Ramón, 'Ramontxu', el hombre de las 18 Campanadas, lo mismo da, reivindica su vigencia. «Estoy vivo».
–Dicen que en la televisión a uno le entierran enseguida. ¿Cría ya malvas, Ramón?
–Nunca he criado malvas. Yo sigo más vivo que vivo.
–¿Cuántas veces le han enterrado?
–Ninguna que yo sepa.
–¿Lo ha pasado mal cuando le han dado por desaparecido?
–Si alguien lo ha hecho, siempre me he encontrado. He tenido la suerte de que nunca he parado de trabajar desde que empecé.
–Una becaria me confesaba el otro día que sabe de usted gracias a la colaboración con el 'streamer' más célebre del país.
–Fue un puntazo mío, porque vi que allí había una oportunidad de juntar generaciones y veo que lo ha comprobado tu becaria. Quise juntar a mis espectadores de toda la vida con los que arrastra Ibai Llanos y lo petamos los dos.
–¿Se ha cansado alguna vez de sí mismo?
–Nunca.
–¿Sabe el secreto de su éxito?
–Posiblemente, ser normal.
–Ramón, ¿eres la Navidad?
–Fui muchos años la Navidad en la televisión y en la discoteca de mis padres. ¡Por eso la odio!
–¿Cómo que el hombre de las 18 Campanadas odia la Navidad?
–Mientras los demás se divertían y lo pasaban bien, yo tenía que trabajar.
–En la televisión de Castilla-La Mancha presenta 'En compañía', donde ayuda a mayores a buscar parejas. ¿Se siente solo?
–He hecho un máster de soledad, pero no, yo estoy muy acompañado de mis hijas, mis amigos y sobre todo, de los compañeros de trabajo y de televisión, con los que tanto tiempo paso. Al final son tu familia.
–¿Tiene alma de celestino?
–No. Tengo más alma de colega.
–¿Trabajar en un canal autonómico es como competir en Segunda División?
-Qué va. Todo lo contrario. Yo he trabajado a nivel nacional y he tenido las máximas audiencias de este país. Es mucho más difícil triunfar en una televisión pequeña que en una grande. Para terminar una carrera con tantos años como llevo a las espaldas está siendo un regalo.
–¿Está en el final de su carrera?
–No, no, todavía no, pero te lo digo claro, estoy más cerca de despedirme que de empezar. Lógicamente, con 60 años no voy a pensar igual que con 20, sería de tontos.
–Qué fue antes, ¿ la capa o Ramón?
–Ramón, hombre, Ramón.
–¿Suele mentir mucho?
–Tengo la virtud o el defecto de ser bastante sincero, honesto y decir siempre la verdad, que no siempre es bueno.
–¿Le tiran muchos los tejos?
–Alguna que otra. Incluso ahora.
–Cuando algo se sale de lo normal, ¿entra en cortocircuito?
–Jamás, al contrario. Soy el que llevo la cinta adhesiva, el que coge los cables pelados y los arregla.
–¿Le quiere la gente?
–Tengo un compañero que ha hecho informativos muchos años y muy importantes en este país que siempre me dice «joder, a mí me insultan por la calle y a ti te besan». Es un poco la diferencia.
–¿Se mete en muchos charcos?
–A veces sí. Y sin darme cuenta.
–¿Sigue duchándose con ropa?
–No, ya no, eso solamente fue por exigencias del programa.
–¿Qué tal eran las duchas que se pegaba con Ana Obregón?
–Fantásticas, muy divertidas y muy apretaditas, por cierto.
–¿Las hubiera preferido de otro modo?
–Ah, en aquella época igual mejor más en privado, ¿no?
–¿Sigue viéndose como un payaso que se pone la nariz y hace reír a la gente?
–Sí, sí, yo soy un payaso. Un entretenedor de la tele que tiene que hace reír y llorar. Me manejo en el equilibrio.
TITULO: ¡ Atención obras ! - Cine -Los dilemas de ‘La firma de Dios’: ¿y si el virus detrás de una pandemia tuviera conciencia y voluntad propia?,.
Los dilemas de ‘La firma de Dios’: ¿y si el virus detrás de una pandemia tuviera conciencia y voluntad propia?,.
foto / El nuevo ‘podcast’ de ficción de Jose A. Pérez Ledo (‘El gran apagón’, ‘Guerra 3′) coloca a la humanidad en una situación límite y plantea cuestiones éticas en torno a la ciencia,.
A Jose A. Pérez Ledo le gusta poner a la humanidad en aprietos en sus ficciones sonoras. Lo hizo con Guerra 3, que colocó al mundo cerca de otra guerra mundial, y con El gran apagón, cuya adaptación televisiva llega el 29 de septiembre a Movistar Plus+. Esta vez, imagina una situación todavía más disruptiva. Ha decidido romper con dos de las nociones que sustentan nuestra existencia, como son la ciencia y la naturaleza, en La firma de Dios, de Podium Podcast —parte de PRISA Audio, la plataforma transversal de PRISA, editora de este periódico—.
Esta nueva serie arranca con un virus con voluntad propia. “Fue una idea algo excéntrica que no sabía bien cómo enfocar que surgió durante la crisis del coronavirus”, recuerda este lunes su creador por teléfono. En esa época, Pérez Ledo estaba leyendo muchos textos sobre Filosofía de la Ciencia, que, junto a la distópica realidad del confinamiento y la pandemia, le hicieron enfrentarse a varios dilemas intelectuales. “Pensé en crear una ficción que planteara si tras la pandemia había algo más. No quería que fuera algo conspiranoico, del estilo de una amenaza creada por un ejército, sino algo más profundo, casi teológico. Una de las preguntas que plantea esta materia es si llegará algún día en que la ciencia sea capaz de explicarlo todo. “Y una de las teorías en torno a ella afirma que no, que después de una pregunta siempre habrá otra nueva. Quería construir un relato que apoyara eso, que el universo es incognoscible”, comenta el también divulgador científico.
Así surgió la trama de La firma de Dios. En 2024, un nuevo virus asola la población mundial. Su comportamiento parece responder a una voluntad consciente y todo lo que creíamos saber sobre la ciencia pierde sentido. Comienza entonces una crisis que cuestionará todo lo que creemos saber sobre la naturaleza y cambiará por completo a la humanidad. A lo largo de los capítulos estrenados cada martes —la plataforma ya ha lanzado los seis primeros de un total de ocho— podemos escuchar las declaraciones ante la Comisión de la Memoria de varios expertos que se involucraron en la crisis. Ramón Barea, María Castro, Pablo Concejero y Alicia Merino son algunos de los actores que ponen voz a estos personajes. La dirección, diseño de sonoro y música original corren a cargo de Teo Rodríguez, reciente ganador en los Premios Ondas Globales del Podcast a mejor diseño sonoro por La esfera.
Pérez Ledo se apoyó en científicos durante el proceso de escritura del guion, “para hacer verosímil un relato probablemente imposible desde el punto de vista de la ciencia”, cuenta. Cada episodio va aportando nuevos datos y despejando la bruma inicial en la que se encuentra el oyente. “Quien termine de escuchar el capítulo final, querrá volver a escuchar la serie al completo, para reinterpretarla teniendo ya toda la información”. Siguiendo su pasión por lo metarreferencial, hay un personaje de El gran apagón que aparece en esta nueva ficción, avanza su creador,.
Para completar las cuestiones que plantea la serie, cada miércoles Podium Podcast estrena un episodio del proyecto paralelo Desmontando ‘La firma de Dios’. En este espacio sonoro, Pérez Ledo charla con expertos en salud pública, Inteligencia artificial, astrobiología, bioética, religión y filosofía. La idea es que, además de complemento de la propuesta original, pueda funcionar de forma independiente. “La mayoría de las conversaciones son debates intelectuales que no están en el debate público ahora mismo, pero que estoy convencido que van a terminar estándolo. Asuntos como la bioética y, por supuesto, la Inteligencia artificial, aparecerán en las portadas de los periódicos”, apuesta Pérez Ledo. La última de las entregas de este podcast conversacional analizará precisamente la cuestión que dio pie al de ficción: “Si la ciencia podrá explicarlo todo o es una quimera que se ha inventado la humanidad porque nos tranquiliza”.
Para el guionista, creador de Órbita Laika, la crisis del coronavirus ha sido por un lado “una consecuencia inevitable del estado actual de la humanidad, como son los efectos del cambio climático”. Pero, al mismo tiempo, considera que ha sido un rotundo éxito de la ciencia. “La reacción de la comunidad científica (y las grandes empresas farmacéuticas detrás de ellas) ha sido algo inimaginable. Se ha autogestionado al margen de los gobiernos, creando una investigación global. Me da la sensación de que en futuras pandemias la humanidad va a reaccionar así: en vez de prevenir, vamos a esperar y recurriremos a la ciencia, para que actúe en tiempo récord”, comenta con escepticismo.