TITULO: DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES -Meloni tiene al enemigo en casa,.
DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES -Meloni tiene al enemigo en casa, fotos.
Meloni tiene al enemigo en casa,.
El mal resultado de Matteo Salvini, que no llega al 9% de los votos frente al 26% de Hermanos de Italia, puede provocar fricciones en la coalición liderada por la ultraderecha a la hora de elegir a los ministros,.
Giorgia Meloni y Matteo Salvini no tienen una gran relación. Ambos proceden de tradiciones políticas y geográficas diametralmente opuestas y el trato personal nunca ha servido de pegamento. Pero ambos políticos, fuerzas principales de la coalición liderada por la ultraderecha que ha ganado las elecciones italianas, han aprendido a convivir y se respetan. La ley electoral, que premia las coaliciones
( desayuno) ,.
configuradas antes de los comicios, engrasó una relación de naturaleza algo heterodoxa. El problema es que el pésimo resultado de Salvini (8,9% de los votos frente al 26% de Meloni) puede provocar ahora una situación de tensión que entorpezca el nacimiento del nuevo Ejecutivo. El miércoles, ambos líderes se reunieron durante más de una hora para limar las asperezas que ya han comenzado a surgir a cuenta de la futura lista de ministros.
( Cena )
El equilibrio de fuerzas había funcionado en la coalición hasta que Salvini perdió el liderazgo. El excelente resultado de Meloni es, en parte, fruto del expolio de votos que Hermanos de Italia ha practicado en el norte de Italia. Un territorio donde la vieja Liga Norte siempre fue fuerte, que ve a hora cómo un partido romano —ellos cantaban aquello de “Roma, ladrona”— les ha comido al electorado. Les ha ido tan mal, que el fundador del partido, Umberto Bossi, de 81 años, se quedó en un primer momento fuera del Parlamento por primera vez en su vida política (luego se pidió un recuento y logró salvar el pellejo). Los barones del norte comienzan a reclamar a Salvini que vuelva a las esencias y obtenga resultados para las regiones que le convirtieron en secretario general del partido mucho antes de que él decidiese transformarlo en un artefacto electoral nacional. Y ahora tendrá que contentarlos.
El martes se reunió el consejo federal en la sede del partido en Milán. La situación comenzó tensa. Dos de los principales barones de la formación habían pedido la cabeza del secretario. Salvini, según algunas fuentes, reprochó a algunos de los integrantes que habían sido ellos quienes le habían empujado a formar parte del Gobierno Draghi, participación que provocó el desgaste el electoral. Acordaron, a modo de tregua, firmar un documento en el que se reclama un ministerio de peso para el todavía líder. Esta petición iba dirigida expresamente a Meloni, que no ve con buenos ojos que Salvini ocupe una cartera sensible como Interior, justamente la que él ambiciona.
El dilema de Mattarella
El presidente de la República, Sergio Mattarella, que ya tuvo que tratar con el líder de la Liga durante el primer Gobierno de la pasada legislatura, también preferiría no cruzarse con Salvini otra vez. El dilema ahora es si estaría más tranquilo en el Consejo de Ministros o fuera de él, donde ser vería obligado a hacer una cierta oposición interna desde la coalición.
Al término de la reunión del miércoles, ambos partidos publicaron una nota para tranquilizar los ánimos. “El encuentro, el primero tras la victoria de la coalición de la derecha en las elecciones, se ha desarrollado en un clima de grande colaboración y unidad de intenciones”, se lee en una nota conjunta publicada tras la reunión, celebrada en la Cámara de Diputados.
Meloni quiere un Gobierno alejado de las estridencias populistas. Su equipo ha pensado en algunos nombres de carácter técnico para carteras clave. También para la del Interior que reclama Salvini. Y una de las posibilidades para evitar problemas con él es que el futuro Ejecutivo vuelva al modelo del primer Gobierno Conte, es decir, que se recupere la figura de los vicepresidentes del Consejo de Ministros. De este modo, se podría contentar a los socios de la coalición y Salvini ocuparía uno de esos puestos, cuya relevancia ejecutiva es prácticamente nula.
TITULO: EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I -Ucrania y Rusia: las palabras de la guerra,.
EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I. - Ucrania y Rusia: las palabras de la guerra , fotos,.
Ucrania y Rusia: las palabras de la guerra,.
Frente a la actitud y la voz de Zelenski, Putin parece cada vez más una bestia herida, un matón de barrio de pecho tan desnudo como su lenguaje, incapaz de comunicarse con nadie,.
En febrero de este año, cuando Putin lanzó su agresión criminal contra Ucrania, pocos pensaban que la guerra iba a durar tanto, y muchos menos habrán previsto lo que estamos viendo: que Rusia puede ser derrotada. Para todos los que repudiamos la invasión, que en sus inicios parecía ser una mera reedición de Georgia en 2008 y Crimea en 2014, esto es una buena noticia que llega desde nuestro atribulado presente. Pero a la vez es un mal augurio de lo porvenir, pues un hombre desesperado, aislado y paranoico (educado en la paranoia sin fin de la KGB) resulta siempre peligroso; y es más
peligroso cuando la inseguridad y el desespero y la paranoia vienen con un arsenal nuclear; y es más peligroso todavía cuando el tiempo pasa y se va haciendo real la metáfora de Churchill: “Los dictadores andan de aquí para allá montados sobre tigres que no se atreven a desmontar; y los tigres tienen cada vez más hambre”. Con cada mes que pasa, Putin va comprendiendo que la única manera de bajarse del tigre es la victoria total. De cualquier otra forma, corre serios riesgos de que el tigre se lo coma.
Ha sido una guerra extraña. Todas las guerras están hechas en parte de palabras, porque es con palabras como se monta la propaganda, y en el arsenal de Putin eran tan importantes los tanques como las mentiras en Facebook. Pero en esta guerra han tenido un papel impredecible. Recuerden ustedes el enloquecido discurso de Putin en el Kremlin, cuando sostuvo que Ucrania no era un pueblo, sino una mera extensión de Rusia o del “Mundo ruso”; cuando habló de la necesidad de desnazificar Ucrania, un país tan nazi que estaba gobernado por un judío elegido por más de dos terceras partes de los votantes; cuando bautizó la invasión o la agresión, en fin, con ese eufemismo orwelliano: “Operación militar especial”. Ese día quedó claro que parte de su estrategia era construir un elaborado relato para acompañar o justificar la agresión; no quedó claro, o no me lo quedó a mí, por qué le parecía necesario. La superioridad militar de Putin era avasalladora, y en sus anteriores aventuras militares nunca le pareció necesario acudir a estos efectos retóricos. ¿Por qué ahora sí? ¿Y por qué así, con ese relato tan flagrantemente mentiroso?
El discurso de Putin me hizo pensar en esa anécdota que tanto le gustaba a Hannah Arendt: terminada la guerra de 1914, le preguntaron al presidente francés Georges Clemenceau cómo creía que el mundo juzgaría lo ocurrido. “No lo sé”, dijo Clemenceau. “Pero estoy seguro de que nadie dirá que Bélgica invadió Alemania”. Hannah Arendt notó que Clemenceau, evidentemente, no conocía los totalitarismos que vinieron después, que convirtieron la guerra contra la verdad (o por el dominio de la historia) en una manera de ser. Decir que Ucrania está en manos de un grupo de nazis, y que hay que invadirla para liberarla, es decir que Bélgica invadió Alemania; es, también, añadir una página al manual del autócrata perfecto, que tiene siempre que erigirse en historiador, pues la mentira sobre el presente está, en el mundo de Putin, ligada íntimamente a su obsesión narrativa con lo que llama la Gran Guerra Patriótica: la victoria de la Unión Soviética en la guerra contra los nazis. Ese relato es el que Putin trata de prolongar, pues remite a tiempos heroicos. Make Russia Great Again.
Cuando Putin habla de “genocidio” de los ucranios contra el pueblo ruso de Ucrania, cuando defiende su agresión apelando a las emociones profundas de tantos contra Occidente (la OTAN como humillación, un argumento que demasiados demócratas occidentales, patéticamente, le han comprado sin pestañear), lo que está haciendo es reeditar el relato del victimismo y el resentimiento que siempre les ha sido provechoso a los autócratas. Un analista militar, citado, si mal no recuerdo, por un periódico norteamericano, hablaba de los que creen que “se pueden limpiar los pies con Rusia”. En la retórica de los putinianos o putinitos, la idea de humillación aparece constantemente. Nos han humillado; nos han traicionado; somos el hazmerreír del otro (Occidente, la OTAN, los ganadores de la Guerra Fría). La estrategia no es nueva. Parte del éxito de Hitler fue el aprovechamiento de la leyenda de la “puñalada por la espalda” que surgió después de la Primera Guerra: en realidad, sostenía esta versión, la guerra no se perdió militarmente, sino que Alemania fue traicionada por la izquierda, los comunistas y los judíos, que persiguieron sus propios intereses en desmedro de los de la patria.
Hay que recordar, ahora que la muerte de Gorbachov todavía se siente y están en nuestra retina los desaires que le hizo Putin, que la razón principal del desprecio es esa acusación imprecisa: Gorbachov, según Putin, manchó la reputación de la Unión Soviética. ¿Cómo? Con sus esfuerzos por recuperar la verdad de la historia que el estalinismo había distorsionado o reescrito. Gorbachov se atrevió incluso a hablar de los pactos secretos entre Hitler y Stalin que permitieron, entre otras brutalidades, el ataque a Polonia; se atrevió a hablar de las decisiones secretas que condujeron al aplastamiento de la Primavera de Praga. No hay ninguna manera más resultona de desactivar los escepticismos de sus ciudadanos o de granjearse nuevas simpatías, pues siempre hay alguien que se siente humillado o pisoteado o ninguneado, y esas emociones etéreas son las que mueven el mundo. De eso se trató desde el primer día la campaña de Donald Trump: Make America Great Again hubiera sido imposible sin el rencor acumulado e impreciso de millones de votantes vulnerables, desinformados e incapaces de distinguir la verdad de la mentira.
Pero en su guerra de palabras, Putin no contaba con las de Zelenski. Son las palabras precisas y sencillas de un actor entrenado, un hombre que conoce los ritmos del lenguaje y los usa para lograr efectos meditados. El espectáculo sería fascinante incluso si las palabras de Zelenski no vinieran acompañadas de valentía genuina: incluso si no tuviera de su lado la razón y los valores de la libertad, la dignidad y la defensa de la vida. Pienso, por ejemplo, en las palabras que pronunció desde una pantalla frente a las Naciones Unidas: yo vi la transmisión por una cadena norteamericana, y ni siquiera la intérprete podía evitar que la voz se le quebrara. Impredeciblemente, este comediante (que llegó a la presidencia montado no sobre un tigre, sino sobre el unicornio de colores de la industria del entretenimiento) se ha convertido en un líder genuino. Por supuesto que una frase bien escogida, pronunciada con la emoción precisa, no defiende un centro comercial de un misil ruso, pero habría que ser muy cínico para no ver en la actitud y la voz de Zelenski una de las razones de la supervivencia de Ucrania.
Frente a él, Putin parece cada vez más una bestia herida, un matón de barrio de pecho tan desnudo como su lenguaje, incapaz de comunicarse con nadie y aislado de las comunicaciones con los demás. Acaba de decretar una movilización militar que implica el reclutamiento forzoso de miles de rusos, y lo que ve por la ventana es que los rusos —casi 300.000— huyen desesperados hacia otras partes, y los que no huyen, lanzan cócteles molotov contra los centros de reclutamiento. Se ve que el relato de patriotismo enseña graves grietas, y Putin lo resiente, o su silencio es resentido. Hace rato que no da declaraciones. Es como si se hubiera quedado sin palabras.
TITULO: Donde comen dos -Galicia y País Vasco, regiones invitadas a la Feria del Queso,.
Galicia y País Vasco, regiones invitadas a la Feria del Queso,.
novedades,.
Se quiere crear un premio a la innovación para esos productos que no se ajustan al queso tradicional,.
foto / La Institución Ferial de Trujillo continúa perfilando los detalles de la Feria Nacional del Queso, que está a la vuelta de la esquina. Tendrá lugar del 29 de abril al 2 de mayo y se desarrollará con total normalidad, como en ediciones anteriores a la pandemia.
El presidente de la entidad organizadora y alcalde anfitrión, José Antonio Redondo, avanza que se contará con dos comunidades autónomas invitadas, como son Galicia y País Vasco, que darán a conocer sus denominaciones de origen. También habrá degustación de sus productos.
Otra de las novedades llegará en la cata concurso, que tendrá lugar en la iglesia de la Merced y que será abierta al público. Como en ocasiones anteriores, este certamen contará con cuatro modalidades, como son las de quesos de oveja y cabra, de pasta blanda y dura. No obstante, este dirigente reconoce que existen ejemplares que no se ajustan al formato tradicional de lo que es ese queso de oveja o cabra. Por tanto, si se presentasen en esas cuatro categorías, no se podrían valorar. En vez de descalificarlos y que se queden fuera de concurso, la intención de la organización es crear un premio a la innovación, con un jurado popular, con integrantes no expertos. Este reconocimiento se llevaría a cabo siempre que hubiera productos suficientes. «Ese galardón se entregará al margen de los premios de la Feria del Queso y será un reconocimiento a un producto lácteo de innovación», puntualiza el alcalde.
En cuestión de logística también habrá una novedad dirigida sobre todo para los visitantes. Redondo apunta que se habilitará una zona de aparcamiento en la zona del ferial y habrá disponible un autobús gratuito que subirá a la plaza Mayor cada 20 minutos. En esa zona de aparcamiento, además, se podrán comprar tickets de degustación. «De este modo, no tendrán que hacer cola en la plaza», añade.