miércoles, 25 de septiembre de 2019

LIGA FUTBOL -MALLORCA -0 - ATLÉTICO MADRID - 2- ,./ LIGA FUTBOL -REAL MADRID -2- OSASUNA -0-,.

TITULO: LIGA FUTBOL  -MALLORCA -0 - ATLÉTICO MADRID- 2- ,.

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Costa suma, Morata resta

Ganó el Atlético tras una gran primera parte en Son Moix, con goles de La Bestia y João Félix, pero perdió a Morata para el derbi, tras perder los nervios y ver una roja. Bien el Mallorca 45'.


Con todo. Así arrancó el Atleti. Como si sólo conociera una manera de dejar atrás las nubes, los dos partidos sin goles, los tres sin ganar, con pundonor. Es cholismo. Y atraviesa los partidos de principio a fin, transversal. O debe. Fiereza en las botas, perfecto en la presión tras pérdida, buscando espantar de un vez esas sombras que crecían alrededor de un jugador, Costa. Comenzó el partido Diego, lo terminó de nuevo La Bestia. Al menos lo terminó. Morata no puede decir lo mismo.
Salió fortísimo el Atleti, con mucho movimiento por dentro y robándole la cartera, el balón y el alma al Mallorca desde el principio. Y eso que Simeone se guardó de inicio esa púa del tridente, la de Morata, titular Vitolo: todos sus jugadores se movían con rigor marcial ante un Mallorca que, avasallado, sólo respondía con tarjetas. En el 6’ sumaba dos, Hernández Hernández andaba de mano caliente, las mismas que ocasiones el Atleti. Primero Costa, después Saúl, dos casis que dejaban llena la portería de Reina de alarmas rojas.

Foto de Diego CostaSólo había un equipo en el partido y vestía de azul. De los rojos, sólo alguna carrera de Kubo, el único que en el Mallorca parecía enterarse que eso a su alrededor era un partido. Los demás estaban pero como si no. Era el campo del Mallorca como un queso gruyer, lleno de agujeros que los rojiblancos convertían en pasillos. Muy mejorado en el juego de posición con Thomas y Koke, circulación rapidísima, João al fin entrando en juego, Costa fijando y Vitolo de recital de finta y regate. Un monólogo. Y el área de Reina llena de hombres llamando a la puerta. Vitolo lanzó alto, Lodi fuera, Arias al palo, debía ser Costa. En el 27’ rugía de nuevo: como cuando Superman se metía en la cabina, sólo necesitaba un buen balón. Se lo puso Koke, directo a la cabeza, preñado de gol. Lo golpeó con el alma, metiendo la cabeza entre Xisco y Rodríguez, para enviarlo al corazón de la red y de las sombras.
Dos minutos después las alarmas en Son Moix se disparaban de nuevo. Silbato del árbitro, mano de Sastre en el área, ante un disparo de João. Quinto penalti en cuarto partidos a un Mallorca que persigue un récord guinness. Pero Gil Manzano, en el VAR, el amigo de Costa, llamó al pinganillo. Había mano de João, o codo, o algo, una de esas que el año pasado no hubiera sido pero éste, con la nueva regla sí. Hernández Hernández vio y anuló. Costa le arrancaba después a Salva Sevilla de la bota un balón peligroso. Había logrado el Mallorca al fin estirarse. Así llegaba el descanso a Son Moix.

Foto de João Félix
João Félix

El Mallorca, la locura de Morata

La segunda parte comenzó con una centella saliendo de la caseta. Era el Mallorca, guiado por Kubo, que se asomó al área y obligó al milagro a Oblak. Entre el palo, Arias y dos veces el portero evitaron el gol. En la jugada siguiente robó un balón pero se precipitó en el disparo. El Atleti parecía seguir en el vestuario, como si sintiera que el partido ya lo tenía ganado. Pero éste era otro y lo llenaba el Mallorca de juego directo. El Atleti ya no le robaba un balón.

Foto de Morata
Puso el Cholo a Koke a vigilar a Kubo y sacó a Vitolo para meter a Correa, que inició la jugada del 0-2 cuando el partido más se le atravesaba. El balón llegó a Koke mientras que João despistaba un segundo a Sastre. Hecho. Controló con la diestra, se giró y golpeó con la zurda. La pelota voló a la red con suspense y ayuda de Budimir. Y cuando parecía que el Atleti lo tenía, aunque el Mallorca llegara fácil, Morata se volvió loco y se pegó un tiro en el pie.
Nueve minutos llevaba en el campo y en veinte segundos, tras un roce con Xisco, veía dos amarillas. Inexplicable, injustificable. Simeone perdía un hombre y, quizá, el plan para el derbi. Cedió el Atleti el balón mientras rezaba el técnico para no seguir restando, que Correa casi mata de un plantillazo. Ni respiró con el final. Porque acabó el partido y ahí estaba Morata en el túnel, esperando dios sabe a quién, como toro encerrado, mientras Costa le contenía, sí Costa. Rezando seguía el Cholo.

TITULO:  LIGA FUTBOL -REAL MADRID -2- OSASUNA -0-,.

Resultado Final  REAL MADRID -2- OSASUNA -0-, foto,.

Brasil llama a la puerta,.

Un Madrid con ocho cambios liquidó a Osasuna con goles de Vinicius, entre lágrimas, y Rodrygo y ya es líder en solitario. Osasuna tuvo más coraje que peligro.


Vinicius celebró así el 1-0. 
Se adelantan al otoño los días del plan B, que en el Madrid vienen a ser como una invitación para asomarse al futuro. Con el Atlético a la vista, ganó y descansó gracias a Vinicius y Rodrygo, un alivio para el club en tiempos de exaltación máxima a Ansu Fati. A ellos se atribuye el liderato en solitario de los de Zidane tras un partido de poca claridad y menos ocasiones. Osasuna fue un equipo molesto pero inofensivo y se encontró su primera derrota después de 16 partidos. Lo hizo todo de manual, pero le pudo el imponderable del talento individual ajeno, el de dos casi adolescentes sobre los que había comenzado a sospechar el Bernabéu.
Vivimos tiempos en que el fútbol no puede con la vida. De domingo a miércoles, Zidane cambió a ocho en el Madrid; de viernes a miércoles, Arrasate cambió a siete en Osasuna. No hace tanto (dos años en el caso del Madrid), estas cosas sólo las hacían los grandes, con mayor moderación y a partir de febrero, y prácticamente nunca los modestos, pero el calendario crece más rápido que los límites del cuerpo humano. Fue un partido de Liga con onces de primera ronda de Copa, Areola incluido, en un momento en que Courtois aún está bajo investigación. Arriesgó más el Madrid, especialmente por prescindir de Benzema, que lleva temporada y media garantizando la supervivencia de la especie con sus goles, cinco en sus primeros cinco partidos.
Más ante Osasuna, con una larga tradición en la guerrilla que se transmite de generación en generación. Salió valiente, con Cardona y Brandon muy movilizados en la presión y una predisposición general a no arreglar el pleito por la vía de la resistencia sino del combate. Y al Madrid le costó adivinar por donde agarrar el partido. Lucas y Vinicius ensancharon el equipo, pero tardaron en aparecer. Al gallego le sujetó la energía nuclear de Estupiñán. El brasileño es aún un genio inconcluso, un alborotador que empieza bien y acaba mal, tanto en el envío como en el remate. Por eso, con su gol, en disparo lejano levemente rozado por la puntera de Raúl Navas, evaporó entre lágrimas meses de angustia. No marcaba desde el 3 de febrero. A los tres minutos lo estaba intentado de nuevo. La confianza lo es casi todo en el fútbol.

Jovic no encuentra el camino

En punta jugó Jovic, que cambia el escenario de palo a palo. A diferencia de Benzema, es un delantero de bajísima participación. Sólo aparece para el remate, lo que le resta versatilidad al ataque blanco. Erró dos ocasiones clarísimas, sobre todo la segunda, con todo a favor y Rubén entregado, y le anularon un gol por fuera de juego centímetros. Un goleador sin gol es león enjaulado y al serbio el remate se le está haciendo bola. En el centro, Kroos, Casemiro y Valverde abanicaron poco el juego. En la primera mitad todo resultó confuso y monótono.
Hasta el gol de Vinicius, el Madrid había concentrado todo su fuego en un minuto, con un remate suicida de Raúl Navas que Rubén sacó en movimiento instintivo y con otro lejano pero potente de Kroos. Osasuna murió en tres cuartos de campo. Hasta ahí fue impecable, con y sin pelota, pero se desmayó en cuanto olió el área, lo que invalidó cualquier juicio sobre Areola, más allá de una salida puntual ante Cardona.
La corta ventaja del Madrid animó a Arrasate a acabar con su mejor ataque. En el intervalo de cuatro minutos metió a Chimy Ávila, Juna Villar y Roberto Torres, la academia de artillería. La respuesta de Zidane pareció menos contundente. Pieza por pieza. Rodrygo por Vinicius. Pero el recién llegado, con ficha del filial, entró desatado: templó un gran envío cruzado de Casemiro, se buscó la derecha en el área y disparó con la suficiencia de un veterano para amarrar el partido. A Osasuna no le quedó ánimo para subirse de nuevo a la pelea. Y el Bernabéu se sintió confortado por sus promesas.

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