martes, 21 de agosto de 2018

CIUDADES DE DESTINO - OURENSE,./ Caminando bajo el sol,.

TITULO: CIUDADES DE DESTINO -  OURENSE,.

Orense - foto,.


Orense
Municipio y ciudad de España

Bandera de Orense.png
Bandera
Escudo de Ourense.svg
Puente romano.
Catedral. Fuente en la Plaza del Hierro.
Plaza Mayor.

Imagen 1: Puente Romano Imagen 2: Catedral de Orense
Imagen 3:Tren turístico en la Plaza Mayor
Orense ubicada en España
Orense
Orense
Ubicación de Orense en España.
Orense ubicada en Provincia de Orense
Orense
Orense
Ubicación de Orense en la provincia de Orense.
PaísFlag of Spain.svg España
• Com. autónomaFlag of Galicia.svg Galicia
• ProvinciaProvincia de Ourense - Bandera.svg Orense
• ComarcaOrense
• Partido judicialOrense
Ubicación42°20′11″N 7°51′48″OCoordenadas: 42°20′11″N 7°51′48″O (mapa)
• Altitud1381msnm
(mín.:852​, máx.:4792​)
Superficie85,20 km²
Población105 636 hab. (2017)
• Densidad1239,86 hab./km²
Gentilicioorensano, na;
auriense
Código postal32001-32005
AlcaldeJesús Vázquez Abad People's Party (Spain) Logo.svg
Hermanada conBandera de Portugal Vila Real, Portugal
Bandera de México Tlalnepantla, México
Bandera de Francia Quimper, Francia
PatrónSan Martín de Tours
PatronaSanta María Madre
Sitio webwww.ourense.gal
El Casco Antiguo es Bien de interés cultural RI-53-0000195 como Conjunto Histórico desde el 12 de septiembre de 19753
Orense4​ (en gallego y oficialmente Ourense)5​ es una ciudad y municipio español, capital de la provincia de Orense (Galicia). Es el tercer municipio gallego por población después de Vigo y La Coruña, y el más poblado del interior de Galicia, con 105 893 habitantes según datos del INE para 2016.6​ Está situada en el sureste de Galicia y es atravesada por el río Miño.

Historia

Prehistoria y antigüedad

El valle del Miño en la zona de Orense ya estaba habitado en la época castreña como prueban los asentamientos del Castro de Oira, San Tomé y Valdegola así como el asentamiento originario en las proximidades de As Burgas, las fuentes de agua termal en torno a las cuales se conformó la ciudad romana.
El origen de la ciudad es romano, aunque existen dudas sobre la etimología del topónimo Orense. La primera teoría señala que fue bautizada por los romanos posiblemente como «La ciudad del oro» (Auriense) por su enorme abundancia de este metal, lo que la convirtió en una importante ciudad de la provincia romana de Hispania hasta que se agotaron sus reservas del apreciado metal dorado, que se podía encontrar en el curso del propio río Miño. Otra teoría postula que el nombre de la ciudad proviniera del latín aquae urente («aguas abrasadoras»), o del germánico warmsee («lago caliente»), por sus conocidas fuentes de aguas termales, conocidas como Burgas (nombre derivado del bajo latín burca, que significa pila).
No obstante esta discusión lo cierto es que durante la época romana se construyó un puente sobre el Miño, protegido por una pequeña guarnición, que formaba parte de un ramal de la Vía XVIII que unía Brácara Augusta y Asturica Augusta y que el núcleo de población se hallaba en el entorno de la actual plaza Mayor.

Edad Media

Después de la dominación romana, Orense siguió siendo una ciudad importante debido al puente sobre el río Miño, cuyos pilares todavía son romanos y que ha sido reconstruido múltiples veces a los largo de la historia. Esta situación estratégica hicieron de la ciudad un importante núcleo comercial desde la Edad Media.
Durante la época sueva se supone que la ciudad llegó ser corte real durante el reinado de Karriarico y Teodomiro, que ordenó la edificación de la primera iglesia en honor de san Martín de Tours, patrón de la ciudad, agradecido por la curación de uno de sus hijos. Una vez unido el reino suevo al visigodo se produce un vacío documental. En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la Iglesia católica, sufragánea de la archidiócesis de Braga que comprendía la antigua provincia romana de Gallaecia en la diócesis de Hispania. Se supone que sufrió las incursiones de árabes y normandos en el siglo X y XI, tras el cual, se inicia una lenta recuperación.
Detalle del pórtico del Paraíso, en la catedral
En 1084, el obispo Ederonio restaura la entonces catedral, hoy iglesia de Santa María Madre sobre las ruinas de la antigua, consagrándose poco después la actual dedicada a San Martín de Tours.
Singular importancia tuvieron los obispos don Diego Velasco que consiguió de Doña Teresa de Portugal la jurisdicción de la ciudad para el obispo y a sus sucesores en 1122, que ostentarían hasta 1628. Es en esta época cuando aparece la primera mención al Concejo, la historia medieval orensana está marcada por los diferentes obispos entre los que destacan Pedro Seguín y obispo don Lorenzo que realizó importantes obras de consolidación del puente romano que amenazaba ruina.
Y a finales del siglo XII los obispos de Orense ordenaron edificar la fortaleza de Castelo Ramiro, que está situada sobre un monte desde el que se domina la ciudad y desde donde podían controlar la entrada y salida de personas y mercancías en Orense, aunque dicha fortaleza fue derribada por orden de los Reyes Católicos en 1486.7
Acontecimientos importantes en la vida de la ciudad en el medievo fueron la ocupación del duque de Lancaster, que se proclamó en Orense rey de Castilla; la segunda revuelta irmandiña (1468) y ya en 1501 la entrevista que sostuvieron Felipe el Hermoso y doña Juana con el cardenal Cisneros.

Edades moderna y contemporánea

Durante los siglos XVII y XVIII la ciudad vive un apacible letargo solo roto por la Iglesia que realiza diversas obras unas a instancias de los obispos y otras por órdenes religiosas como los jesuitas que se instalan en la ciudad a mediados del siglo XVII.
A principios del siglo XIX, Orense es una pequeña ciudad poblada principalmente por hidalgos, artesanos y religiosos destacando la figura del Cardenal Quevedo que forma parte de las Cortes de Cádiz. La designación como capital provincial impulsa la aparición de una nueva clase funcionarial hasta que la llegada del ferrocarril desde Vigo de un definitivo empujón a la ciudad que verá la consolidación de una nueva clase: la burguesa formada principalmente por emigrantes castellanos como los De las Cuevas, Pérez, Romero, Villanueva que dominarán el panorama político y económico de la ciudad hasta bien entrado el siglo XX., etc.

TITULO: Caminando bajo el sol,.

Resultat d'imatges de Caminando bajo el solfoto ,. Bajo el sol del mediodía, un senderillo de angosta figura se abrazó al posesivo calor retenido en el aire. A unos pocos metros de distancia, recorría unos surcos húmedos, un turbio canal de regadío; alimento insaciable de los viejos sauces. La maleza dormitaba al son del susurro esparcido por la brisa y unas manos de labores y grietas, se entrelazaron y se cortejaron bajo la presión sudorosa.
De pronto la quietud del campo estalló.
- ¿Quiénes son ustedes? Preguntó de un salto, el hombre asustado.
- ¡ Levántense y pongan sus nalgas perezosas a caminar! - Respondió una voz áspera y ronca.
- ¡Juan!, susurro la mujer, ¡mejor es hacer lo que ellos dicen! Y se fueron a prisa, presionados por unas varillas que el hombre les enterraba en sus espaldas. Los matorrales apretados que cubrían el sendero, iban a la par tatuando las curtidas piernas descubiertas. Así fueron conducidos hasta un establo abandonado.
- ¡Entren! Les gritó un hombre gordo, de bigotes delgados y de un empujón los mandó a aterrizar sobre el heno esparcido en la tierra. Cercano a la puerta se encontraba un banquillo y sobre él, se vislumbraba una empolvada lámpara de aceite, con su mecha blanca y el interior vacío.
- ¡Acuéstate! Levantó la voz una mujer de aspecto desgarbado, al ver que Juan, comenzaba a reincorporarse de su inevitable caída. En ese instante, el hombre de bigotes, dio un salto inesperado y se abalanzó sobre él, propinándole un certero golpe que lo dejó sin sentido. El sujeto aprovechó ese instante para abrirle la boca con sus dedos macizos. En seguida puso sus labios sobre los de Juan y aspiró su aliento, hasta el punto en que Juan perdió el color que contiene la vida.
- ¿Qué le hacen a mi Juancho? Gimió la mujer aterrada, mientras el miedo recorrió sus ojos atónitos.
- ¡Cállate! Sentenció la voz cortante, que estaba junto al agresor. Y le clavó una mirada amenazante.
La mujer lloró y se desvaneció.
Juan se había quedado dormido a los segundos, los minutos, a la vida.
El hombre de bigotes se puso entonces de pie y acercándose con cuidado a la lámpara de aceite, la tomó entre sus manos insidiosas y puso sus labios sobre la boca de la botella para insuflar en su interior, el aliento extraído. A medida que lo iba depositando dentro de la vasija, esta se fue llenando de un líquido aceitoso color ocre. Seguido, su compañera sacó del bolsillo de su pantalón, una caja de cerillos y prendió la mecha. Ambos contemplaron satisfechos el resplandor de la luz.
Después de un rato, salieron del viejo establo y se fueron caminando bajo sol por el campo hacia los cerros.
La mujer abandonada, le lloró al establo, le lloró a la tierra confundida con el heno y al cuerpo tan amado de Juancho, que tantas veces le había cantado coplas, bajo las sombras de los viejos sauces.
Mientras la mecha permaneciera encendida, Juan aún estaría de alguna manera junto a ella.

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