fotos,.
Tras la familia Telerín y los Televicentes y antes de Telín, Telán, Telón y Los Lunnis, en TVE era Casimiro el que nos mandaba a la cama
(no exactamente a dormir, que no conozco a ningún niño que cayera en
brazos de Morfeo nada más tocar las sábanas). Los niños de los 80
también tuvimos nuestro propio dibujo que nos daba ese mensaje puñetero sin que nos fastidiara demasiado.
De hecho, la cancioncilla que entonaba este monstruito peludo era más que marchosa así que en vez de adormilarnos, nos animaba.
Creado por el argentino Jorge de los Ríos y es que en un principio se planteaba la posibilidad de producir una serie protagonizada por Casimiro pero todo se quedó en eso, un planteamiento, debido a la mala situación económica que atravesaba el país.
Casimiro llegó a las pantallas de Televisión Española en 1.981
y se emitió durante un par de años, el éxito fue enorme, se editaron un
par de discos y se publicaron unos cuantos libros con las aventuras del
personaje.
Casimiro resultaba un personaje contradictorio,
que vivía en una mansión tenebrosa digna de los relatos de Edgar Allan
Poe, pero calzaba zapatillas All Star y cantaba a ritmo de rock.
No en vano, su archifamosa canción que vais a recordar y que incitaba a los nenes a lavarse los dientes como hadas y duendes, fue versionado con la voz de Julián Hernández, del grupo “Siniestro Total”, en su álbum “De hoy no pasa”, de 1.987, en uno de sus himnos mas surrealistas.
Os dejo con el vídeo, el que todos conoceréis con la voz original…
… ¡Que tengáis lindos sueños!.
Fuera calcetines, me pongo el pijama, recojo la ropa, preparo la cama.
Las hadas y duendes se lavan los dientes, con mucha pastita y agua corriente.
Pequeños infantes, chavales pequeños, se apagan las luces se encienden los sueños.
Las hadas y duendes se lavan los dientes, con mucha pastita y agua corriente.
Pequeños infantes, chavales pequeños, se apagan las luces se encienden los sueños.
TITULO: LOS TOROS CADENA SER - Una faena prodigiosa de José Garrido .
LOS TOROS CADENA SER ,.
Lunes de 2:30 a 4:00,.
Los toros es un programa radiofónico que dirige el periodista especializado Manuel Molés en la Cadena SER. Desde abril de 2015 se emite los lunes de madrugada tras ser sustituido de su horario habitual de emisión de los domingos por el programa Contigo dentro. Contó con la colaboración de Antonio Chenel Antoñete, fallecido en Madrid el 22 de octubre de 2011, siendo uno de los espacios más antiguos del panorama radiofónico nacional ya que continúa emitiéndose de manera ininterrumpida desde 1982.,etc.
Lunes de 2:30 a 4:00,.
Los toros es un programa radiofónico que dirige el periodista especializado Manuel Molés en la Cadena SER. Desde abril de 2015 se emite los lunes de madrugada tras ser sustituido de su horario habitual de emisión de los domingos por el programa Contigo dentro. Contó con la colaboración de Antonio Chenel Antoñete, fallecido en Madrid el 22 de octubre de 2011, siendo uno de los espacios más antiguos del panorama radiofónico nacional ya que continúa emitiéndose de manera ininterrumpida desde 1982.,etc.
Una faena prodigiosa de José Garrido .
Una faena prodigiosa de José Garrido,.
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Un trabajo fuera de serie con un encastado sobrero de Fuente Ymbro, único toro de nota dentro de una corrida de sorprendente mansedumbre,.
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Extraordinarios la calidad, el poder y el sentido del toreo del joven matador extremeño, que sale consagrado de Bilbao,.
La corrida de Fuente Ymbro estaba saliendo tan floja y apagada, y cuarto y quinto habían manseado tanto, que antes de soltarse el sexto rompió en serio una protesta de palmas de tango. Las pitadas en el arrastre de cuarto y quinto fueron de un malestar sin precedentes recientes en Bilbao. El sexto toro salió con pies, como cualquiera de los otros cinco, si no más. Carrera loca de toro movido en el campo. No se fijaba. Puro nervio. Una costalada en plena carrera al sentir algún reclamo. Se levantó enseguida, pero se abrió paso un runrún de bronca. Otra costalada al instante, todavía más aparatosa que la primera. Creció la bronca. Aguantó el palco la prueba del primer puyazo. Al sentirlo pareció troncharse en dos el toro contra el peto. Y ahora sí: pañuelo verde. La devolución del toro fue pura diligencia.
El pañuelo verde y la diligencia del mayoral de plaza y su parada de bueyes marcaron una tregua. El pañuelo iba, además, a cambiar el signo de la corrida, el del espectáculo y hasta el de la semana entera. El pañuelo y un sobrero muy ofensivo de Fuente Ymbro, de nombre Pegajoso, negro listón, 558 kilos, a falta de solo dos meses para cumplir los cinco años. Mejor hecho pero más ofensivo que cualquiera de los seis titulares, y eso que cuarto, quinto y sexto lucieron agujas tremendas.
El pañuelo, el sobrero y, sobre todas las cosas, una faena sencillamente memorable del extremeño José Garrido, el torero tapado de la revolución. El más capaz y preparado de toda la generación de noveles. El que mejor torea y sabe torear. La prueba concluyente: esa faena al sobrero escondido, que salió más correteando que galopando, y soltándose como habían hecho los seis del sorteo. Tuvo su ciencia, no solo oficio, la manera de fijarlo Garrido con apenas dos toques. El toro se empotró en el caballo de Curro Sanlúcar. Un duro puyazo arriba. El caballo supo acostarse lo preciso para no quebrar al toro. Y el piquero, medirse. Un patinazo, un segundo picotazo menor y un galope en banderillas algo incierto -el toro volvía contrario y arreaba- pero prometedor.
Un cite, y vino el toro gazapeando un poco y hasta soltó un trallazo. Todas las soluciones de Garrido fueron las adecuadas: las de la apertura, y el toreo cambiado con que corrigió el gazapeo, y la elección de distancia, y todo lo que vino después, que fue antología del toreo bueno. En una primera tanda en redondo, casi en el platillo, impuso su domino de mano baja Garrido. Debió de sentirlo así el toro, que en la segunda serie ya estaba fijo y repitiendo por abajo, y en la tercera, de cinco y el de pecho, entregado.
Autoridad insuperable. Toreo enroscado, el del canon ideal, ligado y templado. Todavía se quedó una vez debajo el toro en una cuarta tanda. Garrido supo soltarlo con un estupendo muletazo de alivio, y de los que no se ven. Y de pronto la sinfonía de cuatro tandas con la izquierda, ligadas sin duelo, firmeza conmovedora, casi en tromba el toro de Fuente Ymbro pero metido en los vuelos, al antojo de Garrido. Las cuatro series fueron de ponerse de pie. Las cuatro.
Ni pausas ni paseos. El combate desnudo en los medios. Parecía crecer de estatura Garrido. Un gigante. El ambiente estaba roto. Un sombrero al ruedo desde un tendido de sol y sombra. ¡Olé! Un final de alarde: molinetes de rodillas. Hizo amago de rajarse el toro casi frente a la puerta de toriles. Y ahí lo cuadró Garrido antes de atacar en la suerte contraria, no en corto, sí por derecho, para dejar arriba una estocada mortal. Tardó en doblar el toro, justo al hacerlo sonó un aviso, se levantó al sentir al puntillero encima, se fue solo a morir a tablas pero sin llegar a ellas, se resistió, rodó al fin sin puntilla.
Triunfo clamoroso. De un golpe borradas las dos horas y pico previas de festejo, que fueron de las duras de ver. Un no pasar nada en el primer turno de Castella con un toro apagadito; un casi airoso manejo de Perera con un segundo que se rajó sin aviso; la embestida agónica del tercero, y a este no lo pudo convencer Garrido; un cuarto manso de solemnidad; y un quinto que en vez de bramar parecía barritar como un elefante y se descompuso muy pronto.
Borrados, de paso, casi todos los malos tragos de la semana, que han sido unos cuantos, y hasta olvidada la gran polémica del viernes, cuando la conversión por arte de birlibirloque del cartel de las jóvenes estrellas en un mano a mano provocado que acabó con Garrido a solas, hecho un jabato desmedrado como un toraco inmenso de Torrestrella. Una faena de tapar bocas, se dice entre taurinos. La del sobrero de Fuente Ymbro fue de las de dejar a todo el mundo con la boca abierta. De admiración.