TITULO:¿ Dónde está Wally ? -Gente tuna, poco sushi,.
¿ Dónde está Wally ? -Gente tuna, poco sushi , fotos.
Gente tuna, poco sushi,.
El restaurante La Morocha de Cáceres sirve un menú japonés,.
Cáceres dedica este mes de noviembre a Japón y, entre los actos de 'Un otoño japonés', destaca el menú nipón del restaurante La Morocha, que incluye, naturalmente, una misoshiru o sopa de mijo con innovaciones (tofu y setas japonesas) que es una delicia y abre una comida que merece la pena.
Este menú (21 euros) sigue con una tempura delicada y elaborada como mandan los cánones. Ya saben que la tempura no deja de ser nuestro tradicional rebozado llevado a Japón por los jesuitas españoles y portugueses. Estos misioneros introdujeron la costumbre de tomar pescados y verdura en tiempos de vigilia, o sea, en 'tempora quadragesima'. Rebozados estaban más sabrosos y de esa 'tempora' latina proviene la tempura nipona, cuya gracia consiste en que cada trozo de comida debe tener el tamaño de un bocado y freírse a 180 grados durante dos o tres minutos.
En el menú japonés de noviembre en La Morocha, la clave de la tempura es que se hace con harina japonesa especial. En la tempura cacereña , el rebozado envuelve deliciosas verduras (espárrago, pimiento y calabacín), gambón y caballa, en un contraste de sabores muy conseguido.
Y tras la tempura, una pizza. En realidad, llamaremos así, para entendernos, al plato japonés okonomiyaki, que sirven en el menú japonés que comentamos. Pero de pizza solo tiene la forma y la filosofía, el resto es otra cosa, es decir, una masa deliciosa de escamas deshidratadas de bonito y de gambas con camarones y otras exquisiteces sobre la masa. Un plato tan fino como raro. Con un postre para gourmets con paladar sutil a base de tortitas de miel con un lemon curd (crema inglesa de limón) de té matcha, culminamos la interesante experiencia del menú japonés de La Morocha.
Pero durante este otoño japonés cacereño, se celebran también unos talleres de gastronomía nipona donde se aprende la gastronomía de este país y, especialmente, cómo elaborar sushi. Reconozco que me falta armonía y tranquilidad, o sea, «gente tuna, poco sushi», para elaborar estos rollitos de arroz. Sin embargo, escuchando en uno de estos cursos a Rafa Rivero, profesor de Cocina de la Universidad Laboral, he aprendido algunos detalles sobre las gambas y los langostinos que pueden ser de mucha utilidad en las compras navideñas que se avecinan.
He aprendido, en fin, que las gambas, los gambones y los langostinos hay que comprarlos mejor congelados y crudos, pero no cocidos, a menos que tengamos dinero para comprarlos frescos, claro está. Siempre hay que ver la fecha de envasado, que nunca pase de tres meses. No es porque esté malo pero pierde muchas cualidades. Una vez comprados, se cuecen congelados no se descongelan antes. Se pone agua con un buen puñadito de sal y el zumo de medio limón exprimido para que salgan rojos y atractivos. Se echa una hoja de laurel y se deja que cueza. Cuando está el agua cociendo, se añaden las gambas, los gambones o los langostinos congelados. Las gambas, en cuanto empiece a hervir de nuevo el agua, se sacan. Los langostinos y los gambones se dejan dos minutos. Una vez que se sacan, se ponen en hielo siempre, se quitan los restos del limón... Y a comer.
TITULO: LAS RETALES CON El caro timo de un taxista en París,.
El caro timo de un taxista en París,.
Condenan a ocho meses de cárcel al impostor que quiso cobrar 247 euros, cinco veces más que la tarifa legal, a unos turistas tailandeses,.
Las autoridades francesas identificaron al desaprensivo gracias a las imágenes. Se trata de Enock C., un haitiano de 25 años domiciliado en Saint-Gratien, en el extrarradio de la capital, donde fue detenido el pasado martes. En el registro domiciliario la policía descubrió tres automóviles a su nombre, un carné falso de vehículo de transporte con conductor (VTC) y 360 euros en metálico. El jueves compareció ante el Tribunal Correccional de París en un juicio rápido por ejercicio ilegal de la profesión de taxista, extorsión bajo violencia y amenazas, falsificación de documento administrativo y circular sin seguro.
«¿Cuánto costaba la carrera según usted?», le preguntó el juez. «No lo sé, no soy taxista, decide la aplicación que utilizo», respondió el acusado. Esa aplicación es la que mostró a los estafados con la dolorosa a toda pantalla nada más llegar a su destino. Charkrid Thanhachartyothin y su compañera se negaron a pagar el importe porque les parecía exagerado. «Taxi in Paris is very expensive», replicó el conductor en un inglés macarrónico para alegar que los taxis son muy caros en París. Cierto, pero no tanto.
El farsante se negó a llevar a sus clientes a una comisaría, bloqueó las puertas con el seguro, arrancó y comenzó a rodar por las calles entre improperios, insultos y amenazas. Los pasajeros se vieron obligados a pagar 200 euros para que les dejara apearse y recuperar el equipaje. El timador se marchó con el maletero abierto para que no le grabaran la matrícula. Pero ya había cometido el error fatal. Cuando los tailandeses le pidieron que les mostrara su carné profesional, les enseñó el certificado de la ITV, donde figuraba la matrícula.
En el juicio, Enock negó haber secuestrado a los turistas de Bangkok. «Soy un hombre y si hubiera querido pegarles lo habría hecho, pero no fue el caso», se jactó. También aseguró que no le parecía excesivo el sablazo pues «cuando estaba en Uber ya he visto pagar 150 euros entre París y el aeropuerto». La Federación Nacional del Taxi, personada como acusación particular, reclamó los 247 euros en reparación del perjuicio moral causado al gremio. El fiscal pidió un año de prisión. Tras dos horas y media de vista, el tribunal pronunció una condena de un año con cuatro meses dispensados de cumplimiento. También confiscó dos vehículos al tramposo y le impuso una multa de 200 euros por ir sin seguro, así como una indemnización de 250 euros a la pareja timada. Cara carrera.
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