TÍTULO: AQUI LA TIERRA - Lo de la mujer de Vargas Llosa nos ha pasado a muchas,.
AQUI LA TIERRA -
"Aquí la Tierra" es un programa diario de TVE,
de 20.30 a 21.00 donde Jacob Petrus nos ofrece una mirada inédita y
entretenida sobre nuestro planeta. foto,.
TÍTULO:Lo de la mujer de Vargas Llosa nos ha pasado a muchas,.
Aprendí más de fauna humana en la Diputación de Barcelona que de vedette en El Molino; burros hay en todas partes»,.
- foto- Yolanda Ramos Actriz,.
Esta catalana de piernas espléndidas y rostro burlón ha sido vedette
de El Molino, presentadora en 'Hable con ellas' y chica Almodóvar. Hoy, a
sus 46 años y madre de una niña de tres, Yolanda Ramos provoca
carcajadas en el Club Capitol de Barcelona con 'La Cavernícola' y
polémica en Telecinco con '¡Vaya Fauna!'
Va usted de la caverna a la selva.
Es verdad. Llevo un año de mucho animal. No soy muy animalera, pero nunca les haría daño.
Pues se ha armado una buena.
Yo desde casa también me preguntaría si esos animales sufren. En
'¡Vaya fauna!' los examina antes un veterinario para asegurarse de que
no están estresados y la mayoría quiere mucho a su dueño, algunos
incluso han sido rescatados del maltrato.
Como exvedette de El Molino, de comportamiento animal sabrá mucho...
Je, je, je... Fíjese que he visto más comportamiento animal en otros
sitios más serios que en El Molino. Y hablo de cuando trabajé en la
Diputación de Barcelona, donde me enchufó mi padre. Burros hay en todas
partes.
¿Su cavernícola tiene que ver con la caverna política?
No. Tiene que ver con la caverna doméstica. Lo que en casa nos
parece un drama luego si lo hablas con las amigas pierde importancia. De
eso trata el espectáculo, de aflojar, pero sabiendo lo que hay. Yo
defiendo la separación cuando no estás contento con tu pareja, aunque
sea por una memez.
Mujer, por una memez...
Bueno, es que una memez detrás de otra hacen un drama.
¿Y para hablar eso hay que remontarse a las cavernas?
Claro, porque los cavernícolas ya definieron roles sobre hombre y mujer. Ellos cazadores, nosotras recolectoras.
¿Usted es más cazadora o recolectora?
Yo soy cazadora, recolectora y la que corta el césped... Hago de todo, como casi todas.
¿Le han herido los hombres?
Totalmente. He sido un animal muy herido. Pero estoy curada. Conozco
muy poca gente que haya llegado a mi edad sin estar herida. Por no
hablar de los que han tenido que volver a la cama-nido de solteros.
¿Se ha visto en esas?
Claro. Tuve que empezar de cero a los 40. Y me volverán a hacer daño
y volveré a hacer daño, porque la vida es así. Menos mal que mi madre
tiró la cama-nido.
La vida es así. Dígaselo a la exmujer de Vargas Llosa...
Yo el otro día pensaba: cuando pasas de los 70 no te sale la muela
del juicio. Y sin embargo a esa edad, ¿existirá la hormona esa que te
vuelve loco y te enamoras? Parece que sí. Lo de la mujer de Vargas Llosa
nos ha pasado a muchas. Que te deje tu pareja es una de las penas más
grandes de la vida.
Volviendo al humor, ¿de qué se ríen ellos y ellas?
En mi espectáculo se ríen hombres y mujeres a la vez cuando explico
cómo hacemos pipí en la calle. Es mucho más cómodo lo suyo.
Dígaselo a Águeda Bañón, la nueva directora de Comunicación del Ayuntamiento de Barcelona.
¿Por qué?
Porque se ha fotografiado orinando de pie en la calle.
Ah, bueno. A mí si ella va a hacerlo bien, su pasado no me importa.
¿Pero es cavernícola o liberador lo de Bañón?
¿Liberador? Para nada. Ojalá la liberación de la mujer fuera tan
sencilla como hacer pis en la calle. Eso es una forma de guerra y yo
estoy en contra de la guerra de sexos.
¿A quién le dedicaría un 'calvo' como el que hizo en 'Hable con ellas'?
A Esperanza Aguirre, para decirle: «¿Ves como hay que ir con cuidado
con nosotros?». A mí lo de Colau y Carmena me alegra, porque pensaba
que éramos todos tontos pero veo que la fuerza del pueblo está ahí.
Por cierto, ¿le ha pagado ya José Luis Moreno?
No. Ni creo que me pague en su p... vida.
TÍTULO: EL OBJETIVO DE ANA PASTOR - LASEXTA,.
ESTE DOMINGO A LAS 21:30 HORAS / foto,.
'Especial El Objetivo, Referéndum Grecia', el domingo en laSexta
Grecia se la juega. El domingo vota su futuro en la Unión
Europea. Este domingo, a las 21:30 horas, no te pierdas en directo
'Especial El Objetivo, Referéndum Grecia', en laSexta.
TÍTULO: España Directo - LE ACONSEJARIA A RAJOY QUE NO SE TIÑERA EL PELO,.
España Directo -
España Directo es un programa que hace una crónica social de España. Escapadas, el tiempo, fiestas, reportajes y recetas de cocina, foto,.
TÍTULO: LE ACONSEJARIA A RAJOY QUE NO SE TIÑERA EL PELO,.
Le aconsejaría a Rajoy que no se tiñera el pelo»,. foto
Cristina Rodríguez es la experta en moda de 'Cámbiame'. «No hay
guión, los piques son reales. Yo me enfado así, son histriónica en mi
vida personal»,.
Lo que para algunos espectadores puede ser un ejemplo de frivolidad,
para Cristina Rodríguez, consejera de 'Cámbiame', es «una labor social».
La diseñadora de moda ha saltado a la fama por su aparición en el
programa de cambio de 'look' que Telecinco emite de lunes a viernes a
las 14.30 horas, pero fuera del 'reality' tiene un recorrido largo. Ha
estado nominada al Goya en tres ocasiones en la categoría de mejor
vestuario ('Por un puñado de besos', 'Tres bodas de más' y 'El cónsul de
Sodoma') y trabaja para la serie 'Apaches', que estrenará Antena 3 este
otoño.
No es tan dura como decían.
¡Tengo mucho corazoncito y soy muy maja! Lo que pasa es que soy muy
exigente en mi trabajo, cada vez que viene alguien nuevo le digo:
'Cariñito, en este tiempo que vas a estar trabajando conmigo no vas a
salir a cenar, ni a tomarte una Coca-cola con los amigos, ni a coquetear
porque no vas a tener tiempo'. Igual me pasa en 'Cámbiame', que me
emociono mucho, pero soy germánica.
Acabará agotada...
Si algo tengo en esta vida es capacidad de trabajo.
¿'Cámbiame' no es frívolo?
A lo mejor alguien lo piensa, pero a mí me da lo mismo. Estamos
haciendo una labor social para gente que necesita que le demos
herramientas, para que puedan cambiar su vida porque todo les va mal.
Cuando le das seguridad, la gente quiere comerse el mundo.
¿De qué cambio se siente más orgullosa?
Me pareció maravilloso el de Víctor y su abuela. Esa señora de 92
años que se quedó viuda con 30 y no había vuelto a enamorarse porque
decía que ya había vivido la historia de amor de su vida. Yo que soy de
'a rey muerto, rey puesto' llegué a casa y le dije a mi chico: '¡Yo
quiero eso!' Fue una lección de vida.
¿Los piques están en el guión?
Los piques son reales, muchas veces me quedo perpleja con las
reacciones de Pelayo y Natalia. Somos un coñazo los tres, tenemos piques
y nos queremos. Yo cuando me enfado me enfado así, porque soy
histriónica en mi vida personal. Si tuviéramos guión haría falta un
equipo de cien guionistas.
El Goya se le resiste por poco.
En cada película nos dejamos la vida. La labor consiste en hablar
mucho con el director sobre colores, trama y personajes. Algunas veces
aciertas y otras no. Todo el que sale a decir media frase en la película
tiene un vestuario que está antes probado, estipulado y mimado... En la
película 'Ahora nunca', que está en cartelera, he arriesgado mucho con
el vestuario. No soy especialista en moda, sino en vestuario.
¿Cómo va a vestir a los 'Apaches'?
Está basada en los años 90 y hay que mirar detalles como que las
camisetas tenían más cuello que ahora, por ejemplo. Todo pasa en un
barrio y he intentado hacer un 'look' muy americano porque creo que el
espectador tiene muchas referencias de allí. La serie podía pasar en
Madrid o en el Bronx.
¿Es más difícil vestir a los personajes de una serie de época o de una contemporánea?
Lo más reciente es más difícil, porque el público no conoce tan bien
cómo vestían en épocas pasadas. Cuando hago vestuario contemporáneo me
paso muchas horas por la calle mirando tendencias o buscando en las
tiendas.
El ejemplo de Obama
¿Qué le parece el vestuario de los políticos?
La mayoría viste bastante mal. Ya que se gastan tanto dinero en
asesores podrían estar mejor aconsejados o, por lo menos, contar con
profesionales de imagen. No importa que sean de izquierdas o de
derechas, nos necesitan.
¿A quién le llevaría al plató de en 'Cámbiame'?
Me gustaría ver a Susana Díaz y a Cospedal. A Mariano Rajoy le diría
que no se tiña el pelo. Me lo puede jurar por su familia, pero no me
cabe ninguna duda de que lleva el pelo teñido. También le cambiaría las
gafas y la corbata.
¿Le cortaría la coleta a Pablo Iglesias?
Se la dejaría. Él ha acertado con esa imagen tan clara de camisa y
vaqueros. Pero le quitaría las camisas moradas y oscuras, prefiero los
colores básicos. Está genial que tenga su sello propio.
¿No se salva ninguno?
El político que mejor viste es Obama, va perfecto. No tiene
estridencias, siempre con trajes oscuros, camisas blancas y azules y
corbatas granates o azul oscuras. Un político no sabe lo que le va a
pasar a lo largo del día, todavía recuerdo a Rajoy dando la rueda de
prensa del 'Prestige' con una corbata rosa. Me fastidió porque estábamos
en un momento de crisis.
Un consejo para este verano.
Poca ropa y color. A las chicas, zapatillas, olvidemos los tacones.
TÍTULO: SILENCIO POR FAVOR - Acercar la música clásica. con Félix Alcaraz,.
Acercar la música clásica... con Félix Alcaraz / foto,.
Valladolid, 1976. Director técnico y
artístico de la Orquesta Nacional de España. Músico profesional, se pasó
a la gestión hace tres años. Desde 2012 ha hecho todo lo posible para
popularizar la música clásica.
XLSemanal. ¿Por qué tenemos en España un concepto tan solemne de la música clásica? Félix Alcaraz. De
pequeños no estamos en contacto con ella música clásica. Además, se la
ha rodeado de una liturgia que le gusta mucho al público habitual, pero
que asusta al resto. XL. Hombre, tanto como asustar... F.A.
Les da la impresión de que es una cosa muy elitista, para entendidos.
De lo que se trata ahora es de venir, sentarse y disfrutar, como de
cualquier concierto o película. XL. DJ en conciertos sinfónicos, música de videojuegos en las salas de concierto... ¿No arriesga mucho? F.A. Nuestro
trabajo es experimentar. Derribar esas barreras mentales que tiene la
gente. Son nuevas maneras de aproximarnos al público, porque en realidad
¡a la gente ya le gusta la música clásica, pero no lo sabe! XL. ¿No teme popularizar demasiado? F.A.
En absoluto. No dejamos de hacer nuestros programas habituales.
Simplemente, hemos introducido algunos formatos en los que nos
intentamos acercar por primera vez a un público diferente, que tiene
miedo a venir a nuestros conciertos. XL. Quizá se deberían poner los conciertos a precios populares... F.A.
¡Nuestros precios son populares!: entradas para menores de 30 años de
último minuto a un euro; los conciertos mini, que son un nuevo formato, a
cinco euros... Y hemos abarrotado en las primeras convocatorias. XL. Procede de una familia que no tenía ninguna vinculación con la música... F.A. En mi casa no había afición. El primer disco llegó con un periódico, que lo regalaba, y me fascinó. XL. ¿Escucha todo tipo de música? F.A. Me gusta mucho la electrónica, el pop, el house, el rock más duro... XL. ¿Por qué están los padres tan preocupados por que sus hijos lean y, sin embargo, no les preocupa que aprendan música? F.A.
Creo que eso está cambiando poco a poco. Pero al no haber una
sensibilización o un conocimiento de la música clásica cuando eres
pequeño, tampoco se lo transmites a tus hijos. Además, la mayoría
desconoce los grandes beneficios que tiene la música. XL. Diga, diga... F.A. Está científicamente demostrado: desarrolla la inteligencia, la sensibilidad y la capacidad emocional. XL. ¿Cómo debería enseñarse la música? F.A.
No soy especialista, pero desde luego no a la antigua usanza. Eso es lo
que genera rechazo. Lo importante es acercarse a la música de una
manera natural. XL. ¿Cómo? F.A. Primero
hay que emocionar, disfrutar de ella, y luego intentar inculcar el
conocimiento. No al revés. Y aumentar el tiempo, más horas lectivas. XL. ¿Ha encontrado resistencia a esta nueva manera de entender la música clásica? F.A.
Siempre hay resistencias cuando uno innova. Pero en este caso han sido
mínimas. Los miembros de la orquesta están encantados de ver gente
nueva. XL. ¿Qué es lo que mejor ha funcionado? F.A.
La verdad es que todos los formatos han funcionado muy bien. Ahora, me
gustaría hacer conciertos multitudinarios al aire libre. Llegará. XL. ¿Existe tanta diferencia entre escuchar música en directo y escucharla grabada? F.A. No
tiene nada que ver. Sientes el sonido en la cara. Es tan espectacular,
tan emotivo... No se puede comparar. Es un espectáculo con un componente
visual. Estás viendo a doscientas personas crear algo en directo. PREGUNTA A BOCAJARRO ¿En qué proyecto innovador está trabajando ahora?
En
fusionar la música indie con la clásica. Sabemos que hay mucha más
gente de la que parece interesada en esto. Es gente joven, que disfruta y
aplaude de otra manera, entre movimiento y movimiento.
TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - Los primeros estimulantes días del fiestón,.
Foto - Reloj,.
El despiporrante espectáculo que están brindando las
diferentes candidaturas bendecidas por Podemos en las ciudades en las
que han sido aupados al poder, bien por los votos o por las alianzas, es
un sencillo aperitivo del tiempo de surrealismo que nos espera. Tiempo
eminentemente retórico, demagógico, lleno de símbolos baratos y repletos
de insensateces gestuales. Basta ver los primeros días. La foto de los
concejales triunfantes del Ayuntamiento de Zaragoza dejando el pleno al
ser elegidos parecía la borrachera de estudiantes recién salidos de la
taberna de la facultad: más de un maño se habrá preguntado, inquieto, si
esos tipos van a ser los que solucionen los problemas de la ciudad.
Como se lo puede preguntar cualquier gaditano ante la primera medida
tomada por el comparsista Kichi: ha obligado a que aparezca en las
pantallas de información municipal un mensaje que reza textual: «Esta
pantalla no volverá a servir para difundir propaganda del Ayuntamiento»,
lo cual es paradójico ya que el texto no deja de ser una forma de
propaganda barata. Habrá que ver qué gestos encabezan su gestión, que
promete ser la de un alcalde que no discute las medidas que tomar en los
plenos, sino en «asambleas ciudadanas». Veremos si hace obra en su
despacho para reducirlo, ya que ha resultado «más grande que la casa
donde vivo» (sic), con lo que los ciudadanos podrán estrenarse
discutiendo si gastar dinero en una reforma para evitar que el de la
comparsa se sienta incómodo por sentarse en un despacho amplio.
Despacho,
por otra parte, que he podido conocer y tampoco es el Bernabéu, lo que
me lleva a pensar cómo será su pisito. El flamante alcalde electo de
Valencia, ni con mucho el más votado, viejo catalanista de Manresa
partidario del sueño absurdo de Els Països Catalans, ha gestualizado con
lo inevitable: el infantil gesto de no querer la vara de mando ya que
él plantea una gestión «abierta y dialogada», muy lejana de lo que
conlleva dicha vara. Igual se cree que los alcaldes están obligados a
llevar como un apósito susodicho bastón, incluso en los viajes al
excusado. Ha asegurado que una de sus iniciativas es sembrar Valencia de
huertos para dar de comer a los niños en las escuelas y «no depender de
Marruecos y sitios así». Los huertos urbanos, sembrados de nabos y
zanahorias, es idea compartida con la alcaldesa de Madrid, Manuela
simplemente, como a ella dice gustarle que la llamen. Qué maravilla,
todo Recoletos sembrado de hortalizas para los colegiales madrileños, y
los trabajadores de jardines sembrando abono y vigilando que los
borrachos de noche no se lo pasen en grande arrancando coliflores.
Manuela, que ha propuesto a padres y madres hacer de limpiadores del
colegio de sus hijos, también ha encontrado muy grande su despacho. En
él tuvo que solucionar la primera crisis de gobierno provocada por su
concejal de Cultura, el conocido ya por todos Guillermo Zapata, autor en
su día de comentarios deleznables en las redes sociales, los cuales no
es preciso repetir pues son del conocimiento de todos. A este pobre
imbécil le han dejado 'solo' de concejal de a pie gracias a su
descomunal sentido del humor, pero del resto de la chusma gobernante aún
no hay noticias de relevo a la hora de escribir este artículo. La
portavoz del Ayuntamiento de la capital es una tipa aficionada a asaltar
capillas al grito de «el Papa no nos deja comernos la almeja», tetas al
aire, como expresión de su «política a favor de la sociedad laica»
(sic). Otros, como es sabido, también son dados a una prodigiosa
locuacidad ofensiva, y son seguidos por una masa fervorosa que, en
primera instancia, amenazaron con violencia a concejales de Ciudadanos
el mismo día de la toma de posesión de Simplemente Manuela.
Ya
comprobaremos si tales comportamientos y ocurrencias son cuestión de
fiebre breve o, por el contrario, tónica constante. Sí sabemos, o
prevemos, que nos esperan días entretenidos, repletos de gilipolleces y
de alguna que otra indignidad. Todo gracias a esta triunfante fiebre
populista. Aupada por sus votos y por el apoyo entusiasta del PSOE de
Pedro Sánchez, al que ya veremos si algún día habrá que pedirle
explicaciones. Sobre todo los que no quieren que el PSOE desaparezca
deglutido por el oso al que se abraza.
TÍTULO: REVISTA XL SEMANAL EN PORTADA, El sueño de los hermanos Roca ,.
En portada / fotos
El sueño de los hermanos Roca
'XLSemanal' comparte un fin de semana
con los hermanos Roca en su restaurante y vive con ellos en Londres la
celebración de su elección como el mejor del mundo. Su éxito no radica
en sus platos ni en su creatividad, sino en su filosofía... Así es El
Celler de Can Roca.
Joan Roca charla, animoso, con el cocinero Andoni Aduriz en
una sala del Guildhall de Londres, uno de los más imponentes edificios
de la ciudad, donde en breves minutos se dará a conocer la lista de los
50 mejores restaurantes del mundo. Los dos llevan al cuello el
fular azul de seda que distingue a los finalistas. Hacen quinielas y
bromean aferrados a una caña de cerveza antes de comenzar la ceremonia
de entrega de los premios. Son las 19:50 del 1 de junio. El
Celler de Can Roca, número dos del mundo en la clasificación de la
revista británica Restaurant, puede mantenerse o no perder mucho. Volver
a la cima, donde estuvo en 2013, parece harto difícil. Ni se espera ni
se presagia lo que va a ocurrir minutos después. Joan está tranquilo.
Los argumentos para llegar a ser los mejores ya los pusieron: trabajar
duro y estar preparados para dejar de serlo. El mayor de los Roca,
templado cual senador romano, lo explica así: «Nuestro objetivo en la
vida era tener el restaurante que ahora tenemos, no los reconocimientos. No trabajamos para las estrellas o las listas. No lo hicimos para ser los primeros, sino porque era nuestro sueño. Si
somos los primeros o los segundos, lo importante cambiará muy poco.
Seguiremos en el barrio, en contacto con la vida real donde somos lo que
somos, con o sin premios».
Otros cinco cocineros españoles con
el pañuelo azul también aguardan acompañados por sus más allegados. La
de España es la delegación más numerosa del mundo, siete de cincuenta.
Sin chaquetillas, reflejan la diversidad de unos revolucionarios ya
maduros. El traje entallado y los zapatos de punta de Quique Dacosta y
las Converse de Andoni Aduriz.
Media hora después, todos los focos del creciente sistema mediático-gastronómico mundial están sobre los rostros de los tres hermanos Roca.
Han vuelto a la primera posición: «Back on top». Y, con ella, al
frenético ritmo de 2013, a las siete entrevistas por día y a las ofertas
de cheques en blanco para replicar El Celler en otros lugares del
mundo. «Tendríamos que pedir una cantidad indecente», respondió una vez
Josep Roca en Pekín, tratando de ser cortés al rechazar una de esas
ofertas. «Bien respondió el ofertante. ¿Y podría decirme cuánto es para
usted una cantidad indecente?». No hubo respuesta, ni esa vez ni ninguna
otra.
«A veces discutimos mucho por un plato o por un concepto,
pero en las cosas importantes siempre hemos estado de acuerdo. El
Celler no se puede clonar, y estará solo donde nosotros y nuestro equipo
estemos. Es nuestra manera de entender las cosas», explica Jordi, el
hermano pequeño, uno de los mejores pasteleros del mundo. Pero vayamos
al principio. Un lugar en el mundo
La ruta que el conductor Josep Roca hacía entre Saint Esteve de Llémena y Girona determinó el sitio exacto donde empezó todo.
Su autobús traía y llevaba a catalanes de pueblo que trabajaban en la
capital y a los nuevos vecinos que aún en 1967 llegaban a cientos en
busca de una vida mejor. Andaluces, aragoneses y extremeños que se
asentaban en el extrarradio, en barrios levantados con más prisa que
arte al otro lado del río Ter, a no mucha distancia de las solariegas
casonas de la ciudad amurallada, pero culturalmente muy alejados.
Mientras Josep ejercía de chófer, su mujer, Montserrat Fontané,
trabajaba en la cocina del restaurante Lloret de la entonces Gerona.
Junto
a una de las paradas de bus del barrio Taialà-Germans Sàbat,
encrucijada en la que el español con acentos del Sur empezaba a
mezclarse con el catalán, había un bar en traspaso al que Josep, criado entre pucheros, había echado el ojo. A
no mucho tardar, se convertiría en Can Roca. Pocos años después, en
aquella España en la que la gente trabajaba mucho y se quejaba poco, los
niños Joan y Josep mucho después también Jordi hacían los deberes y
jugaban a las chapas en las mismas mesas en las que los parroquianos
tomaban cañas y jugaban a las cartas.
Han pasado 48 años. Can
Roca, el bar del chófer, levanta cada día la persiana y por diez euros
da de comer a los vecinos. También a los 60 cocineros y camareros de uno
de los restaurantes creativos más importantes del mundo: El Celler de Can Roca, el proyecto de sus tres hijos, situado a un paso de la casa familiar. Joan y Josep tenían, respectivamente, 22 y 20 años cuando anunciaron a sus padres que abrirían un restaurante.
Habían pasado por la escuela de hostelería de Girona y querían su
propio proyecto, no seguir en el bar. Abrieron El Celler, pared con
pared, al lado de su casa. No pensaron ni en cruzar el río para
instalarse en el centro de la ciudad. Su lugar ya estaba elegido y para
siempre.
Los años siguientes fueron trabajo duro y alguna
escapada en coche a los grandes templos franceses de la cocina, con
vuelta en el día porque no había para gastar en hoteles. Cuando
aún no habían cumplido los treinta, y casi sin dinero, compraron Can
Sunyer, una casona modernista-colonial cercana a Can Roca en
cuyo jardín jugaban de niños, y la dedicaron a celebrar banquetes para
poder pagarla hasta que, en 2007, lograron convertirla en el actual
'mejor restaurante del mundo'. La lista de espera es de un año. Todos
los servicios están completos desde hace tres. Esencias para una vida
Para
entender El Celler de Can Roca no es necesario hacer una revisión de su
cocina a lo largo de casi tres décadas ni analizar el salto que se ha
producido desde el 'muslito de pollo con gambas', de 1987, a la 'ostra al vapor de manzanilla', de 2010.
Ni siquiera ahondar en la aportación de los Roca a la revolución
gastronómica española, con la divulgación de sus técnicas de cocción a
baja temperatura o el proceso creativo multidisciplinar del que resultan
todas sus experiencias. El Celler se distingue de cualquier restaurante
de moda de Nueva York, París o Shanghái por su mecanismo interior, por
la filosofía sobre la que está construido el proyecto de toda una vida:
un respeto reverencial a sus padres, cordón umbilical y ejemplo de
cuanto quieren ser, la conexión íntima con el territorio geográfico y
emocional de su barrio, y la generosidad con la que comparten su éxito
con su patria chica y con la grande. La experiencia que vive el comensal no se cimienta en la 'caballa con encurtidos y botarga'
o en otros sorprendentes platos de Joan, ni en los viejos borgoñas de
la bodega de Josep ni en las locuras dulces de Jordi, sino en el modo en
que comparten su amor por la vida y sus particulares esencias: la
familia, la amistad y la búsqueda de la belleza. Son los primeros del mundo, pero no les gustan mucho las listas.
Están agradecidos por el privilegio, la visibilidad y las oportunidades
que les brindan «para poner de nuevo España y Girona en el mapa del
mundo y ayudar a la gastronomía y al turismo», pero reconocen que su
esencia ordinal va en contra de lo que es un restaurante gastronómico:
un lugar lleno de matices y subjetividades. «Desde ese punto de vista,
todas las listas son absurdas, pero hoy responden a una demanda social.
Y nos han atrapado, se están imponiendo en solo una década. Creo que todos los que integramos ese ranking coincidiríamos en que no se puede listar del 1 al 50 sin ser injustos,
pero ya es difícil mantenerse al margen», explica Joan. La cultura
sajona avanza. Michelin es Europa. Son dos maneras de mirar el mundo.
Los franceses establecen un canon de excelencia con sus estrellas. Una
especie de auditoría con la que los cocineros se encuentran más cómodos.
«Su criterio es también subjetivo, pero más comprensible. Llevan cien
años clasificando a los restaurantes y sus tempos son más sensatos».
Retirado
Ferran Adrià de la primera línea, el líder natural de los cocineros
españoles, el primus inter pares, es Joan Roca. Él reconoce sentirse
observado, pero rechaza asumir la responsabilidad: «Tenemos buen rollo,
armonía entre nosotros y el momento es maduro y dulce. Ahora hay
complementariedad. No somos los únicos que estamos en la lista o que tenemos tres estrellas Michelin.
Los liderazgos son necesarios en un momento de revolución, como la que
encabezó Ferran, pero, una vez asentada, lo importante es que la gente
sea libre y que pueda hacer, decir y decidir sin ir detrás de la
manada».
Los Roca han roto la tendencia de los grandes chefs
franceses que se replican por el mundo en presuntos clones de sí mismos
en tantos restaurantes como puedan abrir. Para ellos, que son tres, aún
sería más fácil. Pero el negocio solo es una parte de su proyecto vital
y, como dicen, «ninguno de los tres aspiramos a un yate». Tampoco
comparten la idea de El Bulli y otros restaurantes de cerrar seis meses
al año para ser creativos. Ellos tienen su propio modelo. Cierran los domingos y los lunes. También
el martes al mediodía. Se trasladan con todo el personal a La Masía su
flamante centro de innovación junto con su equipo de apoyo, formado por
una científica, un botánico, un perfumista, un enólogo y un ingeniero.
Charlas, lecturas, intercambio de roles... y allí pasan cosas. «Lo más
importante es cuidar a tu gente, ser proactivos al talento y hacer que
se sientan partícipes de un proyecto que también es suyo», explica
Joan.
Héloïse Vilaseca es la directora del nuevo centro donde se
aborda la gastronomía desde disciplinas muy dispares. Lo mismo se
trabaja en la gestión emocional del equipo que en la obtención de
esencias de cualquier producto a través de la destilación o en la clasificación de plantas, flores y raíces del entorno natural de El Celler. Ya
han catalogado más de 2800. Suelen trabajar con unas 400. Y 30 están
hoy en el menú. También fabrican de modo artesanal bebidas fermentadas
de baja graduación. El destilado de higo chumbo del Cap de Creus ya está
casi a punto.
La Masía es el fruto más fecundo que dejó el
proyecto El somni. Una experiencia única y no repetida en la que El
Celler llevó hasta el límite la interacción posible de la gastronomía
con el resto de las disciplinas artísticas. Cincuenta de los más consagrados del mundo aportando visiones y propuestas creativas para
construir un viaje en el que el canto, la filosofía, la pintura, el
cine, la poesía, el 3D y la cocina interactuaban con ayuda de la
tecnología para sublimar la percepción y la sensibilidad de los
participantes. Una ópera en doce platos, representada solo una vez, que
quedó registrada en un libro y en una película. Es probable que
experiencias similares, en pequeña dimensión, puedan a llegar a formar
parte del menú de El Celler. Estén atentos. La gira
Su
alternativa a cerrar las puertas medio año para dedicarse a innovar
pasa por crear sobre la marcha. Este verano trasladarán por cinco
semanas el restaurante, con todo su equipo, a otros tantos países del
mundo. Abrirán en Buenos Aires, Miami, Houston, Birmingham y Estambul.
Para cada ciudad elaborarán un menú especial en torno a su cultura
gastronómica y utilizando sus productos. Su colaboración con el BBVA,
compañía de la que son embajadores, les permitirá de nuevo hacerse la
pregunta: ¿qué cocina haríamos con nuestra personalidad y experiencia si viviéramos en otro país? La
respuesta pasa por atreverse a cocinar desde cero en un nuevo entorno
cultural, descubrir los ingredientes locales y sus técnicas de cocina.
«Una maravillosa manera de reinventarnos». El viaje permite tener el
departamento de I+D en plena ebullición, cohesionar al equipo,
promocionar ingredientes desconocidos y dar visibilidad al trabajo de
pequeños agricultores de cada país. También seleccionar y becar a dos
jóvenes cocineros de cada ciudad, que regresarán con toda la troupe a
Girona. «Poder cerrar en Girona nueve o diez semanas en lugar de cinco sería maravilloso.
Tendrías que ver cómo vuelve la gente, cómo cuentan los platos en el
restaurante cuando los sirven. Han conocido el mundo, han sido parte del
proceso», explica Joan.
Hace mucho que el proyecto de los
hermanos Roca ha superado la búsqueda de un nuevo sabor o un plato
sorprendente, la época en la que lograron traspasar los límites del
universo comestible conocido gracias a la ciencia y la tecnología. Sus
verdaderos retos pasan hoy por profundizar en el compromiso social y la
reivindicación de la emoción. En palabras de Josep, «tenemos que aportar
elementos de sensibilidad a una sociedad desnutrida de sentimientos».
El foco es cada vez más nítido aunque no nuevo para ellos. Creen que lo que la alta cocina aporta de reconocimiento e influencia debe servir para mejorar el mundo.
Joan imparte una conferencia en el Foro de Davos un día y otro hace la
comida popular con la que homenajean cada 15 de mayo, desde hace 40
años, a los mayores de su barrio. Jordi firma libros como mejor
pastelero del mundo y prepara la chocolatada infantil de carnavales en
Taialà. «Es el compromiso con la sociedad desde la excelencia», dicen
satisfechos. Presente y futuro
*
El Celler de Can Roca elegido dos veces número uno del mundo en los
últimos tres años por la prestigiosa revista británica Restaurant es ya
un hito en la gastronomía mundial. Y un centro de referencia: Joan Roca
(en la foto) y sus hermanos, Josep y Jordi, impulsan ahora La Masía: su
propio centro de I+D, llamado a ser uno de los más novedosos en
innovación gastronómica a nivel internacional. Allí, a un paso de El
Celler, ingenieros químicos, botánicos, agrónomos y cocineros crean un
lenguaje común entre ciencia y sabor. Esencia pura
*
En El Celler de Can Roca, la experiencia del comensal se cimenta en el
modo en que los hermanos comparten su amor esencias: la familia, la
amistad y la búsqueda de la belleza. Un asunto de familia Entre acentos del sur
*
Los Roca aquí, Josep y Joan en la escuela crecieron en el barrio de
Germans Sàbat, en Taialà. Un barrio en construcción en el extrarradio de
Girona al que llegaban andaluces, aragoneses y extremeños en busca de
una vida mejor. Chófer y barman
*
A la izquierda, sentado, Josep Roca padre. Conducía un autobús de línea
entre Sant Esteve de Llémena y Girona, que tenía una parada delante del
bar familiar Can Roca, conocido en el barrio como el bar del chófer. Y nació Joan
*
En febrero de 1964 nació Joan Roca i Fontané, hijo de Josep y de
Montserrat Fontané Montse, cocinera del restaurant Lloret de Girona y
pieza clave tras la vocación de los tres hermanos. El fogón: cuna y herencia *
Joan y Josep tras la barra de Can Roca. El bar de sus padres era la
sala de estar, el lugar en que jugaban, hacían los deberes, miraban la
tele... entre los aromas de los guisos de la madre, Montse, y la Iaia,
Angeleta. Paso a paso, hasta la cumbre
*
Joan y Josep en el primer El Celler, abierto en 1986, pegadoal bar de
sus padres. En 1996 lo renovaron. Y en 2007 se trasladaron a Can Sunyer,
la actual ubicación del mejor restaurante del mundo. Tres, mejor que dos
El
pequeño de los Roca, Jordi, nació 14 años después de Joan en un país
con tele en color y democracia. Su infancia fue mucho más fácil que la
de sus hermanos, pero no así encontrar su sitio cuando pegó el estirón.
Joan y Josep abrieron El Celler cuando él tenía ocho años. Todos en
aquella casa estaban locos por la cocina y él quería ser cualquier otra
cosa. Pintaba feo hasta que en 1996 llegó al restaurante un pastelero
escocés llamado Damian Allsop, formado en los mejores restaurantes de
Francia, y a falta de un ayudante lo tomó a su cargo. «Yo no quería ser
cocinero. En realidad, no sabía qué hacer y mis hermanos tampoco sabían
qué hacer conmigo. Este era su restaurante. Yo me incorporaba haciendo
cualquier cosa los fines de semana porque había que ayudar en casa.
Tampoco era una lumbrera. Hasta que llegó Damian. Con él aprendí cosas
que me enseñaba a mí solo, cosas que no sabían ni Josep ni Joan. La
pastelería me ayudó a formar mi identidad y a encontrar mi papel. Si
hubiera sido cocinero, sería solo un cocinero de Joan, o si hubiera
estado en la sala, un camarero de Josep. Pero encontré mi sitio»,
explica el Jordi más satisfecho del mundo.
Desde que son
realmente tres, cada uno con su mundo e identidad propia, la fórmula ha
funcionado. Jordi aporta la frescura y la vivacidad de quien pertenece a
otra generación. El mayor se ocupa de aplicar el 'seny' mientras Josep
Pitu, el poeta tiende a elevarse a lo sublime música y poesía desde una
bodega-catedral con 56.000 botellas en la que ha creado hasta una
suerte de capillas dedicadas a sus santos vinos fetiche Jerez,
Champagne, Priorato, Riesling y Borgoña. Los afortunados que consiguen
ser invitados escuchan los sonidos del suelo de las viñas, las piezas
clásicas con las que él identifica las sensaciones que le produce cada
vino y una historia mágica encerrada en cada botella. Aseguran
que el trío es mejor que la pareja para solventar los problemas de la
vida diaria: «El que opina diferente, la minoría, tiene que traer una
idea realmente buena para lograr convencer a los otros dos». No hay
empates técnicos ni cabreos. Algunos de los proyectos más singulares de
los últimos años son fruto de este modo de trabajo, de la defensa
numantina de una idea por uno de los hermanos que los otros dos no
acababan de ver, como El somni, una locura de Josep, o las heladerías
Rocambolesc, de Jordi. Una Hermandad indestructible
*
Joan (en el centro) brilla en la cocina; Josep (sentado), en la sala,
con las joyas de su bodega; y Jordi, a la hora de los postres. Sin
prisas ni imposturas, pero con granesfuerzo y momentos de incertidumbre,
los hermanos Roca han sabido encontrar cadauno su identidad y su rol,
más que en un negocio familiar, en un auténtico proyecto de vida. La reconquista
*
Los hermanos Roca celebran, semanas atrás, en Londres su reconquista
del primer lugar en el ranking de los mejores restaurantes del mundo.
Con ellos, el italiano Massimo Bottura (con gafas), cuya Osteria
Francescana, en Módena, ha logrado el segundo lugar de The World's 50
Best Restaurants 2015.
TÍTULO: ENTREVISTA, Lance Armstrong: "¡Ya he sufrido lo suficiente!" ,.
Entrevista / fotos
Lance Armstrong: "¡Ya he sufrido lo suficiente!"
Lance Armstrong quiere pasar página.
Cree que ya ha recibido suficiente castigo por haberse dopado de forma
sistemática durante su carrera como ciclista profesional. Dice que se
han ensañado con él. Pero le siguen gustando los desafíos. Y ya está
preparando el siguiente...
Lance Armstrong habla con rabia. "Yo soy ese fulano al que
todo el mundo finge no haber conocido -dice-. Pero todas esas cosas
sucedieron. Todo el mundo sabe lo que pasó. ¡Me siento como Voldemort,
ese personaje de 'Harry Potter' sobre el que no se puede hablar!".
El
ciclista se queja de la hipocresía que, en su opinión, impera en el
ciclismo y sus altas esferas. El principal blanco de su ira es Brian
Cookson, el presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI),
organismo que rige esta disciplina. Lance afirma que Cookson debería
centrarse en los incontables problemas del ciclismo, en lugar de
criticarlo a él por participar en una carrera benéfica, por mucho que
dicha carrera tenga lugar en paralelo al Tour de Francia, el escenario
de los principales 'crímenes' deportivos cometidos por el
estadounidense. También le indigna la demanda judicial de cien millones
de dólares interpuesta por Floyd Landis, su antiguo compañero en el
equipo US Postal, a la que el Gobierno de los Estados Unidos se sumó en
2013. Armstrong asegura que podría dejarlo en la ruina, aunque dice
sentirse «optimista» sobre sus probabilidades de ganar el juicio. Y, por
supuesto, Armstrong sigue batallando para que le levanten la
prohibición de volver a competir. Amenazas, prohibiciones, libros escandalosos...
«He
pasado por todo -dice Armstrong-. Por una investigación gubernamental,
una investigación criminal, una investigación civil, la amenaza del
encarcelamiento por perjurio, las amenazas del organismo antidopaje de
prohibirme volver a montar en bicicleta, libros escandalosos... Pero lo
tengo todo atado. Hablo en serio». Tomando una cerveza en su casa de
Aspen, Armstrong menea la cabeza. «La situación no va a seguir así
eternamente, no va a ser para siempre. No puede funcionar; la gente no
es idiota».
En este rincón de lujo de las Montañas Rocosas acaban
de terminar unas jornadas de entrenamiento para los corredores que
participan en One Day Ahead, la carrera en paraleo al Tour organizada
por el antiguo futbolista inglés Geoff Thomas, con la intención de
recaudar un millón de libras para la organización Cure Leukaemia, en la
que el texano corre.
Durante los dos últimos días, Armstrong ha
estado llevando al grupo por distintas rutas cercanas a Aspen, que me
muestra en coche. En el camino de regreso hacemos un alto para almorzar
en la taberna Woody Creek, antaño frecuentada por el periodista y
escritor norteamericano Hunter S. Thompson, famoso por vivir al límite.
Durante la comida, Armstrong insiste en leerme la conocida nota de
Thompson en la que el periodista compartía con sus lectores su dieta
diaria: «Diez de la mañana, unas gotas de LSD; 11 horas, Chartreuse,
cocaína y marihuana; 11.30, cocaína (etcétera, etcétera); 12 de la
noche, Hunter S. Thompson ahora está preparado para escribir». Armstrong
dice a continuación: «Nada de esto era una invención». La escena de la
lectura tiene su punto surrealista.
Por la tarde, Armstrong y su
pareja, Anna Hansen, montan una barbacoa en casa e invitan a familiares y
amigos. Sus hijos -tres de ellos los tuvo con su exmujer, Kristin, y
dos con su pareja actual- corretean por la vivienda, entrando y saliendo
de las habitaciones. A pesar de su simpatía y el buen ambiente en el
que vive, Armstrong tiene aspecto fatigado y aparenta todos y cada uno
de sus 43 años. "La gente va a pensar que soy un cabrón arrogante"
Hace
un tiempo, un compañero y también rival, el ciclista Christophe
Bassons, habló de la posibilidad de que Armstrong se suicidase. Le
pregunto a él qué pensó al leer las declaraciones del francés. Menea la
cabeza y responde: «Diga lo que diga, la gente va a pensar que soy un
cabrón arrogante. Y bien, agradezco que Bassons se preocupe por mí, pero
eso que dice del suicidio no tiene ningún sentido. Yo estoy bien».
Sin
embargo, y como él mismo reconoce, el antaño hombre de éxito se ha
convertido en un paria que reside en una especie de lujoso purgatorio.
La mayor parte del tiempo la pasa jugando al golf. «Eso sí que es para
pegarse un tiro. ¡No hay forma de que mejore mis putos golpes!». No sale
de compras ni frecuenta bares o clubes nocturnos. «Porque no tengo
ganas de charlar con desconocidos ni perder el tiempo en chorradas»,
apuntala.
Lance prefiere relacionarse con sus familiares o con los
amigos de verdad. Scott Mercier, el antiguo compañero de equipo que
abandonó la competición porque no estaba dispuesto a doparse, hoy es uno
de sus íntimos.
Pero Armstrong tampoco es un hombre que mueva a
la compasión. No vive precisamente en la miseria. A pesar del dopaje,
las mentiras, la intimidación, las amenazas formuladas contra toda
persona que lo incomodara y los interminables pleitos judiciales, sigue
codeándose con algunos de los individuos más ricos del mundo. Muchas
personas piensan que su peor defecto es su aparente falta de
arrepentimiento. Armstrong responde que está «evolucionando en ese
sentido, como tiene que hacer un hombre».
Tanto él como Hansen
-su mujer- visitan a un psicólogo con regularidad. «Todos podemos
mejorar -afirma-. Está claro que a mí me queda mucho camino por recorrer
en ese campo. Reconozco que durante mucho tiempo fui un capullo
absoluto. Durante 20 o 30 años estuve haciendo lo que me venía en gana, y
todo cristo me reía las gracias sin parar». Y añade: «Eso complica
mucho las cosas... Sobre todo cuando eres joven, en la primera
adolescencia. Y luego llegan los éxitos, las victorias, el dinero, la
fama, y no haces más que comerte el mundo. Así no hay quien aprenda a
relacionarse debidamente con los demás».
«Pero hay cosas de las
que no me arrepiento -agrega-. Sí que lo siento por aquellos que creían
en el deporte, que eran mis admiradores, que siempre me apoyaron y
defendieron y que al final se sintieron traicionados. Es natural que me
sienta muy arrepentido por todo eso. Pero las demás cosas [sus continuos
pleitos con este u otro organismo ciclista] son pura carnaza para la
prensa. La cosa casi se ha convertido en una pequeña industria». La posibilidad de verse arruinado
Hay
quienes nunca van a perdonarlo hasta que se vea privado de todo lo que
tiene. Y podría suceder. El Gobierno estadounidense le ha puesto una
querella que, según asegura, lo dejaría en la ruina si la perdiera.
«Están pidiendo una indemnización de cien millones de dólares -explica-.
Si se salen con la suya, ya puedo decirle adiós a este salón, a esta
casa y a todo cuanto tengo. Me dejarían en la calle».
Sin embargo,
Armstrong matiza que la cosa «no tiene mala pinta». Para empezar, en
los pleitos de este tipo, el veredicto de culpabilidad tan solo se
consigue cuando el jurado lo decide de forma unánime, y el ciclista
considera que el equipo US Postal (representante del servicio de correos
estadounidense) no va a poder demostrar que sufrió pérdidas económicas
sostenidas por su culpa. «En un caso de este tipo, el querellante tiene
que dejar meridianamente claros los perjuicios causados al Gobierno
federal -indica-. El servicio de correos en 2004 encargó unos estudios
reveladores de que estaban sacándose cien millones de dólares al año
gracias a mí. Hubo años en los que ganaron hasta veinte millones,
incluso antes del comienzo de la temporada. Si uno ve estas cifras, es
inevitable que se pregunte: '¿Dónde están los perjuicios?'». «¡Hay mucho dinero de por medio! y yo no he sido el mayor estafador»
Sobre
la posibilidad de que le levanten la prohibición de volver a competir
es menos optimista. Lo considera «muy poco probable». Sigue manteniendo
conversaciones con Travis Tygart, pero dice que ya no tiene nada más que
ofrecer a cambio de un eventual perdón. «¿Qué quieren que haga? ¿Que dé
más nombres? ¿Que acuse a otros más de haberse dopado? Yo ya no sé qué
hacer. ¡Un poco de seriedad, por favor! Siempre puedo dar el nombre de
esta u otra persona del US Postal, pero no sé para qué serviría. Para
fastidiarle la vida a otro más, supongo... Pero, claro, si me preguntan
de forma directa, voy a tener que dar una respuesta. Tampoco me siento
obligado a proteger a otros. ¿A estas alturas? ¡Qué coño!».
Armstrong
se siente injustamente tratado por todo el proceso judicial. «Me
gustaría hablar con seriedad de lo sucedido, como adultos que somos:
'Mire usted, lo que pasó fue esto, esto y esto. Los involucrados fueron
estos otros, hay que marcar unos límites claros y pasar página'. Pero no
fue eso lo que sucedió. Había muchas expectativas y un montón de dinero
de por medio. Me llegó el turno de hablar y no me corté un pelo.
Respondí a todas las preguntas que me hicieron. Pero me jodieron a base
de bien. Además, no aspiro a convertirme en director de un equipo o
volver al Tour para que me den palmaditas en la espalda». Entonces, ¿por
qué insiste en ser perdonado? «En primer lugar, porque me gustaría
competir en triatlón. Y, en segundo, porque la gente se ha quedado con
la imagen de que soy el mayor estafador en la historia del deporte... y
eso no es verdad». Su última apuesta ha levantado ampollas
Ahora
vuelve a ponerse bajo los focos. Cookson expresó el sentir de muchos
cuando describió la participación de Armstrong en paralelo al Tour como
«un despropósito y una falta de respeto absolutos». Lance lo tiene
claro: «Lo que digan me da igual. No conozco a Cookson; no he hablado
con él en la vida. Pero el último de sus problemas es que yo vaya en
bicicleta por Francia por una buena causa. Más le valdría ocuparse de
otros asuntos, porque no creo que el ciclismo haya mejorado en lo más
mínimo desde que yo dejé de competir». A prueba
Armstrong
pasa una prueba de indicadores de cáncer para una investigación el
pasado febrero. Hace 19 años sufrió un cáncer de testículo del que se
recuperó. Tres años después, entre 1999 y 2005, logró siete triunfos en
el Tour. Una familia unida... pese a todo
Armstrong
tiene cinco hijos. Tres de su primer matrimonio con Kristin Richard y
dos de su actual pareja, Anna Hansen. Él admite que fue duro reconocer
sus adicciones y mentiras a sus hijos, pero ellos siempre lo han
apoyado.
La mujer que resistió Anna
Hansen es la pareja de Armstrong desde 2008. No están casados. Juntos
han pasado todo el 'calvario' desde que en 2012 él fue acusado de
dopaje. Entre 2003 y 2006, salió con la cantante Sheryl Crow. La película que viene
Se
titula The program y cuenta el ascenso y caída de Armstrong. Dirigida
por Stephen Frears, protagonizada por Ben Foster que ha logrado
mimetizarse con el ciclista y con Dustin Hoffman y Guillaume Canet en el
reparto.
La nueva mentira de Armstrong
El
suceso en sí mismo no era muy importante, pero un conductor que se da a
la fuga siempre es noticia. Eso pasó en diciembre en Aspen. Al salir de
una fiesta, Armstrong y Anna Hansen golpearon con su coche a otros dos
vehículos aparcados y se largaron sin avisar. La denuncia de uno de los
afectados llevó a realizar una investigación. Hansen aseguró al día
siguiente que era ella la que conducía, pero un testigo vio que lo hacía
Armstrong. Finalmente, Hansen reconoció que mintió. Los cargos se
redujeron a exceso de velocidad y una multa por no informar del
accidente, pero la fama de mentiroso del ciclista volvió a los
titulares.