TITULO: Metrópolis - Eugenio Scalfari, un europeísta del nuevo renacimiento ,.
El lunes -1, 8 , Agosto , los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.
Eugenio Scalfari, un europeísta del nuevo renacimiento,.
Era un europeísta genuino, un liberal y demócrata a machamartillo y un progresista soñador del futuro. Todo un maestro, para las nuevas generaciones de periodistas,.
Gente que dice a la gente lo que le pasa a la gente. Esa definición de nuestro oficio que en su día hizo Eugenio Scalfari me parece la más objetiva de cuantas he oído. También dijo a un grupo de alumnos españoles que es un oficio cruel, y bien podría yo testificar al respecto, aunque mi amigo Gabriel García Márquez, siempre optimista, insistiera en que es “el mejor oficio del mundo”. En cualquier caso yo no he tenido otro.
Conocí a Eugenio en la primavera de 1976, poco después de la fundación de La Repubblica y poco antes de que saliera a la luz EL PAÍS. En una breve gira por Europa hice una parada en Roma, para aprender de la experiencia del que pronto se convertiría en el primer periódico italiano; también visité Le Monde, tótem de la prensa europea para los españoles que anhelaban la democracia, y el Sunday Times, entonces dirigido por Harold Evans. Pero mi entrevista con Scalfari y gentes de su equipo me ayudó como ninguna otra a establecer algunas de las bases perdurables que dieron fundamento y estabilidad al periódico que nosotros nos disponíamos lanzar.
Posteriormente, coincidimos en algunos eventos, pero pasarían todavía más de diez años antes de que comenzáramos a soñar con la posibilidad de crear un órgano dedicado a formar una opinión pública genuinamente europea, al margen de los tics nacionalistas de los diversos Estados del entonces Mercado Común. Helmut Schmidt, el canciller socialista alemán, lo había intentado cuando dejó la política activa y asumió el puesto de editor del semanario Die Zeit. Robert Maxwell quiso convertir el semanario The European en un diario con ese mismo intento, pero lo abandonó tras padecer las trifulcas entre el equipo editorial británico y el francés. Fue entonces cuando en una cena en casa de Carlo Caracciolo hablamos de la posibilidad de abordar el proyecto por nuestra parte. No puede haber una Europa Unida sin una opinión pública europea, pensábamos. Hablamos con el fundador del The Independent, Andreas Whittam Smith, y con Jean Daniel, entonces al frente de Le Nouvel Observateur, después de fracasar en nuestras gestiones con Le Monde, donde más o menos nos dijeron que para qué fundar un diario europeo cuando ya existía uno; el suyo.
Hicimos maquetas, estudios de mercado, buscamos inversores, contratamos profesionales, pero la singularidad francesa parecía una barrera infranqueable para los europeos del sur. Hasta que un día nuestro socio británico sugirió que el dinero que italianos y españoles estábamos dispuestos a empeñar en París lo podíamos trasladar a Londres y a su periódico. Así lo hicimos y durante años trabajamos en Fleet Street, aunque en seguida comprendimos de nuevo que en la cuna del periodismo anglosajón nuestro dinero era válido, pero nuestras ideas no tanto.
En Portugal estuvimos en Publico de Oporto, y no pasaron muchos años antes de que el empeño tuviera idéntico final. Pero de pronto se nos ofreció la oportunidad de regresar a París, esta vez no para competir con Le Monde, sino para construir un grupo europeo en torno a tan mítica cabecera. André Rousselet, fundador y presidente de Canal Plus nos invitó a Caracciolo, Scalfari y a mí a su casa de Saint-Tropez para diseñar el acuerdo. Nunca llegamos a él. El chauvinismo galo soportaba igual de mal que la arrogancia británica el hecho de que los europeos del sur pretendiéramos mayor protagonismo que el que ellos permitieran. Aquello nos convenció de que el periodismo moderno, tal como lo habíamos conocido, debía al nacionalismo tanto como este a los diarios que lo apadrinaron.
De todo aquello quedó una relación estrecha entre españoles e italianos, una amistad real y el hecho, inolvidable para mí, de que Eugenio Scalfari presentara en público la edición italiana de mi primera novela. También la convicción de que él era un europeísta genuino, un liberal y demócrata a machamartillo y un progresista soñador del futuro. Todo un maestro, sobre todo para las nuevas generaciones de periodistas que han de enfrentar ahora un ecosistema informativo infinitamente más complejo y difícil que el de nuestras generaciones.
Ya en la distancia, en los últimos años, asistí a la polémica desatada por una de sus conversaciones con el papa Francisco en las que hacía decir al pontífice que el infierno no existe. Disfruté al saber que su entendimiento de la entrevista como género periodístico era idéntico al mío: la reconstrucción de una conversación, siempre enviada al entrevistado previamente, como él hizo, la traslación literaria de un diálogo, aunque no literal. Mark Twain o Charles Dickens no pudieron valerse de una grabadora para ejercer su oficio, y gracias a eso legaron al mundo una genuina visión de la verdad. Creo que el propio Francisco, que siguió manteniendo una relación amistosa y conversacional con Scalfari debe pensar en cierta medida lo mismo.
En definitiva, la pérdida de Eugenio es sencillamente irreparable para este oficio tan cruel como él pensaba y tan espléndido como lo pudo disfrutar. Su nombre ya está inscrito en la historia de los grandes, junto a Indro Montanelli, Hubert Beuve-Méry, André Fontaine, Harold Evans, Jacobo Timmermans, Joseph Pulitzer y un buen puñado más de gentes que dedicaron su vida a contarle a las gentes lo que las gentes hacen. Descanse en paz el maestro, un hombre del nuevo Renacimiento que nos abandona en plena lucha contra el retorno de la bárbara Edad Media.
TITULO: DIAS DE TOROS - EL CONGRESO ABRE AL BLINDAJE LEGAL DE LOS TOROS EN TODA ESPAÑA,.
EL CONGRESO ABRE AL BLINDAJE LEGAL DE LOS TOROS EN TODA ESPAÑA,.
Las corridas de toros podrán declararse como un
Bien de Interés Cultural y celebrarse en todo el territorio español,
incluida Cataluña, después,.
TITULO: Retratos con alma - La marcha busca la primera medalla española en el Mundial de Atletismo: “Hay que tener el día”,.
La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.
Lunes- 1, 8 - Agosto - a las 22:40 horas en La 1 / foto.
La marcha busca la primera medalla española en el Mundial de Atletismo: “Hay que tener el día”,.
El extremeño Álvaro Martín y la granadina María Pérez, cuartos en los Juegos de Tokio, entre los aspirantes al metal en Oregón,.
Álvaro Martín (Llerena, 28 años) mira a su alrededor y alucina. El campus de la Universidad de Oregón es un entorno idílico para el deportista, con sus zonas verdes, sus residencias de estudiantes, su estadio de atletismo, su tradición deportiva y su cercanía al río Williamette y a sus interminables senderos, tan cubiertos de arboleda en algunos tramos que atravesarlos parece un viaje en el tiempo, del día a la noche, y vuelta a empezar. “Ojalá tuviéramos esto en España”, exclama el marchador, inquilino temporal de una vivienda en ese universo creado para ampliar conocimientos y ejercitar el físico.
Estos días, los estudiantes han dejado paso a los casi 2.000 atletas que participan en el Mundial de Oregón. Los profesionales, llegados de los cinco continentes, mueven sus maletas algo desorientados, comen juntos, se reencuentran con viejos conocidos, toman el aire en la terraza y pasean para estirar las piernas y calmar la tensa espera previa al rito del dorsal, que para eso han venido.
Entre ellos está Martín, el gran aspirante español a la medalla este viernes por la noche (Teledeporte, 00.10, hora peninsular española) en los 20 kilómetros marcha masculinos. Si estudiara entre sus aulas, el extremeño seguramente estaría entre los empollones: tras terminar Ciencias Políticas, le queda un año para acabar Derecho, y se debate entre hacer luego un máster o cursar Economía. “Hay que desterrar la idea de que el atleta no puede estudiar. He visto a muchos dejar las clases para intentar hacerse profesionales y quedarse tirados sin estudios y sin un duro cuando no lo consiguen”, dice con aires de tomarse el asunto como algo personal.
El marchador, 1.85 metros, 68 kilos, luce especialmente delgado. Se lo dice su novia, y lo confirma el pudor que, reconoce, siente al quitarse la camiseta en la piscina. El cuerpo seco por los kilómetros. Hasta 150 semanales en la concentración previa en Longmont (Colorado), donde viajó el 21 de junio junto al resto de marchadores y a Carlos Mayo (10.000m) para entrenar a 1.500 metros de altitud y evitar aterrizar con los días contados y un jet lag de aúpa. Está fino Álvaro Martín, como se suele decir en el mundillo. Se mueve en algo cercano a lo que él denomina el límite: ese lugar donde estás mejor que nunca pero existe peligro de lesión.
Todo ese esfuerzo se pone a examen esta noche. En Colorado, desde donde llegaron a Eugene este martes, explica que tuvo vida de monje: marchar, comer y dormir. Con pequeñas dosis de Netflix. Y una lectura sobre Wagner y Parsifal. “Es un caballero que va en busca del Santo Grial. Pero no es una búsqueda física. Puede interpretarse como un viaje espiritual en busca de la perfección”, apunta. Esa excursión hacia la excelencia se la aplica el marchador a su disciplina atlética, tan exigente. Y a unas horas de enfrentarse a los temibles japoneses, que en Tokio coparon dos de los tres puestos del podio —el ganador, Massimo Stano, participará en los 35 kilómetros—, y a dos compatriotas de peso como su compañero de habitación Alberto Amezcua, y Diego García, se dice listo para la refriega. 20 vueltas a un circuito de un kilómetro donde no sólo cuentan piernas, pulmones y corazón. También la guerra psicológica.
“Intento no mostrar emociones. Voy con mis gafas de sol y mi gorra y pongo cara de póker aunque me esté muriendo”, admite Martín. Todo puede pasar, pero espera una carrera lenta en los primeros 10 kilómetros, luego un aumento del ritmo, y finalmente cinco kilómetros frenéticos en los que se la jugarán entre cinco o seis. Ahí quiere estar Martín, como un Parsifal en zapatillas de rostro impasible, para ser un detector de sufrimientos ajenos, y escanear las caras descompuestas y las respiraciones agitadas antes del gran ataque final. “El miedo se huele, a veces desde la salida”, hace notar.
Aunque no hará el calor de Doha, a la hora de la prueba (15h10 en Eugene) las altas temperaturas serán un factor más. Por el extraño horario competitivo, se conformará con tomar a las 11.30 un par de tostadas de aceite y jamón de pavo, un zumo de naranja y un café. Su desayuno de siempre. Y luego hará lo que más le gusta desde que a los 13 años eligió marchar sobre correr, su otro talento. Tan concentrado que pese al sufrimiento asegura que el tiempo se le pasa rápido una vez metido en faena.
Cuando Martín empiece, la granadina de Orce María Pérez (26 años), ya llevará unos minutos recuperando el resuello. La atleta caminaba sola este miércoles por el campus rumbo a una partida de cartas UNO con el resto de marchadores. Era día de descanso. De convivencia y paseo para asimilar esfuerzos y guardar energías.
Pérez no solo comparte distancia con Álvaro Martín. También su condición de favorita para luchar por el podio (22.10 horas) y un agridulce cuarto puesto en los Juegos de Tokio que ya tiene entre ceja y ceja convertir en metal en París 2024. Ha ido bajando progresivamente la intensidad desde los 130 kilómetros semanales del comienzo de la concentración en altitud. Y se ve preparada. “Estoy en mucha mejor forma que en los Juegos”, dispara. “Pero no somos robots. Hay que tener el día”.
En su caso, espera una carrera rápida desde el principio, con las asiáticas y alguna sudamericana al frente. Hasta que llega ese momento, las tardes se le hacen largas en su habitación individual, pero aún así prefiere un cierto aislamiento: no toca las redes sociales desde hace siete días, duerme más y está leyendo El monje que vendió su Ferrari.
El circuito de un kilómetro lo tiene a un paseo de distancia, pero nunca los visita antes de competir. Las veinte vueltas que le esperan hoy, más el calentamiento previo, le parecen más que suficientes. ¿Qué le pasa por la cabeza cuando compite? “En esos momentos ni pienso ni siento. Mente fría, corazón caliente y para adelante”.