TITULO: MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves - LA NOCHE ABIERTA - La fe de Bennett vale un segundo triunfo ,.
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LA NOCHE ABIERTA ,.
Progroma presentado por Pedro Ruiz, entrevistas por La 2 los martes a las 22:30, un gran espacio de música, foto etc.
La fe de Bennett vale un segundo triunfo.
El irlandés, recuperada su confianza, bate de nuevo a Pedersen en la última etapa de La Vuelta en Países Bajos, que resultó peligrosa y vio retirarse a Woods,.
Cuando el sábado Sam Bennett ganó la segunda etapa recuperó la fe. En sí mismo. Llevaba tiempo sintiéndose inferior a otros velocistas. Batir en Utrecht a Mads Pedersen, uno de esos rivales tan potentes que casi hacen un surco en la carretera cuando arrancan hacia la pancarta, le devolvió una pieza clave en el mecanismo mental de un ciclista, «la confianza». «Lo necesitaba», confesó. Y, con la fe recuperada y el perfecto lanzamiento de Mullen y Van Poppel, el irlandés repitió victoria ayer sobre Pedersen, esta vez en Breda, donde al podio subió como líder el italiano Edoardo Affini, el tercer corredor (Gesink, Teunissen y ahora el transalpino) del equipo de Roglic, el Jumbo, que se viste de rojo en tres días de esta Vuelta que ya viaja hacia Vitoria para tomarse hoy un día de descanso,.
Como la etapa comenzó dentro de la Grote Kerk, la iglesia mayor de Breda, algunos corredores como Nibali y Cataldo se santiguaron. El templo fue católico en su inicio y hace tiempo que es protestante. Caben todos. Dos ciclistas neerlandeses, el líder en ese momento, Mike
Teunissen, y el rey de la montaña, Julius van den Berg, encendieron velas. Todos, creyentes, ateos y agnósticos, pisaron la iglesia en silencio, pidiendo sin voz que la tercera etapa, la última en Países Bajos, les tratara bien. Al canadiense Michael Woods nadie le escuchó. Se cayó en el inicio del peligroso recorrido y se retiró. En plena pelea por salvar su plaza en el World Tour, el equipo Israel pierde a su líder. A rezar. «En carreteras tan estrechas hay que frenar poco y observar mucho», aconsejaba Nibali, uno de los que se había persignado en la Grote Kerk.
El pelotón paseó por Breda al trantrán durante el tramo neutralizado. Como los dos días anteriores, no cabía el público en las cunetas. La Vuelta respiraba un ambiente a la altura del Tour. La ciudad da nombre a una obra de Velázquez, La rendición de Breda, el cuadro de las lanzas. Pero ni en ese inicio había paz entre los ciclistas. Thomas de Gendt circulaba el primero, aún frenado por el coche de Javier Guillén, el director de la carrera. De Gendt es el maestro de las fugas. Al verle allí, todos sabían que el fornido belga se había levantado con los dientes apretados. Listo para la batalla con su lanza bien afilada. Así fue.
De Gendt se escapó desde Breda. Con seis sombras a su rebufo: José Herrada, Jan Bakelandts, Pau Miquel, Ander Okamika, Mikel Iturria y Van den Berg, el de la vela en la iglesia, que quería reforzar su liderato de la montaña en la única tachuela de un recorrido tan plano. De Gendt le quitó ese premio. No hubo más a repartir. Detrás, Cataldo, otro de los que había hecho la señal de la cruz en Breda, tiraba y tiraba del Trek, el equipo de Pedersen. El gran danés, segundo en la etapa anterior, quería saber si Bennett había recuperado de verdad la fe.
Caída de Carapaz
La fuga se apagó. La tensión elevó la velocidad. Se cayó Carapaz. Se reintegró al grupo. Peor le fue a Mikel Bizkarra, que en el día que cumplía 33 años, se quedó rezagado entre los latigazos de las rotondas. La cercanía de la meta, instalada como la salida en Breda, puso a todos en alerta. Los equipos blindaron a sus líderes. El Bahrain protegió a Mikel Landa, que dice que no ha venido a pelear por la Vuelta. Como si no creyera en sus opciones tras salir de una lesión. Pero sus compañeros sí creen en él. Por si acaso, quieren que llegue a la montaña intacto. Landa les deja hacer. Se da tiempo y evita el estrés.
«A mí, mientras mi madre no me meta presión. De muy pocas personas me afecta lo que digan. Por suerte mi madre solo me dice que disfrute y que vuelva sano a casa. No me pide que gane, ja, ja», declaró en Marca. Acabó intacto. Le espera la etapa alavesa, en su hogar. Con su madre y su hijo recién nacido. Más motivación. «Hasta que no llegue la primera cuesta no sabré dónde estoy», tranquilizó el corredor de Murgia.
Todos los favoritos esquivaron el peligroso día. Valverde se quejó del trazado sin querer levantar mucho la voz: «Parece que hemos pasado siete veces por el mismo pueblo». A Carapaz tampoco le gustó el estrecho y revirado recorrido: «A las Vueltas les ha dado por hacer etapas así. En fin, hay que sortearlas de la mejor manera posible». Los rezos del pelotón fueron atendidos, salvo en el caso de Woods, el único que salió desde la gran iglesia de Breda para acabar sepultado en esta Vuelta que se despide de Países Bajos y vuela hacia Vitoria,.
TITULO: Hora Punta, el programa de TVE de Javier Cárdenas - ¿Existe brecha generacional en el colectivo LGTBI?,.
¿Existe brecha generacional en el colectivo LGTBI?,.
De la lucha por los derechos al debate identitario,.
Los activistas jóvenes, que han crecido con unas libertades conquistadas por la generación anterior, centran su lucha en romper corsés sociales, incluir a las personas no binarias y apoyar a los menores trans,.
foto / Los jóvenes que nacieron en 2005, cuando se aprobó el matrimonio igualitario en España, cumplirán la mayoría de edad el año que viene. Se trata de una generación que ha crecido en un clima de ampliación constante de derechos para el colectivo LGTBI: después del matrimonio, se aprobó en 2007 la norma relativa a la identidad de género y, hace una semana, salía del Consejo de Ministros el anteproyecto de la ley trans; sin contar con las numerosas legislaciones autonómicas. Esos cambios legales, que han ayudado a visibilizar y normalizar la diversidad sexual, son fruto de la lucha de las generaciones anteriores, que crecieron en un entorno diametralmente opuesto al de los jóvenes actuales: perseguidos y acosados por leyes lgtbifóbicas, como la franquista sobre peligrosidad y rehabilitación social aprobada en 1970.
“Los mayores han vivido la lucha, mientras que nosotros hemos nacido con los derechos dados”, resume Alejandro Muñoz, de 24 años. Nació en Salamanca, donde estudió Comunicación Audiovisual, y lleva un año y medio viviendo en Cork (Irlanda). “Soy becario en el equipo creativo de una empresa: edito vídeo”, cuenta por teléfono. Es gay –“para mí el género es algo fluido, pero no me considero no binario”– y no sabe si quiere casarse: “Soy consciente de que, como hombre blanco homosexual, soy un privilegiado dentro de la comunidad LGTBIQ+”.
A finales de los setenta, ser homosexual estaba perseguido en España. “Serlo y parecerlo”, matiza Ramón Linaza, activista de 64 años. Como explica Linaza, la ley de peligrosidad social “permitía encarcelar sin juicio y de manera arbitraria a personas; uno de los motivos era ser homosexual o parecerlo”. Así, el colectivo LGTBI comenzó su batalla peleando para abolir esa norma. Esa era la demanda de la primera manifestación del Orgullo en Madrid, celebrado en 1978. Linaza formó parte de la cabecera de esa manifestación, que no fue pionera en España; la primera marcha la había convocado Barcelona un año antes. A pesar de las movilizaciones, la ley que criminalizaba a la comunidad LGTBI permaneció vigente hasta 1993.
Los derechos, en cambio, siempre han formado parte de la vida de los jóvenes. “El matrimonio igualitario fue un terremoto cultural que cambió la percepción social con respecto a la realidad LGTBI”, cuenta Eduardo Rubiño, diputado en la Asamblea de Madrid por el partido Más Madrid. “Ese cambio afectó a los millennials y ha permitido a la generación Z crecer y socializar con los derechos adquiridos”, continúa el político y activista.
Los jóvenes entienden lo difícil que era vivir con represión y sin libertad y valoran los avances legales. Pero no siempre es lo más relevante. “La gente mayor se queda un poco bloqueada al ver que no compartimos las reivindicaciones de su generación”, afirma Micaela Trotter, de 18 años. Es lesbiana, estudiante de grado de Matemáticas en la Universidad Complutense y activista “desde los 15″. Empezó en movimientos feministas, y ahora milita en Errequeteerre, “el grupo transmaricabollo de la Complutense”, que lleva funcionando casi tres décadas. “Rechazamos lo institucional ―está vinculado a lo normativo― y pedimos más compromisos sociales”, explica: “Queremos que la sociedad se deconstruya para que se convierta en un espacio seguro para la peña LGTBI”.
La organización juvenil de la Federación Estatal de la comunidad LGTBI (FELGTBIQ+ Jóvenes) constata cierta divergencia generacional en la comunidad. “Durante la juventud, sobre todo en la etapa adolescente, se viven muchos procesos vitales a los que tenemos que prestar muchísima atención”, apunta Blue Rodríguez, de 22 años, que coordina FELGTBIQ+ Jóvenes, junto a Oliver Marcos. Define la organización como “un grupo de jóvenes activistas, que nos reunimos periódicamente de manera online para trabajar, conocernos o aprender” e incluye el activismo digital —y la visibilidad que aporta— como otro rasgo de la lucha contemporánea que los diferencia de sus antecesores. Considera “innegable”, la existencia de una brecha generacional: “No es inherente al colectivo; está presente en toda la sociedad”. Las nuevas inquietudes del colectivo se han expandido del marco legislativo y de consecución de derechos hacia la identidad, la representatividad o la afectividad. Así, FELGTBIQ+ Jóvenes tiene puesto el foco en tres puntos que considera clave: la situación de los menores trans con la nueva ley; la atención a las personas migrantes LGTBI; y la inclusión de las personas no binarias.
Hace una década no existía una etiqueta para designar la realidad de las personas no binarias (aquellas que no se identifican con los roles de género femenino y masculino establecidos por la sociedad). “Las etiquetas hablan de un grupo de gente que comparte realidad contigo”, apunta Mía González, de 30 años, que nació en Tomelloso y ahora vive en Madrid. Para elle (como quiere que se denomine, sin género) fue “muy importante” sentirse parte de un colectivo y con representación. Desde hace unos meses, forma parte de la asociación No Binaries España y considera “necesaria” la ley trans. Aunque matiza: “Debería ser más ambiciosa”.
Mientras el uso de los pronombres de nueva acuñación elle/elles para referirse al género neutro está normalizado entre los veinteañeros, algunos mayores presentan problemas para interiorizarlo. “Hay personas homosexuales cisgénero de cierta edad a las que les cuesta adaptarse”, afirma Rosa Lambea, administrativa de Madrid, de 51 años y lesbiana. Ella misma se ha equivocado alguna vez con los pronombres, aunque sabe que la identidad es “muy importante” para los jóvenes. “Cuando me ha ocurrido, me lo han avisado y he corregido”.
“Estamos aprendiendo a socializar de otra manera, saliéndonos de lo binario”, aclara la estudiante de Matemáticas Micaela Trotter. Para ella, uno de los puntos básicos de las relaciones es la deconstrucción de los roles de género, heredados del sistema heteropatriarcal. “Algunas mujeres lesbianas también reproducen roles heteronormativos”, lamenta Trotter. “Son parejas de tías, que se asignan roles masculino y femenino. Ocurre con respecto a los cuidados, el día a día, la representación social o la manera de ligar, donde también permanece esa idea del cazador y la presa”. En el mundo gay se replica esa queja. Además, critica cierto “sesgo binario” en el deseo y las relaciones de pareja: “Hay gente mayor que no es monógama, pero en mi generación está muy extendido [no serlo]; se vive con más naturalidad”. Habla del poliamor y sus variantes o de la flexibilidad sexual: “Es otra brecha. Algo que las generaciones anteriores no siempre entienden. Creo que la monogamia se ha deconstruido poco”.
Juan Manuel Sánchez lleva siete años casado con su marido. “Pero 11 de relación”, añade este productor de televisión de 40 años. Vive en Majadahonda, ciudad a las afueras de Madrid en la que nació. Con 22 años, Sánchez verbalizó que era gay. Al año siguiente se aprobó la Ley de Matrimonio Igualitario: “Me casé en 2015, cuando se celebraba el décimo aniversario de la ley”. 12 meses después, él y su marido eran padres. Su familia es “una excepción” dentro de su grupo de amigos gais: ninguno se ha casado ni tiene hijos. “A la única boda gay que he ido es a la mía”, bromea.
Hace poco, coincidió en una fiesta con un grupo de veinteañeros. “Los vi muy desinhibidos y libres. Con parejas, pero llevándolo de manera más abierta. También me parecieron muy adultos: yo a los 20 era mucho más ingenuo. Me maravilló ver la naturalidad con la que expresan su identidad: ellos están viviendo una juventud que a mí me han robado”. Recuerda que, en los noventa, cuando él salía con sus amigos no terminaba de encontrarse cómodo: “No me sentía identificado, pero seguía el ritmo. Ten en cuenta que no había referentes”.
“Los referentes son muy importantes siempre, sobre todo cuando eres joven”, confirma Blue Rodríguez, “para conocer diferentes realidades, para ver que encajas en alguna”. Justamente, Valeria Vegas se ha erigido en un referente contemporáneo del colectivo LGTBI. La periodista y documentalista es autora de ¡Digo! Ni puta ni santa. Las memorias de La Veneno, biografía de Cristina Ortiz, icono del colectivo, y que sirvió de base a la celebrada serie de televisión Veneno. Cree que “hay cierto aislamiento intergeneracional”. “Los jóvenes no siempre entienden los momentos tan duros que han pasado las generaciones anteriores. Mientras que los mayores no siempre identifican las nuevas luchas con sus inquietudes y formatos”, afirma.
A pesar de las diferencias, la veterana Rosa Lambea habla de “admiración mutua” entre las generaciones del colectivo: “Las mayores valoran la energía nueva; las jóvenes reconocen la lucha y los derechos conseguidos. Y saben que hay que mantenerlos”. Considera “irremediable” la brecha generacional en el colectivo, pero no como algo negativo. “Es importante que se cuestionen las cosas, que haya gente con ganas de cambiar las cosas. Si no fuera así, las luchas se acabarían”. Por su parte, Blue Rodríguez de FELGTBIQ+ Jóvenes habla de empatía: “No hay que olvidar que los activistas son superhéroes. Son gente que, aparte de su trabajo, lleva toda la vida peleando para mejorar nuestro país. No se les puede pedir que estén también al tanto de todo”. De ahí que considere relevante “tener un grupo de personas jóvenes, cuya voz se valora y escucha: ayuda a que exista un relevo generacional”.
“Alianza intergeneracional”, dice el político de Más Madrid Eduardo Rubiño. “Hay que hacer un reconocimiento mutuo: de las luchas que nos han traído hasta aquí, y que convirtieron a España en un país de vanguardia en derechos LGTBI, pero también de los nuevos debates, que recogen el testigo de ideas que quedaron fuera en las décadas anteriores”, explica: “Si conseguimos la alianza intergeneracional, el movimiento LGTBI será más fuerte”.
TITULO : CAMPO ESTRELLAS BARCELONA - Liga - Fútbol - Barcelona -0- Rayo -0-,.
Liga - Fútbol - Barcelona -0- Rayo -0-,.
Un chasco en el Camp Nou: el Barcelona pincha ante el Rayo en el estreno de Lewandowski,.
Los azulgrana, impacientes y faltos de juego, fueron incapaces de abatir a un equipo que completó un partido muy serio, valiente y bien planteado por Iraola,.
La verdad del fútbol está en el campo y al Barça todavía le falta juego y tiempo para responder a la propaganda que anunciaba un debut espectacular en la Liga. No es aún un equipo sino un álbum de cromos mejor y más amplio que el de la pasada temporada, también más vitalista y, al mismo tiempo, igual de estéril ante el Rayo Vallecano. Los azulgrana cedieron un empate contra un rival que ya les ganó los dos partidos del año pasado por 0-1. Uno provocó la destitución de Koeman y el segundo desquició al Camp Nou.
Resultado Final - foto,.
Los días pasan y el Rayo mejora porque tiene una idea de juego mientras el Barça ha perdido el estilo porque le puede la prisa y el ansia por volver a ser el Barça. Ahora mismo es un híbrido tan despersonalizado que acabó la contienda sin Pedri ni Gavi y Busquets expulsado en pleno desquiciamiento del Camp Nou.
No hay medios para procesar el fútbol, masticar la jugada, dar pausa y el resultado queda a expensas de defensas y delanteros, un terreno que abona el vértigo, el ir y venir, el alto voltaje y el estruendo de una grada desesperada por ver un gol que no llega en los partidos serios y sobra en los veraniegos como el Gamper. El chasco fue monumental porque el Rayo acarició el triunfo en una noche de un bochorno agotador, tan serio como atrevido, más centrado que el Barça.
El partido ya tuvo un inicio inesperado porque el estadio clamaba a favor del Barça y la pelota no salía del balcón de Ter Stegen. El Rayo presionaba de forma tenaz y sincronizada, intensos los delanteros, bien puestos los medios y muy adelantados los zagueros, como si el terreno estuviera inclinado hacia el campo del Barcelona. El partido se convirtió en un examen para Christensen. No era sencillo salir con el balón de la cancha propia y construir la jugada porque no aparecían los interiores ni el medio centro y desde la lejanía solo se ofrecían los extremos: Dembéle y Raphinha. Ambos procuraron liberar de alguna manera al equipo porque siempre estaban bien perfilados, afilados y eléctricos y también más agresivos que precisos ante Dimitrievski.
Extremos punzantes
La suerte del encuentro parecía depender de las dos parejas que atacaban por los costados: Raphinha-Dembélé y Álvaro García-Isi. Ya se sabe que los laterales son el punto débil azulgrana y no parece que Xavi haya encontrado una solución estable porque desconfía de Dest y no tiene una alternativa para Alba a la espera de Marcos Alonso, una vez que no se pudo fichar a Azpilicueta. Una alternativa momentánea para el flanco derecho es reconvertir a un central como Araujo o más tarde Koundé. El uruguayo formó junto a Christensen y Eric García mientras a la izquierda se mantenía Alba. Piqué quedó fuera precisamente cuando su contrato se discute en las oficinas del Camp Nou. Vio en su asiento cómo el central Araujo no funcionaba como lateral contra el Rayo.
Álvaro García quebró y sentó al charrúa para después ser reducido en el mano a mano por Ter Stegen e Isi no paraba de soplar el cogote de Alba. Al Rayo le faltó desequilibrio para culminar su excelente fútbol asociativo, riguroso tácticamente, muy valiente en el Camp Nou. Iraola había pensado muy bien el partido y sabía cómo defender colectivamente al Barcelona. Hasta el joven Camello calzaba que ni pintado en la formación del técnico del Rayo. El Barça no tenía juego por dentro y los centros no encontraban a Lewandowski. Ningún aficionado advirtió indolencia o desidia en los azulgrana sino impotencia e impaciencia por marcar, por ganar, por gustar al encendido Camp Nou, repleto de turistas, igual de vibrante que en el Gamper.
El Rayo no concedía espacios, evitaba las transiciones con faltas tácticas, descansaba con las pérdidas de tiempo, negaba a Busquets y seleccionaba sus ataques hacia el arco de Ter Stegen. La segunda mejor ocasión también fue suya por una pérdida de balón del Barcelona: a Camello se le escapó el gol por poco después de ser tapado por Eric y Christensen. Ya desesperado, Xavi cambió a un jugador por línea, entregado al instinto de Ansu Fati y al despliegue de Frenkie de Jong y más tarde a la fuerza de Kessié. Había más piernas y también menos cabeza por la sustitución de Pedri.
La llegada de buenos futbolistas ha enriquecido la plantilla, mejorado el equipo y fomentado la competencia, sobre todo en las áreas, el punto débil del Barcelona desde la partida de Messi y la flojera del desprotegido Ter Stegen. El juego, sin embargo, depende de un conocido llamado Pedri. Y el tinerfeño estuvo tan bien defendido como mal sustituido -si no es que medió lesión- cuando Ansu intentaba enmendar a Lewandowski.
Aunque se sucedieron los remates en las dos áreas, y al Rayo incluso se le anuló un tanto, no hubo manera de ver un gol para frustración de los miles de espectadores que habían pagado una entrada por ver una exhibición del Barça. Todo es muy aparente y frágil todavía en el Barça. Alcanza con resaltar que el mejor parado fue quizá De Jong. El neerlandés pide un puesto en un equipo que está por hacer, descamisado sobrado de energía y en cambio sin línea de pase ni juego, una frustración para el Camp Nou.