viernes, 22 de noviembre de 2019

LUNES -25- MARTES -26 - Noviembre - CINE - Criminal . / MIERCOLES -27- JUEVES -28- VIERNES -29 - Noviembre -Yo, Frankenstein ,./ SABADO -30- Noviembre - DOMINGO -1- Diciembre - CINE -Salvajes,./ LUNES -25 - Noviembre - HISTORIA DE NUESTRO CINE - CINE - Escondidos en Brujas ,. / DESTINO DE PELICULA - Cine - El hombre en el castillo,./ Yo soy Erasmus - De 'mediocritas' y de mediocridad ,.

TITULO: LUNES -25- MARTES -26 - Noviembre - CINE - Criminal,.

Criminal Reparto
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La historia del hombre adecuado en el cuerpo equivocado. En un último esfuerzo para detener una conspiración diabólica, implantan los recuerdos, secretos y habilidades de un agente de la CIA fallecido en un impredecible y peligroso convicto con la esperanza de que completará la misión.

 TITULO:   MIERCOLES -27- JUEVES -28- VIERNES -29 - Noviembre - Yo, Frankenstein ,.


Reparto
Yo, Frankenstein , , , , , , , , ,
 
 
Doscientos años después de su estremecedora creación, la criatura del Dr. Frankenstein, Adam, aún camina sobre la tierra. Sin embargo, cuando se ve en medio de una guerra en la que se juega el destino de la humanidad, Adam descubre que tiene la clave que podría destruir la especie humana.
 
 
 
 TITULO:   SABADO -30- Noviembre -DOMINGO -1 - Diciembre - CINE - Salvajes,.
 
 
 
 
Reparto
Salvajes , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,
 
 
Adaptación de una novela de Don Winslow. Dos amigos de Laguna Beach, que comparten novia, se dedican al tráfico de drogas. Un cártel mexicano secuestra a la chica y les exige como rescate todo el dinero que han ganado durante los últimos cinco años. Aunque los jóvenes se muestran dispuestos a pagar, al mismo tiempo, idean un plan para rescatar a la chica y vengarse de sus secuestradores.
 
 TITULO:   LUNES -25 - Noviembre - HISTORIA DE NUESTRO CINE - CINE -Escondidos en Brujas ,.



El Lunes -25- Noviembre a las 22:30 por La 2, foto,.


Escondidos en Brujas Reparto
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Tras el fracaso de una operación, dos asesinos a sueldo, Ray (Colin Farrell) y Ken (Brendan Gleeson), reciben la orden de su jefe Harry (Ralph Fiennes) de abandonar temporalmente Londres y trasladarse durante algún tiempo hasta que se calmen las cosas a la ciudad de Brujas, en Bélgica. 
 
 
  TITULO:   DESTINO DE PELICULA - Cine - El hombre en el castillo,.


 
Reparto
El hombre en el castillo (Serie de TV) , , , , , , , , , , , , , , , , ,
 
 Adaptación de la novela homónima de Philip K. Dick "El hombre en el castillo". Las fuerzas del Eje (Alemania y Japón) ganaron la II Guerra Mundial y ahora Estados Unidos está dividida en tres partes. Joe Blake, un luchador de la resistencia, parte de la Nueva York alemana con un misterioso cargamento hacia la zona neutral de Colorado. Por su parte, en la San Francisco japonesa, Juliana Crane recibe de manos de su hermana unas filmaciones que muestran una realidad alternativa en la que los aliados ganan la guerra.
 
 
   TITULO:  Yo soy Erasmus - De 'mediocritas' y de mediocridad ,.

Sabado -23- Noviembre  la 13:25 por La 2, foto,.

 

De 'mediocritas' y de mediocridad,.

De 'mediocritas' y de mediocridadNos cuesta estar en el centro porque en el fondo identificamos esa posición con la mediocridad. En este país no existe el centro, y cuando alguna formación se ha aventurado a tratar de situarse en ese espacio, la derrota no se ha hecho esperar,.


En este país no existe el centro o, al menos, no hemos sido capaces de encontrarlo, y si nos hemos tropezado con él alguna vez, no hemos logrado mantenernos en ese espacio de equilibrio por mucho tiempo. Nuestros actos nos delatan. Por más que nos empeñemos en afirmar que en el centro está la virtud y que a lo normal no llega nada, en el fondo nos seduce la aventura del exceso con la misma intensidad que nos aburre la normalidad de la mesura.
Los clásicos nos legaron el concepto del 'aurea mediocritas' con el que intentaban explicarnos que el estado ideal del ser humano si sitúa en el punto medio entre sus pasiones. Horacio lo dijo en verso, utilizando la imagen de la casa que habitamos: «Aquel que se contenta con su dorado punto medio no sufre la intranquilidad que provoca un techo que se desmorona ni habita fastuosos palacios que otros envidian». Pero de poco han servido las explicaciones de los filósofos o las metáforas de los poetas. Nosotros hemos entendido lo que nos ha venido en gana. Resulta curioso cómo nuestra lengua ha corrompido el propio concepto de 'mediocritas', que en la lengua clásica era ese punto medio ideal, para dar a luz las palabras 'mediocridad' y 'mediocre', adjetivo este último que la RAE define como «de calidad media, de poco mérito, tirando a malo». Nuestra lengua, ay, también nos delata.
Nos cuesta estar en el centro porque en el fondo identificamos esa posición con la mediocridad y la tibieza. Alcanzar acuerdos es, para nosotros, ceder; y acercar posiciones equivale a claudicar. Resulta asombroso cómo en los últimos días se ha borrado de la faz de nuestro mapa político el centro que representaba un partido como Ciudadanos. El espacio que había ido ganando esta formación ha quedado convertido en un espejismo, y la figura de su líder, Albert Rivera, ya se pierde en la distancia, envuelta en el silencio y el respeto que otorga la derrota cuando sabe admitirse. Para otros deja el campo de batalla de la confrontación política. El silencio se impone un momento, pero solo el breve espacio que se nos concede tras la jornada electoral, el tiempo justo para que los rivales se laven las manos y vuelvan a empuñar las armas.
En este país no existe el centro, y cuando alguna formación política se ha aventurado a tratar de situarse en ese espacio, la derrota no se ha hecho esperar. Aquí nos seducen las verdades como puños, al pan, pan, y al vino, vino, y las cosas claras y el chocolate espeso. Somos el país de la mística y del esperpento, de los pícaros y del Cid, de Santa Teresa y de Don Juan. Aquí no se nos ocurriría nunca mezclar churras con merinas. Hace ya muchos años que nos convencimos de que vivimos en un territorio habitado por gentes con ideas irreconciliables, que hablan la misma lengua pero que están condenadas a no entenderse. Antonio Machado ya nos previno a los españolitos que venimos al mundo de que una de las dos Españas nos helaría el corazón.
Esa es nuestra idiosincrasia, terreno bien abonado para que prosperen quienes lo tienen siempre todo claro, los que no dudan de nada, los que no se detienen nunca, ni por un momento, a pensar que tal vez no posean ellos solos toda, absolutamente toda la verdad y toda la razón.
Pero no solo nuestra forma de ser justifica que, tras los últimos comicios, se nos hunda el centro a la vez que se elevan los extremos. La nefasta gestión del espacio conseguido casi milagrosamente por Ciudadanos en esa franja del centro ha propiciado la debacle. Ya antes de las elecciones de abril miembros de la propia formación vislumbraron que no se podía ser de centro y a la vez negar la posibilidad de diálogo con fuerzas situadas a la derecha o a la izquierda, siempre que no fueran extremistas. Se malgastaba así la posibilidad de alcanzar acuerdos de gobierno y se tiraba por la alcantarilla la utilidad del partido. De la misma manera, algunos miembros de Ciudadanos y muchos votantes han acabado abandonando el barco porque no se podía ser de centro y a la vez pactar con fuerzas situadas en los extremos. Y aquellos votantes que habían elegido a Ciudadanos por su defensa de la integridad de España han encontrado en Vox un discurso más rotundo y más a la altura de sus expectativas. Todo ello ha desembocado en la percepción por parte del electorado de que Ciudadanos era una herramienta que ya no servía para nada. No tenía flexibilidad para pactar y no presentaba el grado de dureza en el discurso que sí poseían otras formaciones.
La legislatura que comienza, si es que es capaz de arrancar, lo hace con poco centro y mucho extremo, con poca mesura y mucho abanderado de la idea excesiva, con mucho defensor del ruido y la furia, con mucho jinete apocalíptico envuelto en polvo, sudor y hierro. Solo nos queda pedir que el ejercicio del parlamentarismo temple un poco los ánimos, para que algunos aprendan que, como decía Churchill, se necesita el mismo valor para levantarse y hablar que para sentarse y escuchar.

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