viernes, 7 de marzo de 2014

LA FOTOGRAFIA, EL POETA QUE ELIGIO LA LOCURA, / LA REVISTA DEL CAMPO, ESTA BAJANDO LA EDAD MEDIA DEL CONSUMIDOR DE VINO,.

El poeta que eligió la locuraTÍTULO: LA FOTOGRAFIA, EL POETA QUE ELIGIO LA LOCURA,.
  1. Poeta torrencial y autodestructivo, paradigma de genio maldito, ... de una estirpe de poetas, -foto.Leopoldo María Panero eligió vivir en la locura.
    Poeta torrencial y autodestructivo, paradigma de genio maldito, alucinado, indómito y brillante, último de una estirpe de poetas, Leopoldo María Panero eligió vivir en la locura. Transgresor, inclasificable y desbordante talento poético, falleció ayer, próximo a cumplir 66 años. Huyendo de las inclemencias de la cordura, pasó la mayor parte de su vida en instituciones psiquiátricas sin que su inestabilidad emocional y mental le impidiera publicar con regularidad y armar una de las obras más singulares, potentes y lúcidas de la reciente poesía española. Sobrevivió a sus hermanos también poetas -José Moisés Santiago, 'Michi', el menor, fallecido en 2004, y Juan Luis, el mayor, desaparecido en 2013-, para perecer a causa de un fallo multiorgánico en un hospital de Las Palmas de Gran Canaria -«el manicomio del Doctor Rafael Inglot», para él-, en el que ingresó voluntariamente y que tenía encomendada su tutela. Sus restos serán incinerados hoy en el Tanatorio San Miguel de la capital grancanaria.
    A pesar de su tormentoso y esquizofrénico carácter, de sus paranoias y su impredecible y volcánico comportamiento, «era un ser cercano y tierno que hacía que la gente le entendiese, que se enamorase de su poesía grande e inmensa», según Antonio Huerga y Charo Fierro, amigos y editores. Alejado del «puto infierno» del manicomio, de «las toneladas de haloperidol» que lo aturdían, aseguraba que «España es la que está loca y no yo». En sus horas de libertad, lejos de los pastillazos y la rigidez hospitalaria, reconocía que «los locos y los borrachos tienen la perniciosa manía de decir la verdad». Instalado por voluntad propia en el lado salvaje de la conciencia, aseguraba «cultivar el espanto como un ciencia». «La CIA tiene un plan para acabar con mi vida», sostenía. También decía que jamás oía voces, pero que sí retumbaban en su cabeza «los pensamientos de la gente que me llegan de forma telepática».
    Hijo del poeta astorgano Leopoldo Panero y la escritora y actriz Felicidad Blanc, sobrino del también poeta Juan Panero, creció en el letraherido e emocionalmente insano anbiente famliar, bajo el aliento poético de su autoritario padre, falangista y alcohólico, cima de la poesía de posguerra y afín al régimen de Franco.
    Había nacido en Madrid el 16 de junio de 1948 y la poesía fue una vocación infantil, a la que Leopoldo -tardaría en incorporar el María que le distinguía de su progenitor- se entregó mientras estudiaba. Primero el bachillerato en el Liceo y el Italiano de Madrid y luego Filosofía y Letras en la Universidad Complutense y Filología Francesa en la Central de Barcelona.
    Novísimo
    Antifranquista furibundo, faltón y pendenciero, antes de cumplir los veinte años había pasado ya por varias detenciones. Llegarían enseguida las etapas de reclusión en instituciones mentales. Como poeta se ganó pronto la etiqueta de maldito que le acompañó hasta el final. 'Por el camino de Swan' (1968) fue su brillante debut, un poemario deslumbrante al que siguieron 'Así se fundó Carnaby Street' (1970). El editor Josep María Castellet lo incluyó en su mítica antología 'Nueve novísimos poetas españoles' de 1970, junto a Vázquez Montalbán, Martínez Sarrión, Azúa, Gimferrer, Molina Foix, Guillermo Carnero o Ana María Moix. Fallecida la semana pasada, 'la nena', la única mujer de aquella profética selección, fue un amor imposible y nunca correspondido del joven Panero que aún se buscaba en los límites de la cordura en la Barcelona de los últimos sesenta.
    En los primeros setenta publica 'Teoría' (1973) y tras una estancia en París, regresa a España a finales de la década y escribe 'Narciso en el acorde último de las flautas', uno de sus libros más celebrados. Encuentra entonces en Eduardo Haro Ibars un alma gemela en el exceso y las rarezas literarias y avanza en un rimbaudiano descenso a los infierno del que no habría retorno.
    Capaz de memorizar toda la poesía de Rimbaud Verlaine y Baudelaire, dueño de una prodigiosa memoria y una displicente y mordaz inteligencia, traductor excelso, como prueba su versión de 'Matemática demente', los cuentos humorísticos de Lewis Carroll, y acerado ensayista, el tabaco el alcohol y las drogas fueron compañeros de viaje del poeta desde su conflictiva y delirante adolescencia. En 1980 publica 'Last River Together' y se retrata en 'La canción del croupier del Mississipi'. En 1992 dedicó una espeluznante colección de poemas a la heroína. Incapaz de socializar, enfrentado a su familia en una relación tóxica de la que dio cuenta la película 'El desencanto', de Jaime Chávarri, a mediados de los setenta, pasaría la mayor parte de su vida adulta en centros de tratamiento psiquiátrico como el de Mondragón (Guipúzcoa), donde permaneció casi quince años y alumbró algunos de sus poemas más divulgados.
    Ricardo Franco lo reclutaría en 1994 para interpretarse a sí mismo en 'Después de tantos años', nueva vuelta de tuerca al estigma de los Panero. Sus últimos años transcurrieron en la unidad psiquiátrica del Hospital Rey Juan Carlos de la capital grancanaria, en el que estaba tutelado en régimen abierto. En «el manicomio del doctor Inglod» sigue escribiendo poemas en solitario o en colaboración con amigos como Félix Caballero. Mezcla en su abstruso y culturalista discurso Poe con Wittgenstein, a Lautremont con ETA y equipara su inteligencia a la de Niztsche. Fuma varias cajetillas cada día y bebe compulsivamente Coca-Cola.
    El poeta loco, descentrado y raro, el hombre roto y alucinado, incapacitado para la vida corriente, el orate que peregrinó por los manicomios de Ciempozuelos, Tarragona, Getafe, Mondragón o Las Palmas, sería el primero de su generación incorporado a la nómina de clásicos de la editorial Cátedra.

    «Está bajando la edad media del consumidor de vino»TÍTULO:  LA REVISTA DEL CAMPO, ESTA BAJANDO LA EDAD MEDIA DEL CONSUMIDOR DE VINO,.


    1. Pedro Cotilla es licenciado en Enología y trabaja en la Estación Enológica de Almendralejo, donde compagina su labor como analista de ...foto,.
      Pedro Cotilla es licenciado en Enología y trabaja en la Estación Enológica de Almendralejo, donde compagina su labor como analista de laboratorio con cursos de catas, numerosas ponencias y asesoría. Anteriormente fue catador de la denominación de origen Ribera del Guadiana.
      -¿Cuál es su labor en la Estación?
      -Además de la parte de laboratorio de microbiología, llevo la parte técnica de la bodega experimental. Los resultados de esas elaboraciones, junto con otros compañeros de la Estación, han derivado en comunicaciones en diferentes congresos. Aquí no hacemos investigación, es un laboratorio que realiza los análisis de vinos que necesita el sector, y ocasionalmente realiza labores de experimentación.
      -¿Esas labores de experimentación son a propuesta del sector?
      -Cuando yo empecé, hace 20 años, en el campo experimental probábamos más de 30 variedades diferentes de uva, tanto blancas como tintas. Con la vinificación de esas variedades se exponían los resultados, tanto enológicos como su adaptación a esta zona, en las Jornadas de Viticultura y Enología de Santa Ana. Actualmente realizamos labores de apoyo a la Universidad de Extremadura, en relación a la elaboración de diferentes levaduras autóctonas de fermentación. Alguna de ellas ya se está comercializando.
      -¿Cree que hay suficiente conexión con el sector?
      -Siempre se puede mejorar. Puede parecer que las bodegas ya no necesitan tanto apoyo en el tema de experimentación, porque hay mucha bibliografía, pero sería bueno, aunque ahora estamos más limitados.
      -¿Experimentan con variedades que luego se lanzan al mercado?
      -Aquel campo experimental era de variedades foráneas y autóctonas, pero ya se sabe cómo se comportan en Extremadura. Conseguimos que ya haya bodegas que utilizan esas variedades y esas combinaciones, y ya se están consumiendo esos vinos en el mercado.
      -¿Cómo ha evolucionado la Enología en Extremadura?
      -Mucho y a mejor. Tanto agronómicamente con nuevas técnicas de cultivo que han dado lugar a la obtención de mejores resultados en las variedades de uva. Pero también se ha evolucionado mucho a nivel de bodega, con la incorporación de tecnología punta, que da lugar a vinos de una calidad máxima, aunque con las características de nuestra zona, que están sometidas a la climatología.
      -Se están haciendo muy buenos vinos, pero el consumo es bajo...
      -España está en unos diez litros al año, mientras que en Extremadura estamos en torno a los cinco litros, la mitad. El consumo es muy bajo en Extremadura. En otras zonas de España igual se complementa con el consumo del turismo, como puede ser en Canarias, Madrid, Barcelona o Baleares. En esas zonas hay mucho turismo y que consume mucho vino español y eso hace incrementar las estadísticas de consumo.
      Aparte, en Extremadura no hay tanta cultura de vino. La edad del consumo está bajando, si antes sólo lo tomaban personas mayores, a día de hoy se acercan los jóvenes. Hoy es muy habitual ver a personas de unos 30 años consumiendo vino de forma regular. Los jóvenes durante años le han dado la espalda al vino.
      -¿Y cuánto se embotella?
      -De toda la producción en Extremadura, el embotellado no supone más del 5%, pero hay que tener en cuenta que somos la segunda comunidad autónoma en producción de vino en España. Estamos elaborando vinos a granel, que se exportan a todo el mundo, con una calidad cada vez mayor, junto a la producción de vinos de alta calidad. Aunque son sólo unas cuantas bodegas las que los producen. Los vinos de gama alta no venden vino de Extremadura, sino que venden calidad. Estamos demostrando que sabemos producir vinos de la mejor calidad.

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