-foto, LA ACTRIZ ADRIANA GIL ENTREVISTA,.
"Aunque no lo parezca, hay muy poco equilibrio en mí"
La mirada de Ariadna Gil (Barcelona,
1969) es inteligente y algo velada y melancólica. Rasgos que no es
extraño que se cojan de la mano. Saberde la vida es lo que tiene. Fuma
despacio, mientras llueve a cántaros en un Madrid primaveral sólo de
nombre, rebuscando ánimos para enfrentarse con dos actividades que
seguramente se ahorraría si pudiera: posar y contarse, por lo que tanto
lo uno como lo otro tienen de gesto al escaparate. Pero sabe que ahora
más que nunca cualquier apoyo a un producto que llega a la pantalla,
huérfano de machaconas campañas de publicidad, es prioritario. Hija de
un abogado barcelonés apasionado del arte, no necesitó mucho recorrido
para marcar territorio en aquella comedia juvenil de los noventa tan
añorada y para descomponer rostro y maneras en dramas al límite, para
los que, por dotada que estuviera, pasó examen. Guillermo del Toro, Ricardo Franco, Vicente Aranda o Agustín Díaz Yanes
son sólo algunos de los directores que avalan una consistente
filmografía, con seis candidaturas al Goya. Lo consiguió a las órdenes
de Fernando Trueba en la ya legendaria
Belle époque
. El hermano de este, David, fue su pareja
durante más de una década y es el padre de sus dos hijos, Violeta y Leo.
Junto a él acometerá su próximo proyecto cinematográfico,
Vivir es fácil con los ojos cerrados
. Unida sentimentalmente a Viggo Mortensen, es fácil encontrárselos paseando con naturalidad por la ciudad.
Sola
contigo
, la película filmada en Argentina bajo palio del director Alberto Lecchi,
que ahora presenta, es un thriller dramático con sorpresa final,
“angustioso y contenido”, según sus palabras, que se cimenta al ciento
por ciento en su capacidad para dar vida a una ejecutiva exalcohólica
que lucha por mantener la cercanía con sus hijos y vive amenazada de
muerte por alguien que no le perdona su pasado.
¿Por qué cree que le llegan tantos papeles de gran peso emocional, con tantas aristas?
Esto va por rachas. Haces una comedia romántica y
vienen diez detrás. Y de repente, llegan dramas. Aunque para acceder a
ellos al principio tuve que hacer pruebas, porque me veían… no sé,
demasiado feliz quizá. En
Antártida
, el director me pidió que no sonriera ni una
vez. Y me dieron el papel. A mí me interesa mucho este tipo de historias
con personajes complejos. Para un actor son muy atractivos y te obligan
a investigar. Y yo creo que conectan con algo que transmito, o que los
directores creen que puedo transmitir y que tiene que ver con la
desesperación o la locura. Ricardo Franco, por ejemplo, para hacer de
enferma mental en
Lágrimas negras, me dijo que tenía la mirada perfecta: él veía desequilibrio en ella.
¿Y tenía razón?
Hay muy poco equilibrio dentro de mí, si soy
sincera, que es para lo que se hacen las entrevistas. Si no, no merece
la pena, aunque siempre me siento como si me tuviera que saber todas las
preguntas del examen. El equilibrio en el trabajo es complicado, y en
la vida, también. Lo busco desesperadamente, de verdad (risas). El
equilibrio es lo que queremos: estar bien y que los que tenemos cerca
estén bien, pero muchos días no es así y tienes muchas dudas que te
cambian la perspectiva. No me considero una persona particularmente
equilibrada. Doy esa imagen, seriecita y tal, pero a veces las imágenes
se corresponden poco con la realidad.
¿Conoce a mucha gente efectivamente equilibrada?
Conozco y admiro a varias personas a las que les
funciona muy bien la cabeza, lo que no quiere decir que no les afecte lo
que pasa. Personas, una amiga en concreto, a la que no le va
especialmente bien, pero que se conoce y afronta las cosas desde un
punto de vista muy inteligente y le funciona. Yo me hundiría en sus
circunstancias, por ejemplo. Sí, creo que hay gente que logra un cierto
equilibrio.
¿Tiene la impresión de que es inevitable que la vida se acabe enredando?
No quiero tenerla. Yo, desde muy joven, siempre
he esperado que todo vaya bien, que todo sea perfecto, agradable. Y eso
es una fuente de frustración constante, porque ni todo es perfecto, ni
todo va bien siempre. Ese confiar en que todo funcione, en que todos los
días sean bonitos, es más un esperanza que otra cosa.
¿Hasta qué punto ese deseo de ver la vida de un
modo positivo tiene que ver con compensar los dramas que representa
debido a su profesión?
No me da miedo que me duela un personaje. Lo que
me da miedo es no ser capaz de transmitir ese dolor por mis limitaciones
como actriz y como persona. Las tengo muy a pesar mío. Me gustaría
poder ir algo más allá todavía. Me dicen que me juzgo duramente porque
no tengo en cuenta que, en esta profesión, hay poca distancia entre la
persona y el personaje con el que compartes sentimientos o la apariencia
de unos sentimientos, pero yo creo que aún tengo obstáculos que
superar. Pero, por lo demás, no soy de las que se llevan el personaje a
casa. Me duelen las cosas de la vida real; nunca las de la ficción.
¿Porque la realidad la supera?
No hay más que mirar alrededor. Es muy injusto
que haya miles de personas al límite de la pobreza, o inmersos en ella,
en este país, a estas alturas dela historia. Habríaque haber despedido
al Gobierno, en lugar de a las personas que estaban hasta hace poco
disfrutando de su derecho a trabajar. Nuestros gobernantes no
reaccionan, no se comunican con las personas que recibimos sus mandatos
con total indefensión. Eso es lo que más rabia da, que pretenden hacer
como que no pasa nada, que la corrupción forma parte del juego, que
embolsarse unos millones que son de todos es normal, porque “si no me lo
llevo yo, otro lo hará”. Es muy vergonzoso. Además, están creando un
enorme abismo entre ricos y pobres que asegure que estos últimos nunca
tengan la oportunidad de superarlo, porque no les gusta su compañía, por
muy listos, estudiosos o emprendedores que sean.
¿Puede tener el actor la tentación de esconderse detrás de ese mundo
de privilegios que se le presupone?
de privilegios que se le presupone?
Es muy diferente la vida del actor en otros
países, en comparación con cómo se vive aquí. En Argentina te paran por
la calle, se te hincan de rodillas y te dicen “diosa”. Será exagerado,
no digo que no, pero te quedas sin habla. Aquí no hay privilegios, por
mucho que se lo parezca a algunos cuando nos ven desfilar por una
alfombra roja con un vestido prestado parala ocasión. Determinadaprensa
mediatizada y al servicio de ciertos grupos de poder la ha tomado con
ese tema y, como siempre, hablan sin querer saber. Y luego, para otro
tipo de prensa más ligera, es más importante si vas elegante a un
estreno que si la película que presentas merecela pena. Poreso la
percepción que se tiene de nosotros está tan distorsionada. La realidad
es que si hay un colectivo en el que el paro esté haciendo sangre, ese
es el de los actores. Yo he tenido mucha suerte. He trabajado en
películas fantásticas que me han permitido labrarme un nombre que de
alguna manera tira de mí para que siga trabajando. Mucho menos y por la
mitad de la mitad que antes, pero sigo trabajando. El único privilegio
que admito es el de poder dedicarme a algo que me gusta y que me permite
pagar las facturas, que, en mi caso, tienen muy poco de exageradas.
¿La crisis, en su ámbito, se nota más en la calidad o en la cantidad?
En la calidad, desde luego, porque ya no se apoya
ningún proyecto que huela a artístico y que no tenga una clara vocación
comercial. Y en cantidad, también. Ahora mismo hay muchísimo menos
trabajo para todos, y especialmente para mí, porque ya me tocaba. Le
pasó hasta a Paco Rabal, que estuvo unos años pasándolo muy mal. Por
hablar de un grande. Es normal que ocurra. Llevo sin parar desde los 16
años. Pendiente de un teléfono. Como decían en Un tranvía llamado deseo,
al amparo de la generosidad de desconocidos que quieran hacerlo sonar.
Bueno, si llevas un tiempo en esto y no lo has hecho mal, los conocidos
te llaman también (risas).
Con esa función volvió al teatro después de un largo paréntesis…
¡Y todavía no sé cómo pude estar 13 años sin
pisar un escenario! ¡Con lo que se aprende! Además, no existe esa
tiranía contra las actrices de cierta edad que sí se percibe en el cine o
enla televisión. Peroincluso en eso me considero afortunada, porque voy
encontrando personajes de mi edad a los que les pasan cosas que alguien
se ha tomado la molestia de querer contar.
¿Cómo cree que ha incidido en su carrera el haber sido madre?
Te cambia las prioridades por completo. El
trabajo pasó a un segundo término, y tu familia se convierte en lo más
importante. Después de los primeros años en los que andas disfrutando y
descubriendo de qué va todo eso, te das cuenta de la responsabilidad
real que tienes. Lo que haces frente a ellos es más importante que lo
que haces frente a cualquier otra persona en el mundo. Ves que eres un
espejo, que te miran, que confían en ti, que aprenden la vida según tú
la vives, según actúas, según te relaciones con tu entorno y con las
personas con las que te vas encontrando.
¿Cómo piensa que serán sus vidas?
No lo sé. Ojalá sean felices, pero ya se ve cómo
está todo. Los padres siempre tenemos miedo de que no les vayan bien las
cosas, y tendemos a protegerlos al máximo, pero, claro, tienen que
encontrar su camino y cometer sus errores. Y luego las experiencias
nunca son extrapolables. A la edad que tiene ahora mi hija, yo ya estaba
rodando mi primera película. La verdad es que no sé de dónde surgió eso
que llaman vocación. Sólo me recuerdo muy pequeña, viendo a los niños
que salían en las series y deseando ser uno de ellos.
¿Cayó bien en su casa su vocación?
Sí. No cayó mal, al contrario. A mis padres
siempre les han interesado el teatro, el cine,la música. Mipadre es un
obseso de la arqueología, el arte, las iglesias. Así pasamos nuestra
infancia, era algo que nos transmitieron a mí y a mis hermanos, que
estaba por casa. Más allá del temor de que me fuera a introducir en un
ambiente que no conocían, yo les recuerdo apoyándome; mi madre hasta me
acompañó a las pruebas del Institut del Teatre de Barcelona. Tenía yo 17
años.
¿Ha sido buena estudiante?
Normal, no iba especialmente bien. Es muy difícil
estudiar matemáticas cuando estás pensando en que quieres hacer de
Julieta, por ejemplo. Pero vamos, acabé bien, aprobé la selectividad y
empecé Filosofía y Letras, pero no podía compaginarla bien con las
clases de Arte Dramático y dejé la facultad a los pocos meses.
En aquellos días debutó en el cine, en la película Lola, del recientemente fallecido Bigas Luna. ¿Qué recuerda de su comienzo como actriz profesional?
Fue todo como de ciencia ficción. Buscaban a una
chica que hiciera de hija de Ángela Molina. Una amiga que dirigía una
revista me había hecho unas fotos que se publicaron, en las que tenía el
pelo muy largo, y alguien me encontró parecido con Ángela y me
localizaron. Me hicieron una prueba en bañador porque era como vestía el
personaje en casi todas sus escenas. El primer casting de mi vida: una
silla, una cámara, “anda hacia allí”, “anda hacia allá”, y “siéntate”. Y
que pasela siguiente. Entodo ese proceso no estaba Bigas. A él le
conocí en su casa de Sarrià, durante las pruebas de vestuario, cuando ya
había visto un vídeo y me había elegido. Yo le pedí ir un día al rodaje
antes de empezar a filmar lo mío, porque no había estado en ninguno y
quería “ambientarme” un poco. Tenía mucha curiosidad. Fuimos a una
discoteca a las afueras de Barcelona, y ahí estaban Ángela Molina y el
resto de los actores y me presentaron... Bigas, como siempre, tan
simpático y tan cariñoso. El primer día me sentí la persona más
afortunada dela tierra. Comosi flotara. Pero no me enteré muy bien de
nada porque no tenía gran cosa que hacer. Era un papel cortito.
Y llegó Amo tu cama rica y se convirtió en
la actriz joven con la que todo el mundo quería trabajar. Se dijo que
aportaba frescura, una belleza distinta...
Yo creo que fue el corte de pelo (risas). Por
aquel entonces, a principios de los noventa, no había muchas actrices
con el pelo tan cortito. Y gustó mucho que ella fuera la que mandaba en
materia de sexo, eso creo que les pone mucho a los hombres. Vivía las
relaciones muy libremente. Yo no fui consciente del efecto que todo
aquello iba a causar cuando lo interpretaba. Y claro, como a veces el
público confunde a la persona con el personaje, me entraban para ligar
en un plan salvaje… Me pasó lo mismo cuando hice de lesbiana en Belle époque. Muchas mujeres me proponían… Bueno, cuando se produce esa identificación es que lo has debido de hacer bien.
Fue uno de los primeros retratos de una homosexual en el cine español serio
y ganó un Goya por ello. Ahora, unos países han aprobado leyes a favor,
y otros en contra, del matrimonio entre personas del mismo sexo. En
algunos casos, incluso con rebrotes violentos de rechazo y fanatismo.
¿Cómo ve este proceso?
En realidad yo no creo mucho en el matrimonio. Ni
homosexual, ni heterosexual. Pero tiene que estar ahí en igualdad de
condiciones para quien quiera utilizar ese derecho. Lo contrario sería
discriminación, y nuestras leyes no lo deberían permitir. En nuestro
ámbito se vive con tal naturalidad que se me olvida que haya un problema
en la sociedad con esto. Según qué sociedad, claro. Y luego está la
Iglesia, que hace su trabajo. El único modo de enfrentarnos a cualquier
tipo de intolerancia esla educación. Encasa y enla escuela. Laeducación y
la cultura son lo que hace avanzar a la sociedad, y quien no lo acepte
tira piedras contra su propio tejado.
¿Cómo es un día normal en su vida, esos en los que espera que suene el teléfono?
Pues tiene que ver con la cultura, porque si
puedo, dedico un rato largo a leer o a ver películas. Y con la
educación, porque tengo hijos en edad escolar, con lo que eso conlleva
(risas). Me despierto muy pronto, preparo el desayuno, saco al perro,
voy a la compra, ordeno mi casa, hago la comida...
Una vida muy normal que no parece alterada por
que su pareja sea Viggo Mortensen, una estrella de Hollywood. ¿Cómo
evitan la notoriedad no deseada?
Bueno, la verdad es que ahora ya no se respeta
a nadie, y eso que se decía de que “el que no quiere salir, no sale” en
las revistas y los programas del corazón no es cierto. No ha sido fácil
siempre. Ha habido momentos complicados, aunque nada que ver con lo que
vive hoy en día Mario Casas, por ejemplo. Yo he vivido experiencias muy
desequilibrantes. Cuando estás embarazada, que te sigan te puede poner
muy nerviosa. David y yo vivimos momentos duros porque alguien decidió
que era importante ver la cara de nuestra hija. Ha habido paparazzi
durmiendo en el portal de mi casa. No lo entiendes y te sientes
indefenso. Es que me parece mal hasta que estén ante la casa de
Undargarin. Si ha hecho algo, que le juzguen, que devuelva lo robado,
pero ese acoso, sobre todo cuando, como es mi caso, lo único que he
hecho es quedarme embarazada dos veces y convivir en pareja me parece
muy injusto. Y, al final, ¿qué? A Viggo y a mí nos pueden hacer una foto
paseando al perro. Y ya está, porque no damos más de sí. No hay
noticia. No hay nada más que enseñar.
Mortensen definía, al actor en una entrevista con
Magazine, hace unos meses, como alguien capaz de atravesar medio mundo
si le espera un buen papel.
Totalmente. Él lo sabe muy bien. Es algo que te
nutre como pocas cosas, te enriquece muchísimo, pese a los
inconvenientes de la logística familiar. Con 22 o 23 años hice mi
primera película fuera, en París, y desde entonces no he parado. En
Portugal, en Argentina tres veces, porque al poco de llegar te sientes
como si estuvieras en casa. Son acogedores, abiertos. La verdad es que
la familia del cine se comporta como tal prácticamente en todos los
países. Estamos todos en lo que hay que estar, desde el director hasta
el que pone el foco.
¿En Hollywood también?
Si estás en uno de esos productos de gran estudio
con estrellas muy mediáticas y tal, no lo creo. Pero mi experiencia
allí no está tan alejada de los parámetros de trabajo habituales. He
hecho algunas independientes, el western Appaloosa, con Viggo y
Ed Harris, que era una película más grande, pero no una superproducción.
Y al final todo se reduce a lo que pasa cuando dicen: “¡Acción!”. No
tengo yo clavada la espinita del cine americano. Nunca he sido de poner
mansión. Ni allí ni en ningún sitio. Si hubieran salido cosas
interesantes, las hubiera hecho como en cualquier otro lugar. En su
momento, tras el Oscar de Belle époque, hice algunas pruebas,
tuve un agente americano que me mandaba proyectos que me parecían muy
malos y yo tenía trabajo aquí. Cosas que me gustaban mucho y a las que
no quise renunciar. No sé qué habría pasado de haber perseverado;
tampoco me lo pregunto demasiado.
¿Le dio pereza?
Pues igual un poco. Si tengo un objetivo, soy muy
disciplinada; cuando voy a empezar a rodar, o a ensayar, justo antes,
estoy en ebullición y soy un caos total. Claro, el actor lo es cuando
trabaja. Cuando no, no soy de las que hacen cursos y se preparan. Yo lo
admiro y lo intento, pero me cuesta. Ahora, si tengo que aprender un
idioma o hacer el pino por mi trabajo, ahí voy. A corto plazo soy muy
trabajadora, pero en general no. Soy bastante vaga. Por eso hay días en
los que tengo la certeza de que me gustaría morirme en un escenario,
haciendo lo que me gusta, y otros pienso en qué haré con mi vida cuando
me quiten de en medio o esto ya no tenga aliciente para mí. Eso sí me
gustaría. Que trabajar, durante mucho, mucho tiempo, siga siendo un
placer.
TITULO: 7 DIAS CITAS, SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - Justin Trudeau,.
Justin Trudeau, foto.
Justin Trudeau | ||
---|---|---|
Justin Trudeau en 2015 |
||
|
||
23° Primer Ministro de Canadá Actualmente en el cargo |
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Desde el 4 de noviembre de 2015 | ||
Monarca | Isabel II | |
Predecesor | Stephen Harper | |
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||
Líder del Partido Liberal de Canadá Actualmente en el cargo |
||
Desde el 14 de abril de 2013 | ||
Predecesor | Bob Rae | |
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||
Miembro de la Cámara de los Comunes de Canadá por Papineau Actualmente en el cargo |
||
Desde el 14 de octubre de 2008 | ||
Predecesor | Vivian Barbot | |
|
||
Información personal | ||
Nacimiento | 25 de diciembre de 1971 (45 años) Ottawa, Canadá |
|
Nacionalidad | Canadiense | |
Lengua materna | Francés | |
Religión | Católico | |
Partido político | Partido Liberal de Canadá | |
Familia | ||
Padres | Pierre Elliott Trudeau Margaret Trudeau |
|
Cónyuge | Sophie Grégoire | |
Hijos | Xavier, Hadrien y Ella-Grace | |
Educación | ||
Alma máter | Universidad McGill Universidad de Columbia Británica |
|
Información profesional | ||
Ocupación | Político | |
Firma | ||
Web | ||
Sitio web | ||
JustinPJTrudeau | ||
JustinTrudeau | ||
Biografía personal
Nació en Ottawa, el 25 de diciembre de 1971, cuando su padre, Pierre Trudeau, llevaba tres años como primer ministro de Canadá. Su madre es Margaret Sinclair, escritora, actriz, fotógrafa e hija de quien fuera ministro de Pesca canadiense James Sinclair.A su regreso a Canadá ejerció como profesor de francés y matemáticas en la West Point Grey Academy y en el Colegio Secundario Sir Winston Churchill de Vancouver. En 2002 se estableció de nuevo en Montreal y realizó estudios de ingeniería en la Escuela Politécnica de la Universidad de Montreal (2002-2003). De 2005 a 2006 estudió una maestría en geografía medioambiental en la Universidad McGill.3
El 28 de mayo de 2005 se casó con Sophie Grégoire, presentadora de televisión y profesora de yoga, con quien tiene tres hijos: Xavier James Trudeau (nacido el 18 de octubre de 2007), Ella-Grace Trudeau (nacida el 15 febrero de 2009) y Hadrian Trudeau (nacido el 28 de febrero de 2014).
En octubre de 2014 publicó sus memorias en el libro Common ground en el que cuenta las ambivalencias de una infancia privilegiada, pero marcada por la separación de sus padres en 1977 y los problemas de su madre, afectada de trastorno bipolar. Tras esta separación, su padre Pierre Elliott Trudeau obtuvo la custodia de los tres hijos.,etc.