Barbra Streisand
sabía de sobra que era fea. Se lo repetía sin cesar su madre, una
humilde secretaria que, tras enviudar cuando ella tenía 15 ...foto,.
Está a punto de cumplir 73 años y de conseguir su
noveno Grammy. Ahora un libro de coleccionista recoge fotos inéditas de
la estrella. Un homenaje sin precedentes a una leyenda viva.
En 1960, Billy Wilder arrasaba en la
noche de los Oscars, gracias a una de
sus obras maestras, 'El apartamento'.
En la categoría de mejor actriz era
Elizabeth Taylor quien se llevaba la estatuilla por 'Una mujer
marcada',
un durísimo papel para el lucimiento extremo de la
entonces reina de Hollywood: bella hasta reventar, diva como
ninguna y, en cierto modo, abanderada de una nueva modernidad,
de un nuevo canon.
Mientras tanto, en The Lion, un bar
gay del Village neoyorquino –un antro, si no fuera porque entonces
la comunidad homosexual aún disimulaba a golpe de
traje y corbata–,
una chica judía de enorme nariz y nacida en
Brooklyn encadenaba canciones
con un talento casi
extraterrestre. Se llamaba
Barbara Streisand, con la 'a' que luego eliminó porque
Barbra le hacía diferente.
Como si no lo fuera
ya. Y ahí estaba, animando
a un público políticamente
incorrecto, convencida
de que aquello no había
hecho más que empezar.
Barbra Streisand sabía
de sobra que era fea. Se lo
repetía sin cesar su madre,
una humilde secretaria que,
tras enviudar cuando ella
tenía 15 meses, se casó con
un tipo que también le recordaba
a menudo su escasa
belleza. Hasta un helado dicen que le negó... por fea.
Aquel
mantra tenía como objetivo quitarle de la cabeza su sueño de
ser actriz y cantante. De triunfar cargada con su estrabismo.
Con un perfil imposible. Con unos dientes enredados en una
mandíbula incapaz de competir con la de la Taylor.
Irónica vulgaridad
Le dio igual.
En The Lion, las paredes temblaban cada vez que
arrancaba una estrofa, pero también lo hacían cuando bromeaba
con los clientes, cuando soltaba frases lapidarias con un sentido
del humor inagotable.
Lo mismo en Bon Soir y en Blue
Angel, clubes de mayor envergadura en los que se vestía con
elegantes vestidos de segunda mano y mascaba chicle en un
gesto de irónica vulgaridad.
Había nacido una estrella y hasta
el dramaturgo Noel Coward tuvo que ir a verla para comprobarlo,
porque el runrún en Nueva York no paraba de crecer.
Tres años después,
Columbia Records lanzaba The Barbra
Streisand Album, grabaciones en estudio de sus actuaciones
en aquellos clubes, que en pocas semanas se convirtieron en
la banda sonora de todo un país y, de paso, en el disco de vocalista
femenina más vendido en la historia de Estados Unidos.
Esto fue solo el comienzo. La lista de récords conseguidos
por Barbra Streisand hasta hoy (y sigue generándolos) daría
para un libro Guinness:
51 discos de oro, 30 de platino, 13 multiplatinos,
tres megaplatinos, un ultraplatino y 247 de metal,
amén de dos Oscars, cinco Globos de Oro, cinco Emmys, dos
Tonys y ocho Grammys. Cuesta incluso entender qué signifi
ca todo esto, por eso es más fácil resumirlo en que ninguna
otra mujer ha vendido más discos ni durante mayor período
de tiempo en Norteamérica, o en que solo Elvis Presley y The
Beatles la superan, ni tan siquiera los Rolling Stones.
El triunfo de la normalidad
Podríamos decir que tuvo la suerte de la fea si no fuera porque
en aquella época no había fea (en Broadway, en Hollywood, en
las portadas de Vogue y Harper’s Bazaar) que la tuviera. Solo
ella, la única excepción que
confirmó la regla y a
brió el
camino no a otro arquetipo
de belleza, que eso
era asunto de la Taylor, la
Monroe o la Bardot, sino
al de la normalidad.
Pero la Streisand tampoco
era normal. No lo es.
Los fotógrafos Lawrence
Schiller y Steve Schapiro,
jóvenes judíos de Brooklyn
como ella, lo supieron enseguida,
e incluso Schiller
sufrió el desaire (y la consiguiente
censura) de la
diva cuando publicó una
foto sin su autorización.
Pocas bromas con Barbra.
Ahora, con su visto bueno,
juntos han reunido un sinfín de fotografías, muchas inéditas,
en el libro 'Barbra Streisand by Steve Schapiro and Lawrence
Schiller' (Taschen), una joya en edición limitada que pretende
dar rienda suelta, más aún, a la leyenda.
Leyenda viva, como
bien señala Schiller: “Tras publicar mi libro de fotografías de
Marilyn, me preguntaron qué otra estrella habría perdurado de
la manera en que lo hizo ella.
Solo se me ocurrió Barbra. Marilyn
se convirtió en un mito, pero Barbra ha sido una leyenda
de su tiempo y seguirá siéndolo
cuando desaparezcamos”.
Capaz de convertir en millonario
hit la canción 'Woman in Love' y haberla
interpretado solo dos veces en
directo porque dice que no quiere, que
no la siente, que no la entiende, Barbra
ha
sabido salir airosa incluso
de su pánico escénico,
ese que le hizo olvidarse de
una letra en el mítico concierto
de Central Park de
1967 ante 135.000 personas
(otro récord: el de la mayor
asistencia de público para
ver a un artista en solitario).
Aquello provocó su retirada
de los escenarios durante
años y la decisión de cantar
en vivo con cuentagotas
y... un 'teleprompter'. Así lo
sigue haciendo y, cada vez
que anuncia su reaparición,
agota todas las entradas en
nanosegundos.
En Hollywood parecía
más difícil aún que triunfase
aquella nariz superlativa
que casi siempre aparece
en las fotos desde su perfil
menos malo, el izquierdo,
tan izquierdo como su combativo
discurso político.
En
1968, con 26 años y tras el
éxito de su papel en el musical 'Funny Girl', el realizador William
Wyler estrenó la adaptación cinematográfica. ¿El resultado?
Un Oscar a mejor actriz, compartido por primera vez con otra
intérprete. Y qué otra: la mismísima Katharine Hepburn por
su papel en 'Un león en invierno'. A pesar de las reticencias, el
éxito de taquilla y el aplauso unánime de la crítica
convierten
a la Streisand en la nueva reina (también) de Hollywood.
Triunfo en Hollywood y con los hombres
Pero le quedaba medirse con un galán para demostrar que en
el juego de la seducción también era imbatible. Lo hizo por
partida doble:
en 1972 junto a Ryan O’Neal en '¿Qué me pasa,
doctor?' y un año más tarde con Robert Redford en 'Tal como
éramos'. Dos de los guapos oficiales caían rendidos ante una
Barbra que también fuera de las pantallas jugaba sus cartas.
Verdaderos o no, qué más da,
se
le atribuyeron romances con Steve
McQueen, Omar Shariff , Don Johnson,
Ryan O’Neal, Jon Voight, Warren Beatty,
Kris Kristofferson y el mismísimo Elvis
Presley. Eso sí,
por el altar solo ha
pasado dos veces: con
Eliot Gould,
padre de su único hijo, Jason, y con
James Brolin, su marido desde 1998.
Tras esos éxitos llegaron
otros, como
'Yentl' (1983), que
dirigió y protagonizó, y que
Steven Spielberg definió como
“uno de los mejores debuts en
la dirección desde 'Ciudadano
Kane'”, y
'El príncipe de las mareas' (1991), que la Academia
ninguneó al nominarla a cinco
estatuillas menores y obviar
su trabajo tras la cámara.
Porque
una cosa es amarla y otra
distinta quererla. Su carácter
intransigente y su militancia
en el lado más progresista del
Partido Demócrata
no siempre
han caído bien en el conservadurismo
hollywoodense.
Demasiado activismo a favor
de los derechos de las mujeres,
de las minorías étnicas,
de gays y lesbianas, del medio
ambiente, del sida...
Ante esto y ante cualquier
duda sobre su manera de ser,
nadie mejor que ella misma
para definir una personalidad
que ha dado quebraderos
de cabeza a productores,
directores, empresarios... Tozuda
y perfeccionista, Barbra
dijo una vez de sí misma: “
Soy
simple, compleja, generosa,
egoísta, poco atractiva, hermosa,
perezosa y trabajadora”.
Pura contradicción.
Puede que en 2015 resulte
difícil entender lo que ella y su
físico hicieron por cambiar las
reglas del juego.
Muchos aseguran
que, sin Barbra abriendo
camino, Anjelica Huston o
Cher no lo habrían tenido tan
fácil. Tampoco otras estrellas
más actuales, como
Christina
Aguilera o Lady Gaga. En
definitiva, que si la Streisand
no hubiera existido.... alguien
habría tenido que inventarla.
Y, sin duda, nadie mejor que
ella para hacerlo.
El mundo según Barbra
Desde sus comienzos, tuvo muy claro que no
alzaría la voz solo para cantar.
Combativa y siempre
dispuesta a romper estereotipos, Streisand se
ha servido del éxito para meter el dedo en unas
cuantas llagas. He aquí el resultado:
-The Streisand Foundation. Los veteranos
de guerra de Irak y Afganistán, las parejas o
familias monoparentales que buscan apoyo en
la planificación familiar, los jóvenes sin recursos
que necesitan becas de estudio, Al Gore y su
defensa del planeta... Todos tienen cabida en la
macrofundación que dirige Barbra Streisand
y
que ayuda a las causas que más defiende.
-Apoyo a Obama... con restricciones. Aunque
no dudó en mostrar su apoyo al presidente como
defensora a ultranza del Partido Demócrata,
en
2012 se negó a cantar para recaudar fondos para
su campaña electoral, cosa que sí hizo en 2008. ¿El
motivo? Su enfado por el rechazo del Gobierno al
proyecto de ley antipiratería del país.
-Icono gay y madre de gay. En 1991, los tabloides
estadounidenses anunciaron a bombo y platillo que
James Gould, hijo de Barbra y su primer marido,
Elliot Gould, era homosexual. Nada que no supiera
ya la actriz. Años después, en 1999, hablaba
abiertamente del tema para la revista The Advocate
y defendía orgullosa a su hijo.
-De Twitter a Harvard. 354.000 seguidores en
Twitter y
más de 87.000 en su reciente cuenta de
Instagram confirman que a sus 72 años quiere
mantenerse actualizada. En las redes combina
fotos antiguas, promoción de su nuevo disco,
Partners (donde ha colaborado con Babyface,
Stevie Wonder o Lionel Richie) y
defensa de sus
causas favoritas. Su insistencia en la necesidad de
que los artistas participen en política la llevó a dar
un polémico discurso en la Universidad de Harvard
titulado “El artista como ciudadano”.
-Efecto Streisand. Así se conoce popularmente
a aquello que,
tras un intento de censura u
ocultación fracasado, se convierte en un éxito viral.
Y todo porque en 2003 Barbra Streisand exigió que
se
retirasen imágenes de su mansión en la costa
californiana por vulneración de la intimidad. No solo
perdió, ya que el autor documentó que se trataba
de un estudio sobre la erosión del litoral a causa del
urbanismo desmedido,
sino que provocó que todo
el mundo viera la fotografía. Aquella vez, su voz le
jugó una mala pasada.
Una estrella en el cine
1. Funny Girl
(1968). Debutó
en el cine con este
papel que le había
hecho famosa en
Broadway.
2. ¿Qué me pasa,
doctor? (1972).
Bogdanovich la
dirigió en su faceta
más atolondrada
y divertida... con
la que lograba
enamorar a O’Neal,
dicen que también
fuera del plató.
3. Tal como
éramos (1973).
El papel más
Streisand, donde
lucha por mantener
sus principios
mientras pierde al
hombre de su vida,
Robert Redford.
4. Ha nacido una
estrella (1976). El 'remake' del célebre
título de Judy
Garland fue un
fracaso en taquilla.
5. Yentl (1983).
Guionista,
productora,
directora y actriz.
Debutó tras las
cámaras con la
historia de una judía
que se hace pasar
por chico para
estudiar.
6. El príncipe de
las mareas (1991).
Un melodrama de
amor maduro con
Nick Nolte. Uno
de sus filmes más
taquilleros, aunque
en el top de todos
se encuentra Los
padres de él, donde
interpreta a la
excéntrica madre
de Ben Stiller.
TÍTULO: PROTAGONISTA, DEBATE, Elizabeth Gilbert--ESCRITORA,.
-foto- Elizabeth M. Gilbert (18 de julio de 1969; Waterbury, Connecticut) es una escritora estadounidense que ha escrito novelas, ensayos, historias cortas, biografías y memorias.
Biografía
Hija de un ingeniero químico y una enfermera, Elizabeth creció junto a
su hermana Catherine Gilbert Murdock en una granja dedicada a la
plantación de árboles de Navidad en Lichtfield (Connecticut).
La familia vivió en el campo sin televisión ni tocadiscos, por lo que
todos los miembros leían mucho y escribían pequeñas historias y obras de
teatro para divertirse.
Elizabeth asistió a la NYU, donde se graduó en 1991
con un doctorado en Ciencias políticas. A partir de entonces llevó una
vida medianamente vagabunda: fue cocinera, camarera y cadete en una
revista con el fin de escribir sobre dichas experiencias. Por ejemplo,
su etapa como cocinera dio pie a varias historias cortas y a su libro El último hombre americano.
Periodista
Esquire publicó su cuento Peregrinos en 1993, bajo el título El debut de una escritora norteamericana. Fue la primera escritora de cuentos inéditos en debutar en Esquire desde Norman Mailer. Esto la llevó a un trabajo estable como periodista para una variedad de revistas como SPIN Magazine, GQ, New York Times Magazine, Allure, Real Simple y Travel + Leisure.
Su artículo de 1997 de la revista GQ, The Muse of the Coyote Ugly Saloon, basado en anécdotas mientras trabajaba de camarera en Manhattan, sirvieron como guía para la película Bar Coyote. Recibió una nominación para el Premio Nacional del Libro por la no ficción The Ghost, un perfil de Hank Williams III publicado por GQ en el 2000, que fue incluido en Best American Magazine Writing en 2001.
Libros
Su primer libro, Pilgrims (Houghton-Mifflin 1997), una colección de
historias cortas, recibió el premio Pushcart y fue finalista del PEN /
Hemingway Award. Esto fue seguido por su novela Stern Men
(Houghton-Mifflin, 2000), seleccionada por The New York Times como
"Notable Book".
En 2006 publicó Eat, Pray, Love: One Woman's Search for Everything Across Italy, India e Indonesia
con la editorial Viking, una crónica anual de la autora acerca de la
exploración espiritual y personal, realizada mientras viajaba por el
extranjero. El libro estaba en la lista del New York Times Best Seller
de no-ficción en la primavera de 2006, y en octubre de 2008, después de
88 semanas, el libro todavía estaba en el puesto número 2.
Posteriormente apareció en el Oprah Winfrey Show. Los derechos del libro han sido adquiridos por Columbia Pictures, y se programó la filmación del mismo, con Julia Roberts como actriz protagónica. La película, Come, reza, ama en español, se estrenó en agosto de 2010 con una aceptación variante.
El año 2013 escribió The Signature of All Things, es español La firma de todas las cosas. Alcanzando el puesto número 5 de los 10 mejores libros de ficción del año 2013 según la revista Times.1
Bibliografía
Historias cortas
Novelas
Biografía
- The Last American Man, (2002) (finalista del National Book Award and National Book Critic's Circle Award)
Memorias
- Comer, Rezar, Amar, (Aguilar, 2007)
- No necesito lo fácil ahora pero tampoco lo difícil, (Aguilar, 2007)
- A veces, perder el equilibrio por amor es parte de vivir una vida equilibrada, (L.V.B.A.2010)
- Comprometida, (A.B.F. 2010)
- Trabaja la mente, es algo que deberías de controlar, porque si no
puedes controlar tus pensamientos estarás en problemas por siempre,
(L.V.B.A.2010)
- Es importante saber dónde estás en cada momento; el encuentro de
cielo y tierra; no demasiado dios, no demasiado egoísta; si pierdes
equilibrio, pierdes tu ser, (A.B.F. 2010)
Como colaboradora
- The KGB Bar Reader: Buckle Bunnies (1998)
- Why I Write: Thoughts on the Craft of Fiction (1999)
- A Writer's Workbook: Daily Exercises for the Writing Life (prólogo) (2000)
- The Best American Magazine Writing 2001: The Ghost (2001)