DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - EL PRECIO DEL BARCO SECRETO, fotos.
EL PRECIO DEL BARCO SECRETO,.
Los aficionados a los cruceros verán atracar el domingo en Barcelona el barco de pasajeros más grande, moderno, innovador y apabullante jamás construido. La hostelería, el comercio y los servicios aplaudirán un trasiego de divisas que este verano se traducirá en unos 30 millones de euros solo en el gasto que realicen en la ciudad sus viajeros y tripulantes en 22 rutas con inicio y final en la capital catalana. El sector de vecinos crítico con este tipo de vacaciones pondrá en tela de juicio sus efectos contaminantes. El 'Harmony of the Seas' no dejará indiferente a nadie.
El crucero que bate todos los récords (hasta 6.780 pasajeros en máxima ocupación, 2.100 tripulantes, 227.000 toneladas y 362 metros de eslora) llegará de madrugada al muelle Adossat, con dos terminales conectadas (B y C) para cubrir la operativa. Un despliegue que no tiene secretos para Barcelona porque los dos barcos casi gemelos de la misma serie Oasis probaron el puerto los dos últimos veranos con éxito. Lo novedoso es que una naviera norteamericana elija al sur de Europa para la inauguración más sonada y apueste por la zona en su primera temporada.
En capacidad máxima alberga a 6.780 pasajeros más 2.100 tripulantes, que se distribuyen en 18 cubiertas y 7 'vecindarios',.
1.700 TONELADAS MÁS
Teniendo en cuenta que viajen una media de 6.000 pasajeros por salida (en muchas fechas serán más, pero habría que descontar el volumen de cliente local que no realizará gasto en la ciudad) y 2.100 tripulantes que tienen días u horas libres rotativas, la naviera estima que el gasto generado será de unos 30 millones de euros. A estos habría que sumarles los muchos servicios contratados a empresas locales en tierra: la logistica del embarque con Creuers del Port de Barcelona, de carga de suministros (algunos llegados de centrales de almacenamiento de hubs como Rotterdam otros de cargueros de EEUU) y de avituallamiento de algunos bienes de consumo locales y otros.El 'Harmony of the Seas' solo mide unos pocos centímetros más de ancho, que se traducen en 1.700 toneladas más que su antecesor. Lo suficiente para entrar en el libro Guinness como la mayor ciudad flotante. Tan grande como para inquietar al ayuntamiento y al sector vecinal crítico con este formato de turismo.
Cabe tener en cuenta que parte del pasaje de este verano, por las facilidades que supone la proximidad, será español, y en especial catalán. Del resto, la mayoría harán noches en Barcelona. Es decir, sin trombas de visitantes acelerados por la Rambla. Otra cosa es el posible impacto medioambiental.
RETICENCIA MUNICIPAL
El equipo de Ada Colau (que no recibirá al barco con honores como sí han hecho las autoridades de Vigo y Málaga en los últimos días en su viaje preinaugural desde Reino Unido) es reticente a este sector vacacional. Reitera, como hace un año, que "prevé poder encargar estudios que valoren el equilibrio coste-beneficio y el retorno social de la actividad". De momento, quiere ser "proactivo" en materia medioambiental por lo que asegura que la Agencia de Salud Pública de Barcelona ha pedido al puerto y la Generalitat que comparen los niveles de contaminación de los días en que el crucero recale en la ciudad y los de un mes antes.La naviera Royal Caribbean replica que se trata del buque "más eficiente y avanzado tecnológicamente hasta el momento y es un 25% más eficiente energéticamente que cualquier otro de la flota". Está equipado con sistemas de lubricación con aire y un sistema purificador de emisión de gases ('scrubbers'), que eliminan hasta el 98% de las emisiones de sulfuro de hidrógeno. Según los últimos datos -señala el consistorio-, un 7,6% de la contaminación por óxido de nitrógeno de la ciudad tienen su origen en el puerto, aunque los cruceros emiten un 13% de estas, el resto vienen de otros tipos de naves y actividad. Los cruceros generan el 0,2% de las partículas sólidas en suspensión en la ciudad.
TITULO: FIESTA DE TOROS - PELEA SECRETA DE GALLITOS,.
PELEA SECRETA DE GALLITOS, foto.
Toros
La
corrida de Zalduendo que cerró hace un año la Semana Grande fue
bastante mejor que esta otra que abrió ayer abono. Ni las hechuras ni el
trapío ni el cuajo ni el son de entonces, no de toda la corrida, pero
sí de una mitad más que suficiente. Roca Rey asustó al miedo aquella
tarde, la de su presentación en Illunbe, y Talavante y Castella también.
No fueron parejos los seis zalduendos de la última edición, pero hubo
tres en tipo. Y tres cornalones. Pelea secreta de gallitos
Se barrunta una competencia provocadora entre Roca Rey y Ginés Marín. El primer capítulo, en Illunbe, poco relevante. Una corrida sin fortuna de Zalduendo
En el tipo más o menos infalible de la ganadería saltó esta vez tan solo un toro, cuarto de sorteo, 500 kilos, rico cuajo, poderoso cuello, cuerna apaisada. Solo que ese toro tan bien hecho –sin contar la cara tan abierta– dio enseguida muestras de flaqueza. Un frágil tambaleo, amagos de claudicar, equilibrio inestable. Morante lo había saludado en tablas con dos bellos y aparatosos lances de manos altas, pero enseguida hizo gestos de contrariedad.
No llegó a caerse, pero la gente reclamó la devolución. Por frágil, y por perder las manos, ya se había devuelto el segundo de corrida. Este cuarto pasó la aduana. Morante le pegó cuatro hermosos muletazos de tanteo, por alto y ayudados, muestra linda del toreo a dos manos. Estaba por saberse si el toro iba a empeñarse, pero solo la segunda vez que se descaró Morante se le vino a la barriga y se acabó la película. Media docena de muletazos no de pitón a pitón sino de tocarle los costados al toro. La mayoría los tuvo por un desaire o un renuncio. Todo antes que aburrir: es máxima que Morante cumple fielmente. Creció un ambiente de bronca contra el torero. Tres pinchazos, media caída. Y adiós.
No se sabe si la gente estaba en los toros por Morante, que es torero con clientela propia, o por Roca Rey, y esperando al mismo Roca Rey de hace un año, o por Ginés Marín, que venía de novedad rigurosa en su temporada rampante. El primero de corrida, el más justo de todo de los seis, se vino abajo a las primeras de cambio pero se llevó la firma de cuatro lances de Morante de buen compás y una brevísima faena entre inspirada y desganada rematada con un recorte por abajo muy singular.
Entre toro y toro de los turnos de Morante libraron sin apenas eco ni ruido una especie de pelea de gallos Roca Rey y Ginés Marín. Son los dos gallos del escalafón que viene. Ginés, enrachado, y eso se dejó sentir desde que se hizo en plaza. No parecía el mismo de hace un año Roca, tan castigado por los toros el curso pasado y nada más arrancar este verano: serios percances en Badajoz y, en la corrida de la reaparición, en Pamplona hace poco más de un mes.
Al enterrar pitones se lastimó el primero de Roca Rey, el toro devuelto. No se jugó entonces el sobrero -un temible cinqueño, feo con ganas, frentudo, cornipaso, descarado, mazorcas bastísimas- sino que se corrió turno. El toro corrido era cinqueño también y tuvo trato. Marín quitó en su turno por saltilleras -una suerte de capa que el propio Roca Rey desempolvó del arca el año pasado- y Roca replicó con un atrevido quite capote a la espalda y mixto, abrochado con revolera y un desplante de su repertorio. Ya no volvieron a verse las caras porque el sobrero que escarbó y hasta pareció afligirse no invitó a nada ni a nadie.
Los dos zalduendos de mejor aire fueron segundo bis y tercero. El segundo, por noble; el tercero, por son, el de embestidas más claras y largas. Roca y Marín cumplieron con su papel. La faena de Roca, abierta con dos o tres temeridades -cambiados por la espalda apurando la reunión-, fue de aire circunstancial y ligero. Tuvo por mérito escondido su facilidad y, por escaparate final, un alarde de toreo encimista pero sosegado. El juego fue perder pasos con oficio, y hacer rodar la cosa para mantener a la gente en tensión. El toro, a menos, acabó rebotándose al venir a engaño.
Ginés acertó al ir abriendo al tercero de corrida, único colorado de envío, el más largo de los seis o siete, y llegó a mecerlo en muletazos de asiento y dibujo, muy caligráficos. Cuando esa faena perdió de repente fuelle -exceso de pausas-, Ginés optó por la vía popular: bernadinas desangeladas, un molinete de rodillas y, en fin, el de pecho, excelente. Roca mató de pinchazo en los bajos y media lagartijera. Marín, de tres pinchazos y una sobresaliente estocada hasta el puño.
Roca tumbó al quinto de estocada ligeramente tendida y cinco descabellos. Marín, de media y descabello al sexto. Ninguno de esos dos toros se prestó a mayores glorias. El sobrero, por lo mucho que escarbó sin disimular su intención de rajarse. El sexto, con el que Marín abrió faena en una hermosa tanda de muletazos genuflexos, porque, muy justas las fuerzas, se quedó cortito al cabo de apenas diez viajes. Entre pitones se plantó Marín en un trabajito para la galería.
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