domingo, 25 de junio de 2017

EN PRIMER PLANO - A FONDO - TUTANKAMÓN, HOWARD CARTER Y CAYETANA DE ALBA,./ REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - LOS GUARDIANES DE ABEJAS,. / EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - IMBECILIDAD IDIOMATICA,.

TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - TUTANKAMÓN, HOWARD CARTER Y CAYETANA DE ALBA,.

TUTANKAMÓN, HOWARD CARTER Y CAYETANA DE ALBA, fotos.

Tutankamón y Cayetana de Alba,.

El padre de Cayetana de Alba fue muy amigo de Howard Carter, descubridor de la tumba de Tutankamón. El duque lo trajo a España en dos ocasiones. Un nuevo libro recuerda las peripecias en nuestro país del mítico arqueólogo. 

Se conocieron en El Cairo en 1909. Jacobo Fitz-James Stuart, XVII duque de Alba, pasó allí unos días cuando viajaba de regreso a España tras un safari en Kenia.
El arqueólogo británico Howard Carter por entonces excavaba en Tebas. La sintonía entre ambos fue absoluta, y eso que el carácter del célebre arqueólogo británico era difícil. «El duque era un hombre cultísimo al que le interesaba todo: la política, la filosofía, el arte… Carter era un poco seco, pero hay que comprender la de problemas que tuvo. Congeniaron porque tenían una pasión común: Egipto. Esa afición la sentía también Cayetana de Alba; cuando hemos organizado algo relacionado con la egiptología, ella estaba siempre en primera fila. Fue ella la que nos contó que su padre trajo a Carter a España», cuenta, desde El Cairo, la egiptóloga Myriam Seco Álvarez, autora con Javier Martínez Babón del libro Tutankamón en España (Fundación José Manuel Lara), con el que acaban de ganar el Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2017.

Viaje a Egipto 1_1+.psd3Fotografías del álbum de Cayetana donde registró su viaje a Egipto en 1933. Cuando el exministro de Antigüedades Zahi Hawass visitó Sevilla en 2009, la duquesa le habló de la amistad de su padre y Howard Carter
Es muy posible que Jacobo Fitz-James Stuart y Howard Carter se vieran de nuevo en Egipto en 1920. Entonces el duque iba acompañado de su mujer, María del Rosario Silva: se acababan de casar en Londres y estaban disfrutando de su viaje de novios. Carter continuaba excavando, sin éxitos importantes, y ya se había asociado con Lord Carnavon. El noble financiaba las expediciones mientras Carter seguía empeñado en dar con algo importante. Su obcecación parecía insensata: buscaba en una zona del valle de los Reyes de la que se había retirado en 1914 Theodore Davis, convencido de que allí no quedaba nada interesante por encontrar.

El duque de Alba era cultísimo y Carter, un poco seco. Pero a ambos los unía la misma pasión: Egipto

Carter -apoyado por Carnavon- no se rindió. Y triunfó. En 1922 protagonizó el mayor descubrimiento de la arqueología egipcia, encontró la tumba casi intacta del faraón Tutankamón, la más fastuosa y completa jamás encontrada. El hallazgo de Carter ha dado fama mundial al sucesor de Akenatón, un faraón que murió joven y que de otro modo habría pasado a la Historia sin pena ni gloria.

Archaeologist Howard Carter, famous for his connection with the unearthing of King Tut's Tomb, arriving in Chicago, Illinois.
Howard Carter: el hombre de moda. Llegó a España por primera vez en tren desde París en 1924. Pronunció cuatro conferencias -con lleno absoluto- y donó un total de 92 diapositivas
La amistad entre el duque de Alba y Howard Carter tuvo beneficiosas consecuencias para España. El duque trajo a Carter a España y, con él, a Tutankamón y el interés por la egiptología. El arqueólogo fue el primer invitado del Comité-Hispano Inglés presidido por el duque de Alba. Vino a España en dos ocasiones, pronunció cuatro conferencias y donó 92 diapositivas que documentan el descubrimiento de la tumba de Tutankamón. Su visita fue una inyección de egiptología de primera división en un país que vivía ajeno a esta disciplina. Luego, los textos de sus conferencias y las imágenes que trajo circularon por España y América Latina.
Carter llegó a Madrid en tren desde París acompañado por Jacobo Fitz-James Stuart. El 24 de noviembre de 1924, a las seis de la tarde, pronunció una conferencia en la Residencia de Estudiantes de Madrid a la que asistieron aristócratas e intelectuales; entre ellos, José Ortega y Gasset. Fue un éxito. La sala se quedó pequeña, así que se decidió que la siguiente conferencia pasara al Teatro Fontalba, en la Gran Vía.
Aquella noche, Howard Carter cenó en el palacio de Liria -donde se hospedaba- con un grupo de nobles y eruditos amigos del duque de Alba. Al día siguiente fueron al Museo Arqueológico Nacional y al Museo del Prado. El británico quedó maravillado. la pintura era una de sus pasiones. Era muy bueno con los pinceles, de hecho llegó a la arqueología porque lo contrataron para dibujar ilustraciones de pinturas de unas tumbas egipcias.
tutankamon, howard carter y la duquesa de alba, xlsemanal (2)
El arqueólogo fue huésped del palacio de Liria las dos veces que vino a España. Escribió que, por el arte que contiene, le pareció «superior a los palacios ingleses que conozco»
Aquella noche, Carter fue el invitado estrella de una cena de gala en la Embajada británica a la que acudieron ilustres comensales; Mariano Benlliure, entre ellos. El día 26 de noviembre el rey Alfonso XIII recibió al duque y al arqueólogo en el Palacio Real. Esa tarde, Carter habló en el Teatro Fontalba. De nuevo, el éxito fue absoluto. Repitió Ortega y Gasset, acudió también Alfonso XIII, acompañado por la reina Victoria Eugenia.
Mientras se mostraban las diapositivas, Carter contó cómo iban las tareas de restauración de los objetos encontrados en la tumba de Tutankamón. Explicó cómo estaban realizando un inventario muy complicado por el peligro de dañar las piezas. La tarea fue tan ardua que supuso diez años de trabajo.
España recibió a Carter con entusiasmo. Abarrotó las salas en las que habló, lo admitieron en la Real Academia de la Historia y pidieron al rey que lo condecorase. Su visita consiguió que «de una manera puntual España estuviera junto a la primera línea de la egiptología mundial», explica Javier Martínez Babón.

“Ha sido la mejor semana de mi vida. Nunca la olvidaré”, dijo el célebre arqueólogo sobre su visita a España

Lo hizo posible Jacobo Fitz-James Stuart, cuya figura se reivindica en el libro de Seco Álvarez y Martínez Babón. El duque contribuyó también a difundir la traducción de las conferencias de Carter, editadas por la Residencia de Estudiantes. Y ayudó a que las diapositivas donadas por Carter circularan por España y por América.
El primer viaje de Carter a España se completó con una visita a Toledo y una cena en el hotel Ritz. Carter quedó encantado. «Le repito que ha sido la mejor semana de mi vida y que nunca la olvidaré», escribió en una carta de agradecimiento al duque de Alba. Y dedicó grandes piropos al palacio de Liria. Por el arte que cobija, le pareció «superior a los más calificados palacios ingleses que yo conozco», confesó en una entrevista a ABC.

Un futuro heredero

La amistad continuó por correspondencia. «Mi querido Duque de Alba: lamento escuchar que no tendremos la ocasión de podernos ver en Egipto este invierno pero estoy muy contento por haber recibido tan buenas noticias acerca de un futuro heredero». Por este telegrama, enviado en noviembre de 1925, se tiene constancia de que don Jacobo aplazó un viaje a Egipto porque su mujer estaba embarazada. El futuro heredero al que se alude es Cayetana de Alba, que nació el 28 de marzo de 1926 y que más adelante, en 1933, cuando tenía siete años, acompañó a su padre al país del Nilo.
En otra misiva, Carter relata al duque de Alba sus progresos con la tumba de Tutankamón: le cuenta cómo, igual que con las muñecas rusas, van retirando ataúdes hasta llegar a la momia real. «Sacados los pasadores y levantada la tapa, quedó revelada la penúltima escena: una momia, primorosamente envuelta, del joven rey, con máscara de oro de expresión triste pero tranquila», le cuenta en una carta que es una íntima primicia.
tutankamon, howard carter y la duquesa de alba, xlsemanal (5)Jacobo Fitz-James Stuart lo animó a hacer un segundo viaje a España. Carter regresó el 20 de mayo de 1928. De nuevo pronunció dos conferencias: a la primera, en la Residencia de Estudiantes, acudió la reina; la segunda se tuvo que mudar (también por problemas de aforo) al Teatro La Princesa.
La amistad entre el aristócrata español y el arqueólogo británico duró para siempre. Se vieron ocasionalmente en Londres y en el hotel Kulm de Saint Moritz (Suiza). Y se escribieron. Hasta que Carter murió, en 1939. En su agenda de direcciones encontraron una única anotación española: «Jacobo Fitz-James Stuart. Palacio de Liria. Madrid».

tutankamon, howard carter y la duquesa de alba, xlsemanal (4)Tutankamón hallazgo

Howard Carter encontró, en 1922, la tumba de Tutankamón. En 1924 vino a España a explicar su hallazgo. En la imagen, el arqueólogo británico limpia la máscara del segundo ataúd del faraón.

Jacobo Fitz-James Stuart viajera


Cayetana de Alba, a los siete años, en Guiza con su padre. El duque le transmitió la pasión por Egipto. Fue un hombre muy inquieto. promovió la primera cátedra de Prehistoria en España, entre otras cosas.

TITULO:  REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - LOS GUARDIANES DE ABEJAS,.

foto - LOS GUARDIANES DE ABEJAS,.

Resultat d'imatges de las abejas wikipediaLas abejas obreras son las abejas hembras infértiles. Una colmena tiene normalmente de 30.000 (una cámara de cría) a 80.000 (cuando tiene varias alzas melaria) individuos de los cuales casi su totalidad son obreras. Las obreras son hembras más pequeñas que la reina y sus aparatos reproductores se encuentran atrofiados (no son funcionales); sólo en algunos casos de orfandad, las obreras ponen huevos (que no están fecundados) de los que saldrán zánganos de tamaño más pequeño que los puestos por la reina.
Desde la puesta del huevo fecundado, una obrera tardará en nacer 21 días. Los huevos permanecen durante 3 días, a continuación eclosionan y surge la larva ápoda y ciega que será alimentada con jalea real durante tres días consecutivos. A partir del 3.er día, las larvas se alimentan con una mezcla de polen y miel (pan de abeja) durante otros 3 días más, y después se sella la celdilla (celdilla operculada) para que sufran la metamorfosis. La abeja cuando nace, es pequeña, peluda, blancuzca, torpe e inofensiva.
Los insectos en su fase adulta tienen una vida corta, que se limita a una determinada época del año, generalmente a la primavera y el verano; viven 65 días de promedio. En otoño e invierno las obreras viven de 90 a 120 días. Podemos decir que la vida media de las abejas obreras en general es de 85 días.
Las abejas, en cambio, tienen una mayor longevidad que otros insectos; la duración de su vida depende de factores como el sexo y la actividad desempeñada.
A lo largo de su vida, las obreras realizan distintas tareas según su edad; hasta los 21 días no salen de la colmena (obreras de interior) y realizan diferentes funciones:
  • limpiadoras: se encargan de mantener limpios los panales de cera y toda la colmena.
  • nodrizas: comienzan a desarrollar sus glándulas hipofaríngeas productoras de jalea real.
  • cereras: desarrollan las glándulas cereras y construyen los panales de cera.
  • almacenadoras: son las que reciben el alimento de las pecoreadoras y los colocan en los panales.
  • guardianas: cuidan en la piquera que no ingresen abejas de otras colmenas ni avispas.
  • ventiladoras: generan una corriente de aire a fin de deshidratar el néctar.
A los 21 días se les atrofian las glándulas cereras por lo que ya salen de la colmena (obreras de exterior) y se denominan pecoreadoras y recolectan néctar, polen, propóleo y agua.
Estas secuencias no son seguidas por todas las abejas, así como las hay que llegan a pecoreadoras sin haber realizado las actividades anteriores. Algunas, parecen madurar prematuramente, al igual que otras pueden en determinadas condiciones rejuvenecer.
Las obreras tienen varias características específicas; su tamaño es más pequeño que el de los demás componentes de la colmena y su abdomen también es más corto. Además, poseen un aparato bucal muy desarrollado con una lengua muy larga que les permite obtener el néctar que almacenan en el buche melario para transportarlo a la colmena. Tienen una visión muy desarrollada ya que la necesitan para la recolección, localización, etc.
En las patas posteriores, poseen una modificación denominada corbícula (cestilla) que les permite transportar el polen y el propóleo (resina de las plantas). Poseen un cepillo de pelos donde quedan recogidos los granos de polen, cuando este cepillo esta lleno, pasan el polen a los cestillas y lo transportan a la colmena., etc.

TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - IMBECILIDAD IDIOMATICA,.

foto - reloj -  IMBECILIDAD IDIOMATICA,.


reloj.jpegSorprende -o no tanto- que la riqueza idiomática de España sea un motivo encrespado de conflicto incluso allá donde no lo había sido tradicionalmente. Se ha desatado, en determinados territorios fáciles de identificar, un pavoroso odio al español enmascarado en la supuesta protección del idioma autóctono. Eso ha ocurrido en la Cataluña oficial y ha sido comida de ración diaria en la política nacionalista sectaria y xenófoba del establishment político de esa comunidad: digo bien, política y oficial, y no popular o ciudadana, ya que la gente en la calle se expresa como le parece oportuno sin que ello no suponga más conflicto que el inevitable. Sin embargo, desde la llegada de formaciones políticas que combinan el nacionalismo más cerril y la ideología de izquierda revolucionaria, lo que nunca era conflicto lo empieza a ser en dos comunidades de tradición tranquila en el aspecto idiomático. Comunidad Valenciana y Baleares. Basten algunos ejemplos.
Uno de los directivos del IVACE, Instituto Valenciano para la Competitividad Empresarial, nombrado por la cuota parte de Compromís, debía recibir uno de estos fines de semana a un embajador sudamericano de visita en la capital al objeto de cerrar algunos acuerdos relacionados con ambas administraciones. El directivo en cuestión advirtió a los funcionarios de su instituto que él siempre hablaba valenciano y no pensaba apearse de esa costumbre, mucho menos para hablar nada menos que castellano. Los funcionarios le dijeron que el embajador peruano hablaba español y pareciera absurdo no mantener la reunión en ese idioma. El gilipollas de Compromís dijo que buscaran un intérprete, pero que él usaría el valenciano. Finalmente, los cargos inmediatamente inferiores decidieron asumir la reunión y fueron ellos los que atendieron al embajador. Ignoro si cerraron algún trato, pero hubiera dado una fortuna por asistir a la perplejidad del diplomático ante semejante estupidez. Sin comentarios.
En Baleares, cuatro talibanes miembros del consejo universitario que activa las pruebas de selectividad han dimitido de sus cargos por la decisión del Rectorado de permitir que los alumnos que lo soliciten puedan examinarse en español, concretamente por poder acceder a las preguntas e instrucciones del examen en ese idioma, por lo que se sabe, también oficial en esa comunidad. A lo que se ve, consideran que permitir el uso del español es «atacar la normativización del catalán y convertirlo en un idioma folclórico y tal y tal», considerando que la normalidad consiste en que no se pueda hablar uno de los dos que, por cierto, también se usa con toda normalidad en las calles de las islas, donde la gente es más normal que esos cuatro descerebrados. No alcanzan a comprender que el uso de los idiomas, en su relación con la administración de las cosas, es una forma de ejercitar la libertad. Yo soy libre en Baleares o en Canarias o en Vizcaya de relacionarme con los demás en cualquiera de los idiomas oficiales, y eso no me lo pueden negar sectarios terroríficos empeñados en la imposición de una lengua sobre otra. Imaginen ustedes que haya que explicarle a un Noruego que en una parte del territorio español prohíben a un alumno examinarse en español. Máxima perplejidad.
Se trata no tanto de impulsar el uso de lenguas «propias» -curiosamente en el caso isleño, mediante triunfo del pancatalanismo, no de la particularidad balear, sino del catalán puro y duro-, sino de exterminar del uso oficial la lengua común de los españoles, como ocurre también en Valencia desde que el gobierno «del cambio» derrumbó la posibilidad de estudiar en tres idiomas, valenciano, castellano e inglés, para obligar a todos los educandos en escuela pública a hacerlo exclusivamente en la lengua en la que el directivo del IVACE pretendía negociar con un embajador del Perú. No descarten que estupideces de este jaez comiencen a ser pan nuestro de cada día. La cosa comenzó en Cataluña hace muchos años, donde el Dalai Pujol prefería hablar en un congreso en inglés con un filipino de exquisito dominio del español antes que hacerlo en el idioma común que compartían. Atentos también a Navarra y a la imposición del vascuence que pretende el gobierno de detritus que allá se ha formado. Y así…

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