miércoles, 28 de octubre de 2015

EL GRAN CAPITAN QUESO - Cómo catar una torta,./ VIAJANDO CON CHESTER - JOSE MARIA Y MANUEL CARRASCO,.

TÍTULO: EL GRAN CAPITAN QUESO - Cómo catar una torta,.

EL GRAN CAPITAN QUESO - Cómo catar una torta, fotos.

Resultat d'imatges de como catar una tortaCómo catar una torta

  • Guía para entender el milagro gastronómico que se produce en Casar,.

    Resultat d'imatges de EL GRAN CAPITAN QUESOLa semana pasada fui jurado en una cata de quesos. No tengo méritos ni títulos que me avalen para decidir el ganador de la XV Cata Concurso Torta del Casar salvo que he tomado muchas tortas desde niño, que en 2008 fui premiado como defensor de la torta y que mi madre, siendo joven, incluso niña, era una fabulosa maestra quesera aficionada: elaboraba en Ceclavín unos magníficos quesos de cabra y me demostró su destreza milagrera cuando hace un par de años le regalé un quesito asturiano algo insulso, de pasta dura y blanca que se resquebrajaba al cortarla, pero ella, a base de sudarlo, o sea, de pasarle la mano mojada en agua, vuelta y vuelta, cada día , durante una semana, consiguió convertirlo en un delicioso queso cremoso y delicado.
    El caso es que con esos frágiles antecedentes me planté en la cata concurso y fui testigo, más que nunca, del porqué de la magia de la torta del Casar, el único producto extremeño que encuentro en las tiendas de delicatessen de los aeropuertos y que encabeza las cartas de entrantes de los restaurantes de Nueva York.
    La torta del Casar es un alimento vivo, una obra de arte en la que cada creación es diferente porque cualquier detalle influye para dar el salto de lo bueno a lo magistral, de lo interesante a lo maravilloso o viceversa. Porque a pesar de lo mucho que se ha avanzado en su homogeneización y regularidad, lo cierto es que, afortunadamente, sigue siendo un queso que deja margen a lo imprevisible, al detalle, a la magia milagrosa del cuajo, la leche, la climatología... Y ese punto de incógnita, aunque cada vez sea menor, otorga a la torta un valor del que pueden presumir muy pocos alimentos.
    El caso es que me senté ante una colección de seis tortas, seleccionadas como las mejores entre las que competían por el título, y empezó la cata. Para discernir la mayor o menor calidad de una torta del Casar hay que fijarse en determinados parámetros. Así, a primera vista, la mejor torta no puede ser demasiado alta ni demasiado plana, ha de tener un color externo uniforme, ni muy claro, ni muy oscuro, un ocre discreto.
    Una vez abierta la torta y retirada la 'tapa', la pasta no puede tener grumos ni zonas más blanquecinas, la cremosidad debe ser uniforme y delicada y y su color, también uniforme. Llega entonces el momento sublime de olerla y probarla. Para catarla, no se debe comer pan, pues el sabor se enmascara y no permite apreciar los matices. Y había matices, vaya si los había. Porque el que suscribe ha probado muchas tortas a lo largo de su vida, pero de una en una, no seis a la vez. Es esa experiencia comparativa la que permite llegar al éxtasis incrédulo: ¿cómo es posible que un mismo producto pueda ofrecer seis matices tan sugerentes y diferentes? Ni el vino, ni el jamón, ni el marisco, ni el caviar... No conozco ningún alimento capaz de dejar seis sensaciones tan distintas, todas positivas, al probar seis unidades elaboradas igual y con los mismos ingredientes.
    Entre queso y queso, tomábamos lascas finas de manzana verde doncella con el fin de preparar el paladar para la siguiente cata. Así podíamos distinguir el aroma en boca agradable, ni picante, en la punta de la lengua, ni ácido, en la parte trasera de esa lengua, ni irritante o amargo en la parte superior de la nariz, con su puntito de sal, que no salado, su retrogusto, su persistencia final. ¡Y cómo persiste en el paladar el sabor de la torta!
    Puntuamos y ganó una torta presentada por la empresa Los Casareños. Me fui tranquilo a casa porque había puntuado más o menos igual que los expertos con los que compartí el jurado, a saber: un académico de la gastronomía (Juan Pedro Plaza), un sumiller de categoría (Sergio Castillo), un profesor de Cocina (Rafael Rivero) y un triunfador en Masterchef (Mateo Sierra). Juntos asistimos, otro año más, al milagro del queso, al prodigio secular de la torta del Casar.

    TÍTULO: VIAJANDO CON CHESTER -  JOSE MARIA Y MANUEL CARRASCO,.

    Resultat d'imatges de pepa bueno con viajando con chesterVIAJANDO CON CHESTER - 
     

     Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por
    Pepa Bueno, en la cuatro los domingos  las 21:30,. foto,.




    José María junto a su coach, Manuel Carrasco. Costo mucho guardar el secreto - JOSE MARIA Y MANUEL CARRASCO,.

    foto--José María se lleva 'La Voz Kids' (T5) en una apretada final seguida por casi 5 millones de espectadores. «Ha sido muy buen alumno», dice Manu Carrasco.

    Habla como un niño pero canta con voz añeja. José María (Sevilla, 11 años) se convirtió el lunes en el ganador de la segunda edición de 'La Voz Kids' (Telecinco) ante 4.944.000 espectadores (31,9% de 'share'). Y su 'coach', el cantante Manu Carrasco (Huelva, 1981), le sigue dando consejos incluso delante de la prensa: «Tiene que iniciar su camino con las canciones que le gustan». Estas saldrán publicadas el viernes en un disco que forma parte del premio, más 10.000 euros para su formación.
    La final estuvo muy apretada...
    Manu: Nos costó la vida decidirnos. Pero José María tiene una particularidad: tiene una emoción especial al cantar. Yo tenía a dos de los favoritos en mi equipo, a Carmen y a él, eran los que más se diferenciaban del resto.
    José María: Lo que me diferencia es que casi todas las canciones las aflamenco un poco porque es mi estilo. Pero todos mis compañeros se merecían ganar.
    ¿Y qué han dicho los compis en clase?
    J.M.: Me costó mucho guardar el secreto, a mis amigos no se lo dije a ninguno, ¡y eso que se metían conmigo! Ahora se alegran.
    ¿Cómo va a ser el disco?
    José María: Son canciones que siempre he escuchado en YouTube, que ya existen, pero habrá una inédita compuesta para la ocasión.
    Manu: Tiene que iniciar su camino con las canciones que le gustan. Estoy deseando escucharlo.
    ¿Qué han aprendido el uno del otro?
    Manu: Me siento muy identificado con sus ganas y porque es una esponja con los consejos que le damos. Cuando José María canta parece que tiene más edad, con un estilo muy añejo. No tiene voz de crío al cantar.
    José María: Manuel es una gran persona y un gran artista. Nunca olvidaré sus consejos.
    ¿Cuál ha sido la actuación más difícil?
    J.M.: La de las audiciones a ciegas, estaba hasta temblando. Pero luego en la final estuve tranquilo.
    Manu: Nuestra cara es un poema cuando vemos que un niño tiene maneras pero se pone nervioso, a todos nos pasa. Pero cantó mucho mejor en la final que en cualquier otra eliminatoria y ahí es donde me lo puso difícil, porque bordó las canciones.
    Veterinario de mayor
    ¿Quieres dedicarte a esto para siempre?
    J.M.: Los estudios son importantes. Me gustaría ser veterinario de mayor.
    Manu: Cada día le da por una cosa, pero que quede claro que le he preguntado ¡y saca sobresaliente en todo!
    Se le ve ligoncete, como pasó con los Gemeliers.
    J.M.: ¡Lo que pasa es que ellos son más grandes y las niñas se fijan más en ellos! (Risas).
    Ellos no tienen ese tupé.
    J.M.: El tupé se me baja y tengo que echarle laca y espuma todo el rato.
    Manu: Él prometió que si ganaba se rapaba, pero no creo que lo cumpla porque sin tupé pierde toda la fuerza.
    ¿Qué ha dicho la familia?
    J.M.: Mi madre no quería porque dice que soy muy chico. Yo me presenté por ver si me cogían y no me lo esperaba, la familia no se lo cree todavía.
    Siempre suelen optar por el flamenco.
    Manu: Me han llegado a decir que elegí a José María porque soy andaluz, y eso es una tontería, si él no cantara bien no lo hubiera elegido. También me encantaba Índigo... Estábamos en un lío.
    ¿Qué consejo le daría?
    Manu: Es un niño y tiene que actuar como tal. Esto es un juego y no debe dejarse llevar por la presión. A mí ya me pilló de mayor.

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