Suben a 21 los hospitalizados y a cuatro los pacientes en uci por covid en la region,.
Extremadura llegaa 428 fallecidos por coronavirus tras sumar otros seis, pero notifica 90 curados más,.
fotos / Extremadura rompe la línea positiva de los últimos días con una subida del número de hospitalizados por coronavirus tras una semana de descenso de los ingresos. También aumentan los pacientes en unidades de cuidados intensivos, algo que no ocurría desde el 10 de abril.Según el último parte de la Junta de Extremadura, ayer había 227 personas en los hospitales de la región, tres más que en la jornada anterior. Eso cambia la tendencia que se venía produciendo desde el 21 de abril. De todas formas, aún sigue lejos de los 418 que se llegaron a marcar a principios de mes.
Asimismo, también suben los ingresos en UCI con 37 personas, una más que el día anterior. Algo que no se producía desde el 10 de abril, cuando la región alcanzó su tope de críticos con 68. Desde entonces, ese registro no había dejado de bajar.
Las cifras no son homogéneas por áreas sanitarias. Cáceres recogió ayer otros cinco ingresados y una persona más en UCI, mientras que Don Benito-Villanueva de la Serena tuvo otros dos hospitalizados. Sin embargo, Badajoz (dos menos), Mérida y Navalmoral de la Mata (uno cada uno) redujeron la ocupación de sus centros sanitarios.
Estos datos muestran que la pandemia sigue en retroceso, pero que no está del todo controlada. Algo que también se aprecia por el aumento de los contagios, aunque en cifras mucho menores a las de días anteriores. La Junta notifica quince casos nuevos, lo que hace 3.480 positivos.
A esto se añade que la cifra de fallecidos no deja de crecer, con un total de 428 tras sumar otros seis, cuatro hombres y dos mujeres de 72 a 100 años.
En el lado positivo, siguen subiendo las altas a gran ritmo. El Gobierno regional anunció ayer otras 90, hasta un total de 1.672 (aunque el Ministerio de Sanidad solo incluyó 70 en su informe).
Datos por áreas
Cáceres acumula 1.581 casos, con los que mantiene los mismos que la jornada anterior. Tiene 121 pacientes hospitalizados, 18 de ellos en UCI. Registra 217 fallecidos por coronavirus, dos más, un hombre de 72 años y una mujer de 100. Ha dado de 643 altas epidemiológicas, 40 más.Badajoz registra 450 positivos, uno más que el día anterior. Tiene 16 pacientes en el hospital, de los que cuatro están en UCI. El fallecimiento de un hombre de 80 años eleva a 34 la cifra de víctimas. Tiene 312 pacientes curados, 17 más que el día anterior.
Mérida llega a 308 positivos tras sumar un afectado más. Cuenta con 34 ingresados, siete de ellos en UCI. Sigue con 25 víctimas mortales y sube a 185 pacientes curados, veinte más que en el parte anterior.
Plasencia registra 448 casos al añadir otros cuatro. Tiene 22 pacientes que están en el hospital, cuatro de ellos en UCI. Registra dos víctimas más, lo que hace un total de 67, al fallecer un hombre de 91 años y una mujer de 96. Ha dado 187 altas, nueve más que el día anterior.
Don Benito-Villanueva de la Serena suma 264 positivos tras notificar otros siete. Hay 19 pacientes hospitalizados, cuatro de ellos en UCI. Se mantiene con 19 fallecidos. Ha notificado 164 altas epidemiológicas, cuatro más.
Navalmoral de la Mata registra 252 casos, uno más que el día anterior, con trece personas hospitalizadas. Registra un nuevo fallecimiento, un hombre de 81 años, lo que supone un total de 44 víctimas mortales. Sigue con 107 pacientes curados.
El área sanitaria de Coria acumula 128 contagiados al confirmar otro positivo y sigue con un paciente hospitalizado. Se mantiene con 17 fallecidos y 49 pacientes curados.
Por último, Llerena-Zafra registra 49 casos positivos, los mismos que el día anterior, y una persona en el hospital. Ha dado 25 altas epidemiológicas y registra cinco fallecidos.
El ministerio deja de dar datosde contagiados con test rápidos
Nueva vuelta de tuerca a los datos estadísticos sobre el coronavirus. El Ministerio de Sanidad ha dejado de informar desde el pasado fin de semana de los positivos detectados con test rápido, ya que considera que no se puede establecer el momento del contagio, y solo recoge los confirmados por PCR.De ese modo, mientras que la Junta de Extremadura reconoce 3.480 casos, el ministerio rebaja la cifra a 2.749.
La Consejería de Sanidad indica que los test rápidos «se siguen haciendo y se siguen contabilizando». La prioridad sigue siendo personal esencial, residencias (tanto internos como trabajadores) y contactos estrechos. Esto sacó a la luz a decenas de asintomáticos, de los que el ministerio también ha dejado de informar.
TITULO: CAFE, COPA Y Futbol - Final - SEVILLA -3 - INTER M. - 2- ,.
Resultado Final - SEVILLA -3 - INTER M. - 2- ,. foto,.
Campeón eterno,.
Dos cabezazos de De Jong y una chilena de Diego Carlos le dan al Sevilla la Sexta Europa League. Partido tremendo y heroico final de los de Lopetegui,.
Una victoria fraguada desde el sufrimiento, ¿acaso se puede ganar de otra manera una final, Sevilla? Una victoria inexorable. "¿Oye eso, señor Anderson? Es el sonido de lo inevitable", le dice al agente Smith a Keanu Reeves en la trilogía de Matrix. Lo inevitable desde que se metió en cuartos, lo decían cinco antecedentes, es que el Sevilla ganara esta Copa. Pasara lo que pasara. Prácticamente inabordable durante la mayor parte de la temporada, el brasileño Diego Carlos se ha acostumbrado en toda esta Europa League a hacer penaltis en los primeros minutos de cada partido. Al Wolves, al United... Esta vez lo cometió antes que nunca. Lukaku le ganó en el cuerpo a cuerpo y el brasileño lo derribó con una tijera, sin lugar a la duda del árbitro. El propio gigante belga lo convirtió, pegado al palo (1-0, 5'). Y otra vez a remar contra la corriente.
Mientras Conte repetía once por cuarta vez en cuatro partidos, Lopetegui matizaba su ataque con De Jong, héroe goleador de las semifinales ante el United, en el lugar del marroquí En Nesyri. Confiaba el entrenador vasco seguramente en el trabajo de espaldas del ariete holandés para tratar de mantener la pelota en ataque y buscar una segunda jugada, ante la pobladísima defensa del Inter. De Jong le dijo había dicho a As esta misma semana que prefería al título al protagonismo... Pero fue estrella, vaya si lo fue, capaz el neerlandés de cabecear en plancha una asistencia, otra vez, de Jesús Navas (1-1, 12').
Que no quería ser el héroe, decía el tío. Tres goles para De Jong entre semis y final. Se jugaba un partido físico, con un intensísimo intercambio literal de golpes, en el marcador y en las piernas. Más bien, el que daba la mayor parte de las patadas era el Inter, sobre todo D'Ambrosio, del que nadie entiende que se marchara de rositas, sin amarilla, tras media docena de faltas antes de la media hora. Se había ralentizado la llegada a las áreas cuando Banega botó una falta lateral a la que Luuk respondió con otro cabezazo imposible. Se coló por la escuadra (2-1, 33) pero el Inter respondió con la misma moneda apenas tres minutos después: la sacó Brozovic al segundo palo y el exatlético Godín cabeceó libre de marca, a bocajarro (2-2, 33). Lopetegui se desgañitaba con los marcajes, de nuevo el señalado era Diego Carlos. Qué poquito le había durado la alegría el Sevilla.
Tregua y vuelta a la carga
Al descanso se llegó con una pequeña tregua, sólo rota por otro cabezazo de Ocampos al que Handanovic esta vez respondió bien. Navas puso la espalda y su vida a un tiro desde la frontal de Gagliardini que tenía muy mala pinta. Se había jugado mucho más al tran-tran el comienzo de una segunda mitad pero pronto los dos equipos se reengancharon a sus roles. El Sevilla quería jugar la pelota y el Inter estaba cómodo con el pelotazo. En uno de esos rebotes apareció Bono con la misma figura gigantesca que había amargado al United el pasado domingo y le sacó a Lukaku un mano a mano.Había cogido algo la manija el Inter, tal vez aturdido el Sevilla por la lesión de Ocampos, que volvió a acusar los mismos problemas de rodilla que ante el United. Pero entonces llegó la redención de Diego Carlos, y vaya redención. Un balón suelto en el área tras una falta y el central se convirtió en Hugo Sánchez con una chilena tremenda, digna del Matador mexicano, que se coló, por cierto, tras dar en Lukaku. Intercambio de papeles, locura sevillista (3-2, 76').
Koundé la sacó casi sobre la línea después de un lío en el área sevillista. Había metido Conte en el campo como último recurso al danés Eriksen para darle al Inter otro perfil de mucho más toque, sobre todo entre líneas. Pero sólo quedaba pasión, sólo quedaba Banega y Mudo guardando la pelota, sólo quedaban amor y gloria. Sólo quedaba Sevilla. Sólo quedaba sitio para el Hexacampeón.
TITULO: Documental - Una vida normal,.
El diario de Takuya Ogushi, un japonés de 18 años, que comienza su nueva vida como luchador de sumo.
foto / QUE SE PRACTICA
DESDE EL SIGLO VIII
LOS LUCHADORES SON RECLUTADOS
EN LA ADOLESCENCIA
(Respiración agitada)
UNA VIDA NORMAL
CRÓNICA DE UN LUCHADOR DE SUMO
(Continúa música)
ASAHIKAWA, ISLA DE HOKKAIDO
(Continúa música)
(Jadeos)
Me llamo Takuya Ogushi
y tengo 18 años.
Vivo en Asahikawa y acabo de terminar
la educación secundaria.
INSTITUTO ASAHIKAWA DAIGAKU
Debo anunciaros que en enero
vuestro compañero Ogushi
abandona el instituto
para incorporarse
a un establo de sumo,.TITULO: El escarabajo verde - Natural World: Islandia, una vida salvaje ,.
Natural World: Islandia, una vida salvaje,.
foto / A lo largo de un año que resultará explosivo y acompañando a
algunos de los habitantes más curiosos de Islandia como los zorros
polares, los criadores de eíderes y los jinetes vikingos, descubriremos
como es intentar llevar una vida normal en uno de los lugares más
inestables de nuestro planeta.
TITULO:
Un
país para escucharlo - Una historia de amor carnal,.
Hay
que andar con cuidado entre los bueyes, ser uno de ellos, dar pasos sin
prisa, dejándose llevar, espantando las moscas. José Gordón camina
hacia ellos, algunos son masas imponentes de carne, y les habla con
dulzura mientras trepa a una encina escuálida en busca de unas hojas que
ofrecer. Es la única maldad que cometen estos animales mitológicos,
rascarse el culo o lo que sea en los árboles, hasta que los quiebran.
Estamos en una finca donde se mueven a su anchas, cerca de una suave
ladera desde la que se divisa un pequeño lago y al fondo un pueblo,
Jiménez de Jamuz (León), conocido en el mundo entero por la pasión de
este hombre. Dicen que la carne de sus animales es la mejor que existe y
hasta aquí peregrinan desde todos los puntos del planeta para probarla.
Ha construido una historia única, la vuelta a la caverna de nuestros
antepasados, el refugio donde alimentarse con la carne de los animales y
donde honrarla como algo sagrado. Me enseña el restaurante. Es oscuro y
fresco, un laberinto de paredes de roca, algunas recubiertas de pieles;
huele a una mezcla de hierbas y humo aromático. Una premonición del
festín. Hay miles de vinos, también, porque los ricos son capaces de
pedir cualquier cosa. Ya se sabe.
En una nave guarda cantidades ingentes de hierba seca para dar alimento a los bueyes. La traen, dice, «de un lugar donde se acaba la carretera». Toma un puñado y me la ofrece para que sumerja la cara en ella y luego me enseña unos animales enormes que tiene allí, cuatro, y un cerdo al que llaman 'Emilio', que sale trotando al vernos. También un cachorro de mastín que me quiere bajar los pantalones. Conduce mi mano hasta el lomo de uno de los toros, de casi dos metros de altura. Tocamos su piel y las formas que dibuja la grasa bajo ella. José conoce cada centímetro de la morfología de sus animales, «es lo más importante, que estén tranquilos, que vivan en paz, ellos no tienen que preocuparse de nada».
José ha logrado su sueño, multiplicado, y en él trabajan ahora decenas de personas. Las chuletas se venden caras, pero no son rentables. Hay que aprovecharlo todo, morcilla, salchichón, chorizo, lengua o cecina. Y, por supuesto, toda la carne fresca que se puede obtener. Nos metemos en una de las grandes neveras de la moderna nave industrial y José toca la carne, la mira por un lado y por el otro. Ve cosas que a otros se les escaparían. «Los japoneses cuando vienen aquí lo preguntan todo, pero hay cosas que no se les puede decir, hay secretos que siempre tienen que seguir siéndolo. Cuando prueban la cecina ya se les pone la cara del revés».
En una bodega cercana al restaurante, protegida por una doble puerta metálica, zumban unos grandes ventiladores. Parece una de esas grandes cámaras acorazadas de los bancos y guarda un bien preciado, cientos de piezas de cecina que aguardan el paso del tiempo. Le pregunto si las conoce todas y me responde que por supuesto. Se fija en una: «Mira, esta es de un buey que se llamaba 'Mimoso' y creo que ya está para comer, busca un cuchillo por ahí y vamos a hacerle los honores». Once años tenía el animal cuyo nombre hacía honor a su comportamiento. José cree que el carácter del buey se transmite a su carne. Cuatro años ha estado su pata trasera, con la que tanto anduvo, curándose en la bodega. Quince en total para poder saborear ese manjar indescriptible con el que poder recordar a aquel gran toro de raza Minhota. Es difícil de explicar. No conocí a 'Mimoso' en persona, pero ahora sé muchas cosas sobre su naturaleza. Es parte de mí.
Precisión de sicario
José desaparece devorado por la vorágine de los comensales. Está todo lleno, siempre. Pedro, su padre, a punto de cumplir los 87, se sienta en una mesa cercana a la cocina. Ya ha comido, pero se pide un vino con gaseosa para acompañarme. Al lado del bastón tiene un matamoscas que emplea con precisión de sicario mientras asiste con una mezcla de orgullo y sorpresa al momento de esplendor de su hijo. «El otro día vinieron unos tíos en un avión privado desde Estados Unidos a comer aquí».
Cuesta asimilar algo así, llegar a la cima desde tus raíces, sin moverte del pedazo de tierra que el abuelo logró picando la ladera rocosa de una loma. Pedro se acuerda porque le tocó trabajar duro. «Se llama así porque él decía que el huerto era su capricho y a pico fuimos rebajando la montaña, cargando las piedras con dos mulos que se llamaban 'El Peque' y 'El Pajarillo', y después trajimos tierra buena para el huerto». Luego vino un asador familiar donde José se quemó por dentro, literalmente, hasta descubrir los secretos de la carne y los misterios de unos mayúsculos animales a los que ha llegado a entender como nadie. Y ahora anda por ahí, de mesa en mesa, con un cuchillo de grandes dimensiones en la mano, cortando con precisión cada trozo de esos bueyes que tienen nombre, a los que acarició y a los que susurró palabras hermosas rodeado de encinas.
TITULO: Días de cine clásico - Cine - De aquí a la eternidad , , Miercoles -19- Agosto ,.
Este miércoles -19- Agosto a las 22:00 en La 2 de TVE, foto,.
- Reparto
-
Burt Lancaster, Montgomery Clift, Deborah Kerr, Frank Sinatra, Donna Reed, Ernest Borgnine, Jack Warden, Philip Ober, Mickey Shaughnessy, Harry Bellaver, John Dennis, Merle Travis,.
- Año 1941. El soldado Prewitt (Montgomery Clift), que acaba de llegar a la base militar de Pearl Harbor en Hawai, es un antiguo boxeador retirado del ring. El capitán Holmes (Philip Ober), conocedor de sus habilidades como púgil, intenta que se una al equipo del ejército, pero Prewitt rechaza la propuesta. A partir de ese momento se ve sometido a toda clase de castigos y humillaciones tanto por parte de sus superiores como de sus compañeros. Sólo cuenta con la amistad y el apoyo del soldado Angelo Maggio (Frank Sinatra). Mientras tanto, el sargento Milton Warden (Burt Lancaster) y Karen (Deborah Kerr), la mujer de Holmes, viven una historia de amor adúltera. Pero la vida de todos cambiará con el ataque japonés a Pearl Harbor.
TITULO:
Un
país para escucharlo - Una historia de amor carnal,.
Un país para escucharlo - Una historia de amor carnal ,.
Este martes 18 de Agosto , a las 23.00 por La 2, foto.
Una historia de amor carnal,.
José Gordón cría bueyes en Jiménez de Jamuz (León), animales cuya carne está considerada como la mejor del mundo,.
En una nave guarda cantidades ingentes de hierba seca para dar alimento a los bueyes. La traen, dice, «de un lugar donde se acaba la carretera». Toma un puñado y me la ofrece para que sumerja la cara en ella y luego me enseña unos animales enormes que tiene allí, cuatro, y un cerdo al que llaman 'Emilio', que sale trotando al vernos. También un cachorro de mastín que me quiere bajar los pantalones. Conduce mi mano hasta el lomo de uno de los toros, de casi dos metros de altura. Tocamos su piel y las formas que dibuja la grasa bajo ella. José conoce cada centímetro de la morfología de sus animales, «es lo más importante, que estén tranquilos, que vivan en paz, ellos no tienen que preocuparse de nada».
Cree que el sabor de la carne de un buey depende del carácter que el animal tuvo mientras vivía
Luego nos acercamos con cuidado a un grupo
de jóvenes de raza sayaguesa, negros, desconfiados, desafiantes. Tiene
muchas esperanzas puestas en esta casta milenaria, dice que descienden
del Bos taurus ibericus, aunque trabajar con ellos sea más difícil por
lo arisco de su carácter. Se acerca a uno descomunal, que ya tendría que
haber sacrificado hace tiempo, y se retan con la mirada y los terrenos.
Cuando se halla a un par de metros, el bicho sacude la cabeza y lo hace
cada vez que José intenta un contacto físico. Finalmente se va. «Él
sabe quién manda aquí», explica, mientras observa las patas delanteras
del buey, arqueadas por el exceso de peso y la edad. «Tendré que
sacrificarlo en algún momento, pero cuando venga aquí cada día le voy a
echar de menos porque es un animal precioso».La cara del revés
Me cuenta que cuando era un chaval le gustaba pasear por esta ladera cubierta de encinas, tomillo, romero y lavanda; soñaba con que un día estas tierras fueran suyas. Y aquí está, rascándole el pescuezo a un buey de raza barrosa de imponente cornamenta. El animal y el hombre cierran los ojos a la vez, difícil saber quién está experimentando mayor placer. Pero al poco tiempo hemos de ir a ver la planta donde se trabaja con las canales, donde se envejecen unas piezas, se salan otras o se gestionan las ventas por internet.José ha logrado su sueño, multiplicado, y en él trabajan ahora decenas de personas. Las chuletas se venden caras, pero no son rentables. Hay que aprovecharlo todo, morcilla, salchichón, chorizo, lengua o cecina. Y, por supuesto, toda la carne fresca que se puede obtener. Nos metemos en una de las grandes neveras de la moderna nave industrial y José toca la carne, la mira por un lado y por el otro. Ve cosas que a otros se les escaparían. «Los japoneses cuando vienen aquí lo preguntan todo, pero hay cosas que no se les puede decir, hay secretos que siempre tienen que seguir siéndolo. Cuando prueban la cecina ya se les pone la cara del revés».
En una bodega cercana al restaurante, protegida por una doble puerta metálica, zumban unos grandes ventiladores. Parece una de esas grandes cámaras acorazadas de los bancos y guarda un bien preciado, cientos de piezas de cecina que aguardan el paso del tiempo. Le pregunto si las conoce todas y me responde que por supuesto. Se fija en una: «Mira, esta es de un buey que se llamaba 'Mimoso' y creo que ya está para comer, busca un cuchillo por ahí y vamos a hacerle los honores». Once años tenía el animal cuyo nombre hacía honor a su comportamiento. José cree que el carácter del buey se transmite a su carne. Cuatro años ha estado su pata trasera, con la que tanto anduvo, curándose en la bodega. Quince en total para poder saborear ese manjar indescriptible con el que poder recordar a aquel gran toro de raza Minhota. Es difícil de explicar. No conocí a 'Mimoso' en persona, pero ahora sé muchas cosas sobre su naturaleza. Es parte de mí.
Precisión de sicario
José desaparece devorado por la vorágine de los comensales. Está todo lleno, siempre. Pedro, su padre, a punto de cumplir los 87, se sienta en una mesa cercana a la cocina. Ya ha comido, pero se pide un vino con gaseosa para acompañarme. Al lado del bastón tiene un matamoscas que emplea con precisión de sicario mientras asiste con una mezcla de orgullo y sorpresa al momento de esplendor de su hijo. «El otro día vinieron unos tíos en un avión privado desde Estados Unidos a comer aquí».
Cuesta asimilar algo así, llegar a la cima desde tus raíces, sin moverte del pedazo de tierra que el abuelo logró picando la ladera rocosa de una loma. Pedro se acuerda porque le tocó trabajar duro. «Se llama así porque él decía que el huerto era su capricho y a pico fuimos rebajando la montaña, cargando las piedras con dos mulos que se llamaban 'El Peque' y 'El Pajarillo', y después trajimos tierra buena para el huerto». Luego vino un asador familiar donde José se quemó por dentro, literalmente, hasta descubrir los secretos de la carne y los misterios de unos mayúsculos animales a los que ha llegado a entender como nadie. Y ahora anda por ahí, de mesa en mesa, con un cuchillo de grandes dimensiones en la mano, cortando con precisión cada trozo de esos bueyes que tienen nombre, a los que acarició y a los que susurró palabras hermosas rodeado de encinas.