TIERRA DE TOROS ,.
Tierra de Toros | Canal Extremadura
Tierra de Toros. . Programa presentado por Juan Bazaga dedicado al mundo del toro en nuestra región. Estamos atentos cada semana a la actualidad taurinaCada semana te lo contamos en “Extremadura: Tierra de Toros”. Toda la actualidad taurina de la semana de la mano de Juan Bazaga.,etc.
LA MANO ZURDA DE DIEGO CARRETERO,.
La mano zurda de Diego Carretero,.
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Tarde fría y ventosa, piso pesado y una noble pero desigual novillada de El Parralejo en el tercer festejo de la feria de Fallas,.
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Llama la atención la categoría del toreo al natural del joven novillero de Hellín,.
La noche del domingo al lunes fue en Valencia muy tormentosa y, cielos cubiertos durante toda la mañana, los pronósticos anunciaban lluvia segura y viento arisco a la hora de los toros. Se contaba con la suspensión, pero se sorteó a su hora. A las cinco en punto fue el paseo. El viento, fresco y racheado, levantaba las esclavinas de los capotes bordados. Aunque el ruedo había sido protegido de lonas nada más terminar la corrida del domingo, la zona de tablas a pie de la presidencia, donde se paran, lidian y pican en Valencia los toros, frente al burladero de capotes, estaba enfangada. Un ambiente muy desapacible. No asomó el sol en todo el día. Con luz artificial se jugaron cinco de los seis novillos. Poquísima gente.
Se cambiaron con lógico criterio los terrenos de salida y lidia. Se picó en la puerta de cuadras y cuadrillas, y en esa misma zona, terrenos de sol, pegada a las rayas de cal y misteriosamente resguardada del viento que llegó a azotar el resto del ruedo, se cumplieron enteros todos los trabajos de rutina. La rutina del toreo en la contraquerencia con sus fórmulas reglamentarias. La rutina se tradujo en uno de tantos festejos de los de nunca acabar: dos horas y media. Un reparto de cuatro avisos entre el mexicano Leo Valadez y el alicantino -de Elda- Jorge Rico; dos vueltas al ruedo bien ganadas, una de ellas oreja en mano, del albaceteño -de Hellín- Diego Carretero; falta manifiesta de experiencia de Rico con la espada, como si no hubiera entrenado ni con el carretón siquiera, pero diligencia en un solo ataque de Valadez y Carretero. Salvo la primera y la segunda de todas, no pareció particularmente larga ninguna de las seis faenas, aunque salpicadas las seis de los inevitables tiempos muertos de la rutina. El tiempo corrió implacable.
Se dejaron los seis novillos de El Parralejo sin duelo. La nobleza fue de grado mayor en todos los casos. De son pajuno cuarto y quinto, novillos con cuajo de toro, cuajo y no cara. Castigadísimo en dos puyazos feroces, solo el sexto amenazó con derrumbarse. Lacónicas las embestidas de un primero que salió con pies de los buenos -al galope- pero claudicó cuando Valadez le bajó la mano y pretendió obligarlo. Muy bramador el segundo, que de partida se rebrincó y hasta escarbó, pero acabó rompiendo y descubriendo, de paso, el muy notable sentido del toreo de Diego Carretero: la muleta por delante, el toque al vuelo, el toro empapado en viajes largos, una mano izquierda sorprendentemente poderosa.
Al cuarto, que coceó el caballo de pica, le hizo Valadez un quite de los del Zapopán en versión no habitual o heterodoxa: cite en cercanías y, en el reclamo, volado no solo el medio capote que se despliega en abanico sino el capote entero, que costaría recoger al cumplirse el lance. La quietud no fue la propia, pero el invento sorprendió y se celebró. Para entrar en calor. Implacable el viento, la flámula ondeante, tan apagado como rendido el novillo, y una faena de las de estarse y estarse sin mayor acento. Y una buena estocada.
En el quinto novillo Carretero confirmó todo lo que había dejado ver en el segundo. Un poder nada común con la mano izquierda. Pureza en el toreo al natural traído por delante. Ligazón, colocación, asiento. Mucha seguridad. Talento para llevar cosido al toro en la franela. Tomar y soltar a tiempo, toreo a suerte cargada, saber correr la mano. Improvisar adornos con circulares cambiados, del gusto de la mayoría. Y entre la mayoría, una peña venida de Hellín para jalear. No sin motivo. Y ahora entró la espada por arriba. Lástima no haber podido verse ese trabajo y ese torito en una tarde de sol. Roto en varas, no contó el sexto en el recuento ya tardío. Salió del trance Jorge Rico sin sufrir con la espada tanto como en el primer trago.
TITULO: MAS QUE COCHES - COCHE MINI - VETTEL CAMBIA EL TERCIO DEL MUNDIAL,.
MAS QUE COCHES - COCHE MINI - VETTEL CAMBIA EL TERCIO DEL MUNDIAL, fotos.
Vettel cambia el tercio del Mundial,.
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Sainz terminó octavo y Alonso se quedó fuera de carrera al romperse la suspensión cuando ya acariciaba algún punto a falta de cuatro vueltas,.
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El alemán gana en Melbourne, beneficiado por un error de Mercedes, y garantiza una alternativa,.
Dos años después, un piloto de Ferrari vuelve a beber el champán de campeón de un Gran Premio. Es, probablemente, la mejor noticia que puede recibir una Fórmula 1 que vivía bajo la bota de Mercedes desde hace tres años, y que ha visto cómo también los campeones pueden errar. Porque si la carrera de Sebastian Vettel en Australia fue prácticamente perfecta, la de Lewis Hamilton se vio totalmente perjudicada por una decisión en boxes impensable para un equipo que otrora no fallaba.
Todo se decidió en la única parada para cambiar neumáticos que se hizo. Con unos ultrablandos que sólo tienen de eso el nombre, los equipos tenían claro que sólo iban a tener que poner dos juegos en las 58 vueltas de la carrera. Por eso, en Ferrari sabían lo que debían hacer: quedarse muy cerca de Hamilton en los primeros giros, apretarle en pista y, si se podía, adelantarle para confirmarlo en boxes. Sin embargo, a Mercedes le entró el pánico al ver que Hamilton no era capaz de despegarse del coche rojo y le ordenaron entrar en boxes a la primera vuelta que empezaba a mostrar una pequeña pérdida de competitividad.
El error fue de base, y recordó a otros muchos que se han visto en el pasado en la Fórmula 1: cuando Hamilton salió de nuevo a pista, tenía delante a un Max Verstappen, que se hizo muy ancho en pista. El holandés, que era el primer Red Bull tras los problemas de Ricciardo (arrancó desde boxes con dos vueltas perdidas por un fallo eléctrico y acabó abandonando después con la caja de cambios averiada), se convirtió en el aliado perfecto de Sebastian Vettel, que se mantenía en pista rodando más rápido que Hamilton. En Mercedes empezó a cundir el pánico, y sus temores se cumplieron: cuando el alemán entró a poner los neumáticos blandos que le iban a llevar a su primera victoria en dos años, ya eran conscientes de que habían perdido la carrera y que les quedaba aún más de media prueba por disputar.
Fernando Alonso no acabó el GP de Australia. Tal y como afirmaban las apuestas, tal y como se preveía y tal y como la lógica después de la pretemporada mandaba. Sin embargo, se quedó no sólo a muy poco de ver la línea de meta, sino de hacerlo entre los puntos.
Rozar la machadaLos incidentes de arriba se aliaron con el español. Después de verse en una 12ª plaza de salida gracias a los problemas de Ricciardo, adelantó a Hulkenberg en los primeros metros. Undécimo, a un solo sitio de alcanzar el punto. y abandona Grosjean. Se le estaba poniendo todo de cara a un Alonso que veía, sin embargo, cómo todos los coches podían frenar más tarde que él, y cómo se le iban en las rectas con mucha facilidad. Sólo tenía que aguantar, pero la mecánica (otra vez McLaren), le privaba del pequeño premio a falta de sólo cuatro vueltas para el final.
Alonso había resistido los ataques del debutante Esteban Ocon durante buena parte de la carrera. La pelea por el 10º puesto se antojaba fundamental para empezar con buen pie el año, pero las suspensiones del MCL32 empezaron a fallar cuando más las necesitaba. Tras tenerle respirando en su nuca durante 15 vueltas, Alonso vio cómo el francés le quitaba las pegatinas. y Hülkenberg, de rebote, también. El coche se había vuelto inconducible, y antes que arriesgarse a un accidente, o simplemente porque entre ser 12º y no acabar tampoco va mucho, Alonso metió su monoplaza en boxes. Tampoco habría logrado mucho más: su compañero Vandoorne fue último.
Carlos Sainz, por el contrario, sí acabó y lo hizo entre los puntos. El madrileño estuvo cómodo en una carrera en la que podía haber aspirado a algo más que el octavo puesto , pero desde su equipo no gestionaron bien el rendimiento de Kvyat y, después de ordenarle a Sainz que le dejara pasar, le mandaron entrar en boxes para cambiar de neumáticos. En ese impás, el español perdió lo suficiente como para ni siquiera pensar en alcanzar los puestos de arriba.