipo KiVa lo suelen formar tres profesores. Son también los encargados de actuar en cuanto se tiene conocimiento de una situación de acoso. Primero se reúnen con la víctima, le dan apoyo y la tranquilizan. Luego hablan con el presunto acosador. Realizan un seguimiento y vuelven a entrevistarse con ambos al cabo de una o dos semanas. Si el problema continúa, también hablan con los padres. El 98 por ciento de los alumnos atendidos por un equipo KiVa aseguraron que su situación había mejorado.
Huw Jones es el profesor encargado de implementar KiVa en el colegio Llanllechid (País de Gales). «Introdujimos el programa en la clase de sexto (9-10 años). Lo hicimos porque pensamos que nos ayudaría a enfrentarnos a situaciones en las cuales nuestros estudiantes podían sentirse solos, apartados o heridos por los comentarios o la apatía de otros. Las lecciones les proporcionan la oportunidad de expresar sus sentimientos en un ambiente seguro. Es toda la comunidad escolar la que está implicada. Los chavales aprenden que el acoso es una conducta violenta que se repite sistemáticamente contra el mismo individuo y durante mucho tiempo. También aprenden que hay muchas maneras de ayudar al compañero, por ejemplo preguntándole cómo está. Que alguien se interese por ti, aunque solo sea una persona, mitiga los efectos del acoso porque rompe el bucle de la soledad. Como dijo Martin Luther King: 'Al final no recordaremos las palabras de nuestros enemigos, sino el silencio de nuestros amigos'».
Escuela de respeto. KiVa se articula en diez lecciones sobre emociones y compañerismo que se realizan a lo largo del curso. Además, se desactiva cualquier conato de acoso en cuanto se detecta mediante entrevistas con los implicados.
Corazones de cartulina

Alumnos de sexto grado del colegio Llanllechid (País de Gales) escriben las cualidades que más les gustan de sus compañeros en clase de KiVa, un ejercicio práctico para reforzar la cohesión del grupo.

Un profesor del equipo KiVa con un chaleco reflectante está siempre disponible durante los recreos.

Ejercicio. Un niño camina por un pasillo. Si los que están sentados no colaboran, le resulta difícil avanzar.
Guía para acabar con el acoso escolar
La clase. Los espectadores no son cómplices
El programa se divide en tres fases: 6-9 años, 10-12 y 13-16, dependiendo del país. Cada fase consta de 10 lecciones (en dos sesiones de 45 minutos), ejercicios, juegos y trabajos que se realizan durante el curso. Los profesores KiVa enseñan a no reforzar la actitud del acosador y a empatizar con la víctima. Algunas escuelas colocan un banco en el patio para cuando estás triste. Si te sientas en él, los compañeros te acompañan y te preguntan qué te pasa.
Los profesores. Acción inmediata
Responden de manera rápida al surgir un problema. No dejan que los niños lo intenten resolver por su cuenta. Hacen de filtro para distinguir si se trata o no de acoso. ¿Hay antecedentes entre los niños involucrados? ¿Un desequilibrio de poder? Se entrevistan con víctima y acosador, pero nunca a la vez. Ni delante de sus compañeros. Escuchan a ambos. Realizan un seguimiento. Los profesores reciben formación específica de preparadores entrenados en Finlandia.
La víctima. Apoyo constante
A muchos niños les cuesta pedir ayuda: temen represalias o ser vistos como chivatos. Los acosados lo viven como algo vergonzante. Un alumno acosado puede acudir a los profesores de KiVa. Se les brinda apoyo inmediato para que salgan del aislamiento. No se les culpa ni se trata de que cambien su manera de ser. También se fomenta que los otros alumnos avisen si ven algo anómalo. Hay un buzón virtual para contactar de manera anónima.
El acosador. Adiós a la popularidad
La presión del grupo hace que el acosador no rentabilice sus acciones. Eso es más efectivo que los castigos. Exigirle disculpas públicas tampoco basta, y a veces incluso resulta contraproducente, pues es visto como una humillación por el acosador y puede incitarlo a la revancha. Mejor dialogar para que entienda cómo afecta su actitud a otros o invitarlo a que participe en tareas comunes en un grupo donde también esté su víctima.
Los padres. Atención a las señales
Reciben charlas en las que se les dan pautas. Se les pide que estén atentos a las señales de que algo no va bien con sus hijos, tanto en el caso de que puedan ser víctimas (por ejemplo, que no quieran ir a clase, cambios de humor, dificultad para conciliar el sueño, pérdida o rotura de ropa, libros, dispositivos electrónicos; un bajón en las notas...) como acosadores. Nunca deben incitar a la víctima a defenderse o recriminarlo por su debilidad. El equipo KiVa actúa como mediador.
Lo que he aprendido
1. Aron, 9 años

«Estoy aprendiendo a saber cómo se sienten mis compañeros sin necesidad de que me lo digan. Si reconocemos cuando alguien está triste o asustado o se siente solo, le podemos ayudar. También hay veces que uno no tiene muchas ganas de hablar porque ese día no le apetece, y hay que darle espacio. Pero, si está mal todos los días, debe de ser por algo».
2. Tiegan, 9 años

«Si un compañero la toma contigo, sabes que puedes contarle a alguien lo que pasa y que te ayudará. Tenemos más confianza. Las lecciones de KiVa son divertidas, no son como estudiar para un examen. Hablamos mucho sobre el tema. Todos tenemos que participar y dar nuestra opinión y así también nos conocemos mejor».
3. Ursula, 9 años

«Si no haces nada mientras ves que a un niño le están haciendo la vida imposible, es como si estuvieras de acuerdo. Eso es tan malo como acosar. Porque le das alas al que se porta así y no va a parar, va a seguir al día siguiente y a la semana siguiente, hasta que se harte. Tienes que decirle que lo deje en paz. O contárselo al profesor o a tus padres».
4. Carwyn, 10 años

«No soporto que alguien se porte mal con un compañero y no tengo ningún interés en hacerme amigo de un abusón o en reírle las gracias. Pero no siempre una discusión o una riña sucede porque te estén acosando. Tiene que ser una conducta que se repita y siempre contra el mismo. He aprendido que cuando pasa eso no puedes mirar y no hacer nada».
La creadora

Christina Salmivalli, psicóloga de la Universidad de Turku (Finlandia), lleva 25 años investigando el acoso escolar y es la creadora del método. Los derechos son del Ministerio de Educación finlandés. KiVa solo se puede implementar en países donde una entidad colaboradora haya comprado la licencia y reclute a los colegios. El precio es negociable e incluye material. «Es un contrato que exige un compromiso a largo plazo». Los formadores del profesorado reciben un curso de cuatro días en Turku. El próximo, en enero. KiVa se implantará en España próximamente. La formación previa la ofrece el Instituto Escalae, en colaboración con Edudesign Finland.

TÍTULO: ENTREVISTA - Max Mosley,.

Entrevista

-fotos--Max Mosley: "El sexo es tan irracional como pilotar coches de carreras"

Este hombre ha convertido la Fórmula 1 en el gran negocio que es hoy. Pero no es lo único llamativo de su biografía: se han publicado fotos suyas en una fiesta sadomasoquista, se ha enfrentado a uno de los mayores grupos de comunicación, sus padres eran simpatizantes de los nazis... El británico Max Mosley nos habla de su rocambolesca vida.
Su padre, Oswald Mosley, fundó el partido fascista de Gran Bretaña; y su madre conocía y admiraba a Hitler. Tanto que a ambos se les recibía en el cuarto de estar de Joseph Goebbels. Mosley nació en Londres en 1940, en el seno de una familia aristocrática. Tras ejercer unos años como abogado se pasó al deporte del motor. Fue piloto de carreras y dirigió la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) entre 1993 y 2009. Hace siete años, el periódico News of the World publicó fotos y vídeos de una fiesta sadomasoquista en la que participó. Mosley presentó una demanda y ganó. De todo ello hablamos con él, con motivo de la reciente publicación de su autobiogrfía Formula One and beyond.
XLSemanal. Hace unos años lo grabaron a escondidas durante una fiesta sadomasoquista de la que luego se dijo que era una orgía nazi. En respuesta, usted demandó a News of the World y ganó. Sin embargo, en su autobiografía describe aquella fiesta con todo detalle. ¿Cómo se entiende esto?
Max Mosley. Mi participación en aquella fiesta es un hecho conocido. La clave son las imágenes, y que no quiero que se me vuelva a relacionar automáticamente con el nazismo. Solo se trata de eso, no del hecho en sí.
XL. Su caso concitó la atención mundial. El News of the World, diario del grupo Murdoch hoy desaparecido, no contó con que usted acudiría a la justicia.
M.M. Alguien tenía que actuar contra aquel periódico. Los ataques contra la privacidad eran la norma. Y atacaban sobre todo a gente sin medios para defenderse.
XL. Y luego le tocó a usted. Como escribió en su libro: «Aparecieron fotografías de un encuentro sadomasoquista que mantuve con cinco mujeres. Se desarrolló con el acuerdo total de todas las partes, de una forma inofensiva y despreocupada, y terminó con una taza de té...».
M.M. Pero, a diferencia de otras víctimas de aquel periódico, yo tenía dinero y formación para demandarlos.
XL. Pero sus abogados trataron de disuadirlo...
M.M. Me dijeron: Max, la historia volverá a aparecer amplificada en los medios de todo el mundo. Pero no me importaba. Lo único que quería era ver a los responsables en el estrado y demostrar que eran unos mentirosos.
XL. Le molestó especialmente que se dijera que aquella fiesta sexual era una orgía nazi. ¿Les habría demandado también si solo hubieran publicado las fotos?
M.M. Sí, también. Pero aquel contexto nazi que le atribuyeron lo hacía todo aún más escandaloso y falso.
XL. A la confusión contribuyó que se hablara alemán durante lo que usted llama 'fiesta'. ¿Por qué ese idioma?
M.M. Una de las mujeres que participaron era alemana. Y a otra de ellas le gustaba que le dieran órdenes en un idioma extranjero. Así que cumplimos un deseo que admito que sí que puede parecer raro. Pero el mundo del sadomasoquismo es bastante especial. En cualquier caso, aquello no tenía nada de orgía nazi. No puedo imaginarme nada menos erótico que el nazismo y, sobre todo teniendo en cuenta mi pasado familiar, no se me ocurre nada más absurdo.
XL. Todo hace suponer que News of the World pensaba que las mujeres de la fiesta guardarían silencio por vergüenza. ¿Le sorprendió que sus conocidas mostraran tanto valor?
M.M. No se puede decir que me sorprendiera, no. A fin de cuentas no se trataba de prostitutas lituanas explotadas, como también se llegó a insinuar, sino de mujeres que han alcanzado el éxito en sus carreras profesionales. Una de ellas tiene un doctorado en Química por una de las mejores universidades del país. Estas mujeres simplemente tienen una faceta digamos excéntrica en sus vidas, igual que yo.
XL. Las fotos y los vídeos los tomó una mujer cuyo marido trabajaba para los servicios secretos británicos. 
M.M. Sí, para el MI5. Aquel hombre sabía que mi padre había sido el líder de los fascistas ingleses. Llamó al periódico y le ofrecieron 25.000 libras [más de 34.000 euros] a cambio de que su mujer grabara el encuentro a escondidas. La gente del periódico intentó que la mujer mintiera durante el juicio: el periodista construyó toda aquella patraña nazi y a ella le ofrecieron otras 8.000 libras para que la corroborase, pero se negó. Al final, los periodistas se quedaron sin coartada.
XL. ¿Conocía a la mujer de antes?
M.M. Por supuesto. También sabía que su marido trabajaba para el MI5. Todos lo sabíamos. Las mujeres tenían, y tienen, cierta relación de amistad entre ellas, y algunas cuidan a los hijos de las otras. A mí aquello incluso me hacía sentir más seguro, porque pensaba que su marido no tendría interés en que el hobby de su esposa saliera a la luz.
XL. ¿Sigue teniendo contacto con las mujeres?
M.M. No con la que grabó la fiesta, pero con las demás sí. Fueron muy valientes. La mayoría tiene familia.
XL. Y aun así declararon.
M.M. Sí, pero los que pasaron un mal rato ante el tribunal fueron los del periódico. Al redactor jefe le enseñaron las fotos, más de 100, y le pidieron que dijera dónde apreciaba algún elemento nazi. Fue incapaz, claro. Casi sentí compasión por él. Fue el principio del fin del News of the World.
XL. También ayudó usted a otras víctimas después, durante el juicio por las escuchas telefónicas del grupo Murdoch.
M.M. Sabíamos que su versión de que el hacking telefónico había sido un caso aislado, realizado por un periodista corrupto, era mentira. Los abogados de las víctimas les dijeron que demandar podría ser muy caro y que podrían perder sus casas. Por eso les dije a mis representantes legales que, si las cosas se ponían feas, yo me haría cargo de los costes. Al final, no nos costó ni un penique.
XL. ¿Cuál fue el momento más duro que vivió durante todo ese tiempo? ¿Quizá cuando le tuvo que enseñar a su mujer, Jean, el periódico con las fotografías?
M.M. Efectivamente. Y la reacción de mis hijos. Ya se imaginará lo que los hijos piensan cuando ven a su padre en semejante situación... Al final no es más que sexo, pero el sexo debería ser una cuestión privada.
XL. ¿Nadie de su familia se había imaginado nunca nada?
M.M. Nadie. Mantuve mis tendencias sexuales en secreto durante toda mi vida adulta. Todo lo que uno hace y que no cabe dentro del concepto habitual del sexo tiene un ligero estigma vergonzante.
XL. Ha afirmado que esa inclinación especial ya la percibió cuando era niño. Por su parte, su padre también tenía afición por mujeres que no fuesen la suya propia. 
M.M. Sí, pero ese aspecto no es hereditario. No tengo noticia de que ni mis padres ni mis abuelos lo presentaran. Tampoco le di demasiadas vueltas, ni me planteaba: ¿por qué hago esto? Igual que no me preguntaba: ¿por qué me gustan las carreras? El sexo es tan irracional como conducir coches de carreras. Eso es lo más hermoso del asunto.
XL. Su juventud también fue poco convencional. Su padre fundó el partido fascista en Gran Bretaña y su madre, Diana, fue una encendida admiradora y conocida personal de Hitler. Ambos pasaron temporadas en la cárcel. ¿Cuándo se dio cuenta de que su familia no era como las demás?
M.M. De pequeño, hasta las visitas a la cárcel me parecían normales. No conocía otra cosa. Tardé tiempo en comprender que aquello no tenía nada de normal.
XL. ¿Cómo sucedió?
M.M. No terminé de entender del todo el pasado de mi familia hasta los 16 años, cuando ya vivía en Londres yo solo. Cuando empecé a hablar de política con mis compañeros, evidentemente el asunto era tema de conversación.
XL. ¿Ya había hablado de la cuestión con sus padres?
M.M. ¡Por supuesto! Hablaba a menudo con mi madre y con mi padre sobre Hitler, sobre el periodo nazi y sobre mi tía Unity, que llegó a ser amiga de Hitler. Quiso suicidarse el día en el que los británicos le declararon la guerra a Alemania. Me tía siempre hablaba del Führer, nunca decía Hitler, igual que mi padre, por cierto. Mi hermano y yo nos reíamos de aquello, le llamábamos «darling Führer». Nos parecía una excentricidad.
XL. Imaginamos que eso acabaría cambiando.
M.M. Cuando fui creciendo, empecé a hacer preguntas sobre los campos de concentración y la persecución de los judíos. Mi madre me decía: «Si no hubiese habido guerra, tampoco habría habido campos de concentración». Además, a quien hacía responsable de la guerra era a Churchill.
XL. Su madre y su tía son de las pocas personas que conocieron bien tanto a Hitler como a Churchill.
M.M. Churchill era como un tío para ellas. Su mujer era la mejor amiga de mi abuela. Hitler conoció a mi madre a través de Unity. Tuvieron su primer contacto en Múnich; ella solía ir a un local donde él celebraba sus tertulias.
XL. Tras la guerra, ¿su madre fue capaz de seguir argumentando la fascinación que había sentido por Hitler?
M.M. Siempre decía: «Tenía un talento extraordinario, que consistía en gustarle a la gente y que la gente quisiera ayudarlo. Poseía un gran encanto».
XL. ¿La erótica del poder?
M.M. No creo que fuera eso. Debió de tratarse de otro tipo diferente de magnetismo. No solo funcionaba con las mujeres, atraía a los hombres por igual. La gente que hoy lo califica de cretino no le hace ningún favor a la sociedad, no podrá reconocer al próximo dictador en el caso de que surja uno. Decir que era un imbécil me parece simplista.
XL. ¿Su apellido fue una carga para usted?
M.M. En cierto modo, sí. Cuando me presentaba a algo, o cuando no me lo concedían, nunca sabía si era por culpa de mi apellido o por no ser lo suficientemente bueno. Pero el punto fundamental es si habría acabado en la política de no haber sido por la historia de mi familia. Es lo que siempre quise. Me encantaban las carreras, pero lo mío era la política.
XL. ¿Sintió alivio al ver que a la gente del automovilismo no le importaba tanto su apellido?
M.M. Fue sensacional. En el mundillo inglés del motor a nadie le interesa la historia de nadie. En el continente no siempre era así. Una vez me encontré con un funcionario alemán que me soltó: «Mira qué bien, toparse con el hijo de un viejo nazi...».
XL. ¿Cómo es que empezó a conducir coches de carreras?
M.M. Me contagié con el virus, aquí en Inglaterra, la primera vez que fui a ver una carrera allá por 1960. Me sentí inmediatamente atrapado por la atmósfera.
XL. En aquellos tiempos, la Fórmula 1 seguía siendo una actividad muy arriesgada, mortal. ¿No tenía miedo?
M.M. Oh, sí, claro que tenía miedo.
XL. ¿Qué le decía su mujer? 
M.M. Lo pasamos muy mal cuando Jim Clark tuvo el accidente mortal en 1968. Era dos veces campeón del mundo. Mi mujer me preguntó: «¿Qué te hace pensar que tú sobrevivirás?». Fui un poco injusto: Jean se había casado con un estudiante de Derecho que de repente se puso a pilotar.
XL. Tiene que ser una mujer muy tolerante. 
M.M. Sí, sí que lo es.
XL. Tiempo después, Bernie Ecclestone y usted transformaron la Fórmula 1 en una maquinaria de entretenimiento mundial. ¿Tienen algo más en común?
M.M. Fuimos y somos amigos. La diferencia entre Bernie y yo era que a mí me motivaba la política tras los bastidores, porque me lo podía permitir y porque sabía que heredaría el dinero de mi familia. La motivación de Bernie siempre fue el dinero. Él se encargaba del negocio; yo, del deporte.
XL. Ahora, Ecclestone dice que la Fórmula 1 es aburrida.
M.M. Necesitamos más competencia, eso es verdad. Pero no es algo achacable a los pilotos, sino a las grandes diferencias que hay en la calidad de los coches. Y el argumÿento de que a la gente ya no le interesan las carreras tanto como antes porque los coches son cada vez más seguros es una bobada. La gente disfruta viendo al funambulista caminar sobre el alambre, pero no quiere verlo caer.
Privadísimo

1.- Es el segundo hijo del matrimonio Oswald Mosley y Diana Mitford, casados en la casa de Goebbels con Hitler como invitado.
2.- Cuando nació, la prensa especuló con que era hijo de Unity, hermana de Diana, y Hitler. Tiene tres hermanos mayores por parte de padre y dos por la de su madre. Fue el favorito de su padre.
3.- Deseaba dedicarse a la política, pero el pasado de su familia lo hizo imposible. Como adoraba el mundo del motor, estudió física: para entender y conocer las máquinas.
4.- Se casó a los 20 con la hija de un policía, Jean Taylor, y tuvieron dos hijos. A ella no le gusta salir con él en público. «Cuando va sola, nadie sabe quién es».
5.- El acoso de la prensa contribuyó al declive de su hijo Alexander, víctima de las drogas y la depresión. Apareció muerto a los 39 años en su casa de Notting Hill. «Nunca lo superaré».

TÍTULO: A FONDO EN PRIMER PLANO -  Criogenización A la espera de resucitar,.

A fondo - EN PRIMER PLANO -  

Criogenización A la espera de resucitar ( fotos )

Más de 140 cadáveres reposan en estos contenedores de la fundación Alcor, en Estados Unidos. En su día, estas personas aceptaron que sus cuerpos fueran congelados tras su muerte, confiando en que la ciencia sería capaz de devolverlos a la vida en el futuro. A muchos les parece una opción de 'locos', pero el caso de Kim Suozzi una joven de 23 años ha reabierto el debate.
Unos momentos antes de que Kim Suozzi muriera de cáncer a los 23 años, en enero de 2013, a su novio, Josh Schisler, le correspondió llevar a la práctica el plan que habían trazado entre los dos: congelar su cerebro.
Sobreponiéndose a la pena y la emoción, al oír la alarma del monitor del pulso cardiaco, Josh llamó al equipo de criogenización. Cualquier retraso podía poner en peligro el objetivo: que un día se pudiera resucitar la mente de Kim. Ambos sabían que aquello sonaba un tanto disparatado. La posibilidad de que el cerebro de Kim pueda ser preservado para que unos decenios o siglos más adelante los billones de neuronas interconectadas sean convertidos en un código informático es aún hoy escasa. Y ellos mismos ya lo reconocían entonces a 'The New York Times Magazine'. Pero algunas de las técnicas que hace un par de años ya se aplicaban en los laboratorios empezaban a guardar cierto parecido con las imaginadas por los autores de ciencia ficción. ¿Por qué no intentarlo entonces?
Para empezar, los neurocientíficos ya han comenzado a cartografiar las conexiones entre las neuronas. Esta técnica implica el escaneado de los cerebros en unas láminas muy delgadas por medio de un microscopio de electrones. Al ser superpuestos en un ordenador, los escaneados revelan un mapa tridimensional de las conexiones de cada neurona, lo que se conoce como 'el conectoma'.
Si el conectoma pudiese replicarse, sería posible 'resucitar' un cerebro. Por supuesto, es una técnica que está en sus comienzos, pero eso no desanima a Alcor Life Extension Foundation, la mayor de las dos organizaciones estadounidenses especializadas en criogenización. Creada en los años setenta, Alcor almacena congelados los cuerpos de 140 personas que en su día albergaron la esperanza de ser revividas en el futuro. Esta fundación sin ánimo de lucro tiene unos mil miembros, que han aportado dinero para ser sometidos a preservación después de su eventual fallecimiento y para que se siga investigando en ese sentido.
Cómo mantener tu identidad con vida después de la muerte
Según los neurocientíficos defensores de esta posibilidad, si en el conectoma establecido por los genes y alterado por la experiencia vital es donde está depositada la información identitaria, el volcado informático de una mente en último término podría ser viable. Es la base de la teoría que se denomina 'singularidad', cuyo promotor es el científico Ray Kurzweil, que cuenta con grandes apoyos en Silicon Valley, donde incluso existe una universidad especializada en esa superinteligencia que nos hará vivir para siempre.
Pero, de momento, el reto consiste en preservar de forma fiable el conectoma. Es decir, que cuando fallezcamos esas conexiones neuronales no 'mueran', que se conserven para poder ser replicadas en un futuro. Para animar al desarrollo de técnicas solventes, Alcor a través de un consejo asesor formado por neurocientíficos ha creado un premio, dotado con 100.000 dólares aportados por un donante anónimo. El dinero será para el primer individuo o equipo que preserve el conectoma de un ratón o conejo de un modo que sea aceptable para una publicación científica.
El primer dilema es determinar cuál es la mejor forma de preservar un cerebro: mediante el frío o con productos químicos.
En la criogenización (práctica que existe desde hace decenios y que consiste en almacenar los cerebros y cuerpos humanos a 180 grados) se utiliza un viscoso anticongelante para reemplazar la sangre y el agua en el cerebro. Pero, dado que la criogenización tan solo puede iniciarse tras la certificación oficial del fallecimiento, es posible que se formen coágulos y que los vasos empiecen a venirse abajo antes del inicio del procedimiento. Con todo, los defensores de este tratamiento confían en que los daños bioquímicos sufridos por las células cerebrales sean reversibles en el futuro. 
La otra opción es la defendida por el doctor Shawn Mikula, del Instituto Max Planck, y se llama 'quimiopreservación'. Primero se inyecta un fijador químico en el corazón del animal (en el futuro, un humano) anestesiado, todavía vivo, que preserva la estructura del cerebro. A continuación, el cerebro es sometido a un baño de metales pesados y parcialmente revestido en plástico rígido, para que las neuronas resulten visibles bajo el microscopio de electrones. Este método ofrece la importante ventaja de permitir el almacenamiento del cerebro a temperatura ambiente. Pero algunos neurocientíficos consideran que los productos químicos borran información imprescindible para diseñar una simulación fiel del cerebro. La investigación no ha hecho más que empezar.
El caso de Kim. Parte 1
Kim Suozzi era una joven estudiante de Neurociencia cuando le diagnosticaron un tumor incurable en el cerebro. Decidió criogenizarse. Esta es su historia.
La peor de las noticias

En el año 2007, Kim estaba feliz. Acababa de empezar una relación con Josh, estudiante de Ciencias Políticas. Pero ese invierno empezaron los dolores de cabeza. Los médicos le diagnosticaron un tumor cerebral; un glioblastoma, incurable. Le dijeron que, tras tratarse con quimioterapia, remitiría temporalmente, pero que volvería y de forma virulenta. Y así ocurrió. En 2012, el tumor reapareció. Kim se había interesado por la criogenización desde que le hablaron de ello en clase de Ciencia Cognitiva. Le parecía una interesante posibilidad. Pero sabía que el proceso era caro. Una chica sin seguro no se lo podía permitir.
Ayuda en las redes

Su novio, Josh, le propuso a Kim conseguir el dinero a través de la red social Reddit. En agosto, la joven escribió: «Reddit, ayudadme a encontrar algo de paz en el hecho de morir joven (tengo 23 años)». Tuvieron muchas reacciones en contra, pero sobre todo apoyos: de organizaciones procriogenización, de ingenieros de Google, de inversores de Silicon Valley... Lograron el dinero que les faltaba. Eligieron la opción de neuropreservación: conservar solo el cerebro, no el cuerpo entero. «Me congelarán y me cortarán la cabeza; es más barato», bromeaba Kim.
Una decisión difícil de entender

Enfrentada a una muerte inminente, Kim decidió avanzar en las opciones de criogenización con el total apoyo de su pareja. Eran conscientes de las escasas posibilidades, dado que su cerebro ya estaba dañado por el cáncer. Pero querían intentarlo. No todo el mundo lo entendió. Su padre, con quien tenía una relación muy buena, se negó a financiar el proyecto. Estaba dispuesto a pagarle lo que hiciese falta: tratamientos, viajes... pero no eso. «No vivimos para siempre, Kim».
La muerte 

En noviembre, Kim ya terminal dio poderes a Josh. «Sé, mamá y papá, que probablemente respetaríais mis deseos, pero Josh me conoce mejor». El padre protestó, pero acabó entendiéndolo. Decidieron que Kim moriría en un hospital cerca de la sede de Alcor en Scottsdale, para que el equipo de criogenización pudiera llegar pronto. Sus planes no se cumplieron exactamente: tras doce días en el hospital, ella se estabilizó y la llevaron a casa. Murió, con Josh a su lado, dos días después.
El caso de kim. parte 2
Una vez fallecida, había que actuar rápido. Metieron su cuerpo en un baño de hielo y lo trasladaron para iniciar el proceso de criogenización.
El proceso de criogenización 

Una vez Kim fallecida, el proceso de criogenización fue como se había planeado. Las enfermeras de Alcor acudieron al apartamento y llevaron a cabo las primeras medidas. Restauraron la circulación sanguínea, insertaron un tubo en sus pulmones, metieron su cuerpo en un baño de hielo y lo llevaron a Alcor. A la mañana siguiente, su cabeza fue separada de su tronco. El crytoprotector líquido destinado a conservar su cerebro fue inyectado a través de sus arterias cerebrales.
El coste 
El coste de criogenizarse en Alcor es de 80.000 dólares. Un tercio va destinado al personal médico; otro tercio se invierte en un fondo para la futura resurrección; y otro tercio, en los costes de almacenaje en nitrógeno líquido y el proceso de vitrificación (básicamente insertar anticongelante en las venas), similar al usado para almacenar esperma y embriones en los procesos de fertilización.
Aquí reposa... 

La cabeza de Kim reposa ahora en este recipiente metálico. Josh, su novio, la lloró mucho tiempo. Ahora le deja mensajes de voz grabados. Todavía espera volver a encontrarse con ella algún día. «Mientras ese día llega, recordémosla y celebrémosla; intentemos crear el futuro de nuestros sueños». El padre de Kim, pasado lo peor del duelo, también le deja mensajes de voz algunas veces. Por si acaso.

30 años sin Omaira ,./ Robótica Colin Angle: "Hacer un robot con piernas es una estupidez",.

TÍTULO: 30 años sin Omaira ,.

30 años sin Omaira - fotos,.

El volcán Nevado del Ruíz dejó 25.000 muertos en Armero (Colombia). La imagen de la niña Omaira Sánchez sumergida en el fango durante tres días hasta que murió se convirtió en símbolo de aquella tragedia. Viajamos hasta allí para hablar con los supervivientes.
En los días previos a la tragedia del 13 de noviembre de 1985, una incesante lluvia de ceniza no dejaba ver el sol. El volcán Nevado del Ruiz llevaba varios meses avisando de que iba a estallar. Pero nadie escuchó al «león dormido».
Las autoridades que gobernaban en ese momento debieron evacuar la zona, pero no lo hicieron. No era la primera vez que el volcán expulsaba ceniza, y nadie creyó que las cosas fueran a ser tan terribles. Ese día, cerca de la medianoche y sin avisar, el volcán escupió toda su rabia mientras caía un inmenso chaparrón que hizo que el río cercano se desbordara. Una mezcla mortífera de piedras, barro y lava ardiente bajaría sin misericordia por la vertiente de la montaña en dirección a un solo sitio: Armero. Una avalancha de lodo, lava y agua se llevó por delante un pueblo de casi 32.000 personas.
En pocos minutos murieron 25.000 de ellas. La naturaleza fue implacable. Y por si fuera poco, las labores de rescate se hacían imposibles. El lodo no permitía que los equipos de socorro se movieran sin quedar atrapados. Para cuando los rescatadores alcanzaron Armero, doce horas después de la erupción, muchas de las víctimas con heridas graves ya habían muerto. Los trabajadores de rescate quedaron horrorizados al observar el panorama de desolación que quedó tras la erupción, salpicado de restos humanos irreconocibles.
La imagen de Omaira
En los días posteriores al 13, una imagen recorrió el mundo: una niña que se agarraba a un palo de madera con todo su cuerpo inmerso en una pequeña laguna; solo su cabeza estaba fuera del agua. Era Omaira Sánchez. La fotografía de ella que ese año obtuvo el Premio World Press Photo la hizo Frank Fournier, pero fue el seguimiento posterior que realizó un camarógrafo de TVE lo que tuvo en vilo a toda España durante tres días. La niña hablaba con una normalidad que inducía a tener esperanza en que iba a ser rescatada. En España, aquella transmisión en realidad no fue en directo (Omaira había muerto horas antes), pero no por ello resultó menos conmovedora. La niña estuvo atrapada tres días dentro del agua. Para sacarla de ahí, los rescatadores necesitaban una motobomba de agua, que nunca llegó. Murió frente a ellos, exhausta y carcomida por las infecciones de sus piernas. Lo único que pudieron hacer, una vez fallecida, fue ponerle una tripa de caucho y dejar que su cuerpo sin vida flotara, taparla con unas tejas de cinc y esparcir cal y granos de café a su alrededor para que los animales carroñeros no se la comieran.
Fallos humanos
El volcán llevaba sesenta y nueve años sin actividad, pero lo cierto es que dio sobrados avisos de que iba a estallar. El vulcanólogo Bernard Chouet afirmó que «el volcán estaba gritando 'voy a explotar'», pero los científicos que lo vigilaban en el momento de la erupción no tenían la experiencia necesaria para identificar las señales. No es el único fallo al que tuvieron que hacer frente en Armero. La suerte nunca estuvo de su parte.
La erupción ocurrió tan solo una semana después de que el grupo guerrillero M-19 tomara el Palacio de Justicia en Bogotá, así que el Gobierno y el Ejército se encontraban ocupados en el momento del desastre y reaccionaron tarde y mal. Y por si fuera poco, sucedía dos meses después del terremoto de México de 1985, lo que limitó la cantidad de víveres y suministros enviados por otros países y organismos internacionales.
Lo que queda de Armero
Treinta años después, lo que queda de Armero son un puñado de casas que ya no tienen techo, solo paredes. Pedazos de hogares donde hubo amor, odio, aventuras, desdichas, sexo, alegrías y tristezas. Hay demasiado silencio. Todavía se aprecia la distribución de las viviendas: el salón, la cocina, las habitaciones, los patios internos... Algunas paredes conservan su decoración, como un papel tapiz corroído o desgastadas pinturas hechas a mano. Recuerda a Pompeya, el más conocido de los pueblos sepultados por la lava de un volcán. Todo está dominado por la naturaleza, ganadora como siempre, y lo que queda en pie ha sido devorado por árboles, raíces y plantas.Alrededor de la plaza principal del pueblo hay decenas de lápidas con los nombres de miles de muertos que perecieron ese día. Allí también está la cruz gigante que el Papa Juan Pablo II bendijo un año después de la tragedia, que sirve de referencia para encuentros y que es la preferida de los visitantes para hacerse selfies. Unos pasos más allá está la bóveda del Banco de Colombia, que dicen que contenía millones de pesos que jamás se supo si se recuperaron. Sobre la calle principal hay fachadas en pie donde aún se ven pintados anuncios de lo que fueron locales comerciales. Como la estructura del hospital, donde debajo de sus cimientos aún reposan los cuerpos de cientos de personas. La tragedia de Armero dejó muchas historias trágicas. Incluso de los que pudieron sobrevivir. El precio que pagaron por seguir vivos fue demasiado alto.
Omaira Sánchez 

«Váyanse a descansar un rato y después me sacan de aquí». Omaira Sánchez, de 13 años, estuvo atrapada durante tres días antes de morir. Hablaba con un coraje y una tranquilidad increíbles. «Toco con los pies, en el fondo, la cabeza de mi tía», decía y pedía a quienes la ayudaban que se fuesen a descansar y que «ayuden a mi mamá [que vivía en Bogotá], porque se va a quedar solita». Pese a los intentos, no era posible sacarla sin una bomba hidráulica. Pero la bomba no llegó. Omaira murió de gangrena e hipotermia.
Nora Isabel Cruz Cuervo 

"Afuera se oía el llanto y el dolor de mucha gente". Nora tenía la misma edad que Omaira cuando sucedió la tragedia. Ella se salvó con sus padres y su hermana porque la casa tenía dos plantas y se refugiaron arriba. Murieron sus abuelos, su tía y sus primos. «Se sintió un ruido como cuando un tren se sale del carril y la casa se empezó a mover como un barco de lado a lado. Afuera se oía el llanto y el dolor de mucha gente, y nosotros sin poder hacer nada en aquella oscuridad».
Edilma Loaiza 

"La única manera de salir de allí era cortándome la pierna yo misma." Tres de sus cuatro hijos y su esposo murieron a su lado. «Cuando llegó la crecida, intentamos salir, pero venía cargada de coches, ganado y gente. El barro y la lava entraron en la casa... y en menos de un minuto ya estábamos enterrados. Todo estaba oscuro. Los gemelos me decían que tenían mucho miedo. Yo estaba atrapada. Traté de desenterrarlos, pero fue imposible. Pasó un tiempo y no los oí más. Ya habían muerto. A la niña tampoco la oí. Solo quedamos el más pequeño, que lo tenía cargado en mis brazos, y yo. Cuando se hizo de día, vi que en las manos de mi esposo, fallecido, estaba la cabeza de mi hija Alcida, desprendida de su cuerpecito. Cuando llegó la Cruz Roja, les entregué a mi pequeño. Yo seguía atrapada. Me dijeron que la única manera de poder salir de allí era cortándome la pierna yo misma. Tomé fuerzas, me amarré la pierna con un trapo y comencé a cortarla con un machete». Llevaron a Edilma a un hospital en Medellín, donde le terminaron de amputar la pierna destrozada. Buscó como pudo a su hijo pequeño, pero pasaron dos meses hasta que unos familiares lo encontraron. Ahora vive con él en Bogotá.
Jorge Montealegre, 'El Capi' "

14 personas de mi familia murieron ese día". 67 años. Piloto, poeta y filósofo. Vivía solo en una de las casas más grandes del pueblo. Sus hijos estaban en otra casa al otro lado del río, lo que hizo que se salvaran. «Perdí a mi hermano, a mi cuñada, dos sobrinas, tíos, primos... 14 personas de mi familia murieron ese día. En la más profunda de las oscuridades, solo oías un estruendo espantoso. Salí de la casa pensando que podía escapar, pero algo vino directo hacia mí y me sepultó. Logré salir a flote. Luego, una segunda ola me movió como un monigote, hasta dejarme colgado de unas cuerdas. Eso fue lo que me salvó, aunque me quedaron profundas heridas en la pierna y el brazo derechos. Ahí no hubo destreza para sobrevivir, sino solo la voluntad de Dios».
Omayra Medina

"Mi marido intentó cortarme las venas; decía que nos íbamos a morir igual". Omayra tenía 20 años y estaba embarazada de tres meses cuando la naturaleza del volcán le cambió la vida. «Aquí, nos cayó la casa encima. Estuve atrapada tres días. Mi marido, Fernando, murió el jueves de madrugada [el primer día]. Él me quería matar porque decía que nos íbamos a morir igual, así que con un vidrio trató de cortarme las venas, pero no tenía fuerza; no pudo. Una pared casi entera aprisionaba su pecho, se fue apagando de a poquito. Estuve los dos días siguientes junto a su cadáver, aguantando hambre y calor. Los socorristas apenas llegaron el viernes y dijeron que estaban muy cansados para intentar salvarme. Me desperté a mediodía del sábado, empecé a gritar y volvieron por mí. Eran los mismos que habían estado el viernes y dijeron: Ay, esta china no se ha muerto; vamos a sacarla'». Omayra dio a luz a su hijo seis meses después y asegura: «Me dio fuerzas para seguir viviendo». Hoy, Omayra tiene dos niñas más y vive cerca de donde tuvo lugar la tragedia.
Gladys Primo

"Mis hijos estaban vivos. Se los llevaron". Gladys Primo, de 52 años, sobrevivió al deslave del volcán. Su marido no tuvo tanta suerte. Ella fue rescatada dos días después de la erupción y estuvo seis meses en coma. A sus hijos Nubia Isabel, de siete años, y Jesús Manuel, de ocho, no los ha vuelto a ver desde el estallido, aunque algunos vecinos aseguran que los vieron con vida después de la catástrofe. La creencia general es que fueron dados en adopción, como muchos otros niños que quedaron huérfanos. En cuanto pudo, Gladys se levantó de la cama para buscar a sus niños con dos fotos que pudo conservar, el único rastro de su pasado que le quedaba. Hoy, casada de nuevo y con tres hijos, sigue buscándolos. En una entrevista que le hicieron en 2012 en un programa de televisión, le mostraron un vídeo de la tragedia. En la escena había un miembro de un equipo de rescate que cogía a un niño y lo metía en un helicóptero. Gladys reconoció a su pequeño Jesús Manuel. Espera que algún día «se me presenten aquí, de sorpresa, no pierdo la esperanza». La Fundación Armando Armero se ha encargado de dar apoyo a los padres que buscan a sus hijos. Su director, Francisco González, trabaja para ubicar a esos niños que en medio del caos se encontraban deambulando solos los días posteriores a la tragedia y que desaparecieron, posiblemente secuestrados por tramas de tráfico de niños. En el menos malo de los casos, para adopciones ilegales; en el peor, para redes de prostitución o tráfico de órganos. González tiene documentados 222 casos de niños perdidos.
Los niños desaparecidos

Desaparecieron 222 niños, que pudieron sobrevivir a la avalancha. Su paradero es aún hoy desconocido. Uno de los hijos de Gladys, señalado con una flecha, en la única foto que conserva de él.
Santa Omaira.

El lugar donde quedó sepultada Omaira Sánchez es hoy punto de peregrinación de miles de personas que van a pedir favores a 'santa Omaira', dejan allí placas de agradecimiento y objetos, rezan y hacen ofrendas en su nombre. Muchos piden su beatificación.

TÍTULO:  Robótica Colin Angle: "Hacer un robot con piernas es una estupidez",.

Robótica ( fotos )

Colin Angle: "Hacer un robot con piernas es una estupidez"

Terminator, C3PO, Robocop... ¡Tonterías! O eso dice este ingeniero que lleva 25 años creando robots. Ingenios que lo mismo exploran Marte, desactivan bombas en Irak, se adentran en Fukushima tras el 'tsunami' o limpian nuestros hogares. Aprovechando el lanzamiento de su última criatura, Colin Angle habla con 'XLSemanal' sobre pasado, presente y futuro de la robótica. Es decir, el del ser humano.
Colin Angle tenía dos años y medio cuando arregló en su casa la cisterna del baño. Eso, al menos, asegura él: «Era algo muy sencillo, no crea. No sé, siempre me ha gustado construir cosas. Lo que sea». Años después, en la universidad el prestigioso MIT, cerca de Boston, descubrió la robótica y decidió que quería cambiar el mundo. Con esa ambición, en 1990, fundó iRobot, una empresa que ha trabajado para la NASA y el Pentágono y cuyos ingenios de limpieza doméstica habitan ya en más de 14 millones de hogares. Sentado ante su nueva criatura, un aspirador, el Roomba 980, capaz de memorizar los lugares por los que pasa y que se controla desde el móvil lo presenta en Nueva York ante medio centenar de periodistas especializados, Angle se lamenta de que la industria robótica lleve años «malgastando tiempo y dinero en androides y humanoides de escasa utilidad». En sus 46 años, él, que se tiene por un hombre práctico, nunca soñó con crear robots que hablen, tengan piernas o salten a la pata coja; un camino que, curiosamente, lo ha convertido en uno de los grandes nombres de la robótica mundial. Esta es su visión del futuro. Y del presente...
XLSemanal. Practica snowboard, escalada, pilota aviones... ¿Esto de crear una empresa de robots allá por 1990 podría considerarse también como una actividad de riesgo?
Colin Angle. Sí, sin duda [se ríe]. A ojos de los demás éramos unos chalados. Durante seis años y medio, nunca tuve dinero a principio de mes para pagar al personal. Tardamos ocho en conseguir que alguien nos financiara un proyecto. Probamos cientos de robots, entramos y salimos de 14 negocios diferentes, hasta que nos centramos en la limpieza doméstica y la defensa. El primer Roomba, nuestro buque insignia, ¡salió al mercado en 2002!
XL. ¡Cientos de robots! ¿De qué tipo?
C.A. El primero fue un robot para explorar la Luna. Hemos hecho juguetes, robots para la industria del petróleo, exploradores para terrenos de difícil acceso; áreas en las que creemos que los robots crean valor. Pero hoy estamos enfocados en el hogar, el 92 por ciento de nuestra actividad; el otro 8 es para usos militares.
XL. Precisamente, más de mil científicos y expertos en tecnología Stephen Hawking y Steve Wozniak, entre ellos han firmado un manifiesto contra el desarrollo de robots militares autónomos. Usted no ha firmado...
C.A. No. Es que la perspectiva cambia mucho si uno se pone en el lugar del soldado que arriesga su vida. Si has de despejar un edificio o una habitación y tienes un robot que haga el trabajo, mejor que lo haga el robot, ¿no cree?
XL. Su inquietud se refiere al desarrollo de armas que tomen decisiones por su cuenta, ya que las máquinas carecen de criterios éticos...
C.A. A ver, un robot se limita a seguir un protocolo, la función para la que ha sido construido. La decisión de abrir fuego, en última instancia, siempre será humana, del operario, del fabricante, del gobierno o del terrorista que pueda tener acceso a él. Es decir, al final toda tecnología, su control y desarrollo, depende de las personas. El problema es que cuando la gente piensa en robots militares ya sabemos qué les viene a la cabeza...
XL. ¿Terminator? 
C.A. Así es [se ríe]. De todos modos, hablar de robots soldados capaces de tomar decisiones sobre la vida y la muerte es algo que, créame, si llega a ocurrir, queda todavía muy lejano.
XL. Los firmantes del manifiesto dicen que estarán activos en pocos años...
C.A. Ya [escéptico]. Hay mucha imaginación. Es verdad que los robots llegarán y que cambiarán muchas cosas, pero será mucho más despacio de lo que la gente cree y será también mucho más extraño de lo que imaginamos. Se toma como referente la ciencia ficción, pero esta un Terminator, sin ir más lejos es un desafío constante a las leyes de la física y de la robótica.
XL. Ya hay coches autónomos...
C.A. Es cierto, y aspiradores como el nuestro [sonríe], que también saben ubicarse sin ayuda, pero las decisiones que toma un coche o un aspirador no son tan complejas como las que deberá tomar un robot soldado autónomo. Distinguir, por ejemplo, si alguien va armado, o disfrazado... Eso requiere un desarrollo tecnológico tremendo.
XL. Hay miedo a un futuro donde los robots realicen todo tipo de tareas...
C.A. Eso es porque estamos contaminados. Los coches autónomos son, de hecho, coches robots, pero a la gente le da miedo la palabra 'robot'. Con el tiempo se acostumbrarán [se ríe]. Mire, no existen robots malos, solo robots con funciones establecidas. Los cambios despiertan desconfianza hasta que vemos que mejoran nuestra vida. Piense en el envejecimiento de la población. Cada vez habrá más ancianos y menos gente para cuidar de ellos. Cuando alguien le diga: «No quiero vivir en un asilo», quizá entonces vea que los robots pueden ayudarle a evitarlo.
XL. Decía que el mundo «será mucho más extraño de lo que imaginamos»... 
C.A. A ver, imagínese que un día su hija le dice: «Papá, quiero ponerme unos ojos robóticos, porque con ellos se ve mejor». O «quiero cortarme las piernas y ponerme unas biónicas para correr más». O que un profesor diga un día en clase: «Y ahora desconecten sus neuroconexiones para hacer el examen». No será sencillo lidiar con los cambios que traerá la robótica.
XL. Se refiere al transhumanismo, ¿no?, la fusión entre hombre y robot. Muchos dicen que en 2045 será una realidad. ¿Comparte esa visión del futuro?
C.A. Ya hay demasiados visionarios como para sumarme al carro [se ríe], pero lo cierto es que ya existe un oído robótico, un implante, que funciona bastante bien. Estamos empezando a crear ojos artificiales que distinguen claridad y oscuridad. Si pierdes un brazo, ya existe un brazo biónico controlado por una interfaz neuronal. Estas cosas van a ocurrir mucho antes de que veamos la singularidad.
XL. Se creará una distinción de clase entre quienes tengan implantes robóticos y quienes no los tengan...
C.A. Más que eso, se creará un verdadero abismo entre quienes los tengan y quienes no los tengan. Hugh Herr, un robotista que sufrió una doble amputación y que se ha construido unas piernas artificiales, me dijo hace poco: «Todos os hacéis viejos. Vuestros cuerpos envejecen. Mis piernas, sin embargo, mejoran cada año» [se ríe]. Y tiene razón. Es una perspectiva diferente. Habremos de debatir sobre lo que es humano y lo que no lo es. Los países con acceso a tecnología robótica poseerán una gran ventaja con respecto a los demás. Afrontaremos cuestiones trascendentales como estas mucho antes de que, como predicen algunos, los robots puedan dejarnos 'obsoletos'.
XL. Cuando fundó iRobot, ¿imaginó dónde estaría la robótica en 25 años?
C.A. Sí, y estaba completamente equivocado [se ríe]. El mundo no tiene nada que ver con mi visión. Pensábamos que los robots caminarían por las aceras y cocinarían hamburguesas, pero es que 25 años por delante ¡es una eternidad! Hemos conseguido mucho menos de lo que esperábamos. Para la gente del cine y la literatura es fácil, pero crear un producto que haga las cosas que imaginamos haciendo a los robots es un reto gigantesco.
XL. ¿Me podría dar un ejemplo?
C.A. Un robot criado. ¿Sabe lo qué se necesita para que, por ejemplo, le traiga una bebida? Debe saber dónde estoy yo, dónde está la cocina; tiene que abrir la nevera y coger la botella, abrir el armario de los vasos y cogerlos, el hielo, servir y, además, que sea la medida justa; coger el vaso, traérmelo sin derramar una gota... ¿No le parece mucho para un robot? Hacer eso realidad es una locura. Pero en eso estamos.
XL. ¿Dónde 'estamos' exactamente?
C.A. Bueno, este nuevo robot ya es capaz de ubicarse crea mapas de su entorno gracias a sensores y cámaras que le permiten memorizar sus pasos y de estar conectado con la nube. Gracias a la interconectividad máquinas intercambiando información y a la navegación haremos robots capaces de entender el mundo en el que operan. La inteligencia, en realidad, es muy fácil una vez que comprendemos lo que ocurre a nuestro alrededor. Es solo lógica basada en la comprensión del entorno. Así se consigue que una máquina decida por sí misma.
XL. ¿Por qué eligió no fabricar robots con piernas?
C.A. Porque hacer robots que se muevan ágilmente con piernas es mucho más difícil y poco práctico. Orugas o ruedas es mucho mejor. Mis primeros robots tenían piernas, no se crea usted, ¡estaba aprendiendo! Mis piernas, eso sí, eran extremidades de insectos. Siempre he pensado que los humanoides eran una obsesión humana de escasa utilidad. Mi obsesión, al contrario, es convencer a la industria de que desarrolle robots que ayuden de verdad a las personas. Hay empresas y diseñadores más influenciados por el cine que por solucionar problemas reales.
XL. ¿Se refiere a alguien en concreto?
C.A. Asimo, por ejemplo, el robot de Honda que salta a la pata coja, camina hacia atrás, corre a 6 km/h y lanza penaltis; o ese de Toyota que corre a 7 km/h y toca el violín. «Muy bien, chicos, habéis dejado al mundo con la boca abierta, ¿y ahora qué?». Ellos pueden financiar robots absurdos con los beneficios de vender millones de coches, pero si hubieran invertido todo ese dinero en ideas prácticas la industria robótica estaría mucho más avanzada. «La función primero» es mi lema; a partir de ahí busca la mejor forma de que el robot realice esa tarea.
XL. Usted, hoy, ejerce más de hombre de negocios que de ingeniero...
C.A. Así es, tuve que hacerlo por el bien de mi empresa. Yo era un CEO high tech superguay que nunca ganó un dólar hasta que se convirtió en vendedor de aspiradoras [se ríe].
XL. ¿Hay algo que le hubiera gustado crear, pero nunca dio con la clave?
C.A. Siempre quise un robot que me hiciera la colada [se ríe], que me doble la ropa. Es lo que más detesto.
XL. Diseñó el primer explorador de Marte...
C.A. No exactamente. El Sojourner incluía parte de la tecnología de nuestro primer proyecto, pero el robot en sí fue creado por la NASA. Partieron de mi idea de hacer robots espaciales lo más pequeños posible, ya que entonces todos eran demasiado grandes. Nuestros prototipos inspiraron el Sojourner y por eso grabaron mi nombre en el casco del Spirit, el segundo explorador de Marte.
El hombre de los robots Colin Angle, presidente y fundador de iRobot, rodeado de algunas de sus creaciones más emblemáticas: robots que aspiran, exploradores espaciales, detectores de minas, brazos mecánicos...
Mis pequeñas revoluciones
1. Feature (1989)

Todo empezó con lápices, palillos y cinta adhesiva. Como tesis doctoral, Colin Angle presentó este ingenio, su idea de lo que debería ser una nueva generación de exploradores espaciales.
2. Genghis (1991) 

El desarrollo de Feature condujo a este prototipo, inspiración para el primer explorador de Marte. Hoy está en el Museo Smithsonian (Washington).
3. Hermes II (1991) 

El hermano mayor de Feature y Genghis culminó las ideas de Angle sobre robots espaciales cada vez más pequeños y movilidad basada en extremidades de insectos.
4. Roams (1996) 

Este robot con GPS de uso militar reconocía el terreno antes del avance de las tropas. Fue el primero con control remoto, para poder ser dirigido desde una distancia segura.
5. Fetch (1997) 

Diseñado para las Fuerzas Aéreas, este detector y desactivador de minas y bombas de racimo es el precursor de Roomba, el aspirador doméstico que ha convertido a iRobot en un gigante de la robótica.
6. Roomba 980 (2015) 

Este aspirador, el último de su saga, crea mapas de una casa entera. Sabe así dónde ha limpiado para proseguir su tarea si se queda sin batería. Se controla desde el móvil y está conectado a la nube.

 

DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES - Claudi Alsina Soy catedrático de Matemáticas ,./ LA COCINA - DOMINGO - LUNES - Postre: Tarta de zanahoria con crema de queso fresco ,.

TÍTULO: DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES - Claudi Alsina Soy catedrático de Matemáticas ,.

-foto--Claudi Alsina: "He conseguido entender la factura de la luz, pero no el precio que tiene"


Barcelona, 1952. Soy catedrático de Matemáticas de la Universidad Politécnica de Cataluña. 'Mateschef' (editorial Ariel) es mi sexto libro. Una visión amable y divertida de las matemáticas en la vida cotidiana.


XLSemanal. Nos llena la cocina no de glamour, sino de matemáticas.
Claudi Alsina. No la lleno yo: las matemáticas están ahí desde siempre. Yo las saco a relucir. La cocina está repleta de números que vale la pena dominar: pesos, temperaturas, tiempos...
XL. También hay cocinas que son casi laboratorios de física y química. ¿Esto va a ser más complicado que hacer una carrera de Ciencias? 
C.A. La buena cocina puede tener mucha ciencia. La creatividad de los últimos años nos lleva a deconstruir, esferificar... y para eso es muy necesario el conocimiento de física, química y matemáticas. ¡En algunas universidades ya existe un grado en Gastronomía!
XL. Y con tanto nivel, ¿qué hacemos con el ojo del buen cubero y la cuenta de la vieja?
C.A. Pues tenerlos muy presentes: hay datos como el de la temperatura del huevo frito con el aceite entre 60 y 65 grados nunca se nos pondrá dura la yema que son muy difíciles de medir y es mejor recurrir al ojo.
XL. ¿En lo light hay trampa?
C.A. Light solo significa que tiene un 30 por ciento menos de calorías que el producto original, pero puede ser una bomba calórica. Otras veces utilizan términos no regulados como bajo en calorías o sin grasa... entonces ya no sabemos bien. O cuando ponen en una cerveza O,O que no es lo mismo que un O a secas esconden el segundo decimal, que a veces es un 8. 
XL. Su libro también nos aclara las ofertas en el mercado: tres por dos, la segunda unidad al 70 por ciento... 
C.A. Se cometen muchos errores porque uno no se da cuenta, porque hay mala fe o porque no se explica la oferta con claridad.
XL. Por cierto, ¿usted ha conseguido entender la factura de la luz?
C.A. ¡Con mucho esfuerzo! En una ocasión la estudié a fondo, pero ahora lo que no entiendo es el precio que tiene.
 XL. ¿Cree que a los corruptos les han salido mal las cuentas?
C.A. A muchos corruptos les han salido muy bien. Pero a la sociedad no. Los corruptos lo tenían muy bien calculado.
XL. ¿Las matemáticas pueden ser tan elásticas que, tras unas elecciones, todos hayan ganado? 
C.A. Eso son lecturas interesadas, y de eso los números no tienen la culpa.

Desayuno.
Amanecer dulce

«Desayuno muy pronto, a las 6:30. Tomo un café solo y algún dulce. Y voy variando el tipo de bollo. Me gusta bastante el cruasán».

Cena.
 Acelga con patata, pan, queso, postre un platano,.

TÍTULO: LA COCINA - DOMINGO - LUNES -Postre: Tarta de zanahoria con crema de queso fresco ,.   

Postre: Tarta de zanahoria con crema de queso fresco

Tiempo de preparación: 1 h y 20 min Ingredientes para: 4 personas

Ingredientes: 330 g de aceite de girasol, 400 g de azúcar blanca, 4 huevos, 260 g de harina tamizada, ÿ2 cucharaditas de canela en polvo, 1 cucharadita de allspices, 2 cucharaditas de levadura en polvo, 2 cucharaditas de bicarbonato, 3 tazas de zanahoria rallada y media taza de uvas pasas. Para la crema de queso fresco: 225 g de queso tipo Philadelphia, 225 g de mantequilla, 260 g de azúcar en polvo y 1 cucharada de esencia de vainilla.
Elaboración: se mezclan el aceite, el azúcar y los huevos hasta que el conjunto quede ligero y de color claro.Se mezclan aparte la harina y los demás ingredientes secos. Se juntan las dos mezclas y se añaden la zanahoria y las pasas.

Acabado y presentación: se introduce el conjunto en dos moldes redondos de tarta (del tipo de los de cumpleaños) o en uno tipo plumcake.Se hornea a 180 ºC durante unos 50 o 60 minutos.Mientras tanto, se mezclan bien los ingredientes de la crema de queso hasta obtener una pasta bien untuosa. Una vez que se ha enfriado la tarta, la cubrimos generosamente por todos lados con la crema de queso fresco.
Paso a paso
1. Se baten los huevos con el aceite y el azúcar hasta que el conjunto quede ligero y claro.

2. Se Mezclan aparte la harina y los otros ingredientes. Luego se juntan las mezclas.

3. Se añaden la zanahoria rallada y las pasas. Se vuelca todo en un molde y se hornea una hora.

4. Se cubre generosamente la tarta, una vez enfriada, con la crema de queso.

Es muy importanMis trucoste incorporar la harina a la mezcla de huevos de forma correcta, y el modo de hacerlo bien es de manera rápida y envolvente. Solamente esto hará que el aire que está contenido en la masa no se escape, facilitando así que la tarta esté después más esponjosa.
Reinos de humo por Benjamín Lana
El vecino de al lado
Es difícil reparar en la genialidad de lo cercano. Cuando el carácter y el desempeño de algunos hombres realmente singulares se basa en la familiaridad y la sencillez acabamos viéndolos como un vecino más, lo cual es bueno en la medida que vemos al ser humano y no al personaje. De cuando en cuando, sin embargo, es importante suspender la cotidianidad y poner a cada uno en su sitio. Me voy a aprovechar por ello de que se cumplen 40 años desde que empezó en los fogones para hablarles de nuestro vecino de al lado. Martín Berasategui es tozudo, simpático, generoso y un optimista antropológico. Todas las mejores cualidades que se pueden destilar del 'buen vasco' se las pusieron cuando nació en San Sebastián en 1960, salvo la de ser un 'morrosko'. De todos los grandes cocineros, es el que primero vio que su libertad creativa solo se garantizaba con un negocio solvente y se embarcó en la aventura empresarial en solitario más grande y exitosa de un chef en España. Tiene siete estrellas Michelin, 500 profesionales a su cargo por tres continentes y sigue vistiendo de blanco cada día en su cocina de Lasarte al grito de «garrote». El hombre que se empeñó en suspender las 10 asignaturas con éxito en el colegio para que le dejaran dedicarse a la cocina, el único laureado que ofreció una parte del negocio a sus colaboradores más cercanos, pasa a veces como un vecino más porque la fama no le cambió el ánimo ni la vida, ni se plegó a las camarillas que garantizaban focos y oropeles. Él sigue a lo suyo, empujando como un torrente, con sus amores Oneka y Ane, inventando platos, fiel a su idea de cocina sin ataduras, pero con raíz. @uncomino
El vino

Remírez de Ganuza Blanco 2013. En los 12 años que la bodega lleva elaborando blanco en La Rioja ha mejorado procesos y aumentado la longevidad de este vino, elaborado con viura y criado con sus lías con un sistema de giro de barricas (alternativo al tradicional) durante 9 meses. De intensa nariz, en boca es sabroso, con volumen, largo y fresco. Muy versátil. 20 ¬. J. L. RECIO,.