lunes, 20 de mayo de 2019

España a ras de cielo - Álvaro Martín revalida el título con España ,. . - PLANETA CALLEJA - DOMINGO -26- MAYO ,./ Ochéntame otra vez - Ya no aburren ni los entierros,.

TITULO: España a ras de cielo - Álvaro Martín revalida el título con España    . - PLANETA CALLEJA - DOMINGO -26- MAYO ,. 
 
 
 España a ras de cielo  ,.
 
 España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo Martes a las 22h30,.
 El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista. , etc.


PLANETA CALLEJA - DOMINGO -26-MAYO ,.
 
 
  Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,. Jesús Calleja enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y fascinantes ., etc.
 
  Álvaro Martín revalida el título con España  ,.

Amezcua, López, Álvaro Martín y Diego García, con el oro. /  @ATLETISMORFEA
foto ,. Amezcua, López, Álvaro Martín y Diego García, con el oro.

La selección española de 20 km marcha vuelve a conquistar la Copa de Europa y por primera vez subió a todos los podios en las seis categorías,.

El equipo español, liderado por el madrileño Diego García -tercero- revalidó la medalla de oro en la prueba masculina de 20 km de la Copa de Europa de marcha, en la que el sueco Perseus Karlström obtuvo el triunfo individual. El extremeño Álvaro Martín finalizó quinto como segundo mejor español en meta en una demostración de que vuelve a recuperar su mejor nivel después de su operación de rodilla en enero.
Dos medallas de oro en las pruebas de 20 km redondearon la mejor actuación de España en la historia de la Copa de Europa de marcha, disputada en Alytus (Lituania), donde hubo presencia española en todos los podios. Por primera vez en la historia, España como equipo subió al podio en las seis categorías: oro en 20 km hombres y mujeres, plata en 50 km hombres y mujeres, plata en 10 km sub-20 hombres y bronce en 10 km sub-20 mujeres.
La superioridad del conjunto español de 20 km marcha masculino, con tres atletas entre los seis mejores, fue abrumadora. España revalidó el título con 14 puntos, por delante de Gran Bretaña y Ucrania, que empataron a 38 pero prevaleció el mejor puesto del primer clasificado británico, Tom Bosworth (cuarto).
Bosworth se fue por delante, perseguido por el alemán Christopher Linke, que servía de enlace con el primer grupo, en el que viajaban Diego García, Álvaro Martín y Miguel Ángel López. En el 15 (1h00:23) la ventaja de Bosworth se había reducido a cinco segundos sobre el primer grupo, del que se había descolgado Miguel Ángel López, vencedor individual en 2015, el año en que obtuvo luego el título mundial en Pekín. Sólo un kilómetro después, García se había quedado en cabeza con Perseus Karlström, bronce en la edición anterior, pero el sueco no cejó en su ataque y terminó descolgando al madrileño.
Como en la última prueba de la Challenge IAAF en Michoacán (México), Perseus fue el más fuerte. El sueco recorrió los últimos metros tocado con el casco de vikingo y venció con un tiempo de 1h19:54. Por detrás, a 24 segundos, el ruso Vasiliy Mizinov, que compite como neutral, adelantó a Diego, que hizo tercero con 1h20:23. El campeón de Europa, Álvaro Martín, se clasificó quinto con 1h20:59, justo por delante de Miguel Ángel (1h21:00), mientras que Luis Alberto Amezcua llegó en el puesto 32 con 1h27:26.
Laura García Caro, segunda en 20 km, y Raquel González, tercera, pusieron el broche en la prueba que cerraba el programa.
 
  TITULO:  Ochéntame otra vez -  Ya no aburren ni los entierros,.

  Jueves -23- MAYO  a las 22:35 en La 1, foto.

Ya no aburren ni los entierros,.

Ceremonia de graduación de la VII promoción de la Escuela Superior de Arte Dramático. :: Armando Méndez/
Ceremonia de graduación de la VII promoción de la Escuela Superior de Arte Dramático.

Hemos convertido las ceremonias y los actos sociales en un musical con club de la comedia,.

«¡Qué entierro más aburrido!». La señora parecía indignada, como si se sintiera estafada por haber pagado la entrada de un espectáculo y la puesta en escena la hubiera defraudado. «¡Qué entierro más aburrido!», exclamó aquella mujer en la puerta del tanatorio San Pedro de Alcántara de Cáceres y yo me preguntaba qué diablos pretendería encontrar en un funeral, que había tenido lo que tiene un entierro moderno: velatorio en el tanatorio, misa en la capilla del establecimiento y traslado al cementerio.
Me quedé extrañado y haciéndome preguntas: ¿esperaba la dama de luto que hubiéramos bailado alguna danza de despedida, echó en falta una orquesta italiana, al estilo entierro mafioso, tocando la marcha fúnebre de Chopin con su compás repetitivo y estremecedor, pretendía que en vez de un responso sacerdotal hubiera actuado un monologuista encomiando con gracia las virtudes y defectos del protagonista a su pesar del 'espectáculo'?
Ya no pueden ser aburridos ni los entierros. Cada vez que toca ceremonia, sea fúnebre, sea nupcial, sea de graduación o de inauguración, los protagonistas empiezan a darle vueltas al acto con un objetivo fundamental: que los asistentes no se aburran. Y así sucedió en el siguiente entierro al que me tocó acudir, donde, efectivamente, los responsos se convirtieron en un club de la comedia entrañable dedicado a glosar con humor y más o menos fortuna la vida del fallecido, salieron sus parientes y sus colegas, los compañeros de la oficina y del gimnasio, un representante de su club gastronómico y un pariente venido de Suiza que lo recordaba de pequeño. El funeral-show acabó con un podcast (antes se llamaba grabación) del muerto recogiendo pasajes de su discurso de jubilación y de la última cena de Nochevieja y durante la cabezada, en lugar de poner cara de tragedia, casi todos sonreíamos agradecidos porque nos habían regalado un espectáculo en lugar de un trance funesto. «¡Qué entierro más divertido!», no dijo nadie, pero pensamos mientras nos íbamos con la negra esperanza de poder asistir pronto a otro acto tan entretenido.
La vida se ha convertido en un musical: o diviertes o el público hundirá tus actos sociales. Antes, las bodas se medían por la cantidad de platos y la frescura de los langostinos; ahora, lo que se pone a prueba es la imaginación de los novios y la coreografía. No importa tanto la calidad de la carne cuanto que los camareros la sirvan al son de la Marcha Radetzky, levantando las bandejas por encima de sus cabezas, caminando erguidos y al compás de la música mientras bengalas luminosas brillan sobre los solomillos.
Las bodas no son bodas, son musicales que se contratan a imaginativas empresas de eventos capaces de sorprender desde que los novios llegan a la iglesia o al juzgado hasta que los últimos despendolados vuelven a casa en un autobús con azafatos animadores que han hecho el curso de sobrecargo de Ryanair.
El jueves pasado, asistí a una ceremonia de graduación en la que tenía que imponer bandas a varios titulados superiores que terminaban su carrera. Cuando le conté al taxista los pormenores, me comentó que ahora se gradúan hasta los jovencitos de la ESO, que montan fiestas a lo grande con los padres, los profes, los amigos y los abuelos trajeados. Coincidimos en que tanto sarao mueve una cantidad importante de dinero y lo notas en que es difícil encontrar salones vacíos en las taperías y en que hay cola en los probadores de las tiendas de ropa.
La fiesta a la que acudí era un acto académico, pero olvídense de la seriedad envarada de las graduaciones de antaño. Acabamos las autoridades, los padres, los profesores y los graduados bailando el: «¿A quién le importa lo que yo haga, a quién le importa lo que yo diga?» de Alaska. Pues efectivamente, somos así, así seguiremos y nunca cambiaremos: nos gusta el espectáculo y convertir la vida en un musical. Dicen que nos estamos americanizando, pero en el fondo siempre hemos sido así. La España de charanga y pandereta, decía Machado. Ya es demasiado tarde para cambiar ahora, dice Alaska. El caso es que ninguna señora diga tras nuestro postrer paroxismo: «¡Qué entierro más aburrido!».
 

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