El águila real ha variado su dieta: de basarla en conejos ha pasado a
cazar corcino. El cambio ha favorecido el éxito reproductor de esta
especie de ave amenazada y regulado la superpoblación del rumiante. Son
algunas de las sorprendentes conclusiones del proyecto 'Aequilibrium',
iniciativa conjunta de cazadores y conservacionistas que aspira a ser el
estudio más completo de la rapaz en España.
Llámenlo adaptación. Ninguna especia de la naturaleza, a excepción de
la humana, puede alterar su dieta de forma caprichosa. Existen otros
factores. Ejemplo: antes de afrontar el ciclo reproductor,
una hembra de águila real ibérica (
Aquila chrysaetos homeyeri)
otea el territorio.
Si no ve cada día un número de presas que le permita asumir el gasto
energético de la puesta y garantizar la posterior incubación y
alimentación de sus crías, sencillamente desistirá. De uno de esos
cálculos ha nacido, en los Montes de Toledo,
Torcón, un polluelo que no alcanza los 150 gramos de peso. Además de
conejos, liebres o serpientes,
Torcón
pertenece a una de las primeras generaciones de águila real que basará
en buena medida su alimentación precoz en un bocado relativamente nuevo
para su especie: la carne de corcino o cría de corzo (
Capreolus capreolus). Una presa insólita hasta hace bien poco y cuya predominancia en la dieta de las águilas centra la investigación del proyecto
Aequilibrium,
una iniciativa ejemplar entre la Asociación del Corzo Español (ACE) y
el Grupo Tagonius, que pone de manifiesto que el trabajo conjunto entre
conservacionistas y cazadores es básico para el mejor conocimiento y
preservación del medio ambiente.
El proyecto nació de la observación. En uno de sus recechos habituales en Soria, el
fundador y Presidente Honorífico de la ACE, Pablo Ortega, presenció cómo
un águila real se llevaba en vuelo una cría de corzo
que acababa de matar. Anteriormente ya había constatado la presencia de
restos de corcinos a los pies de sus nidos, y de esas evidencias nació
la necesidad de estudiar más a fondo algo no suficientemente investigado
aún por la comunidad científica. Para aquella misión contactó con
Enrique Navarro, presidente fundador del Grupo Tagonius, organismo
conservacionista de la Alcarria madrileña que ya contaba con experiencia
en el estudio y monitoreo de águilas reales en su zona. Y ambos
diseñaron el proyecto. "Llevábamos un tiempo reflexionando sobre el
número creciente de águilas a pesar de la escasez de su alimento
habitual: la caza menor", explica Enrique. "Lo paradójico es que en
aquellas mismas zonas crecían también las poblaciones de corzo, cuya
enorme densidad jamás ha existido en nuestro país desde la última
glaciación". Y como conclusión final: "el parto de los corcinos coincide
con la cría de polluelos de águila real, por lo que es como si este
auténtico
superdepredador tuviese la mesa puesta".
NI SIQUIERA MENCIONADO
Tres miembros del equipo de 'Aequilibrium' colaboradores del proyecto localizan nidales con instrumentos de óptica lejana.
Mucho ha cambiado el equilibrio ecológico español en las
últimas décadas. Si nos remitimos al estudio de 1975 elaborado por
Miguel Delibes, Juan Calderón y Fernando Hiraldo (
Selección de presa y alimentación en España del Águila Real)
publicado en la revista Ardeola, la realidad es hoy bien distinta. En
aquellos tiempos, entre los restos de 109 ejemplares-presa y 500
presencias de presas en egagrópilas, bolas formadas por restos de
alimentos no digeridos que regurgitan algunas aves carnívoras, recogidos
en nueve nidos en distintos puntos geográficos de nuestro territorio,
el conejo resultó entonces ser la presa más consumida (36.77%) y la que mayor biomasa aportaba al águila real, seguida de perdices (23.77%), lagartos (10.61%) y liebres (9.27%).
El corzo ni siquiera aparecía mencionado.
En 2018, con la práctica desaparición o rarefacción de las especies
de caza menor en extensas zonas de España, el águila real ibérica parece
haber adaptado su dieta y estrategias de caza a esta nueva especie en
expansión que
ha ido colonizando nuestro territorio en los últimos 15 o 20 años.
Para Pablo Ortega, el crecimiento imparable de las poblaciones de
corzo responde a factores como el abandono del campo español, la falta
de necesidad e interés por la carne y las
repoblaciones forestales de los 60 y los 70 que coincidieron con la creación de las Reservas Nacionales de Caza.
"De golpe el corzo, que estaba en mínimos históricos, encontró un filón
para expandirse. Su alta tasa de crecimiento anual le permite duplicar
su población en 4 o 5 años. En un par de décadas su expansión ha sido
tal que ha ido conquistando el territorio español como una mancha de
aceite".
Un colaborador del proyecto desciende de uno de los 22 nidos donde se han ubicado las cámaras durante 2017.
Aequilibrium, el nombre del proyecto, no es desde luego
caprichoso. A través de su depredación, el águila real desempeña un
efecto estabilizador sobre el excesivo crecimiento de distintas
poblaciones como la del corzo. Para Pablo Ortega este es un factor muy
benéfico y hasta necesario, ya que "el cazador español actual se
mantiene desgraciadamente en muchos casos en una óptica excesivamente
trofeísta y, en lo que al corzo respecta, está dejando de lado otra
labor muy necesaria". Y explica: "hoy más que nunca es vital que la caza
esté encarrilada hacia una política de gestión del medio ambiente que
incluya hembras, juveniles, animales enfermos, viejos... además de algún
trofeo, por supuesto. Pero en nuestro país impera la mentalidad de que
el aficionado sólo puede disfrutar del campo cuando va en pos de los
mejores machos, y eso ha creado densidades de población poco adecuadas
con desigualdades de sexo y hasta la aparición de enfermedades
densodependientes, parasitosis, atropellos en carreteras...etc.
El águila se convierte de este modo en un gran aliado, ya que realiza una labor de control de poblaciones que el cazador no hace".
REGULADOR DEL COTO
Marcaje de un ave. Entre los que colaboran está el
presidente honorífico de la Asociación del Corzo Español, Pablo Ortega
(en el centro con prismáticos).
Para Enrique Navarro,
el águila real es la auténtica equilibradora del monte.
"Siempre ha estado en la cúspide de la cadena trófica, y es quien de
verdad garantiza que por debajo de ella las poblaciones estén bien
mantenidas. Todavía hay gente que culpa a esta especie de robarle presas
de su monte, pero es al contrario: que haya un águila real te garantiza
no tener exceso de zorros, garduñas y más mustélidos y mamíferos
medianos, que son los que de verdad pueden interferir en el
mejor aprovechamiento cinegético de un coto de caza".
En 2017 ha sido la fase piloto del proyecto
Aequilibrium,
que se prolongará durante 2018 y 2019. El estudio, financiado por los
socios de la ACE con la ayuda de algunos patrocinadores privados,
proyecta la monitorización de 30 territorios reproductores del águila real ibérica repartidos en 3 Comunidades Autónomas
(Comunidad de Madrid, Castilla y León y Castilla La Mancha) y 6
provincias (Madrid, Toledo, Cuenca, Guadalajara, Soria y Segovia),
abarcando las principales zonas de poblaciones corceras y su
solapamiento con parejas nidificantes de águila real. Junto a Pablo
Ortega y Enrique Navarro, el equipo de campo está formado por un
asistente veterinario, un anillador profesional de águilas y el experto
fotógrafo Mario Bregaña.
Una vez localizados los nidos se capturan los pollos con sumo cuidado
para su estudio, y ya en tierra se procede al pesaje, medición y
extracción de sangre para su análisis, finalizando con el preceptivo
anillamiento de cada ejemplar. Una vez realizado el trabajo científico
se procede a la instalación de las cámaras de fototrampeo que
comprobarán el éxito reproductor de las águilas, así como aportarán
otras valiosas informaciones como
el predominio de presas alimenticias habituales, cainismo, depredación...
Cámaras instaladas junto a un nido de águila real. 'Aequilibrium' ha recopilado más de 140.000 imágenes en seis provincias.
El seguimiento de los trayectos reproductores de águila real ha
concentrado este año los esfuerzos del equipo de campo entre el 1 de
marzo y finales de septiembre. Durante ese periodo
han recorrido 25.000 kilómetros para el seguimiento de 32 nidos, de los cuales en 23 han podido tener actuación directa
(cámaras se instalaron en 22). A pesar del gran trabajo que esto
implica, el equipo es reducido. "Nunca hemos superado las diez personas
incluyendo voluntarios como las unidades de trabajo verticales de
agentes forestales", explica Enrique Navarro. Y añade: "Ir a un nido de
águila real no puede ser una romería. Debes ser como Fernando Alonso
cambiando de ruedas: eficaz a la vez que rápido. En menos de una hora
tienes que haberte marchado con el trabajo hecho. Y no hay que llamar la
atención, porque nunca sabes si tu acción puede hacer que aquellos poco
amigos de la fauna perjudiquen el nido.".
El balance total de este primer año presenta datos arrolladores. Se
ha confirmado que los aportes de crías de corzo durante la época
reproductora de las águilas tienen una relevancia trascendental para el
éxito de esta, h
abiéndose registrado restos y aportes de corzo en el 87% de los territorios (20 de 23).
Si bien en número la especie más capturada fue la liebre ibérica -con
un 36% de los aportes frente a un 16% de corcinos-, en cuanto a la
importancia de biomasa consumida este último ha demostrado ser el
recurso alimenticio más importante, con un 34% del total por un 29% de
liebres y seguidos por la paloma torcaz, el conejo y cuatro especies de
serpientes.
COSAS DE HEMBRAS
Restos de presas y egagrópilas analizados para su
estudio genético. Permiten conocer el verdadero estado de la subespecie
ibérica.
Esto sigue confirmando el perfil ideal de la presa del águila real
que ya apuntaban Miguel Delibes, Juan Calderón y Fernando Hiraldo, que
dirige su predación hacia "una o varias especies que sumen a un tamaño
mediano (entre 600 y 5.400 gramos) alguna actividad durante las horas de
luz (reproducción, búsqueda de alimentos...) y de hábitos. En el caso
del corzo y según el fototrampeo del proyecto
Aequilibrium,
es la hembra de águila real, por su mayor tamaño (un 25% más grande), la que realiza el aporte corcino, al tener mayor capacidad física.
Según Enrique Navarro: "el águila real solo va a influir en el rango
de las crías de corzo, ya que no tiene fuerza para matar ejemplares
adultos. Esta presa le permite al pollo del nido comer durante tres días
cuando antes sus padres necesitaban capturar dos o tres liebres -o
cinco conejos- para obtener la misma equivalencia de tamaño y aporte
nutritivo".
En 2018 y 2019,
si se logra apoyo financiero, el estudio permitirá también establecer relaciones directas
entre la predación del águila real sobre el corzo y la densidad de este
último en cada territorio estudiado a través de esperas, conteos,
muestreos..., así como hacer estimaciones indirectas de las densidades
de otras posibles especies-presa de las águilas reales estudiadas.
Además, en 2018 se prevé la publicación de un nuevo censo de águilas
reales en España 10 años después del último realizado por el SEO
Birdlifey que dio una suma total de parejas de 1.769 distribuidas en
1.553 seguras y 216 probables. Será interesante comprobar cómo la
inclusión del corcino en su dieta puede influir en el futuro en una
especie catalogada como vulnerables entre las aves amenazadas.
UN ANÁLISIS MINUCIOSO
El fototrampeo ha permitido al Proyecto
Aequilibrium reunir
un más de 140.000 imágenes en los 22 nidos donde se ha instalado alguna
cámara, con un rango de disparo de unas cinco fotografías por minuto.
Eso permite desmenuzar datos como presas aportadas, su edad, si llegaron
vivas o muertas, si las trajo el macho o la hembra, quién fue el primer
polluelo en comer... Según Enrique Navarro, uniendo
esas cifras a los análisis de huesos de las presas se obtendrá "un estudio muy completo sobre la dieta de las águilas reales
y la influencia que su alimentación tiene sobre las poblaciones de
corzo". Y añade: "Hemos firmado convenios con la Escuela de Montes de la
Universidad Politécnica y la Facultad de Biología de la Universidad
Complutense para que los estudiantes de posgrado y doctorando se sumen
al proyecto". Y concluye:"su potencial científico es abrumador. Hasta
ahora sólo había descripciones decimonónicas de la morfología del águila
real".
Enrique Navarro embolsa restos de un ave.