sábado, 30 de mayo de 2015

REVISTA MUJER HOY , DE CERCA - PORTADA - NATALIA TENA ACTRIZ,./ PROTAGONISTA, GENOVEVA CASANOVA,.

TÍTULO: REVISTA MUJER HOY , DE CERCA - PORTADA - NATALIA TENA ACTRIZ,.

Natalia Tena, de 'Juego de Tronos' a 'Refugiados' Natalia Tena: "A los 27 años tomé conciencia de que podía morir y decidí dejar de postergar mis sueños"

Vive en un barco, canta y es la salvaje de 'Juego de tronos'. Apasionada y locuaz, esta actriz de alma española y vida londinense, nos deja sin aliento en 'Refugiados', la serie más ambiciosa de la televisión europea. 
Encandiló al mismísimo George R.R. Martin, creador de Juego de tronos, quien tras ver su audición pensó que debía hacer más interesante el personaje para que pudiera igualar a la fantástica actriz que lo interpreta. Por eso, los más de 15 millones de seguidores de la serie la tienen bien localizada. Sin embargo, en España, Natalia Tena había pasado casi desapercibida hasta que el año pasado acudió al Festival de Málaga, donde consiguió hacerse con el premio a la mejor actriz. Fue entonces cuando muchos descubrieron que la salvaje Osha de 'Juego de tronos', la bruja Nymphadora Tonks de 'Harry Potter', y la protagonista de la película 10.000 km, con la que estuvo nominada al Goya a la mejor actriz revelación, tenía pasaporte español.
Natalia nació y creció en Londres, pero el país natal de sus padres le dio, además de una nacionalidad, un largo listado de expresiones y muletillas "¿No sabes?", "¡Qué fuerte!", "Muy heavy" que no enseñan en las academias de idiomas. Las usa en una conversación cercana, sin divismos: "A las seis he dicho: ¡Ya está bien!". Y he salido a correr durante una hora por Majadahonda (Madrid), que es donde vive mi tía y me quedo cuando vengo. Y es que Natalia Tena es una especie de torbellino repleto de energía que habla a la velocidad del rayo.
Está en Madrid para presentar la primera coproducción de la BBC en Europa, 'Refugiados', rodada en Rascafría en inglés, con reparto mayoritariamente británico y bajo la batuta de Bambú Producciones. Un proyecto que se emite en la Sexta y pronto llegará a las televisiones de medio mundo.
Mujerhoy. ¿Qué le sedujo de Refugiados?
Natalia Tena. Primero, su planteamiento: 3.000 millones de personas del futuro viajan al presente huyendo de un desastre global. ¿Cómo le afecta eso a un pueblo? ¿Cómo intenta asimilarlo cada vecino? Además, se trata de un movimiento migratorio donde hay un ellos y un nosotros, algo que suena terrible, pero ocurre. Con el añadido de que son nuestro futuro, y eso plantea un conflicto porque son parte de nuestra familia.
- MH: Una de las reglas que deben cumplir los refugiados es no relacionarse con sus familias. ¿Podría usted cumplirla?
- NT: Yo soy muy familiar, aunque veo a mis dos familias menos de lo que quisiera. Creo que todos tenemos una familia biológica y otra que elegimos, que en mi caso son los miembros de mi banda y mis amigos más cercanos. Cuando tenía 10 años decidí ir a una escuela interna y en un internado la gente con la que creces son como tus hermanos, se crean vínculos muy fuertes.
- MH: El internado del que habla, Bedales School, es el mismo en el que estudiaron actores como Minnie Driver, Lily Allen, Daniel Day-Lewis...
- NT: Sí, hay unos cuantos actores y cantantes que han salido de allí, porque es una escuela donde, desde siempre, se ha cultivado muchísimo todo lo artístico.
- MH :Desde niña toca el piano. ¿Llegó a la interpretación por casualidad?
- NT: El piano era una obsesión para mí. También me encantaban las historias, pero como nunca he sido la niña guapa, y las guapas de la clase eran las que querían ser actrices, imaginaba que eso no era para mí. Hacía personajes casi siempre raros: la loca, la abuela... Trabajar en la música sí me parecía una posibilidad real, porque, si tienes disciplina y practicas, puedes llegar a conseguir algo, mientras que en la interpretación practicar no te asegura nada.
- MH: Entonces, ¿fue suerte que, con 16 años, consiguiera con un papel en una película junto a Hugh Grant y Rachel Weisz?
- NT: ¡Pues hubo mucho de suerte, sí! Yo fumaba un montón y me castigaban todos los fines de semana. Un día el profesor de interpretación me vio salir de la parte de atrás del colegio fumando, le supliqué que no dijera nada y, sin darme explicaciones, me mandó a un aula donde había un montón de niños pequeños. Pensé que me tocaba hacer de niñera todo el maldito sábado, pero allí había una mujer muy guapa que me dio un papel y me dijo: "Lee esto". No me di cuenta ni de que era una audición. Me pareció algo raro, pero sin más. Así que yo, con mis rastas, lo leí y luego me enteré que me habían dado un papel en 'Un niño grande'. Alucinante.
- MH: Y casi acaba en Australia...
- NT: Sí, porque me dieron una beca para estudiar allí Filosofía. Pero entonces me enamoré y no fui. Esa misma semana ya me estaba arrepintiendo, pero entonces me dieron mi primera obra de teatro, además como protagonista. Y ahí empezó todo.
- MH :Desde entonces no ha dejado de trabajar. ¿La reconocen más en Inglaterra, en Estados Unidos o en España?
- NT: Yo diría que más en España. Quizá es por las galas en las que he aparecido últimamente, como los Goya, pero me sorprende porque me reconocen bastante. Por ejemplo, aquí siempre me paran los policías que revisan el pasaporte al entrar en el aeropuerto y me dicen: "¿Tú eres...?". Y hubo una época, cuando hacía Juego de tronos, que me pasaba lo mismo en Los Ángeles. Pero en Inglaterra paso bastante desapercibida. Mira, justo el sábado pasado estuve en el cumpleaños de una amiga y uno de los invitados me decía: "Te pareces mogollón a esa chica de 'Juego de tronos'". Le dije que no era yo, porque me daba corte. Pero cuando mi novio, Sam [se refiere a Sam Apley, violinista de la banda Molotov Jukebox] dijo que sí, que era yo, el chico se rió y no se lo creyó. "¡Sí, ya!", decía. Es divertido.
- MH: A pesar de tener una carrera en pleno auge como actriz, nunca ha dejado la música. Sigue siendo la líder de Molotov Jukebox.
- NT: Es muy difícil combinarlo. Pude hacer 'Refugiados' solo por la generosidad de la productora de la serie, Bambú. Prometí a la banda que iba a hacer todos los conciertos y, por suerte, respetaron mi calendario, aunque en septiembre ya era una zombi total. Lo agradezco muchísimo porque me considero tanto música como actriz.
- MH: Oona Chaplin, con quien coincidió en 'Juego de tronos', protagonizó uno de los videoclips de su grupo y hace unos meses también la vimos junto a ella en el último capítulo de 'Black Mirror'. ¿Son muy amigas?
- NT: Sí, yo digo que Oona es mi esposa [Risas]. En serio, 'I love her. La vi hace poco porque vino de un trabajo en Tenerife y estuvo una semanita en Londres. Antes vivíamos en la misma calle, que ya es casualidad en Londres, y cuando nos enteramos, no dábamos crédito. La persona que me la presentó me dijo: "Nat, me recuerdas mucho a esta chica, las dos sois españolas". Y ahí empezó nuestra amistad. Voy a ir a verla a Los Ángeles, donde vive ahora, porque la echo muchísimo de menos y la necesito.
- MH: Ambas han participado en producciones con mucho éxito no solo de público, sino también de crítica. ¿El truco está en saber elegir?
-NT: Cuando empezamos 'Juego de tronos', nadie sabía cómo iba a salir. Pero es verdad que no es solo suerte. El guión tiene que gustarte y después, cuando sabes quién lo va a dirigir, quién está en la producción, quiénes son los actores... te haces una idea de lo que podría ser. Pero he hecho muchas películas de las que nadie ha oído hablar, papeles pequeñitos que nadie recuerda.
- MH: ¿Pensó que podía ser el caso de la película española 10.000 km, aunque luego se llevara la Biznaga de Oro a mejor película y la de Plata a mejor actriz en Málaga, y le diera una nominación a los premios Goya?
-NT: Nunca pensamos que iba a llegar tan lejos, por eso fue tan alucinante. Era un proyecto muy pequeño, que hicimos con mucho amor, mucho humor y mucho miedo: para Carlos [Marques-Marcet] era su primera película como director, para David [Verdaguer] era su primer largo y para mí, mi primera película en español. Por eso nos apoyamos mucho, porque los tres estábamos asustadísimos. Creo que es el proyecto en el que me he sentido más parte de un grupo. Que la película ganara el Festival de Málaga, y además me dieran el premio a mejor actriz compartido nada menos que con Elena Anaya... ¿Qué me estás contando? Todavía no termino de creérmelo. En mi barco tengo cuadros de todo el equipo, hasta del perro, del productor... ¡De todos!
- MH: ¿Vive en un barco?
- NT: Sí, era mi sueño. Hay momentos en que te llega como un flash y ves muy claro algo. A mí me pasó a los 27 años, cuando me di cuenta que iba a morir, que ya no tenía toda la vida por delante. Pensé que si quería hacer algo, como vivir en un barco, no tenía que postergarlo. Eso ha cambiado mi perspectiva de las cosas. Igual que cuando empecé a ir en bicicleta por Londres, que sentía que iba a morir en cualquier momento. Piensas: "No voy a llegar a casa, antes me va a atropellar un autobús". Y claro, cuando llegas a casa es todo felicidad porque al final no has muerto: quieres mucho a todo el mundo, eres supermaja con tu pareja... Valoras todo mucho más.
- MH: ¿Sigue yendo a Hornachos, el pueblo de Badajoz de su madre?
- NT: Desde que nací hasta los 18 años iba mucho, pero hace tiempo que no voy. Creo que la última vez fue hace dos años. A mí me encanta, porque además allí no les importa nada eso de la fama. Como mucho alguien te dice: "¡Ah, niña, que me han dicho que sales no sé dónde haciendo de una bruja...!" [lo dice imitando el acento pacense]. Y ya está.
- MH: Pero también le ha encontrado el lado positivo a la fama ejerciendo la solidaridad.
- NT: Esa es una gran suerte. Para mí, ha sido una satisfacción participar en proyectos como el de Orchid Project contra la ablación. Me parece una barbaridad que la mutilación genital femenina siga ocurriendo, es un asunto que me enfada tanto que a veces se me va de las manos. Si bebo dos copas, olvídate porque me pongo a gritar y me saca de mis casillas. Así que un día me dije: "En vez de gritar a la gente en un bar, voy a contribuir económicamente a ver si podemos cambiar algo". Es uno de los privilegios de esta profesión. Y me parece una auténtica gozada poder hacerlo.

TÍTULO:  PROTAGONISTA, GENOVEVA CASANOVA,.

-foto-Genoveva Casanova: "Lo más difícil de transmitir a tus hijos es quién eres"

Su primera  novela es una declaración de intenciones. "Ha llegado el momento de destapar a la persona que había dentro de mí". Sensible, culta, fuerte y frágil. Genoveva te va a sorprender. 
Genoveva Casanova posa con su primera novelaGenoveva Casanova es difícilmente clasificable, pero ha sido constantemente clasificada. Desde aquellos que la han halagado con adjetivos edulcorados, a los que la han tratado con desdén. Seguramente tiene razón cuando dice: "No me conocen". Desconcierta de ella su curiosidad insaciable, un interés omnímodo por la ciencia, la filosofía, la mística, el arte, la psicología..., que cuesta casar con su voz dulce, su imagen de princesa mexicana, sus amigas de la jet set y su vida sentimental (discreta, pero con apellidos) que tanto interés suscita en la prensa rosa. Antes de concertar la cita, piden que no sea en un jardín público "porque hay fotógrafos que la persiguen". La paradoja es que, pese al acoso, ahora se siente más libre que nunca. Cuando llega al Museo Sorolla, donde hemos quedado, está exultante: ayer presentó su primera novela y estuvo celebrando hasta tarde, así que tiene un gesto somnoliento y satisfecho.
Mujerhoy. En una entrevista de hace tres años en esta revista, decía que deseaba escribir una novela, pero no se atrevía porque la iban a destrozar. ¿Qué ha tenido que pasar para que perdiera el miedo?
Genoveva Casanova. Hace unos años, durante un viaje, mi amiga Mamen Sánchez me dio un consejo: "Escribe para ti y para tus amigos". Y le hice caso. Escribí una historia que llevaba años guardando y que es un reflejo de mi propio viaje espiritual. A mí no me han pasado las cosas tan terribles que le ocurren a Hellena, la protagonista de 'El llanto de los elefantes' (Espasa), pero su viaje interior sí tiene mucho que ver con el mío. Es evidente que todo el que escribe un libro piensa que podría haberlo hecho mejor, pero yo no he escrito una novela para demostrarle nada a nadie: ya no tengo necesidad de demostrar que soy inteligente o buena escritora, ni siquiera a mí misma. Llegó un momento personal y psicológico en el que ya estaba preparada para exponerme. No me asustan las críticas.
- MH: ¿Y en qué consiste ese viaje espiritual? Porque tengo la sensación de que hay una perspectiva budista o panteísta en el personaje.
- GC: No soy budista, soy católica, pero una de las cosas que aprendí en la India es que al final hay un nexo que une todas las religiones. En la India está muy claro ese sincretismo. Yo he querido desprenderme de las estructuras aprendidas para poder ver lo que hay de Dios en las cosas. Trascender de verdad. Y ese mensaje está presente tanto en el budismo, como en el hinduismo y en la madre Teresa...
- MH: El libro comienza con una cita de Rumi: No soy cristiano ni judío, ni del este ni del oeste.... ¿Se siente en tierra de nadie?
- GC: Soy mucho más versátil de lo que la gente cree. Disfruto mucho de todas las facetas de la vida y me he sentido cómoda en todo tipo de ambientes. Los primeros dos años de mi carrera los estudié en una universidad del Opus Dei. Yo en esa época estaba totalmente alejada de la religión y no era partícipe de ese mundo, pero aprendí muchísimo y me sentí muy querida y apoyada. Luego estuve dos años en una universidad de jesuitas, pero también hice cursos en institutos culturales independientes donde mis amigos eran punks con cadenas que me acompañaban en metro a casa.
- MH: En el libro aparece la canción del unicornio de Silvio Rodíguez. ¿Le remite a esa época?
- GC: Debía de tener unos 15 años cuando la aprendí. En esa época iba con la guitarra a todas partes y cantaba Ojalá. Me sé todas las canciones de Silvio Rodríguez... [Risas]. De verdad.
- MH: ¿Y qué es para usted ese unicornio perdido?
- GC: El gran misterio de la canción del unicornio es que nadie sabe qué es. Un día hablando con mi abuela, que es psico-analista, llegamos a la conclusión de que el unicornio es cualquier cosa que tú quieras que sea. Todos hemos perdido algo. Para ti el unicornio puede ser una persona y para mí el unicornio era esa necesidad de escribir, la parte creativa de mí misma que había perdido. Durante mucho tiempo no podía leer un poema, ni una novela, y mucho menos escribir. Estaba completamente bloqueada. Nada. Cerrada. Y poco a poco empecé a acercarme otra vez a mí misma, a través del arte, de la fotografía, del trabajo humanitario. Y por fin con este libro he destapado a esa persona que había encerrado tan dentro de mí.
- MH: Dice en los agradecimientos que sus abuelos son su faro. ¿Sus abuelos maternos?
- GC: Sí [se detiene, se ahoga un momento. Respira y sujeta las lágrimas]. Son adonde siempre miro. Cuando he estado perdida ellos me han indicado la dirección correcta.
- MH: ¿Su bisabuelo materno fue el que introdujo el psicoanálisis en México?
- GC: No, mi abuelo, el que introdujo el psicoanálisis en México, murió cuando yo era pequeña. Al que me refiero es al segundo marido de mi abuela, que es empresario. Mi bisabuelo fue el alcalde de Gijón.
- MH: ¿Alguna vez se ha psicoanalizado?
- GC: Sí, yo hice psicoanálisis muchos años, tanto en México como aquí, y creo que es interesantísimo hundirte en ti misma. Pero el psicoanálisis, al menos hasta donde yo llegué, ya no me proporcionaba las herramientas que necesitaba. Me ayudó a deconstruirme, a entenderme, pero no a construirme. A partir de ahí, mi camino ha pasado por lo que decía Carl Jung, el discípulo de Freud, que ha sido la creación de una mitología propia, nuevos conceptos que he ido encajando desde lo científico hacia lo espiritual.
- MH: ¿Cómo se conocieron sus padres?
- GC: Fue después de la guerra de Vietnam. Mi padre nació en México, pero creció en Nueva York. Fue marine del ejército y durante la guerra de Vietnam llevaba al perro detector de minas delante del pelotón. Cuando terminó la guerra, volvió a México y creó una escuela de adiestramiento de perros. Así que mi madre, que amaba los perros, tomó un curso en su escuela, quién sabe por qué, y allí se conocieron, compartiendo su pasión por los animales.
- MH: ¿Cómo le ha marcado esa familia?
-GC: Definitivamente. Yo viví en una familia de mucho contraste y creo que por eso tengo tantas inquietudes. Por ejemplo, he heredado esa pasión de mi padre por los animales. En mi casa, que es muy pequeña, hay un gato, un perro enorme, un perro pequeño, hemos tenido pájaros. Me encanta enseñarle cosas a mis perros... Mi padre tiene una relación muy instintiva, muy primaria y profundamente natural con el mundo, que es difícil de entender. Vive en su casa con sus orquídeas y un lobo en el jardín. Es todo un personaje. Y luego está mi madre, que era una mujer, con muchos sueños que sufrió muchas enfermedades en su infancia y que venía de una familia de intelectuales. Mi abuelo era refugiado de la guerra y psicoanalista. Imagínate. Todos los escritores pasaban por su casa en aquel México tan interesante que estaba culturalmente en ebullición.
- MH: ¿También Buñuel? Lo digo porque aparece en el libro.
- GC: No, ha sido una licencia literaria. Pero uno de los guionistas de Buñuel, Jean-Claude Carrière, es muy amigo mío.
- MH: Tengo la sensación de que le gusta cultivar la amistad de personas inteligentes, aunque le lleven muchos años. ¿Es cierto que también es muy amiga de Luis María Anson y que fue él quien le recogió en el aeropuerto cuando llegó a vivir a España?
- GC: Sí, vino a recogerme porque era muy amigo del padre de mis hijos. Me llevó a comer a su casa y estuvimos hablando de libros durante horas. Le tengo muchísimo cariño, como si fuera un padre. Para mí es un referente. Admiro mucho la inteligencia, pero para mí es incluso más importante la bondad. Cuando leyó la novela me dijo que tenía una estructura muy curiosa y que las partes más poéticas le habían gustado mucho. Pero que había cuestionamientos filosóficos de los que teníamos que hablar seriamente.
- MH: ¿Cómo era su vida con 23 años cuando vino a estudiar a Sevilla?
- GC: Disfrutaba mucho la vida. Iba a la universidad en bici. Me aburría mucho en las clases e hice tratos con los profesores para hacerles investigaciones, traducciones, cualquier trabajo. Disfrutaba muchísimo esos paseos y las cervecitas que me tomaba en la plaza que había enfrente de mi casa.
- MH: ¿Alguna vez ha pensado que tuvo hijos demasiado pronto?
- GC: Sí, muchas veces, pero todo tiene sus pros y sus contras, y yo confío mucho en que todo pasa por algo. Si no hubiese tenido hijos tan joven, seguramente no tendría una relación tan íntima con ellos ahora que tienen 14 años.
- MH: ¿Qué cree que es lo más difícil de transmitirle a los hijos?
- GC: Quién eres tú. Me he dado cuenta de que, como hija y como madre, hay dos versiones de la realidad. Desde que mi madre dejó de hablar porque tuvo un derrame cerebral, converso muchísimo con mi abuela. Le pregunto mucho cómo era cuando era pequeña, quiénes eran sus amigas, cómo era su colegio, porque cuando crecemos tenemos esa idea de nuestros abuelos y de nuestros padres que tiene tan poco que ver con la realidad... Yo he aprendido mucho sobre quiénes son mi abuela y mi madre desde que ella dejó de hablar. Solo valoras algo cuando lo pierdes. Tanto las madres como los padres estamos tan volcados en educar y proporcionar que nos olvidamos de abrirnos para que nos conozcan como personas.
- MH: ¿Y cómo han llevado sus hijos el tema de la atención mediática? ¿Los han podido proteger?
- GC: Lo que se ha podido. Como te decía, confío mucho en que todo pasa por algo y, si ellos tienen que vivir esta experiencia, es porque algo tienen que aprender. La atención mediática te confronta mucho con tus vanidades, con tus miedos, con tus principios y tus valores... Yo he tratado de usar la herramienta de los medios para el trabajo humanitario. Pero es algo que tan fácilmente se vuelve en contra tuya...
- MH: ¿Dónde y cuándo se ha sentido más libre en su vida?
- GC: En la India, en esa casita donde el personaje de Hellena se retira. Esa casita existe y es un lugar mágico. Está en Kerala, al sur, una tierra llena de palmeras, muy fértil y paradisiaca... En realidad es un centro ayurvédico con cabañitas, muy sencillo.
- MH: El personaje de su novela, Hellena, dice: "Todos tenemos una cárcel, se trata de decidir qué hacer con ella". ¿Cuál es o ha sido su propia cárcel?
- GC: Hay muchos tipos de cárcel: estar sujeto a juicio externo, a una atención mediática extrema, como en un photocall o perseguida por la prensa, es una cárcel; los miedos que nos paralizan y los límites que nos ponemos a nosotros mismos, también son una cárcel... La cárcel en la que Hellena se encuentra es física [está secuestrada], pero también es emocional. Cuando hice investigación sobre secuestro encontré el testimonio de una chica de Ruanda que, durante el genocidio, se había escondido en un baño con otras 10 personas y había convivido con ellos, encerrada, durante meses. De su historia saqué la idea de que una cárcel física te puede ayudar a romper con limitaciones como la rabia, la angustia, el odio, las ganas de venganza, el sofoco... Si la paz no está fuera, la tienes que encontrar dentro. Y en su caso, ella encontró a Dios en su infierno.
- MH: ¿Cómo definiría su momento actual?
- GC: Estoy en un momento de explosión. Va a ser un año precioso: entre mi exposición de fotografías No Blink, que estuvo en la galería Marlborough y ahora viaja a México; y la publicación de la novela.Son todos trabajos muy íntimos... Soy una persona que ha tenido una relación con el mundo muy interna, por eso creo que la mayoría de la gente no me conoce. Pero ahora, de repente, es como si se hubiera abierto una caja que ha estado cerrada y ha empezado a salir todo.

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