…Porque lo puedes leer cuando quieras. Seguro que muchas veces has encontrado un artículo interesante en el periódico, has descubierto una web que te gusta o por fin has encontrado el vídeo que andabas buscando… pero en ese momento no disponías del tiempo suficiente para disfrutarlo o simplemente deseaste reservar para más tarde el momento de paladearlo tranquilamente.
Si estás utilizando un ordenador no hay gran problema, porque siempre puedes guardar la dirección web en tus favoritos, pero… ¿y si en ese momento solo llevas encima el móvil? Pues no pasa nada, porque hay aplicaciones para todo, y éstas son las mejores “read it later apps”, o lo que es lo mismo, las mejores formas de almacenar en una cuenta personal esas joyitas que disfrutaremos mejor cuando tengamos tiempo.
El New York Times ha llamado a Pocket “el grabador digital de la web”. -foto-Nosotros podemos llamarlo nuestra agenda electrónica en la nube, lo que tampoco está mal. Esta aplicación disponible tanto para Android como para iOs nos permitirá guardar prácticamente cualquier contenido que hallemos en internet. ¿Dónde? En el ordenador, la tableta o por supuesto en nuestro querido móvil. Las fotos, textos, clips de vídeo… todo se nos presentará de un modo tan atractivo que algunas webs deberían copiar su diseño. Es un placer almacenar como un hámster material interesante para más tarde, incluso sin conexión a internet, revisarlos tranquilamente e incluso ordenarlo en colecciones.
Readability, por su parte, está enfocado a la lectura. Ya sean artículos de periódicos, revistas o blogs selectos como éste, esta app guarda y muestra lo que le pidamos eliminando los artículos para facilitar la lectura y ofrecer una presentación limpia y clara. Su gran ventaja es que, además funciona con los Kindle de Amazon. Además, podemos compartir con nuestros contactos esos textos en forma de recomendación. Desde luego, el sillón orejero que han elegido como símbolo, le viene que ni pintado a una aplicación que una vez usada invita a leer más y mejor.
El aristócrata del grupo es Instapaper. No existe en versión gratuita y uno se pregunta por qué hasta que comprueba que no sólo tiene un diseño extremadamente cuidado y elegante. Además permite almacenar nada menos que 500 artículos en nuestro dispositivo –ya sea iPhone, iPad o Android- y un número ilimitado de ellos en la web del programa. También podremos remitir artículos a nuestra cuenta Instapaper desde casi cualquier otra aplicación similar -150 según los desarrolladores- y una vez los tengamos jugar con márgenes, tipos de letra y cualquier variación en el formato que nos apetezca. Y sobre todo, el alucinante “tilt scrolling”, que permite hojear los ítems o pasar las páginas con simples movimientos de muñeca, sin usar los dedos.
Ya sea con alguna de estas tres apps o con otra similar como Evernote, Kippt o Tumblr, los tediosos viajes en autobús de cada mañana se pueden convertir en una cacería de textos y enlaces interesantes para disfrutar al final de la jornada.
¡Otra cosa! Si alguna vez te has quejado de que tu conexión wifi es lenta, ahora tienes más razón que nunca: el Instituto Tecnológico de Karlsruhe, en Alemania, ha batido todos los récords al conseguir trasmitir datos a 100 Gigabites por segundo. No Megas: ¡Gigas!, etc,.
TÍTULO: DE PIE Y TUMBADOS,.
- En Italia, a la cabeza de los libros más vendidos figura uno de Michele Serra, 'Gli sdraiati' (literalmente, 'Los que están tumbados', editado en ...En Italia, a la cabeza de los libros más vendidos figura uno de Michele Serra, 'Gli sdraiati' (literalmente, 'Los que están tumbados', editado en España como 'Los cansados' por Alfaguara), que habla de la generación actual de adolescentes. Este cambio antropológico (léase, la renuncia a la posición vertical en favor de la horizontal) me parece uno de los factores más importantes de los inicios del nuevo milenio. Y no es una metáfora, sino de una realidad confirmada por los ortopedas. Desde la irrupción en la vida cotidiana del ordenador portátil, la tableta y los teléfonos inteligentes, los niños y jóvenes con dolores de espalda son mayoría. Hace unos días, hablando con unos amigos de mi quinta, nos acordábamos de esas costras que lucían siempre en nuestras rodillas cuando éramos pequeños.
¿Quién no recuerda esa horrible agua oxigenada que nos ponían en las heridas? Los niños de hoy no saben nada de eso, bien porque no tienen hermanos, bien porque no los dejan jugar en la calle o en los patios. Pero el mayor motivo tiene que ver con la invasión de la tecnología, que ha arrumbado la idea de que el ejercicio es fuente de placer y crecimiento personal. Consecuencia de ello es una encuesta llevada a cabo en Italia por médicos especializados en deporte, que pone de manifiesto que el 70% de los niños no son capaces de saltar a la cuerda. ¿Qué significa perder la destreza y el gusto por el ejercicio físico? Perder una gran parte de nuestra riqueza como seres humanos. El placer de moverse, de dominar el espacio y de competir ha quedado relegado por algo virtual, subordinando el uso de nuestro cuerpo a la vista y a las manos. El hecho de desenvolverse en el mundo solo mirando y tecleando es una prueba inequívoca de que se trata de una habilidad intelectual, de inteligencia aplicada. Sin embargo, los neurólogos nos dicen que, al escribir a mano, activamos un extraordinario número de zonas cerebrales, mientras que pulsando el teclado el número se reduce al mínimo.
Me sorprende la facilidad con la que hemos renunciado a considerar a los jóvenes seres complejos que, para crecer y madurar, necesitan tener los pies en la tierra y caminar con la cabeza vuelta al cielo, como los árboles. Solo así el cuerpo y la mente pueden alcanzar un estado de equilibrio. Por el contrario, ¿a dónde nos lleva estar siempre acurrucados con la mirada fija en una pantalla? Nos lleva a una nueva dimensión de la humanidad, que se ve privada del contacto con lo real, pues la realidad se constituye de la sucesión de días y noches, de las estaciones, del trato físico con las cosas que necesitamos para vivir. Estar tumbados nos enajena de nuestra animalidad más saludable, de ese instinto natural que, durante millones de años, nos ha permitido sobrevivir y, a la vez, ha propiciado que nos relacionemos caminando siempre hacia un nuevo horizonte. ¿Cuál es el horizonte de los que están tumbados? Ni lo sé ni consigo imaginármelo.
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