sábado, 18 de enero de 2014

ENREDATE, UN FONDO DE ARMARIO "TECNO, CANCION,./ MUÑECAS Y ESPADAS,

TÍTULO: ENREDATE, UN FONDO DE ARMARIO "TECNO, CANCION,.

Si senor, efectos especiales, ye, ye, ye
Si senor, una tentacion, ye, ye, ye
Tu y yo a la fiesta
Tu y yo toda la noche
Tu y yo a la fiesta
Tu y yo
Bailando bailando amigos adios, adios el silencio loco
Bailando bailando amigos adios, adios el silencio loco

Si senor, corona de cristales, ye, ye, ye
Si senor, una emocion, ye, ye, ye
Bailando bailando amigos adios, adios el silencio loco
Bailando bailando amigos adios, adios el silencio loco
Bailando bailando amigos adios, adios el silencio loco
Bailando bailando amigos adios, adios el silencio loco

La luna estava Ilenasone, sone de un palacio
un paraisio que se Ilama Paradisio
Bailando bailando amigos adios, adios el silencio loco
Bailando bailando amigos adios, adios el silencio loco
Bailando bailando amigos adios, adios el silencio loco
Bailando bailando amigos adios, adios el silencio loco

Bailo sensual
noche romantica melodia

TÍTULO: MUÑECAS Y ESPADAS,.


Mi hijo Alex ha esperado a que pasaran unos días después de Reyes para decirme, con guasa: “No te imaginaba regalando barbies”. Y es que Maya, la pequeña de la familia, ha escrito este año sus cartas a Papá Noel y a los Reyes pidiendo barbies y su madre me había advertido que la niña las tendría fuera cual fuera mi opinión, sin imaginar que yo estaba más que dispuesta a pasar por el aro, así que la sorprendí con las tres que pedía. Cuando yo tenía muchos menos años, me negaba a comprar barbies. 

Me parecían un juguete sexista, que representaba una manera de ser mujer que me producía rechazo. En casa sabían que conmigo no podían contar para hacer esos sueños realidad. Claro que lo mismo me sucedía con espadas, pistolas... Ya me encargaba yo de dejar claro a Papá Noel y a los Reyes que no podían dejar esos juguetes, aunque no siempre con éxito. El tiempo a veces cura ciertas tonterías, como esta. Porque es evidente que jugar con barbies no convierte a las niñas en estúpidas dispuestas a perpetuar el rol de mujer objeto. Igual que jugar con una espada no hace que un niño se vuelva psicópata. Alex se ríe recordando que, cuando tenía seis o siete años y pedía las armas de las Guerra de las Galaxias, yo le respondía con insoportables discursos sobre la maldad de las armas. Mea culpa tanta estupidez. Menos mal que su padre no me hacía demasiado caso y pasaba del enfado que me cogía cuando los Reyes Magos aparecían con un arco y unas flechas, una pistola galáctica o una espada y un escudo de “romanos”. Ahora Maya juega con Barbies, le encantan los vestidos rosas y se coloca todo tipo de lazos en el pelo.
Maya estaba empeñada en tener una caja de maquillaje, que los Reyes trajeron sin rechistar. Con sus seis años, es la primera de la clase, lee en dos idiomas a la perfección y escribe cuentos, prueba de que ni Barbie ni la caja de maquillaje le afectan a las neuronas. Y no hay niño, ni siquiera su hermano, que se atreva a rechistarla. Tiene una seguridad aplastante y con dos palabras pone a cada uno en su sitio. Tengo un par de sobrinas que también se ríen de mí por mi manía a Barbie, porque ellas de pequeñas jugaban con la muñeca y es evidente que tampoco les ha “afectado”. Son chicas estupendas, buenas estudiantes antaño y hoy estupendas profesionales.
Vamos, que los lazos y el vestido rosa no impiden pensar y ser lo que quieren. De la misma manera que Alex, que se divertía jugando a la Guerra de las Galaxias, es una persona pacífica, dispuesto a ayudar a quien lo necesita, a proteger a los débiles, incapaz de hacer daño a una mosca. Estaba equivocada. Mis prejuicios me impedían ver la realidad: la pulsión que sienten los niños por ciertos juguetes y que lo importante no es el juguete sino la educación que reciban. Sé que muchas de mis amigas me llamarán para ponerme “verde”. Creerán que los años me están volviendo blanda y que ya no soy capaz de negar nada a los pequeños de la casa. Y es verdad que los juguetes son parte de la educación, pero les aseguro que mi experiencia me ha enseñado que jugar con barbies o espadas no tiene efectos secundarios. Palabrita del Niño Jesús.


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