TITULO: VIVA LA VIDA - Ingrid García-Jonsson ,. SABADO- 30- Abril ,.
El sabado- - 30 - Abril a las 16:00 por Telecinco , foto,.
Ingrid García-Jonsson,.
Ingrid García-Jonsson: "Durante años decía que era camarera y no actriz; me daba mucho palo fliparme",.
Ingrid García-Jonsson. Skelleftea, Suecia, 1991. Es una de las mejores actrices jóvenes de España y, a la vez, un fenómeno pop por sus apariciones en el programa de David Broncano. Protagoniza Veneciafrenia, la nueva película de Álex de la Iglesia, que se estrena mañana.
- No he visto la peli porque tiene sustos y yo soy cobarde. ¿Por qué gusta el miedo?
- Porque el ser humano, menos tú por lo que veo, se siente muy atraído por lo prohibido y el terror abre puertas a dar un poco de rienda suelta a esa parte más morbosa y más sádica que todos tenemos. Y también está la cosa de sentirse asustado, que permite despertar ciertos sentimientos que no vivimos en nuestro día a día. Por lo general, si las cosas nos van bien y quitando estos últimos dos años absurdos, el día a día es muy aburrido y muy estable, así que sentir durante un rato sensaciones muy fuertes es muy atractivo. Especialmente sabiendo que no corres ningún tipo de peligro... Bueno, si te soy sincera, la verdad es que yo tampoco lo entiendo mucho.
- ¿Eres una tía miedosa?
- Sí, mucho. Siempre tengo miedo a todo, la verdad. He de decir en mi defensa que luego no dejo que eso me venza. Soy bastante consciente de que soy una cagona y aún así hago las cosas. He aprendido que, aunque me dé miedo, soy capaz de enfrentarme a las cosas y hacerlas, así que sigo adelante. Asustada, pero adelante.
- Tienes el origen que más veces se ha explicado junto al de Batman. Él lo del asesinato al salir del teatro y tú lo de la mezcla sueco-sevillana. ¿Te aburre?
- A ver, forma parte de mí y para que la gente me entienda supongo que necesitan cierta explicación. Me aburre porque lo he contado muchas veces, pero entiendo que despierte curiosidad. Asumo que cada vez que conozco a alguien nuevo tengo que dar una pequeña explicación, pero ya tengo la historia bastante automatizada y va rápido.
- Has pasado épocas de muy poco curro, ¿cuántas veces pensaste que ojalá hubieras terminado Arquitectura?
- Arquitectura no, pero que ojalá me hubiera dedicado a otra cosa quizá sí... Bueno, la verdad es que tampoco. Es que me gustan demasiado este trabajo y el cine, tener la posibilidad de contar historias y que la gente las vea, de trabajar en equipo con tanta gente apasionada por lo que le gusta. Sinceramente, no sé si se puede encontrar eso en muchas otras profesiones. Así que no, nunca me he planteado en serio ponerme a hacer otra cosa y, desde luego, tampoco haber terminado Arquitectura. Eso seguro porque en realidad nunca quise ser arquitecta.
- Pues aguantaste cuatro cursos y no es una carrera de paseo...
- Por cagona, lo que te decía antes. Por miedo total a qué diría la gente, a equivocarme, a decepcionar, a estrellarme, a dar el salto... Así que me iba dejando llevar y, de golpe, había hecho cuatro años. Me costó asumir que tenía que ser responsable de tomar decisiones sobre mi vida, porque te dejas llevar y es muy cómodo, pero a veces acabas en sitios donde no quieres estar. De pronto tienes 40 años y dices: "¿Por qué he acabado yo aquí?". Ahora combino las dos cosas: me dejo llevar en entornos controlados para no liarla demasiado y, cuando intento controlar, lo hago sabiendo que ni de coña voy a llegar justo donde estoy apuntando. La clave es no sufrir mucho en el proceso.
- O sea, que nunca has pensado en rendirte.
- No, qué coño, pienso en rendirme todo el rato. Me pasa todavía. Ahora se supone que todo me va bien, pero yo no trabajo todo el año. Una peli tardo dos meses en hacerla, tres si hay mucho dinero, y tampoco ruedo tantas pelis al año. El año pasado, por ejemplo, rodé una peli en cinco semanas y luego tuve otra que estuve siete días. El resto del tiempo no hice nada. ¡Nada! Y ahora estoy igual, en otra de esas fases sin casi currar y me quiero morir, estoy deseando volver a trabajar. Así que estoy todo el rato replanteándome por qué no me dedico a otra cosa, pero es que esto me gusta tanto que no puedo. Ya me pasaba cuando era camarera, que me planteaban ascensos y los rechazaba porque sabía que me iban a llamar para rodar cualquier corto en Benalmádena por 20 euros e iba a dejar mi curro para ir. Ahora me pasa lo mismo, que me gusta demasiado, pero todo el tiempo que no estoy rodando, ufff... Es un sufrimiento constante.
- ¿Qué haces cuando estás cuatro meses parada como ahora?
- Deporte. Ahora estoy haciendo mucho deporte, compulsivamente. Y veo a muchos amigos, me transformo en un animal social para no pensar. Voy al cine, leo, fantaseo con escribir y dirigir, tanteo cosas que nunca terminan en nada... Y ya está. Sueño con el próximo proyecto, en realidad eso es lo que hago. Es agotador, pero estoy siempre pendiente de lo siguiente.
- Al menos te ahorras el aburrimiento de pasarte la vida fichando en una oficina.
- Lo que pasa con lo mío es que el dinero se me acaba, no hay nómina a fin de mes. Te enfrentas cada dos por tres a la realidad de decir: "O me viene un trabajo de aquí a dos meses o ya me tengo que plantear en serio hacer otra cosa". Entonces eso sí que se convierte en un agobio, sobre todo porque yo no quiero abrir mucho la puerta a ser actriz influencer y todas estas cosas que ofrecen una fuente de ingresos a muchas actrices, pero no me molan nada. Entonces, bueno, yo qué sé... Vaya día me pillas [risas].
- La verdad es que pensaba que en este momento de tu carrera esos agobios los habrías enterrado.
- Qué va, tío, estoy ahora mismo fatal. Ahora porque del cielo me cayó un curro y he estado rodando 10 días en Budapest. Tengo en la cuenta como para tirar dos meses, pero en nada voy a estar otra vez tirándome de los pelos a ver qué sale.
- ¿Se aprende a vivir así?
- Bueno, me estoy acostumbrando a confiar y a pensar: "Bueno, Ingrid, en el momento en que esto ya no funcione tendrás que hacer otra cosa y no pasará nada". Sobre todo, porque siento que ya he demostrado muchas cosas de las que pensaba que tenía que demostrar. Yo ya sé que soy buena actriz, yo ya sé que merezco que me den trabajos. He superado el síndrome de la impostora. Esto lo sé hacer y creo que soy una buena persona con la que trabajar, a partir de ahí, si no me sale más trabajo ya sé que es algo que no está en mis manos, que depende mucho de la industria, de que haya papeles para mí y de que la cosa se dé, pero si no se da me dedicaré a otra cosa. He sido camarera y he sido feliz, he cuidado de niños y he sido feliz, he dado clases y he sido feliz. Hay muchas profesiones en las que me puedo sentir realizada y bien.
- Ahora ya dices que eres actriz, antes no eras capaz, te daba vergüenza.
- Sí, sí, mira: hola, soy Ingrid y soy actriz. Ahora mismo estoy muy orgullosa de mi trabajo y del punto profesional en el que estoy. O sea, que sí, soy actriz. Pero durante años, decía que era camarera aunque ya estuviese en esto. Me daba mucho palo, no sabía si de verdad lo era o me estaba flipando.
- Has comentado antes que fantaseas con dirigir. Ha tardado, pero vivimos un boom de mujeres directoras.
- Sí, quiero dirigir. En mi generación, o por lo menos en mi familia, siempre me han educado pensando que lo podía hacer todo. Entonces no he visto una dificultad por ser mujer y yo he trabajado con bastantes directoras. Creo que estamos en un momento en el que se están pidiendo muchas voces femeninas u otros puntos de vista que no sean el heteronormativo. Noto que hay posibilidades, que hay movimientos, que hay ebullición. Además, yo vine a Madrid justamente cuando la ola con Carlos Vermut y el nuevo cine independiente español en la que vimos que puedes hacer una peli con el móvil y puede molar. El cine es relativamente más accesible a como era hace unos años y, al haberse democratizado en tantos aspectos, creo que lo puedo intentar. Que luego salga bien o mal, ya se verá.
- Vaya confianza...
- No, es un modo de hablar, pero lo dijo Celia de Molina y es una verdad como un templo: los hombres han tenido muchas oportunidades para hacer mierdones, pero sobre las mujeres siempre se genera la expectativa de tener que hacer una peli muy buena, si es que la haces. Yo reivindico también mi derecho a dirigir una mierda y que no pase absolutamente nada como con tantos tíos. ¿Por qué lo que haga va a tener que ser perfecto y cumplir con unos estándares si los compañeros están haciendo lo que quieren y cómo quieren? Pues voy a hacer yo lo mismo.
- ¿El problema no es tanto de oportunidades como de margen de error?
- Sí, se perdonan menos los errores a las mujeres. Hoy cuando me he levantado me he puesto un podcast que de teoría de cine feminista y hablaba sobre el rol de la mala madre y como es siempre el peor personaje que se puede poner en una película. Es verdad que como la figura de la mujer siempre ha sido como una cosa como la Virgen María, hacer algo mal es pecado mortal. Pero, bueno, las cosas están cambiando y también nos apetece a todos ver cosas diferentes. Es que hay muchas pelis ya hechas, eh, una barbaridad. Así que si te cuentan algo medio distinto, la gente lo ve independientemente de quién sea su autor. Creo que cada vez se mira menos la persona y más la obra, eso es bueno.
- Has dicho antes que no quieres entrar en el rollo actriz-influencer. ¿Por qué?
- Alguna vez lo he hecho, eh, y no me parece mal, pero me da miedo que si abro esa puerta, al ser una fuente de ingresos tan sencilla y tan accesible, de pronto le dé prioridad a eso en vez de a la actuación, que realmente es mi trabajo. Y es un mundo que está muy basado en la estética y en el gustar, que es algo que mentalmente no me hace bien. Instagram me genera ansiedad, por ejemplo, entonces convertir el gustarle a la gente en mi fuente de ingresos es peligroso para mí.
- ¿Lo has pasado mal con la presión de tener que estar siempre estupenda?
- Sí. Es que casi no subo fotos porque creo que no cumplen los estándares del universo instagramero y me cuesta bastante enfrentarme a eso. Es un juego que no se me da demasiado bien. Y aparte, como veo que a la gente le va tan bien en la vida y yo estoy ahí en mi sofá con las plantas, pues, joder, me siento muy mal. Vaya mierda de vida debo tener. Me cuesta mucho interiorizar que lo que la gente muestra tampoco es real, me lo acabo creyendo. En las épocas en que yo no estoy muy fuerte como persona, ver todos esos colores y ese despliegue de felicidad me mina la autoestima.
- ¿Cómo viviste algo tan inesperado como ir a una entrevista a 'La Resistencia y salir siendo un suceso?
- Ya ves, ¿quién iba a saber que yo le iba a hacer gracia a la gente? Es que eso es otro asunto.
- ¿Te sorprendió ser graciosa?
- A ver, yo llevo siendo igual siempre y nunca me he parado a pensar si era graciosa, simplemente hice lo que siempre hago en las entrevistas: ajustarme al tono. Si Broncano está de broma, pues yo estoy de broma y todos contentos. Al principio me sorprendió mucho porque la gente empezó a pararme por la calle . Se me hacía muy muy raro que la gente viniese a hablarme a mí. La verdad es que me jodía en parte que me reconociesen por eso porque era en plan: "Estoy haciendo pelis, me han nominado a los Goya y nadie lo sabe, pero vengo aquí, digo cuatro tonterías y la gente me quiere. ¿Por esta chorrada? ¿Era esto lo que tenía que hacer yo para conseguir el cariño del público?". Así que al principio fue raro, pero la verdad es que La Resistencia me ha dado cosas tan guays y he vivido experiencias tan maravillosas gracias al programa que bendito sea.
- Los célebres caprichos del destino.
- Sí, es muy raro. Pero, bueno, tenía que ser así y ya está. También me ha servido para no tomarme tan en serio ni ser tan intensa, todo eso de "es que yo soy actriz, ¿vale?" o "esto no lo hago porque quiero ser una intelectual y que la gente me respete". De pronto vino La Resistencia y me desbarató toda esa intensidad. Por eso ha sido muy positivo para mí también personalmente: puedo seguir siendo buena actriz y buena profesional, pero también soy una persona divertida. Poder combinar eso es guay.
TITULO: VIVA LA VIDA - Alejandro Albán , DOMINGO -1- Mayo,.
El domingo -1- Mayo a las 16:00 por Telecinco , foto,.
Alejandro Albán: "Es bueno hacer la autodeterminación de género a una edad temprana",.
Alejandro Albán. Granada, 1988 Escritor y psiquiatra. En Solo los valientes (Círculo de Tiza) relata con tanta honestidad como calidad literaria su proceso de cambio de sexo, su búsqueda de identidad, su dolor y su dignidad.
- Su libro, en el que narra su proceso de cambio de sexo, se titula "Solo los valientes". ¿Usted es un valiente?
- Creo que no me corresponde a mí decirlo. El título del libro puede ser engañoso en ese sentido, porque la cita completa en la que se inspira es "Solo lloran los valientes", es decir, es un juego entre la valentía y la cobardía, la fortaleza y la debilidad, conceptos que también están muy asociados a la dicotomía entre lo masculino y lo femenino y a los estereotipos al respecto.
- Usted creció en la España rural de hace 30 años. ¿Cómo era entonces sentir que el género que le asignaban los demás y el que usted sentía no coincidían?
- No sé si el hecho de crecer en un medio rural influyó; supongo que sí porque siempre en los pueblos la mentalidad es algo más cerrada. Yo lo que recuerdo sobre todo es el gran silencio que había, la incapacidad para decirle a los demás lo que me pasaba, incluso la incapacidad para decírmelo a mí mismo, para ponerle palabras.
- ¿Qué papel juega en todo eso la familia? En su libro cuenta cómo por ejemplo le costó mucho que su padre aceptara que su hija era en realidad un hijo, que usted era transgénero...
- Me costó, como le pasaba y les pasa a muchas familias. Pero ahora la cosa es muy distinta. Mi padre, por ejemplo, ahora celebra mucho la publicación de este libro y las entrevistas que me hacen. Es algo que quizá hace diez años me habría parecido impensable, hemos recorrido un camino muy largo. Y ese camino también lo ha recorrido la sociedad española en general, aunque aún faltan cosas por hacer.
- ¿Qué falta por hacer?
- Falta sobre todo visibilidad, falta libertad para poder hablar de esos temas abiertamente. Conozco a jóvenes con ansiedad y depresión asociadas a su situación trans, y veo muchas diferencias entre sus familias: algunas son más abiertas, otras más cerradas. Y lo que veo en esos menores es el enorme bien que les hace el tener una familia comprensiva.
- Usted, ¿cuándo supo ponerle nombre a lo que le ocurría, cuándo fue plenamente consciente de que era un hombre encerrado en un cuerpo de chica?
- Los primeros sentimientos -que todavía no tenían nombre preciso, que aún no se concentraban en la frase "Lo que me pasa es que soy trans"- se funden con los primeros recuerdos de mi vida. Tal cual. Recuerdo ese sentimiento, con tres o cuatro años, de que me confundieran con un chico y de sentir yo una enorme alegría. Pero en ponerle nombre, en decirme que lo que me estaba pasando se llamaba ser trans, tardé hasta los 20 años.
- El borrador de la Ley Trans dice que a partir de los 14 años se podrá decidir el género al que pertenece. ¿Qué le parece?
- Quiero aclarar que no se trata de decidir, sino de decirle a la sociedad cuál es tu género. La autodeterminación de género no significa que uno decida si quiere ser un hombre o ser una mujer, la autodeterminación de género significa que uno manifieste su verdadera identidad sexual. Y debe hacerlo sin que tenga que mediar un informe médico u otro papel, porque uno tiene derecho a que se le crea y a que se adapte todo lo que se tenga que adaptar para que se le sea reconocida su identidad sexual. A mí me parece correcto que la autodeterminación de género se haga a una edad temprana. El poder llevar a cabo una transición de forma temprana es, desde el punto de vista psicológico, algo muy beneficioso para la persona.
- El Consejo General del Poder Judicial subrayaba recientemente que en su opinión la autodeterminación de género debería de poder llevarse a cabo a partir de los 16 años, porque antes consideran que no existe la suficiente madurez. ¿Está de acuerdo?
- Yo respeto, por supuesto, cualquier decisión judicial. Pero en mi opinión creo que sí que existe esa madurez a los 14 años. Tengo que aclarar también que yo no soy un experto en teoría del género, yo me considero un escritor.
- Su libro, ¿es un libro para trans?
- Yo creo que mi libro puede ser útil a las personas que se interesan por el tema trans, porque la experiencia es muy valiosa. Pero creo que el libro también puede interesar a las personas a las que el tema trans les traiga sin cuidado. Porque, a pesar del enorme peso que tiene en nuestra sociedad el tema trans, por encima de todo yo lo que he querido es escribir una buena novela autobiográfica. Aunque entiendo que es un libro que puede ser valioso para el debate actual, también quiero reivindicar que "Solo los valientes" es, por encima de todo, literatura.
- ¿Por qué decidió estudiar psiquiatría?
- Hay gente que creía que estaba relacionado con el hecho de ser trans, pero para mí no tuvo nada que ver. Simplemente, elegí medicina un poco por razones equivocadas: tal vez por algo de vanidad, por tener buenas notas y no querer verlas desaprovechadas. Me desencantó bastante, porque yo en el fondo siempre he sido de humanidades. La psiquiatría ha sido una forma de corregir mi error, porque sin duda es la disciplina médica que tiene más relación con las humanidades: con la literatura, con la filosofía, con la sociología, etcétera.
- ¿Todavía existen psiquiatras que hacen tratamientos para 'curar' la homosexualidad o la transexualidad?
- Yo he tenido la suerte de no conocer a ninguno. Creo que a veces hay una idea equivocada de la psiquiatría; es una disciplina muy heterogénea. Desde luego en la sanidad pública jamás he conocido a ningún psiquiatra que haga esa barbaridad que supone una terapia de conversión. Ninguno de mis compañeros se dedica desde luego a eso. Pero hay muchas formas de ver la psiquiatría.
- Pero en su libro sí que habla de la mala experiencia que ha tenido con un par de psiquiatras de la sanidad privada...
- Sí, pero no intentaron llevar a cabo ninguna terapia de conversión. Simplemente me trataron con frialdad, algo que no está bien pero que por supuesto no tiene nada que ver con las terapias de conversión, que tendrían que estar completamente erradicadas.
- Escribir este libro, ¿ha sido para usted una forma de hacer catarsis?
- Creo que, secundariamente, me ha resultado beneficioso escribirlo, me ha ayudado a poner cada cosa en su sitio, a ordenar los recuerdos. Pero desde luego que no lo escribí con esa intención; para lograr un efecto terapéutico ya tengo a mi psicoanalista. Quizás no sepa decir por qué escribí este libro. Pero si tuviese que elegir una sola razón creo que lo hice porque tenía una buena historia y yo toda la vida lo que he querido hacer es escribir historias. Necesitaba coger ese material y moldearlo como si fuera arcilla, como decía Borges, para crear una narración que yo confiaba en que podía ser buena literatura. Eso es lo que más me importaba.
- Se habla mucho de las mujeres trans, sobre todo por parte de algunos grupos feministas que se niegan a considerarlas como mujeres y las dejan fuera de su lucha. Sin embargo, se habla muy poco de los hombres trans como usted, ¿por qué?
- Porque somos una realidad incómoda, porque no encajamos dentro de ciertos discursos y porque se trata de un asunto muy politizado. El eslogan de que las mujeres trans borran a las mujeres yo nunca lo he oído en los hombres, nunca he oído a ningún grupo de hombres decir que los hombres trans borramos a los hombres. Creo que simplemente no encajamos en cierto discurso político.
- ¿Y le gustaría que hubiera más debate sobre los hombres trans?
- Me gustaría que no hubiese ningún debate en absoluto sobre las personas trans. Creo que algunos errores que se cometen se deben quizás a teorizar demasiado y a anteponer la teoría a la experiencia, a no confiar en las experiencias personales de las personas trans y a confiar sin embargo en teorías de pensadores que pueden haber contribuido a plantear aspectos del género que no tienen por qué ser una verdad absoluta. En el momento en el que excluyen a las mujeres trans del concepto mujeres, hay que revisitar esa teoría porque no es correcta.
- ¿Ha sufrido discriminación por ser trans, ha padecido transfobia?
- Yo siempre he creído que no, siempre he pensado que he tenido la fortuna de no sufrir transfobia, y así lo escribí en un principio en el libro. Pero una amiga me dijo que lo quitara porque no era cierto, que en realidad toda mi vida había sido una transfobia pero que no me daba cuenta que porque no había padecido ataques directos como los que por desgracia han sufrido otros compañeros. Pero ese miedo, esa inseguridad, ese no ser capaz de decir con libertad quién eres y de dónde vienes, eso también es transfobia. Y eso sí lo he pasado.
- De hecho, en el libro narra con bastante crudeza la depresión que sufrió...
- Sí. También tuvieron que pasar años para que yo le diera nombre a esa depresión, para que me diera cuenta de que aquello por lo que había atravesado era depresión. Una depresión reactiva, por la que pasan muchas personas trans. El papel de la psicología y de la psiquiatría es ayudar a esas personas en esos problemas que pueden aparecer y que en parte son causados por la propia transfobia, por esa incapacidad que todavía tenemos como sociedad para hablar de estos temas de forma abierta.
- Uno de los grandes problemas del colectivo trans es la dificultad de encontrar empleo. Usted no lo ha sufrido.
- Es verdad que yo no he sufrido ese problema, he tenido el privilegio de no tener que enfrentarme a eso. Pero hay muchas otras personas trans que padecen desempleo, la estadística en ese sentido es demoledora, especialmente entre las mujeres trans.
- ¿Tiene algún nuevo proyecto literario en marcha?
- En primer lugar, me gustaría publicar la primera novela que escribí, anterior a "Solo los valientes", y que se titula "Nadie vuelve". Se trata de una novela más cercana a mi experiencia como psiquiatra, en ella hago una reflexión sobre el paralelismo que hay entre la locura y el ejercicio de la psiquiatría y la vulnerabilidad de la figura del médico.
- ¿Y tiene una nueva novela en mente?
- Sí, ya estoy trabajando en ella. En esta nueva novela, ya alejada de lo autobiográfico, quiero explorar temas como la culpa y las consecuencias del abuso sexual en la infancia. Será una novela muy centrada en el poder terapéutico de la ficción.
- ¿Qué le pide a la vida?
- En este momento, ser capaz de escribir y de encontrar lectores que se interesen por lo que escribo.
TITULO: Ese programa del que usted me habla con - Un cambio de aires ,.
El martes -3- Mayo por La 2 a las 21:30, foto,.
Operarios del Ayuntamiento empezaron a pintarrajear nuestra calle durante las semanas del gran cierre. Por los colores y las formas podía parecer que en Barcelona la estética de las políticas urbanísticas las diseñaba un futurista en un geriátrico, pero lo que descubrimos era que el momento de paréntesis se había aprovechado para eliminar un carril de coches en el corazón del Eixample. No hubo discusión. De acuerdo. La planificación tampoco parecía modélica. De un día para otro la piel del barrio mudó y casi sin darnos cuenta el paisaje urbano donde vivimos se había transformado. La ventana de oportunidad había servido para imponer un cambio de aires. Ahora, de punta a punta, se respira mejor.
Decisiones como esta explican por qué Ada Colau fue la única alcaldesa española invitada a la COP26. Al mismo tiempo las críticas feroces a estas políticas revelan una significativa resistencia al cambio. Es el signo de los tiempos actual y la defensa clásica de unos privilegios. Porque una cosa es asumir que vivimos una crisis climática y energética y otra distinta aceptar que el modelo de ciudad en construcción va a implicar la pérdida de unas comodidades, y unos intereses, que hasta hace poco a las clases medias nos habían parecido indiscutibles. Pero es que deben ser discutidos. El buen urbanismo es la disciplina que mejor lo posibilita por su capacidad para intervenir políticamente en la realidad de una manera concreta y tangible. Desde su concepción, el caso del Eixample ha sido un laboratorio. Del modelo original diseñado por Ildefons Cerdà para crecer higienizando la ciudad hasta los actuales apuestan para sanarla.
Vayamos a lo concreto de la mano de un experto: Jordi Sunyer, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Pompeu Fabra, responsable del programa de Salud Infantil de ISGGlobal. Desde hace más de dos décadas, Sunyer estudia la interrelación entre salud y contaminación y en los últimos años ha incorporado una variante a su investigación: determinar si la contaminación, además de causar problemas respiratorios, afecta a la conducta y el desarrollo cognitivo. Su conclusión, basada en datos, es que sí. Él y su equipo afirman que hay más fatiga y más estrés durante los episodios de contaminación elevada. Y que si un niño respira aire contaminado, no solo tendrá peor salud, sino también peores resultados académicos. No es una interpretación ideológica. Es biología.
Entre semana, a lo largo de su jornada, un niño pasa de media el 5% del tiempo caminando por la calle. De casa a la escuela, de la escuela a las extraescolares, de las extraescolares a casa. Durante esos desplazamientos, en una zona con alta densidad de tráfico, recibe el 20% de la contaminación de su día a día. Eso implica respirar más NO2, que penetra en los pulmones e intensifica la posibilidad de sufrir de ataques de asma. Pero no solo eso. Además, inhalará un tipo de micropartículas que emiten los coches y para las que el cuerpo no está preparado: metales de los frenos o los tubos de escape y en especial partículas generadas por los coches diésel. Sunyer y su equipo han demostrado que, a mayor contaminación provocada por el tráfico, la capacidad de atención a corto plazo baja y, a largo, se resienten tanto la función de la memoria como la de la atención. Dicho de otra manera, los chavales que viven en zonas con menor densidad de tráfico y más ajardinadas no solo tendrán mejor salud sino que dispondrán de mejores condiciones para aprender.
La intervención del urbanismo en la piel de la ciudad explorando mecanismos para reducir los coches en el centro actúa así como una herramienta de cohesión social, de salud pública —hemos modificado el recorrido para llevar a los niños a la escuela— y de descarbonización a escala local. Pero, además, es clave para regenerar el modelo y preservar el atractivo de la ciudad. El humo sí es la decadencia.
TITULO: Tendido cero Toros - Jairo Miguel llena de luces su debut en Cáceres,.
Tendido cero Toros,.
Jairo Miguel llena de luces su debut en Cáceres,.
Jairo Miguel se había propuesto que la próxima vez que entrara en la Plaza de Toros de Cáceres lo haría vestido de luces y el sueño lo cumplió ayer tras una jornada en la que paseó por el parque del Príncipe y comió en un restaurante con su cuadrilla,.
Le dio un abrazo a su madre y se fue al hotel para vestirse de torero. «Ya mamá, ya», le decía a Celia Rosa cuando ésta se afanaba en transmitirle calma, seguridad y le pedía que estuviera tranquilo, tranquillo, muy tranquilo. Eran las 3 de la tarde de ayer y Jairo Miguel acababa de comer con su cuadrilla en el restaurante Venecia. Sólo tomo un plato de espaguetis y una coca-cola. Acto seguido se dirigió al Hotel Extremadura, donde su mozo de espada, Antonio Doncel, le vistió de luces tras un tiempo de relajación y espera. Le aguardaban cinco mil personas en el Coso de la Era de los Mártires, la Plaza de Toros de su cuidad natal, Cáceres. Una de sus citas taurinas más importantes, quizá la más importante y transcendental de su carrera.
Momentos antes del íntimo ceremonial de vestirse de torero, que quiso reservarlo de miradas ajenas para serenar los nervios y garantizar esa tranquilidad que quería preservarle a toda costa su madre, Jairo Miguel resaltaba a este periódico lo transcendental del momento que le esperaba. «Son muchos nervios y estoy ya deseando que salga el toro y tengo mucha fe», explicaba y manifestaba su deseo de que el toro embistiera y diera juego para poder cumplir su sueño de triunfar en la plaza de Cáceres ya que se trataba, además, de su presentación en España. Miles de ojos estarían observándole, escudriñando cada movimiento y lance para examinarle como matador. Miles de ojos de sus paisanos, de espectadores y de la gente del mundo taurino que ha esperado este momento para comprobar lo que tiene que decir Jairo Miguel en el arte del toreo tras dos años de su andadura mexicana, primero como novillero y después como matador, tras su alternativa en Aguascalientes en mayo de 2007.
El año pasado estuvo en Cáceres descansando y coincidió con la feria de mayo. Entonces dijo que sólo volvería a entrar en la plaza de toros de su ciudad vestido de luces. Y así ha sido. «Ese deseo se ha hecho realidad y estoy muy contento, es uno de los momentos más importante de mi carrera. Ahora tengo que echarle suerte y cabeza y lo que todo el mundo sabe».
El niño torero se hizo ayer adulto para todos los que pudieron verle, pero la noche anterior la había pasado entretenido con lo que hacen todos los niños: jugar a la play. Para eso, para que estuviera relajado y tranquilo y separado de su padre de y de su madre, Jairo durmió ya en el Hotel Extremadura, acompañado de su banderillero de confianza, Vallito. Con él estuvo a la mañana siguiente en el parque del Príncipe, para pasear e intentar calmar los nervios que le atenazaban desde hace varios días a causa de la transcendental cita del sábado. La expectación en la ciudad era grande y Jairo pasea ya figura de torero y de famoso. No en vano han sido muchas sus apariciones televisivas en programas incluso del corazón. En el restaurante Venecia, los clientes se asomaban al salón donde comía con su cuadrilla y murmuraban: «es Jairo, el torero».
Con sólo 16 años recién cumplidos, su carrera taurina es prolongada. De hecho, ocupa la mitad de su vida ya que todo comenzó una tarde del 8 de octubre de 2002 en Alcuéscar, donde con tan sólo ocho añitos mató a su primer novillo en un festejo. Después, con 12 años se marchó a México para abrirse camino en un mundo que le estaba vetado en España a causa de su edad. Su primera entrevista como niño torero se publica en HOY el 1 de febrero de 2006. Después, la dramática cogida del 15 de abril de 2007 le llevó a las portadas de todos los medios de comunicación del mundo.
Cuentan sus padres que un día Jairo, de niño, entró en el salón de casa vestido con la chaquetilla del traje de luces de su padre, el ex matador Sánchez Cáceres. Las mangas le llegaban al suelo. Ayer, Jairo entró vestido de torero en la Plaza de Cáceres. Y triunfó.