sábado, 10 de septiembre de 2022

Un país en la mochila - El encendido del alumbrado de la Feria de Mérida da paso a seis días de fiesta ,. / AQUI HAY TRABAJO - La economía y la identidad nacional, claves para el voto en 2023,. / 80 cm - Enric Mas abraza al miedo para pelear por el podio en el Tour de Francia,.

  TITULO:  Un país en la mochila - El encendido del alumbrado de la Feria de Mérida da paso a seis días de fiesta,.

 El encendido del alumbrado de la Feria de Mérida da paso a seis días de fiesta,.

 

Tres pequeñas alumnas de Club de Judo Stabia activan el botón para encender las luces del recinto ferial,.

 El encendido del alumbrado de la Feria de Mérida da paso a seis días de  fiesta | Hoy

Tres pequeñas alumnas del club de judo Stabia han sido las encargadas esta noche de encender el alumbrado del recinto ferial que da inicio a una semana de fiestas en la capital extremeña. Junto a ellos, se encontraba el alcalde, Antonio Rodríguez Osuna, y su equipo de gobierno.

    TITULO : AQUI HAY TRABAJO -La economía y la identidad nacional, claves para el voto en 2023,.

 

La economía y la identidad nacional, claves para el voto en 2023,.

La izquierda confía en la gestión del Gobierno para recuperar a electores desafectos,.

 Encuesta para EL PAÍS: La economía y la identidad nacional, claves para el voto  en 2023 | España | EL PAÍS

foto / Los partidos no tienen tiempo que perder, aunque es muy probable que las elecciones generales no se celebren hasta dentro de dos años. El pálpito de la sociedad vuelve a dividir en bloques electorales a los ciudadanos, aunque la diferencia de actitud es muy notable; a favor de la derecha. La encuesta de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena Ser muestra a un PSOE ganador pero con muchas dificultades para gobernar. Aparentemente, en el Ejecutivo no cunde el pánico, según las reflexiones recogidas por este periódico que fían su confianza en el tiempo y en la gestión. La conciencia del desapego que sienten sus votantes de 2019, que se demuestra en la baja fidelidad —tan solo un 60% señala que los volverá a votar— es meridiana.

Aun así, el Gobierno considera con firmeza que podrá movilizar y atraer a una mayoría suficiente cuando llegue la hora de las urnas. De momento, no hay pulsión de cambio en el centroizquierda, es su principal apoyo para el optimismo. No es esta la España de 1996 ni la de 2011, en la que los gobiernos socialistas de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, respectivamente, llegaron a su fin en un ambiente social de cambio. Ese impulso llevó a parte de la izquierda a la abstención y el centroizquierda se movió hacia la alternativa de Gobierno, el PP.

Es un dato de gran alcance que puede sustentar la expectativa del PSOE y de Unidas Podemos de que el avance de la derecha y la ultraderecha puede quedarse varado ante el dique del electorado de izquierda, que supere sus actuales recelos, cuando no desafecto. No deja de ser una expectativa, ya que la realidad demoscópica muestra una movilización de la derecha sin pausa y en crecimiento, aunque sea por su extremo. A los votantes de Vox de noviembre de 2019 se les unen hoy en torno a un 15% de ciudadanos que entonces apoyaron al PP. Este trasvase de voto del partido de Pablo Casado al de Santiago Abascal, según el estudio de 40dB., es el dato que más exclamaciones ha producido en los expertos en medición de datos y en los partidos políticos.

No ha ocultado Vox su satisfacción, expresada en su cuenta oficial de Twitter, ante esta previsión de crecimiento, que no pone en duda el PP. Por tanto, el duelo y la tensión continuará entre ellos. “Ese no es nuestro bloque”, señalan interlocutores socialistas. No dan, de momento, relevancia al objetivo de Vox de llegar a votantes de la izquierda. Una tesis muy arraigada en la cúpula socialista es situar en la economía la clave de la decisión a la hora de votar, traducido en la pregunta de cómo le va a cada uno y a sus allegados. La confianza en la buena marcha de los datos es total en el Gobierno, aunque la precariedad salarial impregna la vida de muchos ciudadanos. El PP comparte la relevancia de este asunto y mantendrá la descalificación general, al sobreponer los oscuros sobre los claros.

Pero no todo será la realidad económica. En la encuesta de 40dB. se destaca la aprobación de la mayoría de las medidas del Gobierno, pero, junto a ellas, se explicita la mala imagen del Ejecutivo de coalición. Este sí es un logro que puede atribuirse la oposición, en la que entra el PP, Vox y Ciudadanos. Lo preocupante para el Gobierno viene del desamor de votantes socialistas que, en porcentajes altos, lo tacha de incompetente o incumplidor. Esta opinión peyorativa de imagen y de percepción se nutre más de votantes del PSOE que de Unidas Podemos.

Al problema de la negativa imagen del Ejecutivo, que afecta a los electores socialistas tradicionalmente contrarios a gobernar con Podemos, se une el conflicto catalán. Si no hay movilización de la izquierda en la hora electoral, la repetición de la actual coalición necesitará todos los apoyos del independentismo y del nacionalismo. No hay certeza de cómo evolucionará la reivindicación independentista, pero sí de que el líder del PSC, Salvador Illa, junto a Pedro Sánchez, en la campaña de las generales, tendrá buena acogida. El voto socialista en otras partes de España, sin embargo, puede resentirse si se percibe favor o aceptación de los postulados independentistas.

Sin ellos, sin nacionalistas e independentistas, no hay Gobierno, y, por supuesto, tampoco sin Unidas Podemos. Fuera de Cataluña y el País Vasco, no hay conformidad con esos compañeros de viaje, reconocen fuentes socialistas, al margen de las políticas que se apliquen.

La cuestión identitaria española va a ser un elemento de campaña de los partidos de la derecha que incomoda a un sector importante de votantes socialistas. La estrategia de la campaña de la derecha para las elecciones del 13 de febrero en Castilla y León pasa por agitar la identidad española, y, sobre todo, la supuesta desigualdad de trato a las autonomías, a favor de las independentistas.

El sentimiento autonómico es fuerte tanto en Castilla y León, como en Andalucía, la siguiente cita electoral, aunque sí importa poner en alto la identidad nacional española. Pedro Sánchez y su Gobierno consideran estrafalario que se los tilde de antipatriotas, pero son sus socios nacionalistas los que dan alas al discurso de la derecha. “Por nuestras medidas nos conocerán”, confían en el Gobierno. Crecimiento económico, identidad nacional y, también, ideología: pilares para decidir el voto,.

 

 TITULO : 80 cm - Enric Mas abraza al miedo para pelear por el podio en el Tour de Francia,.

 

 

Enric Mas abraza al miedo para pelear por el podio en el Tour de Francia,.

foto / El ciclista mallorquín ha seguido cursillos de descenso en montaña para mejorar su rendimiento en una carrera que comienza este viernes en Copenhague con Tadej Pogacar como gran favorito,.

 Enric Mas abraza al miedo para pelear por el podio en el Tour de Francia |  Deportes | EL PAÍS

Miedo.

foto / “El Tour es una montaña rusa”, dice Enric Mas. “Un día me siento genial, al día siguiente, una castaña. El psicólogo me dice, que los días de euforia, no me crezca, que los días malos, no me hunda, que emocionalmente lleve siempre la misma línea. Y así”.

Ganar el Tour de Francia es derrotar al miedo. Correr el Tour para ganarlo, para disputar la general, para todas las noches repasar con una lupa la marcha de la clasificación general y acostarse repasando mentalmente el perfil del día siguiente, las posibles emboscadas mientras el orfidal comienza a hacer efecto, es convivir con el miedo. Tres semanas seguidas, 21 días, de adrenalina y lo que se llama ahora estrés, tensión. Temor a una tos rara, a un dolorcito que no parece nada, a no estar bien colocado en el pelotón cuando empieza a soplar viento, a no acordarse de si la rotonda se coge mejor por la derecha o por la izquierda, a que el compañero que le lleva a la cabeza no encuentre bien el camino. Temor a no poder responder cuando ataque el más fuerte. Temor a quedarse antes que aquel con el que se juega un puesto. Temor a 10 gramos de más en la balanza. A una heridita que no le deja darse bien la vuelta en la cama. Temor a dormir mal y levantarse áspero el sábado, el día del viento en el puente, los 18 kilómetros del Gran Cinturón. Miedo. Miedo la víspera del pavés de Roubaix a no estar a la altura de los compañeros, a quedarse en blanco a la hora de responder a una pregunta cuya respuesta cree saber desde que de joven aprendió a correr en la cantera del Quick Step, y le daban adoquines para desayunar. Excitación y miedo la víspera de Alpe d’Huez, la de Hautacam, las dos etapas más duras de montaña. El miedo se transforma en estrés fisiológico, en fatiga, en el horror.

Así es el Tour que será el tercero de Pogacar; el podio, al fin, de Mas.

Tadej Pogacar, que nunca ha tenido un problema en el Tour, ni una mala caída, ni un catarro, dos corridos, dos ganados, desprecia el miedo. Tiene 23 años. “La vida se vive en el presente”, dice. “No pienso en la historia, en el lugar que dicen que ocupo o puedo ocupar. No tengo tiempo ni ganas para eso. Ya veremos, después de ir día a día, adónde he llegado”.

Primoz Roglic, rey de las desgracias en el Tour, una derrota el último día, una caída el primero, borra la palabra miedo de sus discursos, hace ver que no existe, no quiere pensar en él. Tiene 32 años. Son el gran favorito y el primer rival designado para el Tour que comienza un viernes, 1 de julio, con una contrarreloj de 13 kilómetros recorriendo las vistas más turísticas de Copenhague, la capital de Dinamarca, y hace calor.

Thibaut Pinot y Romain Bardet, las últimas grandes esperanzas frustradas de que después de Bernard Hinault en 1985, hace 37 años, un francés volviera a ganar el Tour de su país, acaban de cumplir 32 años y ambos celebran haber podido escapar del miedo. Ya no piensan en ganar el Tour, en terminar en el podio, en resistir, resistir. Piensan en gozarla. En meterse en fugas, en ganar un día, en olvidarse de la general el resto. Entran en el territorio en el Mathieu van der Poel es dios y Simon Yates su profeta, y suspiran aliviados.

Son felices, pero Enric Mas no les envidia, sigue, dice, encontrando más placer en la pelea cotidiana, la resistencia, que en el triunfo efímero que podría llegar después de haber abandonado la lucha.

Mas, de 27 años, abraza el miedo. Lo acuna y busca dominarlo. Le guía su voluntad, su determinación, su deseo. Es un hombre de generales (dos veces segundo en la Vuelta, quinto y sexto en el Tour) y no piensa renunciar. Le ayuda un psicólogo. Le prepara un maestro de descensos que le enseña a bajar mejor gastando menos, sin olvidar el miedo, pero liberado del recuerdo de las caídas este año en la Tirreno, la Itzulia y la Dauphiné que le obligaron a retirarse cuando tan bien peleaba.

“No, no, no se me ha pasado ninguna vez por la cabeza el pensar en poder correr sin intentar ganar las generales. He hecho esto casi desde que pasé a profesionales”, promete. “Cuando corrí la Dauphiné y me caí después de que el equipo hubiera dado el 100% por mí, para mí lo más duro fue ver cómo el pequeño pelotón en el que estaba se me escapaba, pues a mí me encanta correr en punta. Es normalmente por donde pasan menos cosas, donde hay menos caídas y donde menos riesgo tienes. Y el equipo siempre está ahí delante. Ya sé que detrás tienes menos estrés y te puedes relajar, y no te importa perder tiempo. Pero, por ahora, no quiero ir ahí. Y espero que este pensamiento me dure hasta que dejar la bici”.

Antes de la Dauphiné, en Andorra, bajando puertos sin parar, Enric Mas trabajó con Óscar Saiz, el especialista en descensos de mountain bike, uno al que le maravilla lo poco aprendidos que están los ciclistas profesionales de carretera y que ya trabajó con Pinot, Gesink, Michael Woods o Roglic; uno que enseña no tanto a bajar bien para no caerse como a bajar bien para gastar menos, para ir más rápido, para no sufrir agarrado a los frenos. “Siempre me he preguntado por qué bajaban tan mal la mayoría de los ciclistas, demasiado precavidos, y más inseguros”, dice. “Empecé a dar cursos y con ellos demostré que se gana seguridad, se evitan caídas, se ahorra energía, derroches de vatios a lo Van der Poel… El estrés es malo para todo. En 1,5 kilómetros de descenso puedes sacar hasta 10s solo curveando, en seis curvas. El que baja tenso, mal, gasta 300 vatios, el artista, como Bilbao, Nibali, Mohoric, solo 80…”

Y a Mas, al que también el psicólogo le acompaña en las clases de descenso, le habla del miedo, le recuerda que los mejores ahorran energía extra porque no desarrollan estrés, la tensión brutal que otros acumulan. Y no reconocen esos miedos. Y al final van más rápido. El bajar ya no es un problema. Se dotan de recursos técnicos. Manejo del freno, trayectorias…

“Hemos trabajado junto con Óscar. Sí que es verdad que me ha ayudado mucho. Hace un poco de todo”, dice. “Un poco de trabajo técnico y un poco de cabeza. Pero yo creo que van al 50%, la cabeza y la técnica. Y la verdad es que creo que me ha ido muy bien…”

Limpia la cabeza, y ya sin casi pelo también, Mas afronta el tercer Tour como líder del Movistar, el primero como líder único. Los dos primeros, quinto y sexto terminó, fueron “medios”, dice. “Ya sé que parece más, pero para mí, eso no es suficiente”. En el tercero, claro, el podio.

“Me retiraría si tuviera covid”

El Tour obliga a hacer test de antígenos pero a los corredores que den positivo les deja libertad para retirarse o seguir. Varios ciclistas con covid, aun asintomáticos, se han borrado antes de empezar. No se sabe si alguno positivo sigue, porque nadie lo diría, pero Enric Mas lo tiene claro, él se retiraría aunque no tuviera ni una décima de fiebre.

“Este tema es un poco dedicado y complicado. Primero de todo, cada equipo tiene su médico, su doctor, que aconsejará, pero, después, yo creo que aparte de la bicicleta hay otra vida. Cuando dejemos la bici pues hay otras cosas que hacer y si es verdad que sin síntomas pues normalmente la covid no genera nada, pero como un corredor tenga algo de síntomas y por forzar un poco pues tenga luego algún problema de corazón o de pulmón...”, reflexiona el líder del Movistar. “Ya te digo, aparte de ciclistas somos personas. Y yo creo que yo sí, si diera positivo, pues sintiéndolo mucho por mí, por el equipo, por todos, pues nos tendríamos que bajar de la bici, porque eso es un tema. No es una fiebre como hemos podido tener en los últimos años, una fiebre normal una gripe normal. No la conocemos tan bien como conocemos otras enfermedades. Y ya te digo, es un tema delicado, creo yo... Nosotros nos hacemos antígenos todos los días, y por ahora todo bien. Esperemos que siga así hasta el final del Tour”.

Una contrarreloj sin sorpresas

El Tour, las 21 etapas, y tres días de descanso y viaje, entre el 1 y el 24 de julio, inclusive, entre Copenhague y París, son 3.346,5 kilómetros, pero ninguno de ellos tan definidos, tan cuidadosamente estudiados, como los 13,2 primeros, los que recorrerán las vistas más turísticas de la capital de Dinamarca, y anuncian calor hasta las cinco, cuando empezará a llover y el viento agitará las hojas de los árboles en los parques y alamedas. Por eso, aunque el Tour la ha programado de cuatro a siete de la tarde, con la intención de que los mejores salgan al final y mantengan la emoción de la película, los nueve protagonistas del primer día han elegido salir en la primera hora, de cuatro a cinco, apiñaditos –Van der Poel, 16.11; Mas, 16.15; Roglic, 16.20; Vlasov, 16.39; Thomas, 16.41; Vingegaard, 16.42; Ganna, 17.03; Van Aert, 17.04, y Pogacar, 17.05--, con lo cual, para las cinco y 20 ya se habrá acabado el suspense. Si es que lo hay, porque, a menos que alguna caída pavorosa, como la que sufrió Valverde cuando el Tour salió con una contrarreloj de Düsseldorf, algunos sabios hasta ya saben lo que pasará, y lo han publicado.

“En los 13 kilómetros hay como 16 curvas, una cada 800 metros, más o menos. No será exageradamente técnica, pero un poco sí”, analiza en Twitter el británico Xavier Dolan, especialista en aerodinamismo. “El ganador andará por los 54 kilómetros por hora, unos 15 minutos, y a esas velocidades para ganar 10s hay que mover 15 vatios más, que parece mucho pero no es más que un 3,7% en diferencia de penetración aerodinámica, y esa es la diferencia entre buenos y malos cascos y buzos de contrarreloj, y la diferencia entre buenos y malos neumáticos puede ser de hasta 22 vatios, unos 15s. El ganador será uno grandote capaz de mover 500 vatios [y Ganna o Van Aert parecen los elegidos] con una posición perfecta, hombros altos y cabeza bien clavada, lo que le dará una ventaja de 20 vatios, o más de 13s, sobre el que vaya más relajado. Si los favoritos de la general van todos con material óptimo, la diferencia entre ellos no será mayor de 15s,.

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