sábado, 24 de enero de 2015

TAPAS Y BARRAS , RUTA DEL QUESO Y EL VINO,./ ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ !,.CAPITANES INTRÉPIDOS DE EXTREMADURA,.

TÍTULO: TAPAS Y BARRAS , RUTA DEL QUESO Y EL VINO,.

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Entre Tequisquiapan y Santiago de Querétaro, en pleno Bajío queretano, se asientan varios ranchos donde se fabrican de manera artesanal deliciosos quesos mexicanos y europeos. Estos ranchos se han agrupado en una “Ruta del Queso”, que puedes recorrer para conocer su proceso de elaboración así como degustar sus distintas variedades. El rancho de Quesos Vai ofrece un tour que permite conocer el proceso de transformación de la leche en queso. También puedes adentrarte en sus establos y su cava. En el Rancho La Serpentina se fabrican quesos de cabra franceses. Te recomendamos cargar con una hielera grande, pues seguramente querrás compras muchos quesos y mantenerlos frescos.
El Rancho Santa Marina, que cuenta con 40 hectáreas de praderas, se distingue por su producción orgánica. Ahí, los animales son alimentados de forma natural y no reciben hormonas. Otro rancho orgánico es La Hondonada, donde se elaboran los lácteos Flor de Alfalfa. Para tu deleite, esta ruta combina a la perfección con la del vino. En esta zona también se establecen casas vinícolas

TÍTULO:  ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ !,.CAPITANES INTRÉPIDOS DE EXTREMADURA,. 

Fernando Serrano Mangas falleció el pasado lunes. :: hoy Esta semana ha fallecido Fernando Serrano Mangas. Tenía 60 años y era profesor de Historia de América en la Universidad de Extremadura. foto,.

El profesor Serrano había investigado la flota de la plata y sabía mucho de tesoros submarinos,.

Esta semana ha fallecido Fernando Serrano Mangas. Tenía 60 años y era profesor de Historia de América en la Universidad de Extremadura. En la región se han recordado sus donaciones y hallazgos relacionados con la Biblioteca de Barcarrota, pero yo lo recuerdo, fundamentalmente, por una conversación que mantuve con él a raíz de la publicación de la novela 'La carta esférica' de Arturo Pérez Reverte, donde aparecen diversos buscadores de tesoros submarinos, tema en el que el profesor Serrano Mangas era un especialista.
Sus orígenes, un muchacho de Salvaleón hijo de un electricista, no presagiaban su relación con el mar y sus secretos. Pero las lecturas juveniles lo llevaron por ese camino y sus estudios de Historia en la Universidad de Sevilla, a un paso del Archivo de Indias, lo impulsaron a hacer su tesis doctoral sobre la flota de la plata en tiempos de Felipe IV.
El profesor Serrano Mangas llamaba la atención sobre los intrépidos extremeños que habían tenido su sitio en la historia marítima de España. Me hablaba de Matías de Orellana, uno de los pocos extremeños que ha mandado un galeón. «Le dieron el mando habiéndose montado solamente dos veces en un barco. Era un premio por combatir bien en Flandes que le permitía enriquecerse. Mandaba el galeón Nuestra Señora de Maravillas, que naufragó en las costas de las Bahamas en 1656. De él han estado sacando plata durante 400 años los buscadores de tesoros», recordaba.
Otros marinos ilustres fueron Benito Arias Montano, sobrino del humanista, que fue el terror de los corsarios holandeses, o el mismísimo Hernán Cortés, uno de los primeros en explorar California. Menos ilustres, pero no menos aventureros fueron diversos armadores de origen judío converso de Barcarrota y Oliva de la Frontera, que utilizaban sus barcos para traficar con perlas con Cuba y Veracruz.
Aquella charla con Fernando Serrano me ayudó a desmontar algunos tópicos cinematográficos como el de los piratas tomando un galeón español. «Eso no sucedió jamás, negaba tajantemente. Un galeón de plata español sólo fue tomado por armadas regulares y en contadísimas ocasiones. Una fue en 1628, cuando una flota holandesa potentísima tomó la flota de Nueva España y aquello le costó la cabeza al almirante, Juan de Benavides Bazán. La siguiente fue con el bloqueo de Robert Blake en 1657, en Cádiz».
Conversar con el profesor Serrano era muy entretenido. No se daba la menor importancia, pero había protagonizado historias que parecían sacadas de una novela. «Mientras investigaba en Sevilla en el Archivo de Indias, siempre había muchos profesionales de la historia contratados por buscadores de tesoros americanos. Pagaban bien. A mí me quisieron contratar varias veces».
El profesor de la UEx describía a los buscadores de tesoros como personajes con escasa cultura histórica, caso de Robert Marx o de Fisher, que encontró el galeón Atocha. «Algunos tienen medios superiores a los de la Armada española, incluso submarinos», precisaba.
Me contó el caso de un profesor que encontró los planos con la situación de una flota que se hundió en 1715: «Comentó su hallazgo relajadamente en el vestíbulo del Archivo de Indias ante un grupo de colegas. Pues bien, al poco tiempo, desaparecieron esos mapas del archivo sevillano y unos meses después, un equipo de buscadores de tesoros descubría esos barcos en la situación exacta que señalaban los planos».
El profesor se quejaba de que no existiera en España un museo importante de historia marítima de los naufragios. Hacía una propuesta por la que nadie se interesó seriamente: «¿Por qué no puede estar en Cáceres la mejor colección de cañones navales de bronce, de vasijas de barcos, de balas de cañón...? Lo cierto es que nuestros antepasados extremeños viajaron a América en esos barcos». ¿Qué mejor manera de honrar su memoria y su labor investigadora que un 'Museo de los Naufragios Fernando Serrano Mangas'?

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