TITULO: Trastos y tesoros - CANAL EXTREMADURA - La Sansilvestre divierte también por San Braulio,.
foto / La prueba, que no pudo celebrarse en Nochevieja por la pandemia, mantuvo este sábado su esencia de deporte, ocio y solidaridad,.
No era la última noche del año, ni época navideña, pero la Sansilvestre de Don Benito no perdió su ambiente festivo pese a la fecha atípica, un 26 de marzo. Algunos incluso se animaron a disputar la prueba con gorros de Papá Noel, otros con disfraces como suele ser habitual cada 31 de diciembre en la localidad dombenitense. La situación sanitaria de los últimos días de 2021 impidió que la localidad pudiera llevar a cabo su tradicional despedida del año que combina deporte, ocio y solidaridad.
De esta forma, se decidió posponer la cita a la primavera y se celebró por la tarde en lugar de por la mañana como suele ser habitual. Lo cierto es que se notó algo menos de ambiente que en cada despedida de año en la plaza de España y quizás también menos corredores que en anteriores ediciones, aunque un año más se agotaron los dorsales para participar. Cabe recordar que el dinero recaudado se destina a la Asociación de enfermos de fibromialgia y síndrome de fatiga crónica (Afibrodon) y a la Asociación de padres de niños con autismo (Apnadobe).
La carrera contó con diez categorías separadas por edades y todas ellas en modalidad masculina y femenina. No faltó la diversión desde las primeras pruebas para las categorías inferiores con los más pequeños recorriendo una distancia más corta, unos 400 metros, sin que la carrera fuese competitiva. La siguiente categoría tomó la salida quince minutos después para completar una distancia de 1.000 metros. Los ganadores fueron Sergio Sánchez y Claudia Díaz, completando el podio masculino Damián Parras y Álvaro Carrasco; y el podio femenino con Macarena Carmona en segunda posición y Álba Gómez, tercera.
Ganadores
Después tomaron ya posición los corredores más experimentados con caras conocidas como las de los atletas locales Santiago Martín-Romo o Paloma Quintero. En esta prueba, y aunque ganar era lo de menos, se impusieron Jorge González, Jesús Núñez y Manuel Blanco en la categoría masculina; mientras que en la prueba femenina las ganadoras fueron las villanovenses Carla Arce y Conchi Hidalgo junto a la dombenitense Noelia Muñoz. En este caso, la distancia recorrida era de 5.500 metros. Tras la parte deportiva, llegó el momento lúdico con la entrega de premios a los ganadores en una animada plaza de España.
TITULO: Domingo - 10- Abril LA SEXTA - Ambulancias, en el corazón de la ciudad - «El Alzheimer pone a prueba a la Humanidad» ,.
El domingo -10- Abril a las 21:30 por La Sexta, foto,.
«El Alzheimer pone a prueba a la Humanidad»,.
«La pérdida de la mente es algo que se teme como pocas cosas», explica este filósofo, que acaba de publicar 'La enfermedad del olvido',.
El filósofo y catedrático en la Universidad de Barcelona Norbert Bilbeny se adentra en su última obra ('La enfermedad del olvido', Ed. Galaxia Gutenberg) en los aspectos éticos del mal de Alzheimer y en cómo afecta a los pacientes y sus familias la pérdida de identidad de quienes ya no recuerdan ni su nombre. En un libro esclarecedor pero por fuerza doloroso dado el tema que aborda, escribe que estamos ante un drama en el que se cruzan dos inocencias: la del enfermo y la de su familia. Y es un drama que crece como una mancha de aceite. Para el año 2050, apunta, en España habrá 1,5 millones de personas que padecerán demencia senil, en su gran mayoría Alzheimer. Eso obliga a plantearse muchas preguntas, y no solo en el ámbito médico. Son las que él se hace y con las que obliga a reflexionar, individual y colectivamente.
- Cita en el libro una frase del escritor alemán Jean Paul: «La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados». Pero no es así. Esta enfermedad nos expulsa.
- Por eso perder la memoria al cien por cien, llegar a no saber quién es uno, resulta tan dramático.
- De alguna manera, la memoria se va desgastando con la edad. Los rostros se vuelven borrosos, los contornos de los lugares en que estuvimos se difuminan. El paraíso se nos reduce a todos.
- Pero los enfermos de Alzheimer, igual que quienes están afectados por otros tipos de demencia senil, están doblemente expulsados. Por una parte, por ese desgaste natural con el paso de los años; y, por otra, por razones accidentales. Empezamos a perder memoria a partir de los 30 años, de forma que lo que se ha fijado antes en ella se queda mejor. Y luego, además, la memoria es selectiva. Hay hechos de la infancia que queremos borrar y otros que nos gustan y mantenemos. Eso también evoluciona.
- También quienes rodean a las personas con Alzheimer pierden parte de su memoria porque ya no conocerán historias del pasado familiar.
- Muchos de nosotros recordamos que, cuando teníamos 5 o 10 años, nuestros abuelos estaban en los 60 y los veíamos activos y nos contaban cosas. Eso nos sirvió para la vida posterior, aunque en ese momento no éramos conscientes de ello. Pero en las últimas décadas se ha depauperado la transmisión del saber. Hoy el nieto influye en el abuelo porque le ayuda con la tecnología o le dice las series que no se puede perder. No tanto al revés.
La identidad
- ¿Qué clase de persona es la que no tiene memoria? ¿Dónde está su identidad personal?
- La identidad personal ya no está. La personalidad es la lumbre de la identidad. Al enfermo de Alzheimer le desaparecen la personalidad y la identidad, pero no lo que yo llamo la 'personeidad', la condición y cualidad de ser persona. Suelo compararlo con una vela: la cera se va consumiendo pero la llama sigue. La persona es esa llama, está ahí hasta el final. Sigue siendo un ser que como todos tiene un valor esencial: la dignidad, el único que es absoluto. Porque ni la libertad lo es.
- Hay algo que parece paradójico: los animales tienen memoria, algunos seres humanos la pierden. Es difícil aceptarlo.
- Los animales tienen instinto, que les indica siempre sin que tengan que elegir. Su memoria es instintiva, mientras la nuestra la hemos adquirido sobre todo por experiencia. Hay una diferencia no de naturaleza, sino de escala. Nosotros la construimos con nuestro entendimiento e imaginación, y eso es algo que se hace con los años.
- Habla en el libro del proceso de individualización que viven nuestras sociedades. Si estamos cada vez menos motivados para vivir en pareja y no tenemos hijos, ¿quiénes nos cuidarán y serán nuestros recuerdos?
- Esto no solo pone a prueba al enfermo, a quien le resultan muy duros sobre todos los primeros meses tras el diagnóstico. Afecta también y sobre todo a quienes lo acompañan. Ante el Alzheimer, la Humanidad es puesta a prueba. Vemos quién es decente y amoroso y quién no. Ahora las familias se reducen, las parejas tienen otro tipo de convivencia y esto va a afectar al modo de tratar la enfermedad. Quien la soporta mejor es quien tiene pareja, familia. En España es mejor que en otros lugares donde hay menos vida familiar. El cónyuge, los hijos o los hermanos tienen un papel clave porque el enfermo vivirá mejor si se le muestra amor.
- ¿Qué pasa con quien carece de familia directa? En breve llegarán a la ancianidad muchas personas que no tienen hermanos, ni han tenido hijos y han podido perder a su pareja. ¿Qué será de ellos si padecen Alzheimer?
- Deberíamos construir una sociedad que funcione como una unidad de afecto en sustitución de la familia. Deberíamos suplirla mediante una vida comunitaria que cree un ámbito de acogida.
- ¿Y qué sucede cuando ya no se puede tener en casa al enfermo y ha de ir a una residencia? Como allí nadie lo conoce su identidad personal queda aún más borrada.
- Ese salto comienza a darse cuando el enfermo empieza a ser tratado en mayor medida por cuidadores, un colectivo formado por personas que merecen un homenaje. Habrá que decirles a ellos quién es esa persona que cuidan, qué ha hecho en su vida, a qué se dedicaba, para que no se convierta en una cosa que gestionar. Habrá que arbitrar recursos para que esos centros tengan conocimientos de los enfermos, que no los vean como clientes o pacientes, sino como personas que fueron y siguen siendo un 'quien'.
- Estamos ya hablando de las familias. ¿Es para ellos tan devastadora la enfermedad como para quienes la padecen?
- El enfermo no padece, no se da cuenta de nada. Se mira al espejo y no sabe quién es. Por citar solo dos casos famosos, Solé Tura no identificaba la Internacional cuando se la ponían, y Suárez, cuando le hablaban de su hija Marian, preguntaba quién era. Por desgracia, hay miles de ejemplos y más que va a haber porque se estima que en España, en 2050, 1,5 millones de personas padecerán demencia senil, en su mayoría Alzheimer.
Depresión
- La cifra es aterradora.
- Y se compone de casos particulares que nos afectan a todos. Dos relevantes personalidades de la vida de Barcelona, amigos íntimos desde la infancia, que hicieron muchísimas cosas juntos, han coincidido en un centro para enfermos de Alzheimer y cuando se cruzan por los pasillos no se reconocen. Esa es la realidad y la conozco bien porque de vez en cuando voy a visitar a uno de ellos, que es mi amigo.
- Para la familia eso debe de ser insoportable.
- Hay un elevado porcentaje de personas que cuidan a enfermos de Alzheimer, hablo de familiares no de profesionales del cuidado, que padecen depresión. La causa el avance inexorable de la enfermedad, que hace que cunda el desánimo. Por eso es tan meritoria la prestación de cuidado y amor, a sabiendas de que no sirve mucho. Es un dolor muy humano, que no todos sobrellevan bien, algo que nos pone a prueba.
- ¿Y el temor de los descendientes a heredar el mal?
- No está probado que sea un mal hereditario pero no está descartado que pueda haber un componente así. Es algo que muchos temen, incluso más que una enfermedad del corazón o el cáncer. La pérdida de la mente es algo que se teme como pocas cosas. Los familiares dicen que ya no son las mismas personas, porque han perdido la identidad.
- Supongo que ese es el temor, que el descendiente llegue también a perderla en el futuro.
- Todos podemos acabar así. Sé que es un pensamiento angustioso. La diferencia entre estar sano mentalmente y padecer Alzheimer no es radical, sino de grado. También los demás hemos ido perdiendo cosas, es algo humano. Desde nuestro nacimiento estamos expuestos a la contingencia de la memoria. Unos memorizarán mejor las cosas; otros, peor. La memoria es maleable. El drama de los enfermos es que esa pérdida es total.
El olvido
- En su libro, comenta que el sistema educativo actual rechaza la memorización y en cambio el drama de nuestra vida puede ser perder la memoria. ¿Tiene sentido esa paradoja?
- Es así. Hemos ido perdiendo nuestra capacidad de memorización que antes tenían muchos. Le hablo desde un punto de vista intelectual. Utilizamos la mente para operaciones complejas, que requieren inteligencia, pero el aprendizaje exige de la memoria. Y, sin embargo, esta es cada vez más corta.
- ¿Por qué?
- Tenemos muchos estímulos exteriores y eso hace que olvidemos pronto las cosas. No nos acordamos de una serie que hemos visto hace un mes porque desde entonces hemos visto tantas... En otros momentos de la Historia nuestra memoria era más rica. Ahora no recordamos más allá de algunas contraseñas y unos pocos datos de la vida cotidiana.
- Eso va a más. Antes todos teníamos memorizadas decenas de números de teléfono. Hoy apenas recordamos nuestro propio número.
- Platón ya se quejaba de que la escritura es el olvido. Fíjese en lo que pasa con las agendas, da igual el formato que tengan. Anotamos cosas muy cotidianas que debemos hacer. Hay una progresiva sustitución de la memoria por otros medios, de la misma manera que sustituimos el cálculo mental por el uso de calculadoras.
- Los científicos de la mente aseguran que en breve podríamos llevar un dispositivo conectado a nuestro cerebro que nos sirviera más o menos como un GPS. Lo llamativo es que en cambio no hemos avanzado nada contra el Alzheimer.
- Y quién sabe si no ocurrirá lo mismo con la imaginación. Es una paradoja, por supuesto. Pero piense en lo útil que puede resultar a un enfermo de Alzheimer un dispositivo que lo guíe hasta su casa.
TITULO: CAFE GIJON - MANZANAS VERDES - Una de las tapas del Restaurante Rogelio se hace con primer premio del Festival de la Tapa de Azabares en Zafra,.
CAFE GIJON,.
Café Gijón - foto,.
MANZANAS VERDES -Una de las tapas del Restaurante Rogelio se hace con primer premio del Festival de la Tapa de Azabares en Zafra,.
MANZANAS VERDES - Una de las tapas del Restaurante Rogelio se hace con primer premio del Festival de la Tapa de Azabares en Zafra, fotos,.
Los tapeadores decidieron con sus votos las tapas ganadoras y concedieron además el segundo premio a Tapería Miliki y el tercero al Parador de Turismo,.
La Agrupación de Bares y Restaurantes de Zafra (Azabares) ha entregado los reconocimientos a los establecimientos cuyas tapas han sido más votadas por quienes han realizado esta ruta, que se celebró en Zafra de 4 al 13 de marzo.
El primer premio ha sido para la Cafetería Restaurante Rogelio con la tapa 'Papadum con presa ibérica en aceite de sésamo, pistacho y cítricos. El segundo premio fue para Tapería Miliki por su 'Ravioli oriental con salsa de ostras', y el tercero para el Parador de Turismo con el 'Canelón de carrillera de ternera, virutas de foie y manzana asada al carbón'.
El presidente de Azabares, Tomás Pina, manifestó durante el acto de entrega de estos reconocimientos, la satisfacción de la asociación tras la celebración del festival, por primera vez organizado exclusivamente por ellos, tanto por la importante acogida y participación de clientes que se ha registrado, «similar a la de otros certámenes y festivales de la tapa» en los que han participado sin ser los organizadores, según señaló el presidente; como por la «buena crítica» que dicen les ha llegado por parte de sus clientes.
Durante este acto también se realizó el sorteo del viaje valorado en 800 euros entre los tapeadores que han realizado la ruta, siendo José Ángel Ramos Carvajal el ganador.
En esta primera edición del Festival de la Tapa de Azabares han participado 14 establecimientos con un total de 28 tapas (dos por establecimiento) al precio de 3,50 euros.
Establecimientos participantes
Los establecimientos hosteleros participantes en esta primera edición del Festival de la Tapa de Azabares han sido: Gastro Bar El Tinglao, Hotel Plaza Grande, Salón Romero, Café Bar La Travesía, Cafetería Restaurante Rogelio, Bar Restaurante Arco Plaza, Parador de Turismo, La Tertulia, Tapería Miliki, Mi & Bar, Hotel La Muralla, Café Bar Metro, Restaurante Mandala y Cafetería Ceca.
El festival ha estado patrocinado por el Grupo Cruz Campo y Bodegas Zoido, y ha contado con la colaboración de Zafiro Tours.
TITULO: LA AVENTURA DEL SABER TVE - Ya tenemos bandera,.
El periodista Tim Marshall analiza los emblemas nacionales en 'El poder de las banderas',.
foto / Los chinos inventaron la seda, el material de las primeras banderas, y la ruta que sirvió para distribuir el tejido por Occidente favoreció la extensión de este símbolo en el mundo árabe y en Europa durante el Imperio Romano y la Alta Edad Media. «Se remontan a la antigüedad, pero no muestran ningún indicio de que vayan a pasar de moda», explica el periodista británico Tim Marshall, que ha analizado la trascendencia de los emblemas nacionales como generadores de identidad en su nuevo libro, 'El poder de las banderas' (Península).
Las banderas tienen la capacidad de «comunicar ideas rápidamente». «De forma subliminal, nos empapamos de su significado porque todas ellas tienen escrita una historia y están cargadas de emoción», sostiene Marshall. Así, la de la Unión Europea, con su color azul y sus estrellas brillantes, y la del Estado Islámico, con su fondo negro con un círculo blanco donde se lee 'Mahoma es el mensajero de Dios' y unas letras más arriba que dicen 'No hay más dios que Dios', ya envían un mensaje nada más ser contempladas. «Tienen la capacidad de encarnar sentimientos muy fuertes y consiguen que el pueblo siga una tela de colores entre balas y muera por lo que simboliza», cuenta el autor.
¿Vale la pena morir por una bandera?, se pregunta Marshall, y él mismo responde: «Mucha gente todavía siente fervientemente que su bandera representa su identidad y lucha por esa identidad aun sabiendo que puede costarle su propia vida». Aquí, el periodista relata la historia de un oficial cristiano del Ejército sirio durante la guerra del país contra el Estado Islámico. «Este militar, de religión cristiana, me contaba que la bandera siria evocaba un lugar donde la minoría cristiana árabe podía vivir en paz, una idea que estaba siendo amenazada por los yihadistas. La última vez que vi a este hombre se lanzaba contra una posición yihadista con las balas volando a su alrededor».
«Entre los intelectuales europeos», continúa Marshall, «la guerra es vista como algo que hacen 'otros', y así es fácil desdeñar el concepto de patriotismo». «Pero incluso hoy, las banderas nos recuerdan que hay mucha más gente que lucharía por su propio país de la que saldría de una trinchera hacia una posición enemiga gritando ¡'Beethoven y la Unión Europea'! (en referencia a los símbolos de los 27)», ironiza este vexilólogo, autor de 'Prisioneros de la geografía' y corresponsal de guerra, que ha trabajado en Sky News, la BBC, The Times y The Guardian, entre otros medios, cubriendo las guerras de Croacia, Bosnia, Macedonia, Kosovo, Afganistán, Libia y Siria.
Por su capacidad para aglutinar sentimientos, Marshall no entiende que en determinados foros se menosprecie a las banderas llamándolas «trapos». «Eso es injusto, aunque sea cierto que las banderas puedan esgrimirse de manera agresiva o provocativa cuando uno cree que representan el 'nosotros contra ellos'. Pero eso no quiere decir que quien porta una bandera siempre odie a 'ellos'».
El poder de una bandera está también en su capacidad de representar lo mejor y lo peor de un país, y ninguna encierra más paradojas que las 'Barras y Estrellas' norteamericanas, relata Marshall. «Hay quien ve la ve plantada en la Luna y piensa que es un símbolo de lo que la libertad y la prosperidad puedad lograr, mientras que otros, en diferentes circunstancias, la pueden ver como una muestra de la arrogancia y la dominación de Estados Unidos».
Una de las paradojas de la globalización es la de haber exacerbado los sentimientos nacionalistas en esa parte de la población que no se ha beneficiado de las ventajas de un mundo más abierto, aquellos a los que Marshall denomina «los que se han dejado atrás». «La respuesta, en muchos lugares, ha sido poner por delante la identidad nacional y la cultura local. Por eso no hemos dejado de ver banderas nacionales», reitera.
El autor de 'El poder de las banderas' busca elementos comunes de las enseñas que relacionan a unos países con otros. Las tricolores, en Estados que vivieron una revolución en el siglo XIX; la cruz escandinava, en Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca e Islandia; o el blanco, el negro, el verde y el rojo, que se repiten en las enseñas de Oriente Próximo, como recordatorio de la bandera del movimiento panarabista. Para Marshall, la bandera más bonita del mundo es la de las Islas Seychelles: una amalgama de colores en la que el amarillo evoca al sol y el azul, al cielo y el mar. Pero su preferida es la de Macedonia del Norte: una estrella brillante que se remonta a Alejandro Magno. «Todas las banderas son obras de arte y cuentan historias, pero algunas son más bonitas que otras», concluye.