Zalamea
de la Serena se vistió de gala del 16 al 19 de agosto para conmemorar
uno de los acontecimientos más relevantes de la historia de la
localidad. El alcalde de Zalamea, su obra cumbre y máximo representante
cultural, cumplió veinticinco años con cuatros días de representación en
los que sobresalió el multitudinario número de espectadores, que
ascendió a 24.733. La mejor cifra desde el año 2010 y con la visita de
diversas personalidades de la esfera cultural, política y social.
Durante
todo el mes de agosto, el equipo formado por una decena de actores
junto al director, Miguel Nieto y el equipo de Gobierno, realizaron las
tradicionales visitas por distintos puntos de Extremadura. Y el 16 de
agosto las luces de la plaza se iluminaron para acoger a más de cinco
mil personas, que expectantes esperaban el inicio de la obra. Mucha
emoción, nervios e ilusión invadían las zonas traseras del escenario,
donde los actores aguardaban su momento.
Debido a la
transcendencia que ha adquirido la obra en estos últimos años, y su
carrera por ser considerada Fiesta de Interés Turístico Nacional, la
representación recibió este año la visita de personalidades de la
región. Entre ellas, el presidente de la Junta, Guillermo Fernández
Vara; y la estrella de baloncesto de la NBA, José Manuel Calderón, junto
con el presidente de la Diputación, Miguel Ángel Gallardo.
En 1774,
Goethe publicó su célebre novela
Las penas del joven Werther,
donde el protagonista, que respondía al prototipo de héroe romántico
–incomprendido, solitario y sensible–, se pega un tiro para dejar de
sufrir por amor.
El libro provocó una oleada de suicidios
por imitación entre los jóvenes de la época y generó tal polémica que
estuvo prohibido durante años en algunos países. Siglos después, en
1974, el sociólogo
David Phillips realizó un estudio
que llegaba a la conclusión de que el número de personas que se quitaba
la vida aumentaba justo después de que apareciera alguna noticia
dedicada a esta lacra en las páginas del
The New York Times. Phillips bautizó ese fenómeno como efecto Werther y, a partir de entonces, dejó de hablarse del
suicidio en los medios de comunicación como medida de salud pública. Y así se consolidó el viejo tabú. El silencio. El
estigma y la vergüenza
con el que las religiones habían tratado históricamente al suicida
(negándole sepultura en los cementerios) se reafirmaba por razones
sociológicas. En el año 2000, la OMS dio las pautas sobre cómo tratar el
tema en los medios (sin morbo, sin juicios) y promovió el 10 de
septiembre como el
Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Pero el miedo al efecto Werther continuaba, por si acaso…
Hasta
que hace poco se suicidó una adolescente llamada Hanna Baker y fue
imposible dejar de hablar. Hanna Baker es la protagonista de
Por trece razones (Netflix),
la serie que ha arrasado entre los adolescentes, que ha hecho saltar
las alarmas de preocupación de los adultos y ha devuelto al debate este
problema. En la ficción, Hanna se siente sola y excluida. Ha sido
víctima de acoso y agresión sexual. Sufre y, como quiere dejar de hacerlo, se quita la vida. Pero antes graba las 13 razones por las que toma esa decisión.
En lo que va de año, los medios se han hecho eco de los suicidios de
Inés Zorreguieta, hermana de la reina Máxima de Holanda; el
músico Avicii;
el chef francés Anthony Bourdain; Oxana Shachkó, una de las fundadoras
del grupo feminista Femen; la actriz Margot Kidder, la famosa Lois Lane
de Superman;
Zombie Boy,
el modelo que se hizo célebre al aparecer con su cuerpo hipertatuado en
un video de Lady Gaga... Y ha sido la cantante, devastada, la que ha
lanzado el S.O.S: “Debemos ayudar a borrar el estigma que hace que no
podamos hablar de estos temas”.
La tasa entre hombres es cuatro veces mayor que entre mujeres: ellos no piden ayuda.
En nuestro país,
3.602 personas se quitaron la vida en 2015
(último dato oficial). Alrededor de 10 al día, es decir que cada dos
horas y media alguien escribe su propio punto y final cerca de nosotros.
Y por cada uno que lo consigue, otros 20 lo han intentado y
probablemente vuelvan a hacerlo. Solo en la Comunidad de Madrid, los
casos han aumentado un 18% en el último año. Los datos son tan brutales
que sitúan al
suicidio como la segunda causa de muerte en adolescentes y
la primera de fallecimiento no natural en adultos, con el doble de
víctimas que los accidentes de tráfico. Además, se suicidan más los
hombres que las mujeres: en Europa, 4,9 mujeres y 20 hombres por cada
100.000 habitantes, más del cuádruple.
Y eso que el tabú es tal
que incluso lastra las estadísticas y oculta la verdadera envergadura
del problema: a esas cifras habría que sumarle un buen número de las que
se certifican como muertes accidentales por siniestro de tráfico, por
sobreingesta de medicamentos o por ahogamiento o precipitación. En
muchos casos, son las familias quienes prefieren que la verdad no conste
en acta y el asunto se convierte en el gran secreto con el que cargar
toda la vida, junto con el sentimiento de culpa, la vergüenza, la pena y
la sensación de abandono.
“Se quita la vida el marido,
un hijo o un hermano y se corre un tupido velo, se niega la necesidad de
hablar de ello. Sucede en muchísimos casos:
tabú, estigma y
a callar. Las familias entierran la verdad”, explica Javier Jiménez,
psicólogo experto en conducta suicida que en 2009 creó la Red Aipis, la
Asociación para la Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio
(www.redaipis.org), la única en España de estas características. Lo
hizo para tratar de suplir la ausencia de programas oficiales para
atender a las personas con ideas suicidas y a los supervivientes, que no
son quienes lo han intentado sin lograrlo, sino los familiares y
allegados que padecen el impacto de esa ausencia violenta.
Perder a una hija
A
esa asociación se aferraron Carlos Soto y su mujer, Olga Ramos, para no
ahogarse en el vacío y el duelo. Su única hija, Ariadna, se quitó la
vida en enero de 2015, justo después de cumplir los 18. “Nosotros
dijimos la verdad desde el primer momento:
nuestra hija se ha suicidado.
Aunque sabes que lo primero que piensan es: “Pues algo pasaría”. De
alguna manera, te están culpando. Y si tú ya te sientes devastado, eso
te hunde. Pero hay que hablar de ello y mucho, ningún problema se
soluciona negándolo”. Su caso, cuenta, ha sido una excepción: sus amigos
y vecinos se han preocupado durante todo este tiempo de que coman, de
que salgan de casa, les han guiado por la burocracia de la muerte. “No
ha sido así en la mayoría de los casos que hemos conocido después.
Hay familias donde está prohibido hablar de lo que ha pasado,
amigos que se cruzan de acera para evitar el encuentro incómodo,
familiares que evitan el tema y que, cuando ven que te pones triste,
rápidamente dicen: “Venga, déjalo, no hablemos de eso…”.
La espiral adolescente:
- “La
adolescencia es una época de mucho sufrimiento. Los chicos están
buscando su identidad y aprendiendo a manejar sus emociones y sus
conflictos afectivos y, en ese camino, pasan por momentos difíciles a
los que los adultos tendemos a quitar importancia. No nos acordamos de
nuestra propia adolescencia”, explica la doctora María Beltrán,
psiquiatra de la Unidad de Salud Mental Infantil del Hospital de la
Ribera de Valencia.
- “La depresión en estas edades es mucho más
frecuente que en otras. Tienen una forma de ver el mundo con pocos
matices. Para ellos, todo es blanco o negro” señala la dra. Beltrán. Por
eso es un factor de riesgo clave para los intentos de suicidio por
parte de jóvenes. Durante la niñez y la adolescencia, la depresión puede
manifestarse como irritabilidad; comportamientos disfuncionales, como
violencia o promiscuidad; o somatizaciones como dolor de cabeza, dolor
abdominal o síncopes.
- Las redes sociales juegan un papel
importante. “Las ideas de suicidio o las autolesiones que antes quedaban
en lo privado ahora se exhiben en internet. Hay grupos donde se
comentan estos asuntos y muchos chicos afirman su identidad haciéndose
daño. Ese es el peligro. Porque en las redes se juntan con personas que
comparten su perspectiva, con lo cual no encuentran otra salida, sino
que se sienten reforzados en esa conducta”, advierte la psiquiatra.
"El silencio mata"
Carlos encontró la motivación para seguir adelante dedicando todo su esfuerzo a la labor de prevención. “
El suicidio entre jóvenes ha aumentado y parece haber bastante relación con el bullying y el ciberbullying”,
señala la doctora Aina Fernández, psiquiatra del Hospital Sant Pau de
Barcelona, pionero en poner en marcha un plan de detección y prevención,
uno de los pocos programas específicos que hay en algunas comunidades
autónomas. Y los datos de la Fundación ANAR de Ayuda a Niños y
Adolescentes en Riesgo le dan la razón: durante el año pasado, 627
adolescentes llamaron a su teléfono de ayuda por tener ideas suicidas o
haber intentado llevarlas a cabo.
Cuenta Carlos Soto que, tras la
muerte de su hija, supieron que era el sexto caso que se producía en su
instituto en seis años. Pero también allí se impuso la ley del silencio.
“Nadie había hecho nada, la directora lo tapa. No nos permitió hacer
una reunión de prevención con los padres y los alumnos, aunque
finalmente la hicimos en un local externo. Después de esa reunión,
conversando los padres con los hijos, se supo de algunos chavales que lo
habían intentado y otros que estaban a punto. Ahora están en
tratamiento y algunos han salido del peligro. El silencio mata”.
Explican los expertos que las personas a las que esta idea les ronda por la cabeza necesitan poder
expresar sus miedos, sus angustias y recibir el apoyo de alguien que enfoque sus preocupaciones de una manera diferente. El problema es que la mayoría no sabe a quién recurrir.
“Se ha hecho una interpretación muy simplista del efecto Werther.
Se dice que hablar de suicidios provoca suicidios.
Pero es necesario matizar mucho: hablar de manera incorrecta puede
provocarlo en personas que ya contemplan la idea, que acumulan muchos
factores de riesgo y pocos factores protectores”, aclara el psicólogo
Javier Jiménez, que lleva 25 años investigando y trabajando con
pacientes con ideas suicidas y supervivientes.
La
OMS recomienda hablar de ello sin regodearse
en los detalles escabrosos, sin alimentar el morbo y el
sensacionalismo, obviando los detalles sobre el método utilizado y
evitando simplificar las causas y glorificar al fallecido. Es decir,
justo lo opuesto a lo que se hace cuando se informa o se recuerda, por
ejemplo, la
muerte de personajes icónicos como Kurt Cobain.
“Se habla de ese suicidio como de un suceso que ha marcado a toda una
generación. Se le da un aura de heroísmo, se le convierte en un ídolo
acrecentado por su muerte. Y los chicos ven en eso algo que les
gustaría: “Ojalá yo tuviera algo así y todo el mundo fuera a verme
porque me querían”. Lo correcto sería explicar que el cantante de
Nirvana tenía un problema y no supo ver que se podía solucionar”. El
problema al que se refiere Soto es una severa depresión y una adicción a
la heroína que desencadenaron su final.
La escritora
Virginia Woolf
se adentró en el río con los bolsillos llenos de piedras y se convirtió
en una intelectual envuelta en un halo de genialidad novelesca. La
realidad, sin embargo, es que vivía torturada por los vaivenes del
trastorno bipolar que padecía. Tampoco el actor
Robin Williams
murió como consecuencia de la vacuidad de la vida hollywoodiense, ni de
los excesos y la superficialidad del éxito. Lo cierto es que el hombre
que nos enseñó el significado de carpe diem en El club de los poetas
muertos hacía mucho tiempo que había dejado de disfrutar del momento y
sufría lo indecible como consecuencia de la demencia de cuerpos de Lewy
que le diagnosticaron tras su fallecimiento.
Tocado y hundido
“En el 90% de los casos,
detrás del suicidio hay una enfermedad psiquiátrica,
aunque muchas veces esté sin diagnosticar. Los más frecuentes son la
depresión mayor, el trastorno bipolar, los trastornos de conducta
alimentaria, los de personalidad o el trastorno psicótico”, aclara la
psiquiatra Aina Fernández. A eso se suman otros
factores biológicos, sociales y ambientales.
Las rupturas amorosas, las crisis económicas, los problemas laborales,
la exclusión, los distintos episodios de bullying y ciberbullying… son
gotas que van colmando el vaso de la desesperación. En la mayoría de los
casos, no es posible dar una explicación simplista a estas muertes ni
buscarles justificación en un único acontecimiento (se mató porque le
dejó su pareja o porque se quedó sin trabajo). Lo más frecuente es que
estos factores actúen acumulativamente, aumentando la vulnerabilidad.
El suicidio se puede prevenir, pero prestando atención al dolor de los demás.
“El
suicidio es un problema complejo en el que están implicadas muchas
causas y desencadenantes posibles, pero todos tienen un denominador
común: un sufrimiento, una desesperanza absoluta y una angustia tan
grandes que es difícil de comprender. La persona que se suicida no
quiere morir, lo que quiere es dejar de sufrir”, explica el psicólogo
Javier Jiménez.
Ariadna tenía alma de artista. Pintaba, tocaba la
guitarra, le gustaba leer. Tenía buenos amigos que todavía visitan a
sus padres. “Pero su enfermedad terrible no le dejaba verlo –recuerda su
padre–. En esa época de
inseguridades, en la que dudas
de todo, te surge un problema amoroso o un conflicto entre amigos o en
los estudios y te hundes, porque tienes muy pocas herramientas. Eso
puede derivar en una
depresión que se va haciendo más y más profunda. Y es algo muy rápido. En el caso de mi hija fue cuestión de tres meses”.
S.O.S: señales de alera
- Comentarios
negativos sobre sí mismo, su vida o su futuro: “No valgo para nada”,
“Esta vida es un asco”, “Estaríais mejor sin mí”, “Quiero terminar con
todo”, “Las cosas no van a mejorar nunca”...
- Comentarios
relacionados con la muerte: “Me gustaría desaparecer”, “Me pregunto cómo
sería la vida si estuviese muerto”, “Lo mejor sería quitarme de en
medio…”.
- Cambio repentino en su conducta que puede ser un
aumento significativo de la irascibilidad, irritabilidad, ingesta de
bebidas alcohólicas… O, por el contrario, un periodo de calma repentino
después de uno de gran agitación. Considerarlo como una mejoría podría
ser un error, ya que puede ser una señal de peligro de riesgo inminente.
- Aparición de laceraciones recientes en alguna parte del cuerpo.
- Regalar objetos muy personales, preciados y queridos a otras personas.
- Despedidas
inusuales (“siempre te querré”, “Quiero que sepas que en todo este
tiempo me has ayudado mucho”) mediante cualquier medio de comunicación,
WhatsApp, correo electrónico, redes sociales... o bien en persona (un
abrazo inesperado e intenso, no habitual).
- Cerrar cuentas de Facebook, Instagram...
Leer las señales
Ariadna
dormía muy poco y había empezado a vestirse con colores alegres y a
tomar un trocito de chocolate cada noche para intentar elevar el ánimo…
Eran señales que no supieron interpretar. Nadie lo vio venir, ni
siquiera el psicólogo al que acudía.
Por eso, el psicólogo Javier
Jiménez remarca que faltan estudios, investigación y formación sobre
detección, intervención y tratamiento del duelo y un plan nacional de
prevención dotado de medios económicos y humanos, que se mantenga en el
tiempo e implique a una gran parte de la sociedad. “No podemos dejarlo
solo en manos de los psicólogos y los psiquiatras, hay que involucrar a
profesores, policías, trabajadores sociales, bomberos, sacerdotes… En
otros países se forma hasta a las peluqueras y a los camareros, para
que, llegado el caso, sepan reconocer que alguien está al borde del
abismo”.
Edwin S. Shneidman, el psicólogo norteamericano
considerado padre de la suicidología, decía que es una solución radical
para un problema temporal.
Entre el 70% y 80% de los que se han quitado la vida lo han dicho antes:
a su compañero, pareja, amigo o médico. La psiquiatra Aina Fernández da
esperanza: “El suicidio se puede prevenir, sin duda”. Pero hay que
escuchar al otro.
TITULO: VUELTA AL COLE - Alguien tiene que matarlas serpientes,.
Alguien tiene que matarlas serpientes,.
La pitón de cinco metros que atraparon en Florida, foto.
El
vídeo que se hizo rápidamente viral en redes, muestra cuando Dusty Crum
conocido como ‘El hombre salvaje’, atrapa al reptil de 130 libras y
media.
Dusty Crum, un cultivador de orquídeas, es reconocido por ser uno de los
más activos cazadores de serpientes pitonas en el sur de la Florida. ‘El hombre salvaje’, como lo llaman en Estados Unidos,
atrapó recientemente a uno de los reptiles más grandes que se ha visto.
La pitón que se ve, pesa 130 libras y
medía 5 metros de largo.
El video que se ha hecho rápidamente viral en redes, sorprende por la
manera en que Crum cazó al animal y la sorpresa que tenía en su vientre
la serpiente.
El equipo técnico evidenció, que al interior del pitón tenía
78 huevos que fueron removidos
con el fin de prevenir que naciera alguna serpiente y así mantener a
salvo a la población. Para Crum, esta no es la más grande de la historia
del sur de la Florida. El récord local lo tiene una serpiente que medía
18 pies y dos pulgadas y pesaba unos 160 libras.
TITULO:
EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA -En
la tuya o en la mía - Miercoles -26- SEPTIEMBRE - Neil Armstrong,.
En la tuya o en la mía - Miercoles -26- SEPTIEMBRE ..
En la tuya o en la mía', presentado por Bertín
Osborne, acerca a los espectadores el lado más desconocido de
personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una
hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al
invitado y también al propio Bertín Osborne, en La 1 a las 22:30, el miercoles -26- Septiembre , etc.
EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - Neil Armstrong,.
Neil Armstrong - foto.
Neil Alden Armstrong (
Wapakoneta,
Ohio,
5 de agosto de
1930 -
Cincinnati, Ohio,
25 de agosto de
2012) fue un
astronauta estadounidense y el primer
ser humano en pisar la
Luna. También fue
ingeniero aeroespacial, piloto militar,
piloto de pruebas y
profesor
universitario. Cuando puso el pie en la superficie lunar el 21 de julio
de 1969, pronunció esta célebre frase: «Es un pequeño paso para un
hombre, pero un gran salto para la humanidad».
Armstrong se graduó en ingeniería aeronáutica en la
Universidad Purdue, donde estudió con una beca del Plan Holloway de la
Armada de los Estados Unidos. En 1949 ingresó en la marina estadounidese y al año siguiente se convirtió en aviador naval. Entró en combate en la
Guerra de Corea como piloto de cazas a reacción
Grumman F9F Panther del
portaaviones USS Essex
y en septiembre de 1951 su avión resultó dañado por fuego antiaéreo
durante un bombardeo a baja altitud, por lo que tuvo que eyectarse del
aparato. Después de la guerra, completó sus estudios en Purdue y comenzó
a trabajar como piloto de pruebas en el
Centro de Vuelo de Alta Velocidad del Comité Asesor Nacional para la Aeronáutica (
NACA), ubicado en la
Base de la Fuerza Aérea Edwards,
California. Allí fue piloto de los cazas del proyecto
Century Series y voló en siete ocasiones en el
avión cohete North American X-15. También participó en los programas
Man in Space Soonest de la
Fuerza Aérea de los Estados Unidos y en el
Boeing X-20 Dyna-Soar de
vuelo espacial tripulado, ambos enfocados a llevar un ser humano al espacio.
Neil Armstrong se unió al cuerpo de astronautas de la
NASA
en el segundo grupo de la agencia espacial, que fue seleccionado en
1962. Realizó su primer vuelo espacial como comandante de la
Gemini 8
en marzo de 1966, con lo cual se convirtió en el primer astronauta
civil en volar al espacio. Durante esta misión con el piloto
David Scott realizó el primer acoplamiento de dos
naves espaciales,
pero esta tuvo que abortarse porque Armstrong usó parte del combustible
de la reentrada para prevenir un peligroso giro causado por un
propulsor bloqueado. El segundo y último vuelo espacial de Armstrong fue
como comandante de la misión
Apolo 11, el primer
alunizaje tripulado. Durante los entrenamientos para la misión, se vio obligado a eyectarse de un
vehículo de investigación de alunizajes segundos antes de estrellarse. En julio de 1969, Armstrong y el piloto del
módulo lunar Buzz Aldrin descendieron a la superficie de la
Luna y caminaron por esta durante dos horas y media mientras
Michael Collins los esperaba orbitando en el
Módulo de mando y servicio. Los tres astronautas fueron galardonados con la
Medalla Presidencial de la Libertad por el presidente
Richard Nixon. En 1978, el presidente
Jimmy Carter le concedió la Medalla de Honor Espacial del Congreso y en 2009 le entregaron la
Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos.
Después de abandonar la NASA en 1971, Armstrong aceptó un puesto
de profesor en el Departamento de Ingeniería Aeroespacial de la
Universidad de Cincinnati, donde impartió clases hasta 1979. Colaboró en la investigación del accidente del
Apolo 13 y formó parte de la
Comisión Rogers que investigó el
siniestro del transbordador espacial Challenger en 1986. Además, fue portavoz de varias empresas y apareció en la publicidad del fabricante de coches
Chrysler desde 1979. Neil Armstrong falleció el 25 de agosto de 2012 en
Cincinnati, a los 82 años, debido a complicaciones de un
baipás coronario., etc,.
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA -
VIERNES -28- SEPTIEMBRE -'Donna Summer, el musical'.