jueves, 17 de agosto de 2017

¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE - No me van a pillar en una playa»Michelle Jenner,./ VIAJANDO CON CHESTER - El granjero que se creía de sangre azul ,.

TITULO: ¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE  -  No me van a pillar en una playa»Michelle Jenner ,.


¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE ,.
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  ¡Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.




 No me van a pillar en una playa»Michelle Jenner,.

No me van a pillar en una playa,.



foto, Michelle Jenner rueda en Galicia ‘La sombra de la ley’. «Disfruto tanto que no echo de menos las vacaciones»

Con tanto corazón tendido al sol es difícil imaginar a una famosa que a estas horas no esté navegando en un yate o descansando en una hamaca bajo una palmera... Pero las celebridades que trabajan en verano también existen. A Michelle Jenner ahora mismo la palabra vacaciones le dice muy poco. Mira al horizonte de Finisterre y aún no las contempla. La actriz está rodando en Galicia ‘La sombra de la ley’, a las órdenes de Dani de la Torre. Y asegura estar pasándolo mejor que si estuviera en un chiringuito de playa. «Yo el verano lo estoy llevando genial. Aquí dormimos tapaditos y todo».
Famosa por su interpretación de Isabel la Católica en la exitosa serie de TVE, esta catalana de madre francesa y abuelo inglés comenzó el verano como embajadora de Nescafé Shakíssimo, tomando el relevo de Mónica Cruz, que fue imagen de la marca el año pasado. El spot se rodó en la localidad barcelonesa de Mataró y trataba de reflejar el disfrute veraniego. Vestida con traje de baño y short, y con un ‘cortado intenso’ en la mano, Michelle posó en una hamaca y dando saltos alrededor de una piscina. Pero eso es todo lo que la actriz pudo catar del espíritu estival. «Esta profesión es así –detalla–, a veces te llegan todos los proyectos a la vez». Ella está en racha, de modo que, terminado el rodaje del anuncio, se metió de lleno en el de su nueva película.
«Soy cafetera, y me está viniendo muy bien para mantenerme despierta porque llevamos una semana rodando de noche, hasta pasadas las seis de la mañana». Pero no es el café lo que le quita el sueño a Michelle Jenner, sino bordar su personaje; esas dudas torturadoras a las que Dustin Hoffman denomina «los demonios». Jenner lo suaviza un poco: «Yo las llamo duendecillos. Hay un duendecillo en la cabeza que cuando estás interpretando a veces te dice: ‘Lo estás haciendo mal, por ahí no, no te está saliendo…’. Y al final tu peor enemigo eres tú mismo». La actriz lo combate frenando el pensamiento negativo y dejándose llevar. «Porque en la interpretación no todo es cabeza, a veces te dejas llevar por el corazón y sale algo maravilloso».
A la relajación por el ganchillo
Ni relajación, ni yoga ni ‘mindfulness’. Esos recursos que otros actores utilizan para centrarse en su personaje a Jenner no le ayudan. «He intentado la meditación, pero soy demasiado inquieta». Cuando quiere desconectar y «parar la cabeza», como ella dice, recurre a «dar un paseo por el campo, pintar, hacer fotos... O incluso ponerme a hacer ganchillo. Todo lo que sea crear me encanta».
Sara, su personaje en ‘La sombra de la ley’, es una anarquista de fuertes convicciones, dispuesta a poner su vida en peligro por un ideal. En su camino se cruza un policía, interpretado por Luis Tosar... «Todo un lujazo de actor, lo admiro muchísimo», declara Michelle. El rodaje todavía se prolongará cuatro semanas más y la actriz no quiere ni pensar en el día que griten ‘¡Corten y se acabó!’. «Lo peor a nivel emocional es el frenazo. Llevo semanas conviviendo y compartiendo muchas emociones con un equipo que al final es tu familia. Y de repente eso un día se acaba de golpe. Volver a la rutina es complicado, echas de menos todo eso que has vivido, la gente… Lo más difícil en esta profesión es la inestabilidad. Pero tienes que aprender a llevarte bien con ella».
Jenner tiene un proyecto inmediato. «Pero aún no está cerrado», se apresura a puntualizar. Sí tiene claro que este verano... «No me van a pillar los ‘paparazzi’ en la playa, ni en topless ni sin él. No tengo tiempo para eso». En cualquier caso, una mujer tan celosa –o «protectora», como ella dice– de su vida privada tampoco se plantaría en una cala de Ibiza. «Hace tiempo que vivo bastante tranquila –asegura la actriz–, porque para descansar me busco sitios más retirados y con menos gente».


    TITULO:  VIAJANDO CON CHESTER -  El granjero que se creía de sangre azul ,.
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 VIAJANDO CON CHESTER

Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.






El granjero que se creía de sangre azul ,

El granjero que se creía de sangre azul, foto.


Al multimillonario de Wall Street, un inversor inmobiliario y de capital riesgo, le encantan la cultura y la lengua españolas. Hasta el punto de que las promociona en la universidad en la que estudió. :: r. c.
Al multimillonario de Wall Street, un inversor inmobiliario y de capital riesgo, le encantan la cultura y la lengua españolas. Hasta el punto de que las promociona en la universidad en la que estudió.

Valencia y Sevilla le enseñaron que el mundo no acaba en Carolina del Norte. Duke Buchan III, el embajador de Trump en España tras inflar de dólares su carrera presidencial, adora el polo y cultivar tomates,.


Cuando rebobina se recuerda fatalmente 'encarolinado'. «Crecí en una granja del condado rural de Vance (Carolina del Norte), entre dos poblaciones que sumaban trescientos vecinos en total, y estaba obsesionado con todo lo relacionado con mi Estado. Las paredes, las cortinas y la alfombra de mi habitación eran azul Carolina. Mi camisa y mis calcetines favoritos. Hasta creía que mi sangre era de ese color. Mi primer perro se llamó 'Tar heel' (el apodo con el que el país conoce a los oriundos de ese territorio) y mi canción favorita era 'Carolina in my mind'». Sin salir de su plantación familiar y del opresivo índigo, los tomos de una enciclopedia universal se encargarían de filtrarle el mundo con su irresistible amalgama de tonalidades. Aquellas fotos pequeñas y saturadas serían suficientes para que el adolescente Richard Duke Buchan se conjurara para echar un vistazo más allá del Atlántico. Sus profesores de español en Secundaria, dos cubanos, le marcarían el destino en el mapa con un espontáneo «¿por qué no vas a pasar un verano a Valencia y así practicas el idioma?». Duke Buchan III, como se hace llamar a sus 54 años, regresaría a la granja azul chapurreando, incluso, un poco de catalán.
Lejos de defraudarle, el bocado ibérico le resultó tan adictivo como iniciático. En su ingreso en la Universidad para estudiar Ciencias Económicas -la de Carolina del Norte, por supuesto-, le faltó tiempo para inscribirse en el programa de estudios en el extranjero, que le proporcionaría un nuevo pasaje a España. Esta vez, a Sevilla. Lo evoca como el año «más transformador» de su vida. Aunque se acabaría casando con una colega, inversora y estadounidense como él, con la que tiene tres hijos, la capital hispalense fue su primer flechazo. «El estudio de la lengua, la literatura y la cultura españolas me proporcionó un pasaporte a otro mundo fuera de mi país y una perspectiva más global», ha contado también a la revista de su universidad. Allí ha pasado de ser un exalumno a su mejor benefactor. Hace seis años creó, dentro del Departamento de Lenguas y Literaturas Romances, el Buchan Excellence Fund, un generoso fondo económico destinado a promover el estudio de la cultura española y el castellano entre profesores y alumnos. Hasta ese punto ha llegado el enganche del 'tar heel' con la piel de toro.
Donald Trump ha venido ahora a colmatar su arrebatada pasión 'spanish' nombrándole su hombre fuerte en España. No ha sido una sorpresa. La madera de embajador de este exbanquero en Miami, exadministrador de fortunas, inversor inmobiliario y millonario de Wall Street ya la vislumbró el 'New York Times' hace dos primaveras. En aquellos tiempos remotos, en los que la demócrata Hillary Clinton se las prometía felices y nadie daba un dólar por las extravagantes inquietudes políticas del magnate platino, Buchan decidió apostar todo, literalmente, al republicano. Lo hizo apoquinando 898.000 dólares -unos 763.000 euros-, el máximo que permite allí la ley, para impulsar su carrera hacia la presidencia. «Es un elemento distorsionador, un conseguidor (por los medios necesarios) y un constructor que aportará visión comercial a la Casa Blanca y que sacudirá el 'status quo' del Gobierno», dijo en explicación de su decidido apoyo a Trump. Su dinero le abrió de inmediato un hueco en el círculo íntimo del candidato, si bien ya se conocían. Baron, el único hijo que tiene el presidente estadounidense con su actual esposa, Melania, como los tres vástagos de Buchan fueron a la misma guardería.

La tradición de la recompensa

El donante no se limitó a firmar un cheque de cinco ceros. Asistió a la convención republicana y a los tres debates presidenciales, y colideró cerca de veinte eventos para recaudar fondos. Y el gran día de la toma de posesión, los Buchan asistieron a la iglesia con los Trump, se sentaron cerca mientras su patrocinado juraba el cargo y acudieron después a la Casa Blanca para el almuerzo. Aquel chico de la granja azul que se había atrevido a soñar a lo grande estaba recogiendo los frutos. El que más ansiaba le ha llegado ahora, siete meses después de la formación del Gabinete Trump. Habría aceptado de buen gusto la embajada de Uruguay o la de Argentina, pero el presidente le ha concedido la que más deseaba, la del número 45 de la calle Serrano de Madrid.
«En Estados Unidos, es muy normal que grandes donantes a la campaña electoral sean recompensados con una embajada cómoda o importante. No lo ha inventado Trump. Ya lo hicieron Obama, Bush y otros muchos. La de España no está en la Champions junto a las de París, Londres y México (por la proximidad), pero sí es de Primera División», ilustra el exembajador Inocencio Arias, quien aborda esta cuestión en su libro 'Siempre creí que los diplomáticos eran unos mamones'.
En la mudanza que está a punto de emprender, Buchan dejará atrás su casa de Florida, su apartamento de la Quinta Avenida, su querido club de polo y su particular 'Tara' en el Valle de Hudson, donde cuida de cuarenta caballos y cultiva trufa y más de sesenta variedades de tomates orgánicos, que comercializa. Si hay algo que le pirra al Duque, dicen, es la comida de la huerta a la mesa. Suena a tic valenciano.
 


 

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