marujas-sin --piedad-
En
estos días de compras estresantes y copiosas, los pasillos de los
supermercados están llenos de señoras crueles. Hay muchas ...
En Navidad, los pasillos del supermercado son una jungla cruel,.
En estos días de compras estresantes y copiosas, los pasillos de los
supermercados están llenos de señoras crueles. Hay muchas encantadoras,
es cierto, pero las que destacan son las crueles: híper womans
implacables y frías, que matan por conseguir sus objetivos y dejan a un
lado mojigaterías, sonrisas y cumplimientos. Ellas van a lo que van y el
que venga detrás, delante o a su lado, que arree.
Tú vas a coger dos tocinillos de cielo y cuando ya los tienes en la
mano, un carro destructor te arrea un empujón por detrás, una mano
envuelta en pieles sintéticas aparece como por ensalmo, se alarga cual
ofidio sinuoso y te arrebata los dos últimos tocinillos sin que puedas
reaccionar.
Vas después a por las botellas de Primavera y es imposible cogerlas
porque un muro infranqueable de damas amantes del vino dulce se
interpone entre ti y tu encargo dispuestas en formación de pelotón de
antidisturbios. Si te despistas calibrando el grosor de los espárragos,
ellas te devuelven a la realidad utilizando sus carritos como bulldozers
que arramplan con todo, también contigo.
Me gusta ir al híper y al súper, ya lo he escrito alguna vez, pero en estas fechas prefiero la tienda de la esquina y solo me aventuro en la selva si no queda más remedio. Y si en marzo o septiembre hago la compra relajadamente y despreocupado, ahora llevo el carro como si acabara de entrar en Madrid desde Extremadura y circulara entre la plaza de España y la Gran Vía. Empujo el carro literalmente acongojado, en cada cruce miro a ambos lados varias veces y si veo avanzar por el pasillo alguna señora con cara de posesa navideña, freno en seco y dejo que maniobre a su gusto.
A veces, pierdo la concentración, me dejo llevar por la tentación, me detengo y me pongo a observar los panetones con ojo clínico, releo las etiquetas de los polvorones comparando la cantidad de almendra, intento discernir si el salmón ahumado es noruego, si el foie es francés o el jamón es de bellota de verdad, pero una voz irritada me saca enseguida de mi ensimismamiento de comprador concienzudo: «¿Oiga, va a estar toda la tarde mirando los panetones o puedo coger uno para mí?».
Es ella, mi maruja asesina, incapacitada durante estas fechas para condescender, perdonar y disculpar. Tolerancia cero, caballero: o compra o sigue su camino. Esto es un híper, no un museo de arte contemporáneo. Y tomo nota, y me apresuro, y cojo el primer fuagrás que encuentro, aunque sea de cerdo, y pillo unos polvorones sin almendra, y cargo con un salmón en oferta porque caduca mañana.
Señoras, que se detienen en los cruces del hiper a charlar con otras compradoras implacables sobre la última buena obra de Mariló Montero, que se emocionan con la penita que da un señor que salió en la tele contando las secuelas de un accidente, cambian de registro en cuanto reanudan su compra y les da lo mismo todo porque tú no sales en la tele contando tus penas y cuando se colocan detrás de ti gritan sin prudencia ni piedad: «Madre, detrás de este no me pongo, que es muy viejo y tarda mucho. Que parece subnormal y no va a acabar nunca. Que tiene una mano y le lleva el doble de tiempo.»
En estos días, por culpa de esa minoría destroyer de las marujas asesinas, hay que tener la autoestima por los aires para aventurarte en la jungla de las compras de Navidad. Solo si te comportas como ellas, podrás sobrevivir. Debes arrasarlo todo con tu carro, empujar a quienes pretenden comprar lo que tú buscas, acelerar para llegar antes a la cola que tu competidora, coger varios números en la pescadería por si se te pasa la vez mientras te pesan la fruta y si gritan que han tenido mala suerte porque les ha tocado el lento del híper, hagan como yo, dense la vuelta y suéltenles algo tan inesperado como esto: «¿Por qué lo dice, señora, por el color de mi piel?». No lo entienden, pero te quedas a gusto y, a veces, hasta piensan si no estarán haciendo algo mal.
Tú vas a coger dos tocinillos de cielo y cuando ya los tienes en la
mano, un carro destructor te arrea un empujón por detrás, una mano
envuelta en pieles sintéticas aparece como por ensalmo, se alarga cual
ofidio sinuoso y te arrebata los dos últimos tocinillos sin que puedas
reaccionar.Me gusta ir al híper y al súper, ya lo he escrito alguna vez, pero en estas fechas prefiero la tienda de la esquina y solo me aventuro en la selva si no queda más remedio. Y si en marzo o septiembre hago la compra relajadamente y despreocupado, ahora llevo el carro como si acabara de entrar en Madrid desde Extremadura y circulara entre la plaza de España y la Gran Vía. Empujo el carro literalmente acongojado, en cada cruce miro a ambos lados varias veces y si veo avanzar por el pasillo alguna señora con cara de posesa navideña, freno en seco y dejo que maniobre a su gusto.
A veces, pierdo la concentración, me dejo llevar por la tentación, me detengo y me pongo a observar los panetones con ojo clínico, releo las etiquetas de los polvorones comparando la cantidad de almendra, intento discernir si el salmón ahumado es noruego, si el foie es francés o el jamón es de bellota de verdad, pero una voz irritada me saca enseguida de mi ensimismamiento de comprador concienzudo: «¿Oiga, va a estar toda la tarde mirando los panetones o puedo coger uno para mí?».
Es ella, mi maruja asesina, incapacitada durante estas fechas para condescender, perdonar y disculpar. Tolerancia cero, caballero: o compra o sigue su camino. Esto es un híper, no un museo de arte contemporáneo. Y tomo nota, y me apresuro, y cojo el primer fuagrás que encuentro, aunque sea de cerdo, y pillo unos polvorones sin almendra, y cargo con un salmón en oferta porque caduca mañana.
Señoras, que se detienen en los cruces del hiper a charlar con otras compradoras implacables sobre la última buena obra de Mariló Montero, que se emocionan con la penita que da un señor que salió en la tele contando las secuelas de un accidente, cambian de registro en cuanto reanudan su compra y les da lo mismo todo porque tú no sales en la tele contando tus penas y cuando se colocan detrás de ti gritan sin prudencia ni piedad: «Madre, detrás de este no me pongo, que es muy viejo y tarda mucho. Que parece subnormal y no va a acabar nunca. Que tiene una mano y le lleva el doble de tiempo.»
En estos días, por culpa de esa minoría destroyer de las marujas asesinas, hay que tener la autoestima por los aires para aventurarte en la jungla de las compras de Navidad. Solo si te comportas como ellas, podrás sobrevivir. Debes arrasarlo todo con tu carro, empujar a quienes pretenden comprar lo que tú buscas, acelerar para llegar antes a la cola que tu competidora, coger varios números en la pescadería por si se te pasa la vez mientras te pesan la fruta y si gritan que han tenido mala suerte porque les ha tocado el lento del híper, hagan como yo, dense la vuelta y suéltenles algo tan inesperado como esto: «¿Por qué lo dice, señora, por el color de mi piel?». No lo entienden, pero te quedas a gusto y, a veces, hasta piensan si no estarán haciendo algo mal.
TÍTULO: HA MUERTO LA ACTRIZ ITALIANA VIRNA LISI 78 AÑOS,.
La actriz italiana Virna Lisi, premio en Cannes por su papel en 'La reina Margot', de Patrice Chéreau, ha muerto a los 78 años, según ha ...
A LOS 78 AÑOS
Muere la actriz italiana Virna Lisi
Participó en decenas de películas con Delon, Burton y Mastroianni y en 1994 recibió el premio de Cannes a la mejor actriz por 'La reina Margot'
Hizo de protagonista junto a Jack Lemmon en 'Cómo matar a la propia esposa' (1965)
Virna Lisi, en Cannes, en el 2009.
La actriz italiana Virna Lisi,
premio en Cannes por su papel en 'La reina Margot', de Patrice Chéreau,
ha muerto a los 78 años, según ha anunciado este jueves la agencia de
noticias italiana Ansa, citando a su hijo.
Belleza rubia nacida en Ancona (en el centro del país) en 1936, Virna Peralisi, como se llamaba realmente, rodó docenas de películas en Italia, Francia, y también en Hollywood, junto a los mejores actores de su generación, como de Alain Delon, Richard Burton y Marcello Mastroianni.
Lisi comenzó su carrera muy joven, a los 17 años, en 1953, pero tuvo que esperar hasta 1994 para alcanzar la consagración de recibir el premio en Cannes a la mejor actriz por su papel de Catalina de Médicis en 'La reina Margot'.
Después ella continuó su carrera en la tele, grabando varias series italianas.
Emtre sus películas más conocidas, 'Cómo matar a la propia esposa' (1965, de Richard Quine), en la que ejercía de protagonista junto a Jack Lemmon.
TÍTULO: VIERNES--CINE-DEPRISA, DEPRISA,.
El reparto de la película estuvo formado por actores no profesionales del área de Villaverde situada al sur de Madrid.3
Dos miembros del elenco principal fueron arrestados por distintos
hechos delictivos durante el rodaje, causando un gran revuelo en su país
de origen.4
La película narra la historia de cuatro amigos, especialmente la de la pareja formada por Ángela y Pablo, la mayoría de ellos provenientes de un ambiente marginal y que encuentran diversión y una salida fácil en los robos a mano armada. Robos que poco a poco se van convirtiendo en golpes más grandes y arriesgados.
Entretanto, los cuatro llevan una vida apática y donde únicamente se dedican a ver pasar el tiempo, disfrutar de su compañía y utilizar las drogas como vía de escape. Un reflejo claro del impacto y generalización del uso de la heroína en la España de finales de los años 1970 y principios de los años 1980.
Belleza rubia nacida en Ancona (en el centro del país) en 1936, Virna Peralisi, como se llamaba realmente, rodó docenas de películas en Italia, Francia, y también en Hollywood, junto a los mejores actores de su generación, como de Alain Delon, Richard Burton y Marcello Mastroianni.
Lisi comenzó su carrera muy joven, a los 17 años, en 1953, pero tuvo que esperar hasta 1994 para alcanzar la consagración de recibir el premio en Cannes a la mejor actriz por su papel de Catalina de Médicis en 'La reina Margot'.
ÚLTIMA APARICIÓN EN EL CINE
Su última aparición en el cine fue en el 2002, en la película 'El mejor día de mi vida', dirigida por la hija de Luigi Comencini, Cristina.Después ella continuó su carrera en la tele, grabando varias series italianas.
Emtre sus películas más conocidas, 'Cómo matar a la propia esposa' (1965, de Richard Quine), en la que ejercía de protagonista junto a Jack Lemmon.
TÍTULO: VIERNES--CINE-DEPRISA, DEPRISA,.
Reparto
El reparto de la película estuvo formado por actores no profesionales del área de Villaverde situada al sur de Madrid.3
Dos miembros del elenco principal fueron arrestados por distintos
hechos delictivos durante el rodaje, causando un gran revuelo en su país
de origen.4- Berta Socuéllamos Zarco (Ángela)
- José Antonio Valdelomar (Pablo) cobró 300.000 pesetas por protagonizar la película.
- Jesus Arias Aranzueque (Meca)
- José María Hervás Roldán (Sebas)
- María del Mar Serrano (María)
- Consuelo Pascual (abuela de Pablo)
- Lucio Fernandez Felipe (Julio)
La película narra la historia de cuatro amigos, especialmente la de la pareja formada por Ángela y Pablo, la mayoría de ellos provenientes de un ambiente marginal y que encuentran diversión y una salida fácil en los robos a mano armada. Robos que poco a poco se van convirtiendo en golpes más grandes y arriesgados.
Entretanto, los cuatro llevan una vida apática y donde únicamente se dedican a ver pasar el tiempo, disfrutar de su compañía y utilizar las drogas como vía de escape. Un reflejo claro del impacto y generalización del uso de la heroína en la España de finales de los años 1970 y principios de los años 1980.
