miércoles, 20 de junio de 2018

LUNES -25- JUNIO - Madridistas por el mundo - A la cola para ver Portugal,./ LUNES -25- JUNIO - EN EL PUNTO DE MIRA - EL FRACASO DE RONDA DEL CARMEN OBLIGA A CAMBIAR EL MODELO Y CONTAR CON IFECA,.

TITULO:  LUNES -25- JUNIO - Madridistas por el mundo - A la cola para ver Portugal,.

  Realmadrid TV emite el lunes -25- junio , a partir de las 22:30 horas, una nueva entrega de Madridistas por el mundo. En esta ocasión, el destino elegido A la cola para ver Portugal,.

 A la cola para ver Portugal,.

A la cola para ver Portugal,.

El número 28. Turistas colapsan a diario el emblemático tranvía de Lisboa, que recorre las calles y barrios más pintorescos de la ciudad. :: i. o. de olano/
El número 28. Turistas colapsan a diario el emblemático tranvía de Lisboa, que recorre las calles y barrios más pintorescos de la ciudad. fotos.

Los visitantes duplican la población: 20,6 millones el último año. Una cuarta parte patea Lisboa, que teme una «barcelonización». Ni Londres soporta semejante presión turística

Resultat d'imatges de madridistas por el mundo portugal
Hay un tranvía llamado deseo en Lisboa. Es amarillo y blanco, con la barriga de madera crujiente. Tiene aforo para cincuenta pasajeros, veinte de ellos acomodados en asientos de piel. Por 2,90 euros, repta con genio por las siete colinas de la vetusta Olissipo, estaciona junto al castillo de San Jorge y serpentea por algunas de las calles más tortuosas y genuinas de los distritos de Barrio Alto, Graça, Mouraria, Alfama, Baixa, Chiado, Madragoa y Altoangostas. Este «eléctrico», como le dicen los locales, el número 28, se coge en la plaza Martim Moniz a partir de las ocho de la mañana. No hace falta preguntar cuál es su parada. Lo anuncia en la distancia la fila india con docenas de turistas que aguardan veinte, cuarenta o sesenta minutos para subirse al decimonónico vagón y entregarse al traqueteo con un codo empotrado en la sien, una 'réflex' incrustrada en la ingle y una mochila camorrista declarando la guerra en la retaguardia. A excepción del santo conductor, ya no lleva lisboetas a bordo. Si acaso, algún carterista. A los portugueses les enloquecen las sardinas. Pero, únicamente, en el plato y previa travesía infernal por la parrilla.
En la rúa das Carmelitas de Oporto, otra larguísima cola conduce, cuesta abajo, hasta el número 144. Allí, la librería neogótica Lello explota sin pudor y con éxito letal su publicitada belleza centenaria. En sus señoriales escaleras, las que presuntamente inspiraron las de Hogwarts en los libros de Harry Potter durante la etapa portuense de J.K. Rowling, los embotellamientos son de magnitud M-30. Verse atrapada en uno de ellos exige el pago anticipado de un peaje en la taquilla habilitada en un local contiguo. La entrada ha pasado de 2 a 5 euros en cosa de un pispás. Aun así, despachan hasta 2.000 en las nueve horas que dura allí la jornada laboral.
Los turistas devoran Portugal. Más de 5 millones exploran ya al año la capital lusa -el destino más demandado, por encima incluso del Algarve-, donde están censadas 504.000 personas. Se estima que en cada kilómetro cuadrado de Lisboa hay 300 'guiris'; 228 en el caso de Oporto, donde sus 214.00 vecinos oficiales se abren paso en el asfalto entre cerca de 1,6 millones de visitantes. Ni Praga, ni Barcelona, ni siquiera Londres, soportan semejante presión porcentual. «Los portugueses han hecho pocas industrias. La más importante, la del buen vivir: clima agradable, estupenda gastronomía, buenas comunicaciones, tranquilidad. Es un imán», sintetiza el director del Instituto Cervantes en Lisboa, Javier Rioyo.
Javier Rioyo Dir. Instituto Cervantes Lisboa «La mayor industria lusa es la del buen vivir y funciona como un imán»Joao Seixas Economista y geógrafo urbano «Somos buenos en marketing y en idiomas; no todo son ventajas fiscales»Plataforma cívica Rock in Riot llama a la «reapropiación» de Lisboa con manifestaciones pacíficasEn inglés Lo habla el 90% de la población. Se escolarizan en esa lengua y no existe el doblaje
La invasión, perpetrada mayormente por ingleses, españoles y franceses de la mano de alguna de las 17 líneas aéreas de bajo coste que operan en el país, se observa desde perspectivas bien dispares entre los nativos. Unos, la maldicen. Para otros sabe a 'bacalhau'. A Sandra Botelho, una llamativa actriz mozambiqueña de 54 años, la avalancha foránea le ha traído un segundo oficio. Con una imagen «quemada» tras años de éxito en una popular comedia policial de la pequeña pantalla, ahora conduce un tuk-tuk de última generación que ha comprado por 14.000 euros y que espera pagar en nueve años. El pequeño mototaxi de tres ruedas, el medio de transporte habitual en el sudeste asiático y la India, se ha hecho un hueco en las calles de Lisboa. Eso sí, en una versión mullida, descapotable y silenciosa, esto último, por imperativo municipal. En apenas tres años, estos miniautos sin puertas han pasado de cero a cuatrocientos, pero su endiablado zumbido ya no sofoca las continuas trifulcas entre el batiburrillo de especies que patrullan la sabana urbana al acecho de algunas de las miles de presas que la transitan. Han de ser eléctricos.

Martín Berasategui y Nadal

A un tiro de piedra de la tercera terminal de cruceros, inaugurada el pasado noviembre, José Avillez, el único chef lusitano en regentar un 'dos estrellas Michelin' en la capital, acaba de bautizar su undécimo local. Es de su línea 'cantina', un estilo informal para servir un plato sin mantel a veinte euros. «El mundo de la restauración está viviendo un tremendo dinamismo. En Lisboa hay nuevas aperturas cada semana. El interés que está generando Portugal como destino turístico está potenciando sectores muy distintos y todo ese desarrollo y crecimiento van a ser tremendamente positivos para este país en los próximos años», augura encantado el artista de 'Belcanto'. Su percepción traspasa fronteras. El 'ocho estrellas Michelin' guipuzcoano Martín Berasategui prepara la puesta en marcha en octubre de '50 seconds', un restaurante acristalado en lo alto de la torre Vasco da Gama.
En el lateral de la Cantina Zé Avillez, en el número 24A de la rúa Dos Bacalhoeiros, se representa la tragicomedia del fenómeno turístico en dos actos. En el primer piso de este destartalado edificio de viviendas, una octogenaria abre los ventanales para sacudir un trapo entre las rosas de plástico que adornan su balcón. Justo debajo, en el portal, tres hombres trajeados charlan animadamente del futuro de la casa que ocupa la mujer. Un cartel destripa el nudo: 'Próxima construcción de apartamentos tipo 'loft' de 42 y 90 metros cuadrados, con una y dos habitaciones'. Un operario sale a echar un cigarro empolvado del casco a los pies. «¿Busca información? Le puedo llevar hasta la oficina. Está aquí al lado», se ofrece diligente.

- ¿Sabe qué piensa hacer la inmobiliaria con la vecina del primero?

- Es ya mayor. Están esperando a que... usted me entiende.
Ya no pueden echarla. Hace solo seis semanas, el Gobierno portugués decidió poner freno a la avalancha de desalojos salvajes consumados durante años en los barrios de Alfama, Morería, Chiado o Baixa para satisfacer el hambre de Lisboa desatado entre los millonarios franceses, brasileños, ingleses, chinos y angoleños. Lo hizo reformando la ley de vivienda, que ahora salvaguarda de la voracidad inversionista que barre la ciudad a los mayores de 65 años, a los inquilinos con más de 25 años en el mismo piso y a las personas con problemas de movilidad. El torniquete ha logrado aplacar la psicosis desatada entre algunos residentes ante la eventualidad de que, al abrir el buzón, se toparan con la temida carta que les anuncia la subida de la renta o el precio de compra del inmueble. Pero en ningún caso contendrá los precios disparatados de un mercado desbocado -la vivienda ha crecido un 18% en el último año-, ni tampoco corregirá los efectos de la gentrificación, el anglicismo que da nombre al proceso de colonización residencial perpetrado por las clases adineradas y que deriva en el desplazamiento de los habitantes a la periferia y en la despersonalización de esas áreas urbanas. Ya está muy avanzado.
En el tablero del Monopoly que es hoy el corazón de Lisboa (y de Algarve, Oporto, Sintra, Aveiro, Albufeira, Volamoura o la 'trendy' Comporta), apenas queda un edificio que no tenga adosado un grúa, una maraña de andamios o un tobogán de escombros. Una de las transformaciones más espectaculares se anuncia para varios bloques cubiertos por enormes lonas en la transición de las plazas del Rossio y de la Figueira. En los mentideros locales se dice que los ha comprado el señor de Roland Garros, Rafa Nadal, para hacer apartamentos turísticos de lujo.
«Refugees welcome! Golden Visas go home! (Bienvenidos refugiados, a casa los Golden Visa), clama en rojo una pared desconchada de la Alfama. La tercera pata del terremoto turístico-urbanístico que sacude el país vecino amenaza seriamente con convertir el oeste peninsular en la residencia de la Tercera Edad de Europa.
Gracias al programa gubernamental de atracción de capital, más de 5.000 extranjeros han encontrado allí su 'paraíso fiscal'. El visado de oro se concede a quien resida al menos 183 días al año en Portugal, a cambio de que que inyecte 200.000 euros -antes eran 500.000- en una empresa lusa o en la compra de una propiedad inmobiliaria.
«No todo son ventajas fiscales. Somos muy buenos en marketing y también en idiomas», reivindica desde la Universidad Nova de Lisboa el economista y geógrafo urbano, Joao Seixas. (Nueve de cada diez portugueses habla inglés como resultado de la fórmula 'escolarización en esa lengua más una dieta estricta a base de V.O.S.'). Lo cortés no quita lo valiente y el experto admite que «hay un poso creciente de ansiedad y preocupación entre la población ante la «barcelonización» de Lisboa». La plataforma cívica Rock in Riot lleva convocadas ya varias manifestaciones por la «reapropiación de la ciudad».

La intrahistoria y Madonna

Gustavo Briz cita a sus clientes a las nueve de la mañana en el Miradouro da Nossa Senhora do Monte para espabilarles de golpe con 250 grados de una bellísima panorámica lisboeta libre de multitudes. Vista así, Ulises bien pudo ser su fundador. «Es uno de mis lugares favoritos y a estas horas nunca hay turistas», saluda el joven arquitecto de 29 años. Es uno de los guías de We hate tourism tours (Odiamos los recorridos turísticos), el provocador nombre de un proyecto que unos jóvenes desempleados, hijos de la crisis de 2008, -entre ellos, un diseñador gráfico, un periodista, un ingeniero y un psicólogo-, montaron para tratar de salir a flote y ofrecer a los turistas una experiencia «más humana». También más sostenible. Destinan parte de los ingresos a sencillas pero excitantes excursiones con críos o ancianos sin posibles.
Una noruega experta en desarrollo digital de finanzas y una pareja de holandeses, él profesor de matemáticas y ella, farmacéutica, se han unido a una excursión a pie de tres horas para descubrir la intrahistoria de la ciudad -«no solo la bonita y gloriosa», matiza Briz- a través de un recorrido que a menudo no figura en los mapas oficiales. «Ahora mejor no tomamos fotos. Vamos a pasar junto a unos traficantes», anuncia Briz sin detenerse en el laberíntico descenso por las tripas de la Mouraria.
Cerca de allí, en una terraza con vistas a este barrio, la cantante caboverdiana Mayra Andrade se toma un respiro de sus ensayos para preparar su gira veraniega europea con Gilberto Gil. Hace poco más de dos años dejó la «refunfuñona y estresada» París para anclarse a Lisboa, una ciudad por la que antes deambulaban «almas en pena» y en la que hoy brota «música, vida y sonrisas» en cada esquina. Lo hizo en Martim Muniz, un distrito con residentes de 34 nacionalidades distintas donde cada día 'el 28' se gana su reputación de tranvía sexy y legendario. En estos veintitantos meses, su piso ha duplicado su valor y una tal Madonna ha ido a verla actuar en un local de Alfama, la ha grabado y colgado en las redes. Se siente bendecida; sus amigos, lo admite, «invadidos». «Yo les digo que necesitan de los turistas para levantarse de nuevo. Mientras, por dentro, me digo 'ojalá que no les roben su espíritu y logren salvaguardar su simplicidad'».
Ni todo es tinto de verano
Última entrega de la serie dominical de cuatro capítulos sobre Portugal, ese país tan cercano y tan desconocido, que ahora brilla por los cuatro costados en la escena internacional.

TITULO: LUNES -25- JUNIO - EN EL PUNTO DE MIRA - EL FRACASO DE RONDA DEL  CARMEN OBLIGA A CAMBIAR EL MODELO  Y CONTAR CON IFECA,.

El lunes -25- junio a las 22:45 por La Cuatro en el punto de mira  EL FRACASO DE RONDA DEL  CARMEN OBLIGA A CAMBIAR EL MODELO  Y CONTAR CON IFECA,foto.


El fracaso de Ronda del Carmen obliga a cambiar el modelo y contar con Ifeca

Una mujer pasa por delante de la frutería del mercado. :: jorge rey/
Una mujer pasa por delante de la frutería del mercado.

Los empresarios de hostelería no responden a los concursos convocados y el Ayuntamiento quiere que se use el edificio para eventos,.


Ni de forma conjunta ni individual. Ni con rebajas en el canon ni mejora de condiciones. La inversión millonaria que la Junta de Extremadura hizo en el mercado de Ronda del Carmen no consigue atraer a los empresarios de hostelería. Ninguno se interesa por los espacios disponibles en la primera planta, pese a que en principio llegaron dos ofertas para montar una cervecería y una cafetería. Esos contratos no se han llegado a formalizar y tampoco cuajó la puesta en servicio de un negocio de pizzas artesanales. El resultado es que tres licitaciones han sido hasta ahora tres sonoros fracasos, lo que llevará al Ayuntamiento a cambiar el modelo de gestión.
El portavoz municipal, Rafael Mateos, anunció ayer que el miércoles 13 se celebrará una reunión con responsables de la Institución Ferial de Cáceres (Ifeca) para abordar este asunto. La idea es que se rentabilice el dinero invertido mediante la utilización de ese espacio para la celebración de eventos.
«Vamos a abordar una modificación en la forma de gestión. Vamos a modificarla con la implicación de Ifeca. La implicación de Ifeca conlleva que ese espacio se utilice también para eventos», detalla Mateos. El equipo de Gobierno no descarta ninguna opción. Ahí aparece Ciudadanos, al que se reprocha que no funcionase su propuesta de abrir a concurso todos los locales al unísono. En su día desde el Consistorio se apuntó que al menos dos empresas habían mostrado interés en acudir a esa convocatoria, pero que se habían quedado sin tiempo para hacerlo. Con el paso de los meses se confirmó que la idea en ningún momento ha conseguido atraer inversores dispuestos a apostar por el área de hostelería.
OPINIONESSebastián Jiménez Comerciante «Hemos perdido clientes»Fidel Hortensio Cliente «El problema es de la zona. Hay muchos locales vacíos»Cayetano Polo Ciudadanos «Si se despilfarra en un proyecto que nadie pide, pasa esto»
«Cuando los políticos se empeñan en despilfarrar dinero en proyectos e iniciativas que nadie pide, sucede esto. Siempre hemos defendido que la opción más viable, una vez gastado el dinero, sería ceder la explotación del edificio completo, ni por plantas, ni por locales», argumentó el portavoz de Ciudadanos, Cayetano Polo, en su perfil de Facebook.
Fracaso es la palabra más repetida, también entre los comerciantes de la plata baja, donde siguen quedando tres casillas vacías. Lo recalca Sebastián Jiménez, muy pesimista. El presidente de la asociación de empresarios del mercado sugiere que el Ayuntamiento no se ha implicado lo suficiente. «Hemos perdido clientes. Las obras se alargaron y no se ha defendido el proyecto. No vale solo con publicarlo en el BOP hay que darle publicidad y no se hace. Ni cartel hay todavía», denuncia.
A su lado, Jacinto Iglesias se prepara para echar el cierre en su carnicería. «Es una pena. Se estropea una vitrina y el Ayuntamiento dice que no la arregla, pese a que es suya. Me voy. Esto ha sido una ruina», comenta con pesar. A las 12.30 horas en el mercado hay ocho clientes. En ninguno de los puestos, salvo la pescadería, se reúnen más de cuatro personas. «El problema es que está zona está muerta. No solo el mercado. Mira los locales vacíos que hay», analiza Fidel Hortigón, de 70 años y cliente fijo. Empresarios de hostelería consultados por HOY lo ven claro: no es un problema de precios ni de oferta sino de ausencia de demanda. La ubicación, fuera de los circuitos turísticos, tampoco ayuda.

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