lunes, 29 de enero de 2018

DESAYUNO - CENA - JUEVES - VIERNES -¡Más sal!, es el invierno,./ AQUEMARROPA ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ¡ - Divorcio extraescolar,.

TITULO: DESAYUNO - CENA - JUEVES - VIERNES -¡Más sal!, es el invierno,.

DESAYUNO - CENA - JUEVES - VIERNES -¡Más sal!, es el invierno, fotos.


¡Más sal!, es el invierno,.


El sector salinero emplea a cerca de 2.000 personas de forma directa. /R. C.
El sector salinero emplea a cerca de 2.000 personas de forma directa.

Esta temporada, 364.000 toneladas se dedicarán a combatir los problemas que provocan el hielo y la nieve en las carreteras españolas. Nada como un buen temporal para cuadrar las cuentas de las salineras,.

Resultat d'imatges de cafe con galletasEn la salinera de Torrevieja llevan días sin dar abasto. Cualquiera que se acerque a la planta alicantina puede entretenerse contando el número de camiones que hacen cola junto a los muelles esperando a que les llenen la panza para poder salir pitando.
Resultat d'imatges de bocadillo de pinchosSi en esta empresa, la mayor del país, producen habitualmente cerca de cien toneladas de sal al día para destinarlas al deshielo, en estas semanas han llegado a salir hasta mil por jornada. Normal. Nadie quiere que se repita un incidente como el que a comienzos de año dejó atrapados en la AP6 a miles de viajeros. Ni el Ministerio de Fomento, ni las administraciones autonómicas y locales, ni las empresas que se encargan de gestionar las autopistas privadas parecen estar dispuestas a que el próximo temporal les pille con los tanques de sal vacíos.
Solo Fomento usa 160.000 toneladas de sal al año para atender los 26.395 kilómetros de carreteras que están bajo el paraguas del Estado, que este año gastará cerca de diez millones de euros en esa sustancia blanca. Los datos confirman que, frente a los inconvenientes que a los responsables de la red viaria les trae el invierno, a las salineras un buen temporal les viene de miedo.

Una quitanieves expande salmuera por una autopista nevada.
Una quitanieves expande salmuera por una autopista nevada.

Un buen negocio

Aunque ha habido años complicados, las salineras españolas viven uno de sus mejores momentos ayudados en parte por esa demanda de sal para las carreteras a las que destinan el 7% –entre 300.000 y 550.000 toneladas– de los 5,2 millones que producen al año.
Y es que, aunque algunos colectivos ecologistas se queden afónicos denunciando los problemas que genera su uso y muchos conductores de zonas de montaña lamenten el daño que le hace a sus vehículos, los productores aseguran que es la mejor forma de evitar problemas y prevenir accidentes. De hecho, lo primero que te explican en la Asociación Ibérica de Fabricantes de Sal (Afasal) es que todo son ventajas si, durante semanas como éstas en las que media España se tiñe de blanco, uno quiere tener la fiesta en paz.
Previene o derrite el hielo y la nieve de forma eficiente, hay mucha y siempre está disponible; es barata, fácil de almacenar y de manipular y se aplica de forma sencilla; no es tóxica y su impacto medioambiental es mínimo cuando se utiliza y almacena adecuadamente. Esa es la larga lista de razones que enumeran los portavoces de Afasal para explicar por qué las carreteras de medio mundo siguen cubriéndose de sal cuando el invierno aprieta, mientras se apresuran a contestar a colectivos como Ecologistas en Acción, que cada invierno despliega una campaña denunciando su uso.
Frente a los conservacionistas, que aseguran que, entre las especies que más sufren con la sal, además de la vegetación, están la trucha (propia de agua dulce) y varios anfibios porque su piel sensible les hace vulnerables, los fabricantes defienden una realidad completamente distinta.
«La sal para deshielo no supone un impacto medioambiental siempre que sea utilizada de forma segura y responsable. Siguiendo los códigos de buenas prácticas establecidos, los profesionales y organizaciones dedicados al mantenimiento invernal de las diferentes infraestructuras aseguran que es utilizada selectiva y adecuadamente. Además, el cloruro y el sodio son omnipresentes en todo el hábitat de la Tierra y sus fuentes son ubicuas. Son constituyentes esenciales en todos los organismos vivientes. Su toxicidad, en consecuencia, está fuera de lugar, a diferencia de otros elementos no básicos de la naturaleza», afirma Juan José Pantoja, director gerente de Afasal. También apunta que los países nórdicos, pioneros en el desarrollo de la conciencia ecológica en todo el mundo y sufridores pacientes de inviernos crudísimos, son los principales usuarios de cloruro sódico para deshielo.
Por si eso fuera poco, Pantoja opina que es importante saber que, en la planificación de las estructuras viarias, los diseñadores pueden definir desde el proyecto inicial qué tipo de vegetación es la más adecuada para utilizar en los laterales de los viales. «También pueden diseñar las carreteras de forma que la sal no se deslice hacia los cursos de agua cercanos, y un entrenamiento adecuado de los profesionales del mantenimiento invernal de las infraestructuras viarias es fundamental», afirma. Asegura que gobiernos como el suizo han llevado a cabo numerosos estudios sobre las consecuencias de la aplicación de cloruro sódico y el resultado mostró que el impacto en los acuíferos y aguas subterráneas es ínfimo debido a su utilización de forma escalonada en el tiempo.
Lo que nadie cuestiona es que la accesibilidad y el precio (unos 70 euros la tonelada) son razones con suficiente peso como para seguir usando la sal. Especialmente cuando experimentos para sustituirla como el realizado hace poco en Canadá no parecen dar muy buen resultado. Los canadienses trataron de reemplazar la sal por el jugo de remolacha cuando una empresa de Ontario, donde las temperaturas pueden alcanzar los treinta grados bajo cero en un mal invierno, se percató de que, una vez extraído el azúcar, el jugo no se congelaba. Parecía la solución perfecta: biodegradable, seguro para la salud, barato (la tonelada no sube de diez euros) y capaz de soportar, mezclado con algo de sal, hasta -28°. Habría sido el hallazgo de la década si no fuera porque no derrite el hielo, solo evita que se forme, y además huele fatal.
El fracaso ha dejado el asunto aparcado hasta nueva orden y las autoridades han tenido que ingeniárselas con alternativas más ecológicas que la sal, pero veinte veces más caras. Cualquier cosa menos dejar el asunto de lado: hace unos años, cuando se prohibió su uso, los accidentes de tráfico se dispararon.

EN SU CONTEXTO

Reservas casi inagotables
En el año 2016 se produjeron en el mundo cerca de 300 millones de toneladas de sal. El mayor productor es China, con cerca de 58 millones de toneladas, seguido por Estados Unidos, con algo más de 42 millones. En Europa, Alemania, con 12,5 millones de toneladas anuales, encabeza el ranking.
5,2
Según los datos que maneja la Asociación Ibérica de Fabricantes de Sal, la producción anual de sal en España se sitúa en torno a los 5,2 millones de toneladas, de las que unos 1,5 millones son de sal marina, 2 millones de salmuera, 800.000 toneladas de sal de mina, 600.000 de sal flotada y 300.000 de sal vacuum. El sector emplea a cerca de 2.000 personas y factura alrededor de 200 millones.
7%
de la producción nacional se dedica al deshielo de carreteras y viales; en torno al 50% se destina al sector químico y otras industrias; cerca de un 4%, a la producción alimentaria (para sal de mesa, conservas, salazones, precocinados y otros), al tratamiento de aguas y a las exportaciones; el resto tiene diversos destinos.
También las autonomías
El Ministerio de Fomento gastará este año alrededor de diez millones en sal para las carreteras. Por su parte, la comunidad del País Vasco cuenta con un aprovisionamiento de 22.740 toneladas de sal que le costará 1,3 millones de euros. El Gobierno aragonés desembolsará esta temporada otro millón para mantener nutridos los silos de sus servicios de conservación de las carreteras autonómicas.
70
Aunque parezca que las administraciones gastan ingentes recursos en sal para limpiar las carreteras en invierno, todas ellas han echado sus cuentas y llegado a la conclusión de que cualquier otro arreglo haría un agujero más grande en el monedero común. Una tonelada de sal sale por unos 70 euros, y es mucho más barata que alternativas como, por ejemplo, el acetato de calcio o el magnesio.
Un operario combate la helada con sal en una calle de Logroño.
Un operario combate la helada con sal en una calle de Logroño.
Problemas «en los bajos» del vehículo
La sal de la carretera, por necesaria, económica y eficiente que sea, es un serio enemigo de los coches. «Hace que los bajos se oxiden y, con el tiempo, si no se tiene cuidado, se harán agujeros en el chasis», afirma Jaime Fernández, responsable desde hace años de un taller en Torrelavega (Cantabria). El experto explica que el problema resulta especialmente evidente en coches de segunda mano importados de países como Alemania. «Cuando el vehículo tiene más de seis o siete años sueles encontrarte con que los bajos están completamente oxidados», dice. Para evitar disgustos, cada vez que él viaja a una zona de nieve con su coche, a la vuelta siempre le pasa la ‘karcher’.

TITULO: AQUEMARROPA ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ¡ - Divorcio extraescolar,.

 Divorcio extraescolar,fotos.

Divorcio extraescolar,.

Los juzgados de familia no dan abasto. Deben resolver casos tan capitales como el destino de un diente o un traje de comunión. Los jueces son los terceros padres,.

Divorcio extraescolar
Porque lo dice un juez y porque insiste en que es verdad, solo por eso uno hace el esfuerzo de creer que hay gente capaz de pleitear por un diente de leche o unas lentillas. Y no son casos aislados. Los juzgados de familia de toda España están registrando un aumento de conflictos planteados por parejas divorciadas que no se ponen de acuerdo sobre la educación de sus hijos, las actividades extraescolares, los gastos económicos, el traje de la comunión y cualquier tipo de asunto que les sirva para mantener viva la llama de su odio. Como dice Pascual Ortuño, magistrado de la Audiencia de Barcelona y profesor de Resolución Alternativa de Conflictos de la Universidad Pompeu Fabra, «los juzgados se han convertido en un campo de batalla, en un ring gratuito que el Estado pone a disposición de los divorciados».

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Un ejemplo. «Hubo un proceso por la propiedad del diente de leche que se le había caído a un niño», cuenta Ortuño. El diente se le cayó al pequeño cuando estaba con su padre, que puso la pieza dental bajo la almohada a la espera del ratón Pérez. Ahí empezó la trifulca porque al día siguiente la madre se indignó con su ‘ex’ y le echó en cara lo del ratón, que, según insistía ella, debía haber visitado su casa y no la de él. La mujer reclamó el diente pero, al parecer, ya se lo había llevado el tal Pérez y así, de reproche en reproche, la ‘ex’ acusó al hombre de haber hecho todo lo posible para que el hijo perdiera el incisivo que se le movía y le denunció por malos tratos.
Otro caso ejemplarizante. Una expareja fue a juicio porque no se ponía de acuerdo sobre una cuestión tan trascendental como las lentillas para esquiar de su hija. Se trataba de dirimir si su compra constituía un gasto ordinario o no, en cuyo caso había que pagarla a medias. Las lentillas valían 86 euros, una cantidad que requirió la puesta en marcha de la maquinaria judicial. Pascual Ortuño no recuerda a favor de quién falló –«creo que al final el padre tuvo que pagar la mitad»–, pero sí que en su sentencia hizo mención «al gasto que los ciudadanos habían pagado con sus impuestos para que se celebrara el juicio».

Los repetidores

300.000 casos
relacionados con rupturas familiares se registran anualmente en España.De ellos, alrededor de 100.000 son procedimientos repetitivos, es decir, de parejas que ya han pasado alguna vez por el juzgado para arreglar sus continuos conflictos tras el divorcio. Hay exparejas que han llegado a recurrir hasta diez veces a los tribunales.Son las que forman parte del fenómeno bautizado como ‘la familia judicializada’, una nueva especie de litigantes que está inundando las salas de vistas del país.
Pérez trae cola.
Se ha registrado hasta un proceso por la propiedad del diente de leche que se le había caído a un niño.
Es lo que José Luis Utrera, juez de familia en Málaga y autor del libro ‘Guía para un buen divorcio’, llama «familia judicializada», un fenómeno que amenaza con saturar los juzgados y que, en fechas concretas como el comienzo del curso escolar o los meses previos a las comuniones, se convierte en la pesadilla de los jueces. Serán ellos quienes deberán decidir en qué colegio estudiarán los hijos de una pareja divorciada o quién pagará sus libros de texto. Son los que determinarán qué es un gasto ordinario, del que se hace cargo el progenitor que tiene la custodia de los hijos, o extraordinario, que corre a cuenta de ambos padres.
En una reciente sentencia, una más de las muchas que pueblan nuestra jurisprudencia, la Audiencia de Murcia sostiene que el padre que no tiene la custodia de los niños no está obligado a pagar libros de texto y recuerda que los medicamentos, el comedor del colegio y el material escolar son gastos ordinarios. Es este un grupo en el que se hallan incluidos todos los gastos que se consideran indispensables para el cuidado y educación de los hijos, como los de la enseñanza obligatoria y universitaria o la ropa de diario y el uniforme escolar.
Las desavenencias que provocan la ruptura de las parejas se prolongan a menudo cuando hay hijos. Los gastos y la orientación de su formación acaban «demasiadas veces» dirimiéndose en los juzgados
Gastos extraordinarios son los que tienen un carácter excepcional, imprevisible y necesario y que, por ese mismo motivo, no están incluidos en la pensión alimenticia que el no custodio debe abonar mensualmente. Este grupo es un saco sin fondo en el que se incluyen los gastos sanitarios no cubiertos por la SeguridadSocial, las clases de apoyo escolar, actividades extraescolares como idiomas o ballet, viajes de estudios o incluso el traje de la comunión.

El banquete

Para que un gasto sea considerado extraordinario es esencial que el progenitor no custodio haya dado su consentimiento previo. Esta es una condición que parece facilitar las cosas a la hora de determinar si una factura se paga a medias o no, pero no siempre ocurre así. La mayor parte de las demandas que examinan los juzgados de familia españoles tienen que ver con el impago de las pensiones alimenticias o de los gastos extraordinarios.
«Los juzgados se han convertido en un campo de batalla para los divorciados» pascual ortuño, juez de familia
«A algunos niños los conozco desde los 3 años. Ya tienen 16 y siguen viniendo» josé luis utrera, magistrado
«Se están firmando convenios que son condenas civilesde por vida» carlos herráiz, abogado de familia
Cada caso es distinto, ese es el problema. Lo que para una familia con recursos económicos puede ser un gasto normal, para otra es excepcional; y lo que para uno de los progenitores puede ser urgente y necesario, como la visita a un médico privado, para el otro es algo superfluo. En teoría, el convenio regulador en el que una pareja establece las condiciones de su divorcio debería arrojar luz sobre lo que ambos consideran extraordinario, pero no sucede así. Nadie puede prever cómo evolucionarán en el futuro las relaciones de una pareja que acaba de separarse. También hay que tener en cuenta que a la hora de divorciarse muchos firman el primer papel que les ponen delante sin apenas darse cuenta de lo que están haciendo. Y luego pasa lo que pasa.
El abogado Carlos Herráiz, miembro del gabinete jurídico de la Asociación de Padres Separados, recuerda casos de hombres que firmaron el convenio regulador sin leerlo y que años después se encontraron con una desagradable sorpresa. «Asumieron sin saberlo los gastos del traje de la comunión y el banquete, y cuando llegó el día ni fueron invitados». Y aún tuvieron suerte, porque una firma estampada sin mirar y sin consultar a un abogado puede ser un error de esos que se pagan muy caros. «Se están firmado convenios que son auténticas condenas civiles de por vida; yo he visto algunos en los que el no custodio se compromete a pagar los gastos desde la guardería», afirma Herráiz.
Lo de las comuniones puede parecer anecdótico, pero es una gran fuente de conflictos entre las parejas divorciadas. «Un señor vino a mi despacho para decirme que sus hijos habían hecho la comunión la semana pasada y que él no se había enterado», apunta Carlos Herráiz. «En febrero y marzo la cosa se va a poner caliente», dice el abogado aragonés especializado en Derecho de Familia Mateo Bueno. Será entonces cuando a los juzgados comiencen a llegar pleitos en los que los jueces deberán decidir si un niño hace o no la comunión, quién le lleva a la catequesis, cómo será el traje y el banquete y si ambos progenitores podrán participar en la fiesta. En cuanto al hijo, como si no existiera. «Hay niños de tan solo 8 años que sufren crisis de ansiedad por este motivo», afirma Bueno.

«Somos el frontón»

En España se tramitan al año alrededor de 300.000 casos relacionados con rupturas familiares. De ellos, 100.000 son procedimientos repetitivos, es decir, de parejas que ya han pasado alguna otra vez ante un juzgado y que quieren cambiar las condiciones de su convenio, muestran discrepancias sobre la patria potestad o se pelean por unas lentillas o un aparato de ortodoncia. «La sentencia de separación resuelve el proceso judicial, no el conflicto, que vuelve al juzgado. Es como una pelota y nosotros somos el frontón», resume José Luis Utrera.

Consejos. Ante todo, leer bien lo que se firma

El convenio.
Muchos conflictos tienen su origen en el convenio regulador de las condiciones del divorcio, que alguna de las partes firma sin apenas leerlo y se hace cargo así de gastos que no debería haber asumido. Los abogados recomiendan leer detenidamente el documento y, sobre todo, acudir con un letrado.
Mediación.
Antes de acudir a un juzgado conviene someterse a un proceso de mediación familiar. A diferencia de lo que ocurre en otros países, en España la mediación no es obligatoria. Sí lo es, en cambio, la figura del coordinador parental, aún no extendida por todo el país, cuyos informes son vinculantes.
Receta.
Los padres tienen que poner el rencor en un lado y su amor por los hijos en otro. No deben obligarles a tomar partido por ninguno de los dos bandos. Deben ser conscientes de que están haciendo a los niños un daño irreparable.
Y algunas pelotas rebotan una y otra vez. «Hay familias que vienen habitualmente; tengo algunas que han aparecido por el juzgado hasta diez veces con conflictos diferentes». Son lo que los psicólogos llaman, explica el juez, «familias patológicas que, a pesar de haber roto, mantienen su relación a través del conflicto y lo escenifican en los tribunales».
Para estas personas el juez es ya ‘uno de ellos’ y si no le invitan a la boda de sus hijos es porque están demasiado ocupados ideando la manera de convertir esa misma boda en motivo de agravio para el eterno rival. «A algunos niños los conozco desde que tenían 3 años. Ahora tienen 16 y todavía estamos decidiendo por sus padres», desvela Utrera. Porque en eso se convierten los jueces, en unos desatascadores, unos señores que toman las decisiones que se ven incapaces de adoptar los divorciados. «Hay familias en las que el niño tiene padre, madre y un tercero que decide si va a un colegio público o privado, si va a hacer la comunión, si se le pone un ‘piercing’ o si se le compra una moto; en casos más graves, si se le aplica o no un tratamiento médico. Nosotros –sentencia el magistrado– somos el tercer progenitor dirimente».
«Hay niños de 8 años que sufren crisis de ansiedad por la comunión» mateo bueno, abogado de familia
«Algunos hijos amenazan con denunciar a sus padres si les riñen» lucía del prado, fundación filia
«Cada vez va a más, la gente está obsesionada con dejar sus problemas en manos de los jueces». Para Carlos Herráiz, «discutir en un juzgado la comunión del hijo es una aberración», como también lo es que un juez tenga que decidir «si un niño es judío o no» o el caso de un hombre al que su ‘ex’ le denunció cuatro veces, las cuatro sobreseídas, por violencia de género y una quinta por no dejar que su hija fuera a la fiesta de cumpleaños de unas amigas. «La Policía fue a buscarle a casa y se lo llevaron esposado delante de todos los vecinos. Al final, el juez falló a favor de él pero tuvo que pagar un dineral en abogados para defender su derecho a decidir si su hija iba o no a una fiesta de bolas de plástico. Con el divorcio en España –concluye el letrado–, pasas de ser un gran padre cuando estás casado a un monstruo tras la separación».
José Luis Utrera achaca el incremento de procedimientos judiciales tras el divorcio a un cambio de mentalidad entre los excónyuges que en principio es positivo, pero que en algunos casos resulta pernicioso. «Hace años el no custodio acababa desapareciendo de la vida de los hijos, pero ahora los dos siguen estando presentes y ambos se implican en la educación de los niños».

Apelaciones

El aumento de procesos que podrían dirimirse «echando una moneda al aire» se ve favorecido por una modificación legal que no duda en criticar Pascual Ortuño. «Hasta el año pasado teníamos un sistema de controversias sencillo, de forma que el juez decidía si el niño tenía que estudiar inglés, como quería el padre, o alemán, como pedía la madre, y no había posibilidad de apelación, pero ahora estos casos pueden ser recurridos y la gente se monta un pleito con peritos, con los profesores del colegio, que tienen que ir a declarar si el alumno va bien o mal, con apelaciones... Esto colapsa los juzgados». Y entretanto, el niño va creciendo sin saber muy bien qué idioma estudiar.
Los jueces insisten en que antes de acudir a un juzgado los padres tienen que recurrir a un mediador, que es algo que se exige en muchos países pero no en España, donde dar este paso es voluntario. Por ese motivo, en la Audiencia de Barcelona han comenzado a imponer a ambas partes la obligación de someterse a un proceso de mediación antes de plantarse ante los tribunales. Es aquí donde aparece la figura del coordinador parental, impulsada por Lucía del Prado, presidenta de la fundación Filia de amparo al menor, que conoce casos de niños que amenazan a alguno de sus padres con denunciarlos si les riñen. «Es lo que han visto en su familia y ellos aprenden a hacerlo», afirma.
«Al contrario que el mediador, el coordinador parental– explica Lucía del Prado– puede actuar cuando hay denuncias de por medio y su intervención es obligatoria por auto judicial en ejecución de sentencia». El coordinador tiene tres meses para examinar lo que le ocurre a la familia conflictiva. Trabaja como un detective que se entrevista no solo con los hijos o padres, de los que sabe que recibirá una información sesgada, sino con todos los actores del drama, incluidos profesores o pediatras. «Su informe es vinculante y va al juez, que lo utiliza para tomar una decisión», agrega.
¿Y qué sucedió con el diente de leche? «En una primera sentencia el juez los mandó a paseo, pero ambos recurrieron», recuerda Pascual Ortuño. Como había denuncia por malos tratos, el caso llegó hasta lo Penal y un forense examinó al niño para tratar de averiguar cómo había perdido el diente. El padre fue absuelto. El dinero que costó todo aquello al erario público es posible que solo lo sepa el ratón Pérez. Quizá algún día lo diga, si es que se atreve a volver.

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