jueves, 27 de abril de 2017

REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - CACERES NO ES BILBAO,./ LA CHICA LUNES -1- DOMINGO -7- MAYO - DOS DIAS Y UNA NOCHE - MARTES -2- MAYO - TERESA GIBELLO - HE DE SENTIR LO QUE VENDO,.

TITULO: REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - CACERES NO ES BILBAO,.

REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - CACERES NO ES BILBAO, fotos.

Cáceres no es Bilbao,.

  • Resultat d'imatges de CACERES NO ES BILBAOAnécdotas y sinrazones de árboles, bulevares y maceteros urbanos,.

    Resultat d'imatges de tapas y barrasHace justamente cuatro años, un edil de Cáceres viajó a Bilbao y regresó con antojo de maceteros. Había visto unas macetas colgando de las farolas en los bulevares bilbaínos más elegantes y le pareció una cosa propia de la jardinería selecta. Así que en cuanto llego a Cáceres, mandó comprar unos maceteros de forja y colgarlos, rebosantes de flores, de las farolas de la calle Gil Cordero.
    Resultat d'imatges de un pais para comerseloLos jardineros, gente sabia y prudente, avisaron de lo obvio: "Mire que Cáceres no es Bilbao. Mire usted que allí llueve mucho y se riegan solos, pero aquí, en Cáceres, a partir de abril vamos a tener que montar unos numeritos muy complicados para regarlos". Pero nada, el edil tenía antojo de unos maceteros como los de Bilbao y convirtió la calle Gil Cordero en un elegante bulevar vizcaíno. La semana pasada, los jardineros cacereños andaban liados quitando los maceteros. Aquello no tenía mucho sentido y la sensatez de los jardineros ha acabado imponiéndose sobre las emociones concejiles.
    En esto de los parques y los jardines, las emociones van por un lado y la realidad, por otro. En mi ciudad, por ejemplo, cuando se urbanizó el barrio de Nuevo Cáceres, sus parquecillos se llenaron de olivos. Fue una plantación tan extremeña y patriótica como llenar Guernica de robles.
    Lo de los olivos en Nuevo Cáceres ha tenido una ventaja inesperada: los abuelos, trasplantados desde los pueblos de la provincia por sus hijos a este barrio, acostumbran a hacer su cosecha urbana de aceitunas cuando llega el otoño. El problema es para sus nietos, que en estos días de primavera radiante sufren unas alergias terribles por efecto de estos olivares urbanos insensatos, que provocan llantos, picores y asfixias.
    Otra sinrazón muy de Cáceres es la monomanía del césped en los "chaleses". Si no hay césped, no hay lujo. Algo así como si no hay maceteros colgantes, no hay bulevares. Pero luego, llega mayo y el césped chupa agua sin medida. El césped es muy bonito en Inglaterra, que sale solo y precisa de pocas atenciones, pero nuestros jardines tradicionales son de otra manera, más de plantas aromáticas y estética de secano.
    En Cáceres, en cuestiones arbóreas, somos muy dogmáticos porque nuestra memoria sentimental está llena de calles arboladas. Pocas capitales de provincia españolas cuentan con tantos árboles en sus calles y en pocas se considera una tragedia terrible tocar un árbol. Pero a veces hay que tener un poco de sentido y entender que no todos los árboles sirven para las calles y las aceras.
    Por ejemplo, las acacias, que en Cáceres hasta dan nombre popular a una avenida, son árboles indómitos cuyas raíces levantan el asfalto y las baldosas. Se prevé reformar ese popular Paseo de las Acacias y habrá revolución si se toca alguna acacia, pero que conste que no son un árbol urbano.
    Y en la calle Antonio Hurtado, ocho portentosos aligustres dan sombra en la acera izquierda, dirección Miajadas. Los aligustres son un primor, sí, pero ensucian la acera de manera exagerada y provocan resbalones y caídas con más frecuencia de la deseada. No es, en fin, el aligustre un árbol muy apropiado para colocar en una acera como no lo es el camelio, un árbol muy bonito que ensucia mucho y propicia el resbalón. En Cáceres, no hay camelios porque es propio de climas menos extremos como el de las Rías Baixas. Por aquí, lo he visto en Trevejo, en Hoyos, en la sierra portuguesa de San Mamede y, ¡oh milagro vegetal inaudito!, me cuentan que hay uno en el patio de la iglesia badajocense de San José, junto a la plaza de los Alféreces. Todo un mundo este de los árboles, los ediles y los maceteros.

    TITULO: LA CHICA LUNES -1- DOMINGO -7- MAYO - DOS DIAS Y UNA NOCHE - MARTES -2- MAYO - TERESA GIBELLO - HE DE SENTIR LO QUE VENDO,. 

      DOS DIAS Y UNA NOCHE - MARTES -2- MAYO,.

     El programa está conducido por la periodista catalana Susanna Griso. Cada semana visitará la casa de un personaje famoso relevante y mediante el hilo conductor de la entrevista, irá desgranando la vida de los famosos. Como novedad la periodista se instalará en las casas de los invitados durante dos días pasando una noche allí. El martes -2- mayo a las 22:40 por antena 3, etc.


     LA CHICA LUNES -1- DOMINGO -7- MAYO - TERESA GIBELLO - HE DE SENTIR LO QUE VENDO,. 

    He de sentir lo que vendo,.

  • Resultat d'imatges de TERESA GIBELLO - HE DE SENTIR LO QUE VENDO,.foto,Teresa Gibello tiene una hermosa tienda en el barrio judío de Hervás,.


Donde Hervás se hace barrio judío, justo en ese punto donde las calles descienden hacia el río y se estrechan, donde la villa se convierte en uno de los pueblos más bellos de España, una tienda sorprende a los turistas y los hace exclamar frases tan tópicas como significativas: «Esta tienda parece del barrio gótico de Barcelona. Es como si estuvieras en una ciudad». Dejando a un lado estas frases hechas y simples, la verdad es que el comercio de Teresa Gibello es un espacio que atrapa y arrebata: entras y te sientes en un lugar mágico, sensible y distinto. Es decir, en Hervás.
Teresa Gibello (Cáceres, 1966) abrió en el número 12 de la calle Pizarro de Cáceres la primera tienda propia de diseñadora que hubo en Extremadura. Era el año 1989 y la experiencia, una pequeña revolución en la historia de la moda extremeña, consistía en ofrecer a las clientas prendas únicas y exclusivas que Teresa diseñaba y confeccionaba.
Cuatro años duró aquella aventura pionera. En 1993, Teresa se fue a Lisboa con sus máquinas de coser y montó un atelier de ropa muy cerca de la emblemática plaza del Comercio. La experiencia lisboeta durará otros cuatro años y prosigue a partir de 1997 en Malpartida de Cáceres. Pasado otro cuatrienio, que parece el tiempo que marca las experiencias de esta inquieta diseñadora, Teresa se embarca en una nueva aventura: se marcha a Cáparra con su hermano para trabajar en el mundo de la arqueología.
Se instala en Hervás, se enamora del lugar y decide quedarse. «Me cautivaron las montañas del entorno, cogiendo un color rosa al atardecer. Volví a coser, hice algún traje de novia, expuse mis diseños en el cacereño palacio de Carvajal y entonces conocí a Miguel, mi pareja, y nos fuimos a vivir al campo, a un olivar», detalla Teresa los inicios de su pasión por Hervás.
Hace 16 años que vive en el campo con Miguel, profesor de Lengua y Literatura española. Descubre la vegetación autóctona del valle del Ambroz y empieza a elaborar cosmética natural, jabones con las plantas de cada temporada. «Justamente ahora estamos en plena recogida de plantas frescas: romero, saúco, espino albar. Esto me proporciona incluso más satisfacciones que la ropa: saber, por ejemplo, que podré aliviar la dermatitis de algunos niños», confiesa. Cuatro años, de nuevo los cuatrienios, lleva Teresa haciendo jabones naturales, que vende en el mercado de artesanía de Hervás e incluso los llevó en una ocasión al Womad.
En 2016, Teresa Gibello decidió abrir una tienda y lo hizo en un local que sorprende y enamora, en la calle de Abajo, 1, una especie de prólogo estético y armónico que nos introduce delicadamente en la belleza del barrio judío. Sus paredes son de ladrillo visto y de piedra, sin añadidos ni artificios. En el techo, vigas de madera y en las estanterías y vitrinas, obras de artistas y creaciones singulares de artesanos.
Teresa sigue vendiendo sus diseños propios de ropa, modelos exclusivos y únicos. Pero también ofrece libros ilustrados, sus jabones, joyas de autor, mantas portuguesas de pura lana, que se acerca a comprar a los pueblos de la portuguesa Sierra de la Estrella. Despacha Teresa bonitas fotos, artesanía lusa de Rosario Fonseca, diseños de la arquitecta Rosa Bengala y obras de arte de María Jesús Manzanares, Valentín Batalla, Perico Valhondo, Miguel Sansón, Javier Rubio, Juan Gila, Delia Sánchez Mata y otros artistas con prestigio y trayectoria.
«No vendo nada que no me guste», especifica. Y se nota en su entusiasmo y en los detalles de este lugar, que es más que una tienda y al fondo se convierte en agradable tetería donde probar infusiones diferentes con bizcochos caseros. «Tengo que sentir lo que vendo», resume Teresa la filosofía que ha marcado su vida, pero que se extiende por esta villa de Hervás, donde los comercios, los restaurantes y las pastelerías no te dejan indiferente y conforman un pueblo y un entorno que, como dice Teresa, cautiva.

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