domingo, 4 de junio de 2017

EL BAR DE LA ESQUINA - COSTILLA AL VINO TINTO,./ EN PRIMER PLANO - A FONDO - DESACTIVAR EL GEN DEL DOLOR,./ REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - ELENA FRANCIS,.

TITULO: EL BAR DE LA ESQUINA - COSTILLA AL VINO  TINTO,.

Resultado de imagen de el bar de la esquinaEL BAR DE LA ESQUINA - COSTILLA AL VINO  TINTO, fotos.

COSTILLA AL VINO  TINTO,.


Una receta  para hacer un plato principal de costilla al vino tinto
Tiempo de preparación: 150 minutos
Ingredientes para 4 personas

Ingredientes

    receta martin berasategui, costilla al vino tinto, xlsemanal
  • 1,5 kg de asado de tira de vaca
  • 1 pizca de harina
  • la parte blanca de 2 puerros
  • 2 cebolletas,
  • 8 dientes de ajo
  • 2 clavos de olor
  • 750 ml de vino tinto
  • 1,5 l de caldo de carne
  • 1 ramillete de cilantro
  • 2 soperas de cacahuetes tostados
  • 1 chile fresco
  • 1 pizca de vinagre de sidra
  • 1 chorrete de aceite de oliva virgen extra
  • 6 chalotas en tiras muy finas
  • los granos de 1 granada
  • 4 puñados de hojas de ensalada limpias

PASO A PASO


receta martin berasategui, costilla al vino tinto, xlsemanal1. Se pide al carnicero que nos corte la costilla por las juntas. Se salpimientan los pedazos y se pasan por harina, quitando el exceso. En una olla amplia con aceite se doran los pedazos de carne sin que se quemen, a fuego manso.

receta martin berasategui, costilla al vino tinto, xlsemanal2. Se cortan en trozos gruesos los puerros y las cebolletas y se añaden a la olla. Se aplastan los dientes de ajo sobre la tabla con la palma de la mano y se incorporan con los clavos de olor. Se salpimienta y se le da unas vueltas para que la verdura se sofría un poco. Se vierte el vino tinto y se reduce a fuego suave para que pierda la acidez. Se cubre con el caldo caliente y se guisa cubierto unos 90 minutos.
receta martin berasategui, costilla al vino tinto, xlsemanalreceta martin berasategui, costilla al vino tinto, xlsemanalPasados, se retira la carne a un plato y se tritura la salsa con una batidora. Se pasa esta por un colador fino para que quede lisa y se devuelve a la cazuela. Si queda muy ligera, se reduce unos minutos a fuego para que espese. Se incorporan los pedazos de costilla y se hierven suavemente unos minutos para que la cazuela se integre bien.

3. Para la ensalada: se majan las hojas de cilantro con los cacahuetes y el chile en un mortero y se incorporan el vinagre, el aceite, las chalotas y la granada.

4. Se remueve, se salpimienta y se añade el aliño sobre la ensalada. Se sirve la ensalada con el guiso. ¡Y listo!,.

 TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - DESACTIVAR EL GEN DEL DOLOR,.

DESACTIVAR EL GEN DEL DOLOR, fotos.

Después de más de diez años de investigación, la ciencia ha descubierto cuál es el gen responsable de que sintamos dolor. El reto ahora es crear la ‘pastilla milagro’ que logre desactivarlo definitivamente. Se lo contamos.

La película ‘El protegido’ cuenta la historia de David Dunn (Bruce Willis), un hombre que jamás ha sufrido una sola herida, ni siquiera cuando se convierte en el único superviviente del descarrilamiento de un tren.
El director M. Night Shyamalan narra el encuentro con su antagonista, Elijah Price (Samuel L. Jackson), cuyos huesos son tan débiles que parecen de cristal y se parten como una oblea. Una fábula de cómic -héroe, supervillano y ciencia ficción- que brota del contacto entre dos realidades extremas. Pues bien, la actual investigación científica sobre el dolor se parece mucho a aquella película. También se basa en dos mundos opuestos. Por un lado, el de las personas que sufren eritromelalgia, una rara enfermedad vascular que provoca vasodilatación aguda en las extremidades de quien las sufre. También se conoce como el ‘síndrome del hombre en llamas’, porque genera una hinchazón y ardor constantes similares a los de las quemaduras. Por el otro, las que padecen insensibilidad congénita, otra enfermedad aún más rara de personas que no pueden percibir el dolor físico. Y eso significa que desde una herida a la rotura de un hueso u otro problema de salud pueden pasar inadvertidos porque no existe esa conciencia del dolor. Dos realidades, como las de la película, extremas. El dolor constante y la ausencia absoluta de este. Pero dos realidades con mucho más en común de lo que se pensaba.
Hasta ahora hemos sido capaces de entender qué es el dolor y cómo se produce en el ser humano. Como lo explica el neurólogo Jordi Montero en su reciente libro Permiso para quejarse (Ariel), un apasionado viaje por el universo del dolor y, sobre todo, de las personas que lo padecen, este «cumple una función muy específica y absolutamente necesaria. Es la lógica de la evolución. Constituye una señal que nos indica la necesidad de evitar un peligro o de corregir una conducta peligrosa para nuestra integridad». Sin el dolor no habríamos evolucionado y no sobreviviríamos hoy. Todos lo sufrimos. En España, cuatro de cada diez personas, de acuerdo con la última Encuesta de salud europea, afirman haber padecido algún tipo de dolor durante el último mes.

Un paso más, el gen del dolor

Pero ahora los científicos tratan de ir más allá, de atajar el dolor desde su origen mismo. De encontrar en el rompecabezas de nuestro mapa biológico, de nuestro ADN, la pieza clave para comprenderlo. El gen concreto, entre los más de veinte mil que forman el genoma humano, del dolor. Y ahí es donde se cruzan esos dos extremos de los enfermos de eritromelalgia y de insensibilidad congénita.
Al menos media docena de laboratorios y centros de investigación en todo el mundo llevan más de una década tratando de averiguar cuál es ese gen. Ya lo han logrado. Investigando a los pacientes que sufren eritromelalgia, como han hecho la Universidad de Yale o el laboratorio Pfizer, para comprender cuál es la malformación genética repetida que les hace sufrir la enfermedad, y a los de insensibilidad congénita, como hace la Universidad de Cambridge o el laboratorio Xenon, para saber por qué tienen bloqueado el mecanismo de transmisión del dolor, todos han llegado al mismo punto del mapa: al gen SCN9A. Como lo definía recientemente en la revista Wired Stephen Waxman, director del Centro de Investigación de Neurociencia y Regeneración de Yale, este es «el gen maestro del dolor».
En ambas enfermedades, sus pacientes sufrían una mutación de este gen responsable de codificar el canal de sodio Nav1.7 de las células nerviosas. Los canales de sodio, exclusivos solo de unos pocos genes, permiten o bloquean el paso de carga eléctrica hacia las células. Es decir, ante un estímulo, el canal se abre lo justo para que la cantidad necesaria de iones de sodio pase y así pueda propagarse el mensaje que el cerebro registrará como dolor. Pero, en los pacientes con insensibilidad, este canal está permanentemente bloqueado. Y en los que padecen eritromelalgia se abre más de lo normal.

Manipular el gen

Una vez hallado el gen, el objetivo es sencillo: averiguar cómo manipularlo, cómo alterarlo para abrir el canal (y tratar así a las personas que no sufren dolor), pero sobre todo cómo cerrarlo, sin llegar a bloquearlo, para reducir la intensidad de la señal. Esa es la gran frontera de la investigación. Porque esa sencillez del desafío es solo teórica.

El objetivo de las investigaciones no es anestesiar el dolor. Es evitar que llegue a producirse

Hallar un bloqueante para ese canal de sodio implica, de ahí la dificultad de las investigaciones que se desarrollan hoy, hacerlo asegurándose de que solo actúa en ese Nav1.7 concreto, porque existen otros ocho canales de sodio en nuestro organismo responsables, entre otros, del movimiento muscular o de la actividad cerebral y bloquearlos implicaría, literalmente, parar el corazón o el cerebro. Ese es el estado actual de las investigaciones que se realizan. La búsqueda del elemento concreto capaz de actuar solo sobre el canal de sodio responsable del dolor. Pfizer, en colaboración con Yale, y Xenon, como revela Wired, están ya en una segunda fase de sus pruebas de laboratorio experimentando con pacientes de eritromelalgia. Mientras otros centros, como Amgen, una compañía farmacéutica de California, prueba cada semana hasta diez mil moléculas nuevas para bloquear el canal. Todos ellos, competidores en una carrera contrarreloj por ser los primeros que creen, y patenten, el primer tratamiento realmente efectivo contra el dolor. Una ‘píldora mágica’ casi, como la historia de Shyamalan, de ciencia ficción.


DOS CASOS EXTREMOS UNIDOS POR EL MISMO GEN

Steve Pete: no sabe lo que es el dolor

“Aunque sufriera apendicitis o el dolor previo a un infarto, no lo notaría”
Tiene 36 años y no sabe lo que es el dolor. A Steve Pete le gusta gastarle una broma a su mujer. Se agarra el brazo izquierdo y contrae el gesto. « Estás bien?», le pregunta asustada ella. Y él ríe. Si Steve, que vive en Washington, sufriese un infarto, no sería consciente. Padece insensibilidad congénita. A lo largo de su vida ha tenido más de 70 fracturas de huesos que nunca le dolieron. Steve y su hermano Chris nacieron con un extraño desorden genético. La primera vez que sus padres sospecharon algo, Steve tenía cuatro o cinco meses. Al salirle los dientes, se mordía la lengua hasta destrozársela. El médico determinó enseguida que el niño no sentía dolor alguno, no reaccionaba ni a pinchazos en su columna vertebral. Eso no impidió que unos años después, al romperse huesos y herirse continuamente -vivía en una granja-, los servicios sociales le retirasen la custodia a sus padres durante dos meses, acusándolos de negligencia. Steve tiene mucho cuidado con lo que hace, pero afirma que lo que más le da miedo son las heridas internas. «La apendicitis es lo que más me asusta. En cuanto noto la más mínima alteración en el estómago, voy a que me chequeen». Y se prepara para la eventualidad de perder su pierna izquierda. Si se le vuelve a romper, los médicos tendrían que amputársela. «Trato de no pensar en ello», dice. En lo que no puede evitar pensar es en el suicidio de su hermano a los 26 años. «Iba a graduarse cuando le dijeron que en un año estaría en silla de ruedas. No pudo con ello». A pesar del riesgo de transmisión genética, Pete tuvo una hija en 2008. A la niña le pincharon en cuanto nació. Y lloró.

Pam Costa: padece dolores inmensos

“Cada mañana tomo morfina. Preferí adoptar a mi hija para no traspasar esta enfermedad”
Cada mañana, al despertarse, lo primero que hace Pam Costa, de 51 años, es tomarse 50 miligramos de morfina. Así lleva 35 años. Padece eritromelalgia, una enfermedad genética. La dilatación de los vasos capilares de las extremidades la obliga a vivir con un dolor crónico y constante que se acentúa con cualquier contacto físico, con el estrés e incluso con un cambio de temperatura.
«Es la misma sensación de padecer siempre un frío extremo en los pies y después calentarlos, ese momento en el que parece que arden», lo explica Pam. Para ella ponerse un jersey o los zapatos es terrible por los dolores. Una veintena de familiares suyos sufren el mismo síndrome. Algunos, para evitar el dolor, ponen en hielo sus extremidades hasta causarse gangrena. Pam no fue diagnosticada hasta los 11 años, porque un primo acudió a la Clínica Mayo con síntomas similares. Hasta entonces los médicos creían que era algo psicosomático, depresión o problemas de comportamiento.
Pam vive en Washington, está casada y tiene una hija adoptada. «No quería correr el riesgo de pasarle esta enfermedad a otra persona».

TITULO: REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - ELENA FRANCIS,.

fotos, ELENA FRANCIS,.

Elena Francis: "Querida amiga: los hombres son proclives al adulterio",.

El consultorio de Elena Francis’ fue el paño de lágrimas de las españolas desde 1947 ¡hasta 1984! Una nueva novela recobra las llamativas cartas y las respuestas de un programa radiofónico que retrata toda una época y que en realidad fue un efectivo truco publicitario. 

 P”. Está desesperada porque el señor de la casa en la que trabaja como sirvienta se mete en su cama todas las noches. «¿Qué hago, señora Francis?», pregunta angustiada ‘R’ se ha quedado embarazada de su novio y el chico se ha desentendido de ella. ‘A’ pide una receta que excite sexualmente a su marido porque hace meses que no la toca…

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En los años setenta, muchas cartas que llegan al consultorio radiofónico de Elena Francis están relacionadas con el sexo. Cuando este célebre programa comenzó su andadura, en 1947, las mujeres preguntaban remedios caseros para eliminar manchas del tresillo, recetas de cocina o ungüentos para combatir los sabañones. El programa fue cambiando con los años. Pero fue una evolución mínima. Nunca perdió el tono moralizante y conservador. Ni siquiera en los últimos años de su larguísima vida. Se emitió durante 37 años. Los últimos consejos de doña Elena Francis se escucharon en 1984: con Felipe González en la presidencia del Gobierno y el divorcio legalizado.
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Elena Francis soy yo… El periodista Juan Soto Viñolo redactó las respuestas de Elena Francis durante 18 años, de 1966 a 1984. Cuando retiraron el programa, decidió salir a la luz y lo desveló en un periódico. Fue un gran shock
El consultorio de Elena Francis tiene un enorme poder evocador para varias generaciones. Con solo escuchar su sintonía -el tema Indian summer, de Victor Herbert-, millones de españoles se teletransportan a la mesa camilla del salón de su casa, al cuarto de la plancha o al patio de vecinos por el que subía el programa radiado desde distintos transistores.
Elena Francis acompañó a millones de españolas (y a algunos hombres, que también lo siguieron e incluso escribieron cartas) sin existir. Es un fenómeno único.
No existía esa matriarca sabia y serena. Y sus consejos fueron una labor secundaria. El consultorio de Elena Francis fue en realidad «la campaña publicitaria más exitosa de este país», explica la escritora Rosario Raro, autora de La huella de una carta (Planeta), novela protagonizada por uno de los muchos ‘negros’ que contestaron a cientos de miles de cartas que recibió el consultorio.

Juan Soto Viñolo confesó que a menudo se inventaba cartas truculentas para subir la audiencia

Elena Francis fue una magnífica campaña de marketing ideada por un matrimonio catalán para vender los productos de cosmética de su empresa. José Frade y Francisca Bes Calvet eran propietarios del Instituto y Laboratorios de Belleza Francis, fabricante de la crema de ojos Antirides Francis, «que elimina las arruguitas y combate las patas de gallo», según proclamaba la publicidad; y del Depilator Francis, la leche limpiadora S de Francis y otros productos.
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Maruja Fernández fue la última de las locutoras que pusieron voz a Elena Francis. El programa se emitía por las tardes, duraba media hora y respondía a siete cartas
El programa nació en Radio Barcelona para vender cremas. Se ponían canciones dedicadas, se leían vidas de santos y ‘biografías ejemplares’ y se contestaban las cartas de las oyentes. Sus promotores tuvieron la genial idea de que fuera una mujer madura y con áurea de sensata sabiduría quien prescribiera los potingues y consejos. El nombre de Elena Francis viene del de su inventora: Francisca Elena Bel Calvet. El consultorio se convirtió en entretenimiento, consuelo y compañía para muchas mujeres. Comenzaron a llover cartas con preguntas de todo tipo. Los Frade contrataron a un equipo de guionistas para que las contestasen. Todas:«Era política de la empresa», explica Rosario Raro.

Las cartas se conservan

«¿Te gusta escribir?», preguntaban los anuncios para reclutar escribientes. Para ser ‘contestador Francis’ había que tener máquina de escribir propia y no cometer faltas de ortografía. Y por supuesto era imprescindible la máxima discreción: la identidad de Elena Francis era secreta.
Estos escribientes se ocupaban de la mayoría de las misivas. En 2007 se encontraron cien mil de esas cartas en la masía abandonada de la familia Frade. Ahora se custodian en el Archivo Comarcal del Bajo Llobregat y diez mil de ellas están digitalizadas. Se pueden consultar.

El programa fue una campaña de ‘marketing’ ideada por un matrimonio catalán para vender cremas

Por supuesto, las respuestas que redactaban los ‘guionistas contratados’ eran supervisadas por un equipo del que formaron parte sacerdotes y psicólogos. Solo se contestaban por radio unas cartas escogidas. Para las voces de la misteriosa Elena Francis -que no concedía entrevistas, porque era muy celosa de su intimidad- los Frade contaron con varios locutores; la última fue Maruja Fernández. Los oyentes identificaban su aspecto con el de la madura consejera.
Detrás de cada respuesta encabezada casi siempre por un inconfundible «querida amiga», había algún guionista enmascarado. También hubo varios. A partir de 1966, el encargado de responder a mujeres que firmaban sus cartas como «Una sufridora», «Un corazón herido», «Burlada» o «Atormentada» estaba el periodista especializado en información taurina Juan Soto Viñolo.
Él solo (ayudado de enciclopedias) respondió a las consultas del programa durante 18 años, excepto a las de belleza, de las que se encargaban desde el laboratorio cosmético. «Hacía el papel de Internet, preguntaban de todo, dónde está el Consulado de Suiza, qué hacer para ser actriz…», apunta Rosario Raro.
Soto Viñolo, que murió hace tres meses, contó en su libro Querida Elena Francis que el programa trató «todos los temas excepto política y aborto». Confesó que periódicamente se inventaba cartas truculentas para aumentar la audiencia. Y reconoció muchas censuras: nada de incestos ni métodos anticonceptivos ni ‘bodas de penalti’. Y cuidado con la homosexualidad: si el marido ‘se desviaba’, es que la mujer ‘no se empleaba a fondo’.
Juan Soto Viñolo resumía así sus consejos a las mujeres víctimas de adulterio: «Paciencia en los años sesenta, que se fueran con su madre en los setenta y que se divorciaran en los ochenta». El programa retrató una época. «Usted es la única persona que puede ayudarme en esta vida». «¿Qué puedo hacer?» se despedía, suplicante, ‘Rosa marchita’.

CARTAS (Y RESPUESTAS) TREMENDAS

Hubo cartas que narraban abusos y graves delitos, las cuales eran contestadas con consejos terribles.

Violada por su jefe

El señorito
elena francis, programa radio, consejos, xlsemanalA los 12 años, mi madre me hizo acompañar al amo a su habitación.
Me hizo todo lo que quiso. Luego en Madrid, en la primera casa, el señorito me quiso hacer eso. Me defendí y me despidieron sin pagarme. Ahora estoy en otra casa. Desde que la señora murió, el amo se mete en mi cama. Todos los días quiere. Dice que le dé un hijo y me comprará un piso. ¿Qué hago, señora Francis? P. R. madrid, 1972.
El piso
La vida ha sido muy dura contigo. Trata de lograr que te compre el piso poniéndolo a tu nombre. Si lo hace, tendrás un capital y un sitio donde vivir. Si consigues el piso, habrás logrado algo positivo después de tantas humillaciones. Serás capaz de rehacer tu vida.

Embarazada

Adolescente
Estudio quinto de Bachillerato, tengo 15 años. Hace un mes me invitaron unos amigos a una fiesta. Al llegar solo estaba allí el chico que me gusta. Insistió en que me quedara. Bailamos y nos besamos. En fin, señora, que estoy esperando un hijo. Él dice que no es el padre. ¿Qué hago? Estoy desesperada.
R. Barcelona, 1972.
Rechazo
Es lógico que el muchacho rechace la paternidad y te abandone. Hay que aceptarlo sin traumas ni histerismos. De lo que se trata es de que tú y tu familia aceptéis este embarazo y al niño, procurando que este hecho, que provocará problemas familiares, de relación social y laboral, no complique gravemente tu vida.

Adulterio

Discoteca
Una amiga soltera que frecuenta discotecas y ‘boîtes’ me dice que ve frecuentemente a mi marido divirtiéndose con otras mujeres. Fui a una discoteca y lo encontré acaramelado con una chica. Me fui llorando. En casa le pedí explicaciones y dice que fue allí por asuntos de negocios.
Aventura pasajera
No se preocupe, los hombres son proclives al adulterio. Posiblemente se trate de una aventura pasajera. Tiene que conseguir que su marido se vuelva a interesar por usted al tiempo que se sienta bien en casa extremando sus atenciones personales, quizá un tanto abandonadas por la rutina.

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