TITULO:
Mi casa es la tuya - Mohammad Rasoulof ,. , Viernes -28- Febrero ,.
Mi casa es la tuya',.
Este viernes -28- Febrero a las 22.00, Telecinco emite una nueva entrega de 'Mi casa es la tuya', con Bertín Osborne charlando con Mohammad Rasoulof , fotos .
Mohammad Rasoulof ,.
Rithy Panh se pierde en su propio laberinto desolado,.
El
director camboyano cierra la competición con un documental-instalación
tan solemne como errático sobre todas las guerras a la vez que el iraní
Mohammad Rasoulof decepciona con una irregular reflexión sobre la pena
de muerte,.
"La muerte es efectiva", se escucha en 'Irradiés' (Irradiados), el documental proyectado sobre tres pantallas en el que Rithy Panh vuelca cada una de las obsesiones que le han perseguido toda la vida. Y durante cada fotograma de su filmografía.
El entrecomillado hace coincidir el más violentamente abstracto de los sustantivos con la banalidad de lo práctico, lo rentable, lo conveniente. No en balde, llevar efectivo es un sinónimo de tener dinero en metálico, de poseer tanto capacidad inmediata de compra como, apurando, hasta razón. Pues bien, y como se esfuerza en demostrar el director camboyano, pocas actividades tan efectivas, en el sentido de provechosas, como matar. No es la prevalencia de Tanatos sobre Eros como mantenía Marcuse, es mucho más sencillo; es, como diría aquél, la economía... estúpido.
En el mismo campo semántico y de acción se desplaza 'There is no evil' (No hay maldad), de Mohammad Rasoulof. El director iraní retenido en su país y, por tanto, ausente en Berlín, compone cuatro historias sobre la pena de muerte. Y también aquí, de lo que se habla es de efectividad, de rentabilidad, de la manera adecuada y conveniente de hacer coincidir el más íntimo sentimiento de repulsión moral con la más cotidiana de la actividades laborales. Matar para vivir tranquilo.
De esta forma, la Berlinale dio por concluida su sección a competición y, en puridad, lo hizo con el pulso muy bajo. No es sólo el tema elegido, también su resultado. Ni uno ni otro, ni Panh ni Rasoulof, consiguen sobrepasar el muy digno umbral de las mejores intenciones.
El primero se enreda en un monólogo reiterativo y afectado para acabar
perdiéndose en su propio laberinto de sugerencias sin foco. El segundo,
mucho más concreto, menos elíptico, tampoco acierta a dar con la clave
en una propuesta tan irregular como torpemente melodramática a parte iguales.
Primero fue el director de cintas míticas y de referencia obligada como 'S21: La máquina roja de matar', 'Duch, Master of the Forges of Hell' y, sobre todo, 'La imagen perdida'. Esta vez, la estrategia elegida no consiste ni en entrevistas descarnadas a los asesinos para asombrar con la vulgaridad del mal ni juegos con muñecos de arcilla para cautivar con la vulgar modestia del barro. Eso hacía en las películas citadas. Ahora, son las imágenes de archivo de la guerra la que desfilan en crudo por un tríptico del desasosiego. La música y la voz se alternan en una letanía eterna que no hace más que profundizar en la sensación y certeza del vacío. El problema es la falta tanto de estructura como de rigor. Rithy Panh confía en que las imágenes más que hablar por sí mismas lo hagan entre ellas. Vuelve a ser convocada la vieja idea de Walter Benjamin de que las unidades de significado (o textos) choquen entre sí como placas tectónicas para que de las grietas surja el verdadero sentido. Pura dialéctica en negativo. Pura irradiación, que diría Panh.
Sin embargo, el objetivo es sólo conseguido a medias. Pese a la evidente y 'comercial' efectividad del planteamiento, no basta convocar al adjetivo necesario para que, de pronto, aparezca la necesidad. Ni los poemas desperdigados ni la crudeza de los horrores multiplicados por tres (bombas atómicas, campos de concentración, napalm...) terminan de trenzarse más que superficialmente. Los añadidos con unos bailarines de la danza Butoh japonesa (cuerpo blanco y movimientos infinitamente estilizados) apenas sirve para subrayar lo ya subrayado. Y, definitivamente, esa obsesión artística por la 'instalación' abruma. Cuando al final surjan flores y reverdeceres, ya sí se puede decir que no. Eso sí, la aparición por sorpresa de un fragmento de 'Crónica de un verano', de Jean Rouch y Edgar Morin entusiasma. Por supuesto, que nadie dude de que estará en el palmarés.
Si 'There is no evil' se hubiera quedado aquí (en su primer grito), todo sería distinto, todo dolería más. Pero no, la película sigue y a cada paso que da se desmembra. Los otros tres relatos hablan del rigor de la ley, de la obligación de cumplirla y de la duda de negarse a hacerlo cuando la conciencia aprieta. ¿Hay democracia sin ley? ¿Hay ley sin justicia? Y así. Siempre desde la óptica del verdugo, el director alarga la propuesta, pero sin añadir nada a la primera media hora irrefutable y violenta. Es más, lo único que parece como nuevo es el melodrama, la canción 'Bella ciao' y un zorro de ojos grandes. Y todo ello con el único objetivo de confirmar aquello de que en muchas ocasiones (quizá la única excepción sean los postres de chocolate) más es menos.
Y efectivamente, se acabó la Berlinale. La muerte, se decía al principio, es efectiva. Y así las cosas, quedan al menos tres películas dignas de un merecido Oso de oro. Por orden: 'Days', de Tsai Ming-Liang; 'Never rarely sometimes always', de Eliza Hittman, y 'First cow', de Kelly Reichardt.
La segunda responde al nombre de Las niñas, la firma la debutante Pilar Palomero, se estrena hoy en la sección Generación (la misma en la que tiempo atrás estuvo Verano 1993)
y también ella habla de un mito, un mito anclado en la adolescencia de
una cría, Celia, que en la Zaragoza de 1992 tenía 12 años. «Fue una época en el que España entraba en un permanente estado de euforia
con la Expo y las olimpiadas y, sin embargo, las cosas, las de verdad,
eran muy diferentes. En la tele se veía una realidad mitificada y las
monjas en el colegio nos mantenían a las niñas de entonces en otra mucho
más agria, más gris y, también y, en un sentido radicalmente opuesto,
mitificada», dice. España, mitos y leyendas.
Lúa vermella cuenta la historia de El Rubio de Camelle, un buzo empeñado en rescatar de las aguas los cuerpos (y hasta las almas) de los náufragos. Es una figura completamente real y, a fuerza de tratar con el misterio y la muerte, también leyenda. La película completa, en palabras del director, el ciclo iniciado en su primer largometraje Costa da morte (2013). Si en este último y premiado documental se reconstruía la memoria del paisaje y de las gentes allí incrustadas (la cámara se mantenía a distancia y desde ahí adquiría un dramatismo descomunal y a la vez preciso), ahora, un paso más allá, la idea es retratar lo escondido, lo no dicho, lo apenas susurrado. Y es en ese espacio casi sagrado donde emergen los misterios, las meigas y la Santa Compaña. Hablamos del «ámbito imaginario que da forma a la identidad cultural gallega», precisa doctoral Patiño. Se habla de eso y del verdadero sentido del mar y de cada una de las rocas que lo cercan. Es, otra vez, mito. Es cine.
La cinta posee un raro magnetismo cerca de lo abrumador. Las imágenes discurren por la pantalla tan pendiente del rostro de cada uno de los protagonistas felices de interpretarse a sí mismos como atenta a cada surco de la piel, a cada inflexión de la voz. No es tanto documental como cine colocado justo en el medio entre la fabulación y la representación, entre la ficción y la realidad, entre, como diría Colli, el logos y el mismo mito. «Hicimos cástings tanto de rostros como de voces. Y todos los elegidos aceptaron con orgullo y bastante sorna interpretarse un poco a sí mismos: ser y no ser ellos a la vez. A El Rubio lo encontramos en el puerto limpiando pescado con una navaja», recuerda el director.
Si ya el trabajo anterior se acercaba al privilegio de una obra mayor, éste se antoja sencillamente magistral por todo lo que anuncia, lo que sugiere y lo que desvela. Es cine sonámbulo detenido en el tiempo de la introspección, en el tiempo del propio tiempo.
Las niñas, obviamente, nada tiene que ver con asuntos tan graves. O sí, pero de otro modo. A su manera consigue acercarse al mismo temblor, al misterio idéntico. Pilar Palomero -como las directoras de su misma generación y empeño Celia Rico, Carla Simón o Belén Funes- es consciente de todo lo que esconde la naturalidad y precisión de una simple mirada que por fuerza escapa a los rigores de la puesta en escena. Y por ello, hace descansar a toda la película en el gesto ausente de la jovencísima actriz Andrea Fandos que da vida a la hija de una madre soltera (Natalia de Molina) antes de la existencia siquiera de las familias monoparentales. Cuando la moral dolía.
Cuenta Palomero que el cine le llegó por añadidura; que tras dar vueltas por la universidad acabó un buen día de 2009 en Sarajevo (Bosnia) en un programa de doctorado de varios años dirigido e inspirado por el director húngaro Béla Tarr. Allí aprendió que el cine no se puede enseñar (ni aprender por tanto), que no hay más método que la propia voz y que lo relevante no es tanto lo obvio de, por ejemplo, una ciudad marcada por la brutalidad de su historia reciente como todo lo que esa misma historia, en su laberinto, esconde. También cuenta que la aventura de Celia, sin ser exactamente la que ella vivió, tiene mucho de ella misma y, de nuevo, de la España extrañamente mitificada y contradictoria de su infancia, de un tiempo donde en el colegio se hablaba de pecado, de culpa... «y luego salías a la calle y te encontrabas a Jesús Gil rodeado de chicas en biquini en la tele», dice la directora. Y puntualiza: «En cualquier caso, no es una película contra nadie. No en balde, somos consecuencia de la educación recibida, de nuestros padres».
El resultado es una película, también ella detenida entre la realidad y la narración. Y la emoción. Inmensa en cada detalle, precisa, con voz. Otra vez lo que cuenta es cómo el mito se enreda con cada uno de los enigmas que lo configuran a una edad en la que, efectivamente, todo es misterio. El cine, ya se ha dicho, es mito. Y laberinto.
TITULO: UN BUEN PLAN ES IR AL CINE - Juegos de mujer,.
TITULO: Días de cine - Mona Martínez, Maribel Verdú ,. Viernes -28- Febrero,.
Viernes 28 de febrero a las 20:30 horas en La 2 y a las 22:00 en Canal 24 Horas / foto,.
Días de cine’ repasará, de la mano de la madrina de esta semana, la actriz Mona Martínez, los estrenos más destacados de una cartelera que trae títulos como ‘El doble más quince’, ‘Reina de corazones’, ‘El hombre invisible’ y ‘Especiales’. Además, el espacio de cine de La 2 está presente en el Festival de Berlín, que celebra su 70ª edición.
Dos películas con una temática similar llegan a la gran pantalla: ‘El doble más quince’, cinta participada por RTVE y protagonizada por Maribel Verdú; y el drama familiar danés ‘Reina de corazones’.
De estreno también es la película de animación ‘La famosa invasión de los osos en Sicilia’, una coproducción franco-italiana que acaba de ganar el César a mejor cinta de animación; y ‘El hombre invisible’, una nueva visión de la novela de H.G. WELLS con Elisabeth Moss de protagonista.
Terminará el repaso la francesa ‘Especiales’, escrita y dirigida por Oliver Nakache y Eric Toledano (‘Intocable), protagonizada por Vincent Cassel.
Una entrevista con el director de fotografía José Luis Alcaine, que ha participado en ‘Domino’, la última película de Brian de Palma, completa el programa de esta semana.
Cine - Reina de corazones,.
El entrecomillado hace coincidir el más violentamente abstracto de los sustantivos con la banalidad de lo práctico, lo rentable, lo conveniente. No en balde, llevar efectivo es un sinónimo de tener dinero en metálico, de poseer tanto capacidad inmediata de compra como, apurando, hasta razón. Pues bien, y como se esfuerza en demostrar el director camboyano, pocas actividades tan efectivas, en el sentido de provechosas, como matar. No es la prevalencia de Tanatos sobre Eros como mantenía Marcuse, es mucho más sencillo; es, como diría aquél, la economía... estúpido.
En el mismo campo semántico y de acción se desplaza 'There is no evil' (No hay maldad), de Mohammad Rasoulof. El director iraní retenido en su país y, por tanto, ausente en Berlín, compone cuatro historias sobre la pena de muerte. Y también aquí, de lo que se habla es de efectividad, de rentabilidad, de la manera adecuada y conveniente de hacer coincidir el más íntimo sentimiento de repulsión moral con la más cotidiana de la actividades laborales. Matar para vivir tranquilo.
Primero fue el director de cintas míticas y de referencia obligada como 'S21: La máquina roja de matar', 'Duch, Master of the Forges of Hell' y, sobre todo, 'La imagen perdida'. Esta vez, la estrategia elegida no consiste ni en entrevistas descarnadas a los asesinos para asombrar con la vulgaridad del mal ni juegos con muñecos de arcilla para cautivar con la vulgar modestia del barro. Eso hacía en las películas citadas. Ahora, son las imágenes de archivo de la guerra la que desfilan en crudo por un tríptico del desasosiego. La música y la voz se alternan en una letanía eterna que no hace más que profundizar en la sensación y certeza del vacío. El problema es la falta tanto de estructura como de rigor. Rithy Panh confía en que las imágenes más que hablar por sí mismas lo hagan entre ellas. Vuelve a ser convocada la vieja idea de Walter Benjamin de que las unidades de significado (o textos) choquen entre sí como placas tectónicas para que de las grietas surja el verdadero sentido. Pura dialéctica en negativo. Pura irradiación, que diría Panh.
Sin embargo, el objetivo es sólo conseguido a medias. Pese a la evidente y 'comercial' efectividad del planteamiento, no basta convocar al adjetivo necesario para que, de pronto, aparezca la necesidad. Ni los poemas desperdigados ni la crudeza de los horrores multiplicados por tres (bombas atómicas, campos de concentración, napalm...) terminan de trenzarse más que superficialmente. Los añadidos con unos bailarines de la danza Butoh japonesa (cuerpo blanco y movimientos infinitamente estilizados) apenas sirve para subrayar lo ya subrayado. Y, definitivamente, esa obsesión artística por la 'instalación' abruma. Cuando al final surjan flores y reverdeceres, ya sí se puede decir que no. Eso sí, la aparición por sorpresa de un fragmento de 'Crónica de un verano', de Jean Rouch y Edgar Morin entusiasma. Por supuesto, que nadie dude de que estará en el palmarés.
La pena de muerte en frío
Con la película de cuatro episodios de Rasoulof ocurre quizá lo contrario. El director iraní de la brutal y clarividente 'A Man of Integrity' se esfuerza ahora en todo momento en no alzar la voz; en construir una historia mínima alrededor del más grande de los temas. El
primer capítulo es directo, brillante e inapelable. Un hombre vive
tranquilo una vida tranquila. Su trabajo consiste en apretar un botón. Y
¿a quién se le puede culpar de una actividad tan vulgar? Basta pulsar y
los cuerpos ceden. Y es ahí, es ese simple gesto y en esa pueril actividad donde se abren todos los precipicios.Si 'There is no evil' se hubiera quedado aquí (en su primer grito), todo sería distinto, todo dolería más. Pero no, la película sigue y a cada paso que da se desmembra. Los otros tres relatos hablan del rigor de la ley, de la obligación de cumplirla y de la duda de negarse a hacerlo cuando la conciencia aprieta. ¿Hay democracia sin ley? ¿Hay ley sin justicia? Y así. Siempre desde la óptica del verdugo, el director alarga la propuesta, pero sin añadir nada a la primera media hora irrefutable y violenta. Es más, lo único que parece como nuevo es el melodrama, la canción 'Bella ciao' y un zorro de ojos grandes. Y todo ello con el único objetivo de confirmar aquello de que en muchas ocasiones (quizá la única excepción sean los postres de chocolate) más es menos.
Y efectivamente, se acabó la Berlinale. La muerte, se decía al principio, es efectiva. Y así las cosas, quedan al menos tres películas dignas de un merecido Oso de oro. Por orden: 'Days', de Tsai Ming-Liang; 'Never rarely sometimes always', de Eliza Hittman, y 'First cow', de Kelly Reichardt.
TITULO:
Pekín Express - España, mitos y leyendas en la Berlinale con las singulares y admirables 'Lúa vermella' y 'Las niñas' ,.
Pekín Express ,.
Cristina Pedroche conduce 'Pekín Express: La ruta de los elefantes', una aventura en mitad del Índico, en la que 10 parejas con perfiles muy diferentes, etc.
España, mitos y leyendas en la Berlinale con las singulares y admirables 'Lúa vermella' y 'Las niñas',.
Lois
Patiño y Pilar Palomero presentan en el Festival de Berlín dos
aproximaciones a la memoria e identidad de un país desde el territorio
fronterizo entre la realidad y la fabulación
El cine, entre otras muchas cosas, es mito; un mito fundacional en el que se delimita el espacio de la aventura, de lo desconocido, de lo irracional. En la interpretación que el filósofo italiano Giorgio Colli
hace del mito del Minotauro, por ejemplo y por cinematográfico, el
laberinto es la representación del logos, de lo racional. Y dentro de
él, se encuentra el dios-animal incomprensible y devorador de hombres:
lo irracional. El logos es un producto del hombre en el que el propio
hombre se pierde detrás de la aventura, y de lo desconocido, y de lo
amenazante. Las leyendas y los mitos, continúa el cineasta Lois
Patiño, «cubren ese espacio vacío al que no llega la razón, lo
comprensible». Y por ello, el cine, el cine como promesa de aventura y como imagen de todo lo misterioso.
Si
se quiere, dos de las cuatro películas españolas que en total pasarán
por la Berlinale, a su manera y desde posiciones opuestas quizá, hablan
de esto mismo. La primera, estrenada en la sección Forum ayer, es
precisamente del cineasta gallego citado en el párrafo anterior (no
Colli, el otro). Lúa vermella (Luna roja), así se llama, se detiene en los fantasmas, los misterios y, en efecto, los mitos de una costa, un hombre y mil naufragios. Y desde ahí construye un universo en el que el espectador es invitado a la aventura atemporal de los miedos más íntimos.Lúa vermella cuenta la historia de El Rubio de Camelle, un buzo empeñado en rescatar de las aguas los cuerpos (y hasta las almas) de los náufragos. Es una figura completamente real y, a fuerza de tratar con el misterio y la muerte, también leyenda. La película completa, en palabras del director, el ciclo iniciado en su primer largometraje Costa da morte (2013). Si en este último y premiado documental se reconstruía la memoria del paisaje y de las gentes allí incrustadas (la cámara se mantenía a distancia y desde ahí adquiría un dramatismo descomunal y a la vez preciso), ahora, un paso más allá, la idea es retratar lo escondido, lo no dicho, lo apenas susurrado. Y es en ese espacio casi sagrado donde emergen los misterios, las meigas y la Santa Compaña. Hablamos del «ámbito imaginario que da forma a la identidad cultural gallega», precisa doctoral Patiño. Se habla de eso y del verdadero sentido del mar y de cada una de las rocas que lo cercan. Es, otra vez, mito. Es cine.
La cinta posee un raro magnetismo cerca de lo abrumador. Las imágenes discurren por la pantalla tan pendiente del rostro de cada uno de los protagonistas felices de interpretarse a sí mismos como atenta a cada surco de la piel, a cada inflexión de la voz. No es tanto documental como cine colocado justo en el medio entre la fabulación y la representación, entre la ficción y la realidad, entre, como diría Colli, el logos y el mismo mito. «Hicimos cástings tanto de rostros como de voces. Y todos los elegidos aceptaron con orgullo y bastante sorna interpretarse un poco a sí mismos: ser y no ser ellos a la vez. A El Rubio lo encontramos en el puerto limpiando pescado con una navaja», recuerda el director.
Si ya el trabajo anterior se acercaba al privilegio de una obra mayor, éste se antoja sencillamente magistral por todo lo que anuncia, lo que sugiere y lo que desvela. Es cine sonámbulo detenido en el tiempo de la introspección, en el tiempo del propio tiempo.
Memoria histórica
Si se quiere, Lúa vermella, en su voluntad de retratar la muerte rescatada del mar y de sus monstruos, es también topografía del propio océano. Y si quiere también, en su tráfico con la muerte recuperada de la profundidad de la misma muerte es memoria, memoria incluso histórica. «El luto, el rito de despedida», dice Patiño, «es necesario. Por eso lo que hace El Rubio (aunque, como dice, los cadáveres se le deshagan en las manos) es tan necesario». Y lo que vale para los náufragos de la Costa da Morte, sirve quizá para las fosas y cunetas aún ocultas de España entera.Las niñas, obviamente, nada tiene que ver con asuntos tan graves. O sí, pero de otro modo. A su manera consigue acercarse al mismo temblor, al misterio idéntico. Pilar Palomero -como las directoras de su misma generación y empeño Celia Rico, Carla Simón o Belén Funes- es consciente de todo lo que esconde la naturalidad y precisión de una simple mirada que por fuerza escapa a los rigores de la puesta en escena. Y por ello, hace descansar a toda la película en el gesto ausente de la jovencísima actriz Andrea Fandos que da vida a la hija de una madre soltera (Natalia de Molina) antes de la existencia siquiera de las familias monoparentales. Cuando la moral dolía.
Cuenta Palomero que el cine le llegó por añadidura; que tras dar vueltas por la universidad acabó un buen día de 2009 en Sarajevo (Bosnia) en un programa de doctorado de varios años dirigido e inspirado por el director húngaro Béla Tarr. Allí aprendió que el cine no se puede enseñar (ni aprender por tanto), que no hay más método que la propia voz y que lo relevante no es tanto lo obvio de, por ejemplo, una ciudad marcada por la brutalidad de su historia reciente como todo lo que esa misma historia, en su laberinto, esconde. También cuenta que la aventura de Celia, sin ser exactamente la que ella vivió, tiene mucho de ella misma y, de nuevo, de la España extrañamente mitificada y contradictoria de su infancia, de un tiempo donde en el colegio se hablaba de pecado, de culpa... «y luego salías a la calle y te encontrabas a Jesús Gil rodeado de chicas en biquini en la tele», dice la directora. Y puntualiza: «En cualquier caso, no es una película contra nadie. No en balde, somos consecuencia de la educación recibida, de nuestros padres».
El resultado es una película, también ella detenida entre la realidad y la narración. Y la emoción. Inmensa en cada detalle, precisa, con voz. Otra vez lo que cuenta es cómo el mito se enreda con cada uno de los enigmas que lo configuran a una edad en la que, efectivamente, todo es misterio. El cine, ya se ha dicho, es mito. Y laberinto.
TITULO: UN BUEN PLAN ES IR AL CINE - Juegos de mujer,.
- Reparto
- Charlize Theron, Penélope Cruz, Stuart Townsend, Thomas Kretschmann, Steven Berkoff, David La Haye, Karine Vanasse, Gabriel Hogan, Peter Cockett, Élizabeth Chouvalidzé, Jolyane Langlois, Sophie Desmarais,.
- Años treinta. Guy Malone, un profesor irlandés, sale con Gilda Bessé, una fotógrafa de moda (Charlize Theron), y ambos comparten apartamento en París con Mia, una refugiada gitana española. Cuando Guy y Mia van a España a luchar contra los fascistas en la Guerra Civil Española la pareja rompe, y los tres amigos se separan... aparentemente para siempre.
TITULO: Días de cine - Mona Martínez, Maribel Verdú ,. Viernes -28- Febrero,.
Viernes 28 de febrero a las 20:30 horas en La 2 y a las 22:00 en Canal 24 Horas / foto,.
Días de cine’ repasará, de la mano de la madrina de esta semana, la actriz Mona Martínez, los estrenos más destacados de una cartelera que trae títulos como ‘El doble más quince’, ‘Reina de corazones’, ‘El hombre invisible’ y ‘Especiales’. Además, el espacio de cine de La 2 está presente en el Festival de Berlín, que celebra su 70ª edición.
Dos películas con una temática similar llegan a la gran pantalla: ‘El doble más quince’, cinta participada por RTVE y protagonizada por Maribel Verdú; y el drama familiar danés ‘Reina de corazones’.
De estreno también es la película de animación ‘La famosa invasión de los osos en Sicilia’, una coproducción franco-italiana que acaba de ganar el César a mejor cinta de animación; y ‘El hombre invisible’, una nueva visión de la novela de H.G. WELLS con Elisabeth Moss de protagonista.
Terminará el repaso la francesa ‘Especiales’, escrita y dirigida por Oliver Nakache y Eric Toledano (‘Intocable), protagonizada por Vincent Cassel.
Una entrevista con el director de fotografía José Luis Alcaine, que ha participado en ‘Domino’, la última película de Brian de Palma, completa el programa de esta semana.
Cine - Reina de corazones,.
- Reparto
- Trine Dyrholm, Gustav Lindh, Magnus Krepper, Frederikke Dahl Hansen, Diem Camille Gbogou, Preben Kristensen, Mads Wille, Elias Budde Christensen, Peter Khouri, Marie Dalsgaard, Ella Solgaard,.
- Annie (Trine Dyrholm) es una exitosa abogada que vive en una casa de estilo modernista con sus dos hijas y su marido Peter, un reputado físico. La aparición de Gustav, un hijo que pertenece a una relación previa de Peter, pone patas arriba la armonía que reina en la vida de Annie. Lo que en un principio parece ser un movimiento liberador para ella, pronto se convierte en una historia de poder y traición que tendrá consecuencias devastadoras en su vida.
- Cine - El hombre invisible,.
- Reparto
- Elisabeth Moss, Storm Reid, Harriet Dyer, Aldis Hodge, Oliver Jackson-Cohen, Zara Michales, Michael Dorman, Benedict Hardie, Renee Lim, Brian Meegan, Nick Kici, Vivienne Greer, Nicholas Hope, Cleave Williams, Cardwell Lynch, Sam Smith, Serag Mohamed, Nash Edgerton, Anthony Brandon Wong,.
- Cecilia (Elisabeth Moss) rehace su vida tras recibir la noticia de que su exnovio, un maltratador empedernido, ha fallecido. Sin embargo, su cordura comienza a tambalearse cuando empieza tener la certeza de que en realidad sigue vivo.
- TITULO: Saber Vivir - Rico bocadillo,.
- que fíjate, a diferencia de este pan que se puede ver por dentro(Música - foto)Feliz domingo, hoy en "Saber vivir" apostamos por el panbuscando la opción más saludable para un rico bocadillode esta semana con la patata como alimento protagonistay te vamos a ayudar también a cuidar los dientes y las encíasporque la buena digestión empieza por una buena masticación.Para estar sanos hay que comer bien y hacer ejercicio,así que fijaos en esta pareja, luego os voy a contar la historiade Dietmar y Nelia porque son un magnífico ejemplo de saludy ganas de vivir y para sentirse vivo, nada mejor que viajara un lugar tan misterioso como el destino saludable de hoy,es La Geoda de Pulpí, en Almería y os dejará con la boca abierta.(Música)-Carmen, ¿pero esto qué es?-Estás viendo ahora mismo la Geoda gigante de Pulpí.-¿Esto está en España? -Y a cuatro kilómetros de aquí,una joya de la naturaleza.-Para ver eso hacéis rutas turísticas de senderismo,hay cosas que ver aquí, además de esta costa.-Ya estás viendo que es un paraje increíble.-Ruta para todo el mundo, mayores y pequeños.-Sí, de peligrosidad baja, playas increíbles,el agua transparente, ya has visto.-Me dices que hay mucha pradera de posidonia aquí.-Sí, tenemos la segunda pradera de posidonia más importantedel Mediterráneo, dicen que una hectárea de posidoniaoceánica aporta cinco veces más oxígeno a la atmósferaque una hectárea de bosque terrestre.-O sea, que tenemos aquí la mitad del aire que respiramos.-Por supuesto.(Música)-Estoy muy nervioso. -Pues ahora lo vas a ver.(Música)-Pues vaya cueva, ¿no?-No, esto no es una cueva. -¿Qué no es una cueva esto?-No, esto es una mina,la diferencia es que la cueva se forma de manera natural.-Esto está picado a mano. -Esto está hecho por el hombredesde abajo hacia arriba iban volando,se les caía el mineral hecho escombros,se les quedaban como montañitas, les servía para seguir escalando,.