lunes, 20 de diciembre de 2021

Documaster - La historia del Ejército Rojo ,. / Al Médico - No, los tatuajes no favorecen el cáncer de piel... pero pueden enmascararlo ,. / Tarde de café - Jesús Clemente: Queremos terminar el año en playoff.

    TITULO:  Documaster - La historia del Ejército Rojo,.

 La historia del Ejército Rojo,.

 

Españoles en el Ejército Rojo: de la defensa del Kremlin a la toma de Berlín,.

Stalin prohibió su alistamiento, pero no pudo evitar que alguno lo hiciera y tuvieron que enfrentarse a compatriotas enrolados en la División Azul,.

 Toma de Berlín a finales de la Segunda Guerra Mundial, en 1945./ABC

Defendieron el Kremlin, escoltaron a Stalin, combatieron en Carelia, resistieron el asedio de Leningrado y participaron en la toma de Berlín: unos 800 españoles combatieron en las filas del Ejército Rojo, donde llegaron a encontrarse con la División Azul. «El Kremlin nos invitó al desfile militar en la plaza Roja, pero el coronavirus nos estropeó los planes», explica Manolo Arce (1929), un niño de la guerra que ahora reside en Madrid.

Rusia no les olvida. El gigante gasístico ruso Gazprom corría con todos los gastos, pero debido al cierre de las fronteras no podrán viajar a Moscú para asistir a la parada del 24 de junio. A Arce le hacía mucha ilusión. Y es que llegó a la Unión Soviética con apenas ocho años, se quedó inválido al volcar un tranvía en 1943 y ejerció de médico hasta que volvió a España en los años 60.

Stalin prohibió tajantemente que los españoles se alistaran -había unos 5.000 cuando los alemanes invadieron la URSS-, pero no pudo impedir que algunos lo hicieran, como el hermano de Arce, incluso falsificando su partida de nacimiento. En su mayoría, los españoles -200 de los cuales murieron en acción- no llegaron a entrar en combate: actuaron en la retaguardia o en peligrosos actos de sabotaje bajo las órdenes de la NKVD, la policía política, como África de las Heras, que llegó a ser coronel del KGB, los servicios secretos soviéticos.

Una unidad española comandada por el capitán Peregrín Pérez Galarza e integrada por más de un centenar de soldados recibió la misión de proteger el Kremlin cuando los alemanes se plantaron a escasos kilómetros de la capital a finales de 1941.

No fue el caso de Celestino Fernández Miranda. Nacido en Lugo de padres asturianos (1924-2015) , fue a parar a la URSS de casualidad. Y es que el estallido de la guerra civil le pilló en un campamento de verano y un profesor le embarcó para San Petersburgo. «Se fue para 15 días y no volvió hasta después de cuatro años. La familia supo que se había ido porque grabó con un cuchillo la palabra Rusia en el pupitre», recuerda su hijo, Pablo.

Después estalló la contienda mundial y los españoles formaron milicias populares. «Querían devolver el favor» al pueblo soviético, señala. Ante tanta insistencia, la Tercera División de las Milicias de Voluntarios del Pueblo de Leningrado aceptó a 74 españoles, que fueron destinados a Carelia, donde los finlandeses intentaban cerrar el cerco en torno a Leningrado. «Entraron en acción tras sólo 15 días de instrucción. Los combates en esa zona fueron tremendos. Sólo siete españoles pudieron regresar a posiciones soviéticas. El resto fueron dados por muertos», señala Pablo.

Pero Celestino y otra veintena de españoles habían sido apresados y enviados a campos de concentración. Allí, la intervención del controvertido reportero italiano Curzio Malaparte, que lo descubrió, cambió su vida para siempre. Malaparte le habló de él a Agustín de Foxá, escritor del régimen, que le entrevistó y escribió un artículo para 'ABC'. Con un salvoconducto de Serrano Suñer, Celestino cruzó toda Europa en guerra. Fue el primer combatiente español en el bando soviético que fue repatriado en enero de 1942.

«Le querían utilizar como conejillo de indias. Les venía muy bien como herramienta de propaganda para que contara lo mal que se vivía bajo Stalin, pero él nunca habló mal de la URSS«, asegura Pablo.

Enemigos de la División Azul

El comisariado político del Ejército Rojo utilizó también a los españoles para desalentar a los miles de miembros de la División Azul desplegados primero en la zona de Veliki Nóvgorod y después en los alrededores de Leningrado. Con la ayuda de altavoces, José Antonio Uribes Moreno animaba en español a los divisionarios a rendirse. «Combatió hasta finales de 1942, cuando fue herido y desmovilizado», explica su hija Esther (1935), residente en Moscú.

Su tío, Venancio, fue instruido como espía en una división especial para operar en los territorios ocupados por los alemanes. «Su misión era demoler puentes, desconectar el flujo eléctrico y demás actividades de subversión», señala. Fueron enviados a la zona de Lvov, en el oeste de Ucrania.

Mientras, el marido de su tía, el canario José Falcón Ramírez, fue enviado a Crimea, donde debía contactar con los partisanos locales, que eran perseguidos tanto por los alemanes, como por los tártaros, a los que acusó de pasar a cuchillo a varios españoles.

Los alemanes también intentaron llevarse a César Arce de regreso a España. Se había quedado en Leningrado para contribuir a la defensa de la ciudad, pero en un bombardeo resultó herido. Intentó escapar del cerco junto a otros 15 españoles, pero fueron apresados por los alemanes.

«Mi hermano se escondió en un montón de paja cuando hicieron una parada y fue rescatado por los partisanos«, explica Manolo. No lo volvió a ver hasta el día antes de su muerte en un hospital para tuberculosos en Moscú (1946). Manolo, que estudió medicina en Moscú, volvió a España, donde ejerció de radiólogo en La Paz e incluso fue llamado a El Pardo para tratar a Francisco Franco, que acabaría falleciendo tres semanas después.

El cerco de Leningrado

También estaba invitada al desfile del miércoles Azucena Fernández, de 89 años, una niña de la guerra nacida en Bilbao en 1930. «La guerra nos cogió en una casa de niños en Leningrado», asegura.

Las autoridades soviéticas decidieron evacuarlos a los Urales, como con el resto de la población, pero los alemanes bombardearon el tren, por lo que tuvieron que vivir en los bosques durante semanas. «Comíamos frutos silvestres», asegura Azucena, que vivió en Siberia hasta el fin de la contienda.

Otras mujeres españolas contribuyeron a allanar el conocido como Camino de la Vida, la única vía de suministro de armamento y alimentos con Leningrado, donde varios millones de personas pasaban hambre. Trabajaron como enfermeras y voluntarias de protección civil, sea apagando incendios o ayudando a los camiones a cruzar el helado lago Ládoga en dirección a Leningrado.

Los pilotos españoles, que ya tenían experiencia de la Guerra Civil, se labraron un nombre en la URSS. Uno de ellos, José María Bravo, fue elegido para dirigir la escuadrilla que escoltó a Stalin cuando éste viajó a la Conferencia de Teherán.

Según relata Pablo Fernández Miranda, un estudioso del exilio en la URSS, españoles como Manuel Alberdi González, Fermí Roca y el piloto Juan Lario también integraban las primeras unidades que entraron en Berlín en mayo de 1945

  TITULO:  Al Médico -  No, los tatuajes no favorecen el cáncer de piel... pero pueden enmascararlo,.

 

No, los tatuajes no favorecen el cáncer de piel... pero pueden enmascararlo,.

Las tintas tampoco tienen contraindicación para la epidural, como mucha gente cree,.

foto / Los tatuajes resultan mucho más inocuos de lo que se pensaba. Ni favorecen la aparición de cánceres, ni tienen por qué ser una contraindicación para la aplicación de la anestesia epidural. No hay evidencia científica que ni siquiera apunte o haga sospechar de algo así, según se ha puesto de manifiesto en el congreso nacional de Dermatología, que se celebra desde ayer en Bilbao. La única pega que, a día de hoy, admite la piel tintada –y no es menor– es que en ocasiones puede enmascarar un tumor en evolución, especialmente cuando los diseños incluyen colores oscuros o marrones. Tampoco es para alarmarse.

El tiempo ha permitido demostrar que los argumentos sanitarios contra los tatuajes tienen más de prejuicio que de razones de salud. «Por regla general, un tatuaje puede provocar problemas incluso molestos, pero nadie muere de ello», explica el dermatólogo Donís Muñoz Borrás, que dirige en Valencia una clínica especializada. Hasta la fecha, no ha habido ni una sola investigación que haya podido demostrar la relación entre esta práctica y el cáncer, ni siquiera cuando las lesiones se han dado en el mismo lugar del tatuaje.

La complicación más habitual que generan es la inflamación, que de tanto rascarse puede llegar incluso a ulcerarse. Por razones que no se conocen del todo bien, el rojo es el color que da más guerra. El 80% de los casos de hinchazón se producen en zonas coloreadas con tonos rojizos. Hace 50 años, según detalla Muñoz, el rojo para tatuar se fabricaba con sales de mercurio, que están prohibidas desde hace 40. En la actualidad, no representan un problema. Los colores que se emplean en centros homologados están todos elaborados a partir de pigmentos sintéticos.

¿Qué pasa con el rojo? Algunas investigaciones, las más recientes, apuntan a que este color podría contener de fábrica más impurezas que el resto de la gama cromática. Pero tampoco está tan claro que sea así. «Aquí hay una incógnita pendiente de aclaración».

Vidas que se salvan ya, incluso con metástasis

La lucha contra el cáncer ha dado un paso de gigante en la última década con el desarrollo de la inmunoterapia, una familia de fármacos capaz de poner al sistema de defensas a trabajar frente al avance de una enfermedad oncológica. Una de las patologías que más se ha beneficiado de esta medicación es el melanoma. El diagnóstico temprano suele permitir una buena evolución de la enfermedad. Pero si no se trata a tiempo puede metastatizarse y extenderse a órganos vitales como los pulmones, el hígado o el cerebro. Tradicionalmente, como recordó el dermatólogo vasco Jesús Gardeazabal, jefe de la especialidad en el hospital de Cruces, ocurría así en el 15%de los casos, que rara vez tenían solución. En cambio hoy la mitad de esos pacientes salva la vida.

«No demonizar»

Esas pequeñas úlceras sí pueden ser, en ocasiones, la señal de un problema de salud que resulten más preocupantes, una sarcoidosis. Con ese nombre se conoce a una enfermedad que se caracteriza por el crecimiento de pequeñas acumulaciones de células inflamatorias. De la piel, puede extenderse luego a otros órganos, como los ganglios, el pulmón, los ojos, el corazón... Los expertos sospechan que se trata de una respuesta del sistema inflamatorio, pero tampoco esto parece estar tan claro. «Puede afectar a todo el cuerpo, aunque como en todo existen grados. Hay formas graves y otras menos graves», destaca el especialista, que insiste en la idea de «no demonizar los tatuajes».

Ni siquiera los que se hacen en la zona epidural. La tendencia de dibujarse la región lumbar llevó a los anestesistas hace años a negar a las parturientas las anestesia que les posibilita parir sin dolor. El tiempo ha demostrado que aquello carecía de sentido. «Un estudio evidenció que los supuestos argumentos científicos para negar una punción lumbar a una paciente tatuada eran puramente sentimentales», razona Muñoz Borrás. «Con un milímetro de buena voluntad –un pequeño corte para separar bien la piel antes de introducir la aguja– se puede hacer perfectamente», defiende.

Cada vez hay más gente tatuada en nuestra sociedad. Algunas estimaciones apuntan a que el 30%de las personas con edades comprendidas entre los 20 y 40 años luce un tatuaje. Irremediablemente, las posibilidades de que surja así un tumor en medio de un dibujo en la piel crecen. «¿Si esa persona no llevara la piel tatuada se hubiera librado del cáncer?No existe confirmación de que sea así. La relación entre cáncer y tatuajes es casual, no causal», resume Donís Muñoz.

Una nueva generación de láseres para borrar el arte sobre el cuerpo,.

Una nueva generación de láseres, más potentes y seguros, está llamada a sustitutir a la mayoría de los equipos que se usan en la actualidad para el borrado del arte sobre el cuerpo humano. Los actuales, también muy eficaces, vienen utilizándose desde los años noventa, según explicó el dermatólogo Donís Muñoz Borrás, que dirige una mesa y una formación sobre tatuajes en el congreso de dermatología, que reúne a 1.700 especialistas en el Palacio Euskalduna de Bilbao.

A partir de los 40 años, muchas personas deciden quitarse toda imagen sobre su piel. Otras se las borran para grabarse encima otras distintas. Es lo que se llama hacerse un cover. Tradicionalmente, para esta tarea se ha recurrido a un láser llamado Q Switched, presente aún en el 90% de las consultas especializadas. El haz de luz fragmenta la tinta en partículas que son en parte eliminadas en forma de esquirlas y en parte a través del sistema linfático, la orina y las heces.

Los nuevos láseres de picosegundos permiten obtener mejores resultados mediante una mayor fragmentación de las tintas y con menores efectos secundarios (leve enrojecimiento de la zona tratada).

Hay colores que oponen menos resistencia que otros. El negro es el color más fácil de eliminar y el turquesa su polo opuesto. El blanco resulta el más rebelde. Eliminar un dibujo del tamaño de un naipe, en función del centro elegido, puede costar una media de 100 euros por sesión. Suprimir un tatuaje completo bien puede llevar un año, con sesiones periódicas cada seis semanas.

 TITULO:  Tarde de café  - Jesús Clemente: Queremos terminar el año en playoff.
 
 Tarde de café - Jesús Clemente: Queremos terminar el año en playoff, fotos,.
 
 Jesús Clemente: Queremos terminar el año en playoff,.

Tener el aliciente de acabar arriba después del mes que llevamos es muy apetecible», expone el jugador pacense, que con su primer gol del curso dio la victoria al Badajoz,.

 Jesús Clemente celebra su gol, que dio la victoria al Badajoz ante el Tudelano por 2-1. / PAKOPÍ

La pasada temporada llegó casi de puntillas al Nuevo Vivero y acabó siendo una de las grandes sensaciones de la categoría. Ya lo fue desde las primeras jornadas en las que se ganó el puesto y fue uno de los fijos durante todo el curso. Este verano, además, heredó el '7' del capitán y emblema blanquinegro Guzmán y estaba llamado a recoger,.

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