TITULO: Cartas Olvidadas - Elecciones en la dictadura del chavismo,.
Elecciones en la dictadura del chavismo,.
Venezuela elige gobernadores, alcaldes y miles de cargos públicos con una sola certeza: ganará Maduro,.
Venezuela, otro país regido por una dictadura, desempolva hoy la palabra democracia para celebrar unas mega elecciones que todo el mundo sabe quién ganará. Venezuela se cita en las urnas para elegir 23 gobernaciones y 335 alcaldías, y un total de 3.082 cargos públicos.
También en este país, como pasó en Nicaragua hace unas semanas, todo está atado y bien atado. No habrá sorpresa. El chavismo, liderado por el presidente Nicolás Maduro, mantendrá su poder, pero, además, tiene la seria aspiración de maquillar su imagen: «Será una gran victoria de la democracia», ya ha gritado en voz alta Maduro durante unas jornadas mundiales que denominó 'En defensa de la democracia y la verdad de Venezuela'.
Para intentar lavar la cara de la dictadura que vive Venezuela desde que hace 22 años se instaló la revolución bolivariana, ha permitido misiones de observación de las elecciones de la Unión Europea, del Centro Carter y de la ONU, y en las que también estará el expresidente de España José Luis Rodríguez Zapatero. Busca el dictador que la comunidad internacional levante las sanciones sobre temas petroleros y desbloquee los fondos en el extranjero.
El partido de Maduro (PSUV) se enfrenta a una oposición fraccionada y quemada, que ha cambiado de estrategia y esta vez, contrariamente a lo que hizo en las presidenciales de 2018 y en las parlamentarias de 2020, ha decidido participar en estas elecciones. Quizás pensando en que los avances de la cumbre de países latinoamericanos y del Caricelebrada en septiembre en México propiciarán unas más justas en las presidenciales del 2024.
Desunidos y desmotivados
Juan Guaidó, el hasta ahora líder opositor y considerado presidente interino por más de una cincuentena de países, ha dicho que no votará pero tampoco ha llamado a la abstención, que algunas fuentes sitúan en una cifra menor al 68%. Situación considerada normal en un país donde solo unos pocos continúan pensando en la caída de la dictadura. La efervescencia electoral solo es notoria en las filas del oficialismo, que canta su victoria desde hace mucho tiempo. La oposición no solo es débil, está desunida y sus partidarios están desmotivados, con lo que es consciente de antemano de su derrota y de que el poder de Maduro no corre ningún riesgo.
Son muchos los venezolanos que siguen golpeados por la dictadura, y hay candidatos inhabilitados o en el exilio. Solo unos pocos animan a participar enfrentando estas condiciones, con la esperanza de construir otra vez una fuerza o un músculo capaz de derrumbar en un mañana no muy lejano al chavismo. También esa oposición no es ingenua y sabe que ser alcalde o gobernador en Venezuela no significa poder, autonomía y tener recursos para desafiar a la dictadura.
El mejor momento de la oposición lo vivió en 2008 cuando ganó 6 de las 23 gobernaciones. Cuatro años antes solo había obtenido una. En 2012, dos, y cinco años más tarde, cuatro. En las elecciones de alcaldías los resultados se registran por goleada de Maduro: en 2008 el chavismo ganó 279 por 56 de la oposición; en 2013 (259/76) y en 2017 (309/26).
Para asegurar su victoria también hoy, el líder del chavismo no solo ha jugado con el ventajismo si no que ha utilizado recursos y cargos públicos para favorecer sus candidaturas, al mismo tiempo que ha usado la red de medios públicos para promover campañas a su favor, según un informe presentado por la Asociación Civil Súmate. Para tenerlo todo aún más atado, Nicolás Maduro ha cerrado la frontera con Colombia hasta mañana lunes por si alguno de los muchos ciudadanos exiliados en el país vecino pretende ir a votar. Al mismo tiempo, la Contraloría General de la República (CGR) ha activado a 4.467 funcionarios para, según anuncia, apoyar el proceso, aclarar dudar de los electores y atender denuncias. También tendrá a 365.000 efectivos, con sus medios orgánicos y aviación disponible que resguardarán los más de 14.000 centros de votación, además de 120 instalaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE), depósitos nacionales, regionales, municipales y parroquiales, dentro del plan República.
A todo ello hay que sumar la ausencia de medios de comunicación masivos, desde hace mucho tiempo Venezuela ha dejado de contar con una prensa, radio y televisión que tengan libertad para criticar o simplemente informar abiertamente. Las redes sociales han sustituido a todo lo que el chavismo ha censurado o destruido, pero al mismo tiempo la dictadura ha maltratado la capacidad que tiene la gente para conectarse y estar informada. Todo en nombre de la democracia de Nicolás Maduro.
«Vivimos una dictadura disfrazada de democracia», ha dicho Fernando Andrade, dirigente demócrata cristiano, uno de los esperanzados en rescatar el Estado de Táchira. «Táchira jamás se ha arrodillado a la dictadura, es un pueblo que cree en Dios y no se va a dejar chantajear por una pinturita y un par de lámparas que ha puesto a última hora», añadió en el tono más optimista que se ha visto por un opositor durante la campaña electoral.
Unión Europea
23 gobernadores de Estados, 335 alcaldías y un total de 3.082 cargos públicos serán elegidos en esta jornada, con las urnas abiertas entre las 6 de la mañana y las 6 de la tarde.
300 es el número de observadores internacionales llegados al país. La votación será supervisada por una misión de la Unión Europea por primera vez desde el año 2006
Bajas expectativas en la oposición
Los opositores ganaron seis gobernaciones en 2008, dos en 2012 y cuatro en 2017. El reto es mantener las cuatro en su poder y recuperar el feudo de Miranda con una maniobra para apoyar a un único candidato.
La elevada abstención beneficia al oficialismo
Algunos expertos calculan una abstención en esta jornada menor al 68%. Tradicionalmente, el ciudadano que no vota es el partidario de la oposición. La efervescencia electoral se nota en el chavismo.
TITULO: Cartas en el Cajon - Una revuelta anti-Marlaska ,.
Una revuelta anti-Marlaska ,.
La reforma de la 'ley mordaza' y la falta de equiparación han desatado una tormenta que no obstante venía gestándose desde hace años por las maneras de hacer del ministro,.
foto / Fernando Grande-Marlaska se enfrenta a la mayor rebelión policial de la democracia. El malestar y las movilizaciones que se avecinan superan ya con creces las que tuvieron lugar en 2007 y 2008, con Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del Ministerio del Interior, cuando decenas de miles de policías y guardias civiles tomaron las calles, en algunos casos vestidos de uniforme y desafiando las amenazas de expedientes, para demandar mejoras económicas y en sus derechos laborables.
La principal diferencia entre lo ocurrido entonces y el ambiente que reina estos días es la propia figura del ministro del Interior y sus formas. Mientras que hace casi 15 años los funcionarios, a pesar de su beligerancia, nunca llegaron a romper del todo puentes con Rubalcaba (quien acabó reconduciendo la situación sin hacer apenas cesiones por la crisis económica de 2008), ahora es precisamente la persona en sí de Fernando Grande-Marlaska la que encarna el enfrentamiento.
Sus maneras de 'ordeno y mando' en la institución, sus ceses fulminantes de destacados miembros de las fuerzas de seguridad, sus ausencias en momentos claves, los acercamientos de ETA o su precipitación a la hora de señalar a culpables ignorando las advertencias de sus subordinados han creado un caldo de cultivo ideal durante los últimos tres años y medio para la tormenta perfecta que parece venirse encima de manera inexorable. Una borrasca sin precedentes que tiene como último detonante la reforma de la 'ley mordaza' y el incumplimiento de equiparación salarial aunque, como reconocen todos los implicados de forma machacona, los nubarrones «vienen muy de lejos».
Detrás de la tempestad que se fragua en el horizonte hay una ensalada de siglas (algunas históricas y otras apenas recién llegadas) nunca antes vistas entre las fuerzas de seguridad. Más de una treintena de organizaciones, colectivos, sindicatos y plataformas de uniformados se han unido ya a las dos grandes protestas ya agendadas: las concentraciones ante las delegaciones y subdelegaciones del miércoles 24 de noviembre y la gran manifestación del sábado 27 en Madrid, en la que los convocantes esperan acercarse a los 100.000 uniformados. Un objetivo que creen al alcance porque todavía hay varias plataformas de policías locales y municipales que dudan en sumarse a las protestas.
La indignación común en contra de las políticas y las formas de Grande-Marlaska ha conseguido, incluso, lo impensable hace solo unos días: la unidad de acción entre las asociaciones de policías que llevaban enfrentadas desde que en 2017 la plataforma Jusapol (acrónimo de justicia salarial policial) hiciera saltar por los aires el tablero del juego sindical que había imperado durante décadas, barriendo en las elecciones del CNP y la Guardia Civil.
Un gesto –«o más bien un no gesto»– de Marlaska ha sido el detonante para que los enemigos sindicales hayan acabado firmando la paz. El ministro ni siquiera llamó a los representantes de los agentes para escucharles antes de que PSOE y Unidas Podemos pactaran los puntos clave de la reforma de la 'ley mordaza' que afectan de lleno a la vida y al trabajo de los funcionarios.
Meros espectadores
La práctica totalidad de los colectivos policiales están dolidos por haber sido relegados por Interior a meros espectadores del pacto entre los partidos del Gobierno a la hora de eliminar la prohibición de difundir las imágenes de los agentes o a la hora de obligar a devolver al detenido al lugar donde se produjo su arresto, convirtiendo a los funcionarios en una suerte de «taxistas». Nadie les ha preguntado para acabar de un plumazo con la presunción de veracidad del atestado policial si los hechos consignados por los agentes no resultan coherentes. Nadie ha pedido el parecer de los especialistas en seguridad para permitir manifestaciones sin previa autorización con el consiguiente riesgo para los funcionarios forzados a participar en despliegues improvisados.
Molesta, por supuesto, el fondo de la reforma, pero también las formas que el ministro y su equipo han empleado con los representantes policiales, a los que solo han convocado a posteriori para tratar, sin éxito, de apagar el incendio provocado por el acuerdo entre socialistas y UP.
Las formas del titular de Interior y sus colaboradores –insisten varios de los responsables de las organizaciones convocantes– tampoco han sido las mejores en el otro tema que levanta ampollas entre policías y los guardias civiles. Solo un día después de que el Supremo exigiera el pasado 4 de noviembre explicaciones a Marlaska por incumplir el acuerdo de 2018 para la equiparación salarial de los cuerpo estatales con los autonómicos, Interior y Generalitat acordaron ampliar el techo de la plantilla de los Mossos d'Esquadra hasta los 22.006 agentes, lo que supone 3.739 más que el máximo de 18.267 que se mantenía desde que en 2006. Ese mismo día en el que el Ejecutivo central daba luz verde a un desembolso futuro millonario para los funcionarios autonómicos, Marlaska, desde Barcelona, dijo que lo de la equiparación era un asunto «complejo».
El ministro quizás no se daba cuenta de que ese día –y con esas palabras precisamente en ese foro (la Junta de Seguridad de Cataluña)– estaba llevando al máximo el agravio comparativo al enterrar de un plumazo la posibilidad de la equiparación entre los policías y guardias civiles que entre 2017 se «dejaron la piel» en Cataluña para frenar la intentona secesionista y los agentes autonómicos que «no movieron un dedo»para impedir el 1-O.
TITULO: REVISTA TENIS - España defiende la Copa Davis más difícil,.
España defiende la Copa Davis más difícil,.
El combinado de Sergi Bruguera se encomienda a Carlos Alcaraz para suplir las bajas de Rafael Nadal y de Roberto Bautista,.
La odisea de España de revalidar el título de la Copa Davis sufrió su último varapalo cuando Roberto Bautista, el número uno del combinado español, sufrió un pinchazo abdominal que le apartó de la competición. El castellonense, héroe en 2019 por saltar a la pista tras el fallecimiento de su padre, no podrá estar en la cita que arranca este jueves en la Caja Mágica. Le sustituye a última hora Albert Ramos, que en 2021 ha perdido los tres partidos que ha disputado en pista 'indoor'.
La baja de Bautista se suma a la ya conocida de Rafael Nadal desde hace meses. El balear, la clave para que España levantara el título en Madrid hace dos años con pleno de victorias, se encuentra recuperándose de una lesión en el pie que le tiene fuera desde agosto. Su reaparición está planeada para mediados de diciembre, con la vista puesta en el Abierto de Australia. «Estar sin Nadal es una gran desventaja porque es nuestro número uno y el mejor jugador de la historia de la Davis, pero tenemos un gran equipo. Es diferente, pero seguimos siendo un equipo a batir», dijo Sergi Bruguera, el capitán español.
Esto deja la Davis, la posible séptima ensaladera, en manos de Pablo Carreño, Carlos Alcaraz, Feliciano López, Marcel Granollers y Albert Ramos, un quinteto que aúna experiencia y juventud. Si no hay contratiempos de última hora, Carreño y Alcaraz, que debuta en esta competición, serán los encargados del individual, mientras que Granollers, que llega directamente de disputar la Copa de Maestros en Turín, y Feliciano, se reservarían para el dobles, disciplina en la que Carreño también puede participar. El asturiano llegó a jugar la final del Abierto de los Estados Unidos en 2016.
La gran ilusión es la de Alcaraz, que culminó su excepcional temporada hace escasos días en Milán con el título de joven maestro. «Carlos es un chico increíble, con una gran educación y se está adaptando muy bien al equipo porque ya se conocían de este último año en el circuito. Está feliz y nos aporta mucho aire fresco», apuntó Bruguera.
Estreno el viernes ante Ecuador
La mayor amenaza de España será una fase de grupos de vértigo, con una Ecuador que parece asequible, pero una Rusia que es favorita, junto a la Serbia de Novak Djokovic, al título de campeón. España debutará el viernes contra Ecuador, con el formato de dos partidos individuales primero y un dobles más tarde si fuera necesario, y contra Rusia el domingo. Acceden a cuartos los seis primeros de los seis grupos y los dos mejores segundos, por lo que cada partido es vital. «No soy de hacer cábalas. Pasará lo que tenga que pasar. Lo único que depende de nosotros es dar el máximo ante Ecuador y Rusia», manifestó Bruguera.
Ecuador es una de las selecciones más débiles de la competición, con su máxima estrella en Emilio Gómez, número 149 del mundo, seguido de Roberto Quiroz, número 291, pero Rusia es uno de los huesos duros de roer del campeonato. Entrenados por Shamil Tarpischev, la Federación Rusa compite con Daniil Medvedev, número dos mundial, campeón del US Open y reciente finalista en Turín, con Andrey Rublev, presente también en la cita de maestros y ganador de 49 partidos este año, además de Aslan Karatsev, semifinalista en Australia, y Karen Khachanov. Los rusos únicamente tienen un agujero explotable en el dobles, donde no cuentan con especialistas puros. «Tienen al dos, al cinco, al 11 y al 30 del mundo. Ya llegaron a semifinales en 2019 con Rublev y Kachanov, y ahora tienen a Karatsev y Medvedev, que posiblemente es el jugador más en forma», explicó el capitán español.
Pese a la triple sede de Madrid, Turín e Innsbruck, España jugará todas sus eliminatorias en casa, en una Caja Mágica que cambiará la tierra del torneo de mayo por el cemento y que se cubrirá con techo en todas sus pistas.