domingo, 31 de julio de 2016

EL BLOC DEL CARTERO ¡ ATENCION Y OBRAS ! - CINE - NOOSFERA TECNOLOGICA,./ LA CARTA DE LA SEMANA - VIAJANDO CON CHESTER - LA VÍA DE AGUA,.

TITULO: EL BLOC DEL CARTERO ¡ ATENCION Y OBRAS ! - CINE -  NOOSFERA TECNOLOGICA,.
Resultat d'imatges de ¡ ATENCIÓN Y OBRAS ! 

¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE,.
 
 
¡Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.



 NOOSFERA TECNOLOGICA,.

 foto

Resultat d'imatges de NOOSFERA TECNOLOGICA,Un reportaje de Informe semanal me descubre la existencia de unas redes de extorsión que se dedican a echar el lazo a primos que se masturban ante el ordenador. El timo, al parecer, exige que el pajero se exhiba ante su webcam, mientras se sacude el manubrio, para que la señorita zalamera que lo incita pueda grabarlo; y, una vez rematada la faena, la señorita en cuestión (tal vez un macho pirulo con peluca) manda al primo un guasá, advirtiéndole que ha sido grabado y que, si no paga al instante tal cantidad, el video será enviado a sus allegados. En el reportaje, sin embargo, se lanzaba un mensaje de tranquilidad a la audiencia, anunciando que ya existe en la Policía española una unidad encargada de proteger a los internautas pajeros de estas extorsiones. Me sorprendió que se anunciara tan alegremente la creación de esta unidad en un país de alimañas donde, por ejemplo, hubo gente que protestó airadamente cuando un misionero español fue evacuado de Sierra Leona, para poder recibir en España tratamiento contra el ébola. Pero vivimos en una época que considera más indignante sufragar con dinero público la repatriación de un enfermo grave que crear una unidad policial encargada de evitar que los internautas pajeros sean extorsionados.
Esta paradoja vuelve a probarnos que la inmoralidad primeramente aspira a convertirse en un uso socialmente admitido, para reclamar después amparo legal y por último exigir que la moralidad sea arrinconada como conducta indeseable. Es un camino de ida y vuelta inevitable, porque la inmoralidad, una vez que logra ser admitida en sociedad, anhela que nadie la señale como lo que es; lo que, a la larga, exige proscribir la conducta de los hombres morales, que poco a poco se va tornando odiosa. Por el momento, quienes utilizan su ordenador para conectar con señoritas a través de su webcam ya han conseguido que una unidad policial los proteja contra posibles extorsionadores; y, paralelamente, los reclamos publicitarios que incitan a los usuarios de interné a imitar a los pajeros protegidos policialmente son cada vez mayores. Se calcula que más de un treinta por ciento de las páginas de interné que diariamente se visitan en todo el mundo son de naturaleza pornográfica; y en este porcentaje no se incluyen las numerosísimas páginas que ofrecen enlaces y publicidad de esta índole, todas ellas de manera perfectamente legal, ni las ‘agencias de contactos’ que incitan alegremente al adulterio. Aquí siempre el fariseo asegura que nadie nos obliga a mirar pornografía en interné ; pero se trata de un sofisma del tamaño de un castillo, pues lo cierto es que la pornografía y las incitaciones sexuales en interné son omnipresentes; y pretender que quien mira pornografía en interné lo hace libremente es tan cínico como afirmar que el señor que vive encerrado en una tienda de dulces es diabético porque quiere.
El reportaje de Informe semanal me resultó perturbador, sobre todo, porque se dedicaba a desenmascarar una lacra menor (las redes de extorsiones de pajeros) a costa de ocultar unas lacras infinitamente mayores, cuales son la adicción compulsiva a la pornografía o la plaga de adulterios virtuales que interné ha desatado en apenas un par de décadas. Sobre esta cuestión se calla de manera oprobiosa. los que mandan porque, además de enriquecerse con la pornografía, saben que su consumo es uno de los métodos de control y sometimiento social más baratos y eficaces jamás inventados; los que no mandan, pero creen hacerlo, porque la bandera de la liberación sexual es un caramelito venenoso al que no piensan renunciar tan fácilmente, pues les permite posar de desprejuiciados ante la galería (además de proporcionarles la caricia paternalista de los que mandan); y los que no mandamos nada (o sea, el grueso de la población) porque no soportamos que nuestras lacras sean señaladas como tales (pues nada hay tan humano como pretender que la propia enfermedad sea considerada inocua).
Pero la dura y triste realidad es que el consumo de pornografía en interné está generando adicciones y patologías cada vez más intrincadas y devastadoras. La dura y triste realidad es que la pornografía aniquila nuestra afectividad y nos incapacita para las relaciones sexuales sanas, llenándonos el alma de fantasías purulentas y tenebrosas que poco a poco infectan nuestra alma, destruyen infinidad de matrimonios y condenan a la angustia y a la soledad a millones de personas. Pero a esta forma mucho más pavorosa de ‘sextorsión’ jamás se dedicarán espacios en Informe semanal, ni se destinarán fondos públicos para su combate.


  TITULO:  LA CARTA DE LA SEMANA - VIAJANDO CON CHESTER -  LA VÍA DE AGUA,.



Resultat d'imatges de viajando con chesterVIAJANDO CON CHESTER

Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.

 

 

 LA VÍA DE AGUA,.

Resultat d'imatges de LA VÍA DE AGUA,.foto

 

Es cada vez más frecuente que los informativos de la tele, sobre todo TVE, antes de mostrar alguna imagen relacionada con alguna tragedia, dispongan que el presentador o presentadora pongan cara muy seria, hagan una pausa dramática, y acto seguido digan: «Les advertimos que las imágenes que van a ver son muy duras». Y cuando en casa, alarmado por la advertencia, el espectador se apresura a sacar a los niños de la habitación, tapar los ojos de su esposa y retener aire en los pulmones él mismo, apartando la vista de la pantalla o poniendo a mano una caja de kleenex, o bien, en otro tipo de sensibilidades, todo cristo en la casa se agolpa ante el televisor, expectantes, disfrutando de antemano con lo que suponen una orgía de violencia y sangre, el telediario de turno va y muestra desde muy lejos, en un video de aficionado, cómo un policía mata a un delincuente, o al revés, pegándole un tiro, con la precaución previa de haber pixelado, o emborronado, o como se diga, la pistola del policía y la figura del fiambre. O pasan las imágenes de casas reventadas por un atentado terrorista con sólo una manchita de sangre en el suelo. O un niño llorando ante una alambrada turca. Cosas así. Y después de haber emitido tan duras y bestiales imágenes, a salvo ya la conciencia social de la tele de turno, pasa el telediario y ya se pueden emitir, sin problemas ni sensibilidades heridas de nadie, una película de zombies antropófagos, la secuencia inicial de Salvando al soldado Ryan o a la heroica chusma lancera de Tordesillas acuchillando impunemente al desamparado toro de la Vega.
No voy a preguntarme si nos hemos vuelto gilipollas, porque la respuesta ya la conozco. Y buena parte de ustedes, también. En efecto, nos hemos vuelto gilipollas. Y vamos a más. Pero incluso en la gilipollez hay grados y matices. Y en esto de la dureza de las imágenes televisadas, como en tantas otras cosas, nos estamos pasando varios pueblos y una gasolinera. Porque la vida -y me refiero a la vida real, no a la que algunos tontos del ciruelo se empeñan en vendernos como tal- es bronca de cojones. A lo mejor no es así en el metro de Barcelona, o en las terrazas de la Castellana, ni en la tomatina de Buñol. Vale. Yo me refiero a los sitios donde la vida está verdaderamente próxima a lo que es: un lugar incierto de horror y azar donde a cada momento puede salir tu número. Ese lugar, o sea, la vida tal como es, se encuentra lleno de imágenes duras, o muy duras, como dicen los de la tele. Lo que pasa es que no queremos verlas. Preferimos mantenernos en la nube aséptica mientras podamos, cerrando los ojos, o entornándolos, para no aceptar el hecho contundente de en qué mundo de mierda vivimos. Para no herir nuestra delicada sensibilidad. Y así vamos trampeando día tras día, empeñados en pasear por Disneylandia. Hasta que el ratón Mickey se levanta el refajo, grita Alá Akbar y nos vamos todos a tomar por saco.
Y todo eso, señoras y señores, niños, niñas y militares sin graduación, conviene saberlo. Conviene recordarlo. Porque recordándolo vivimos prevenidos, atentos al pajarito, preparados intelectualmente para pagar el precio que la vida, a veces, o casi siempre, acaba por pasarnos como factura. Y saber que las bombas descuartizan, que con los tiros se sangra, que el rostro del dolor y la angustia poseen tal o cual matiz, que el cuerpo humano tiene dentro cinco litros de sangre que se vacían a toda leche, es fundamental para la conciencia del ser humano. Otra cosa es que los hijos de la grandísima puta que viven del escándalo, de restregar por la cara el espanto para convertirlo en cling-clang de caja registradora, deban ser controlados y vituperados cuando se pasan en su catálogo de basura barata. Pero estamos hablando de dos cosas distintas: del periodismo veraz, necesario, que obliga a mirar el horror cara a cara, frente al oportunismo mercenario que sólo busca rentabilizar casquería sin reparo (estoy autorizado a decir esto, pues en 1994 dimití públicamente de un programa de TVE cuando pasó de ser una cosa a ser la otra). De mis tiempos de reportero recuerdo las largas discusiones que, tanto en las guerras como en las redacciones, teníamos sobre este asunto. Y siempre prevaleció la necesidad de informar, sacudir conciencias, estremecer al espectador con la verdad de lo que ocurría; con el no siempre fácil equilibrio entre informar y mostrar, sin que eso fuera, o vaya, más allá de lo estrictamente necesario para que el espectador sepa, asuma y comprenda. Porque, a menudo, para reflejar el horror ni siquiera hacen falta cadáveres. Basta un plano de las botas de un reportero, después de un bombazo, dejando huellas de sangre en el asfalto.

REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - JOEL GONZALEZ,./ ¡ QUE GRANDE ES EL CINE ! - PINCHADO EN UN PALO,.

TITULO: REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - JOEL GONZALEZ,.
Resultat d'imatges de JOEL GONZALEZ,.

Joel González - foto,.

Joel González Bonilla
Olympic rings with white rims.svg Medallista olímpico Olympic rings with white rims.svg
Datos personales
Nacimiento Figueras, España
30 de septiembre de 1989 (26 años)
Nacionalidad(es) Flag of Spain.svg España
Altura 1,85 m (6 ft 1 in)
Carrera
Deporte Taekwondo pictogram.svg Taekwondo


Joel González Bonilla (Figueras, 30 de septiembre de 1989) es un deportista español que compite en taekwondo, campeón olímpico en Londres 2012,1 2 doble campeón mundial, en los años 20093 y 2011,4 y doble campeón de Europa, en los años 20105 y 2012.6
Participó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, obteniendo la medalla de oro en la categoría de –58 kg.7 En los Juegos Europeos de Bakú 2015 consiguió una medalla de bronce en la categoría de –68 kg.8
Ha ganado tres medallas en el Campeonato Mundial de Taekwondo entre los años 2009 y 2015, y tres medallas en el Campeonato Europeo de Taekwondo entre los años 2010 y 2016.9
Fue galardonado con la medalla de oro de la Real Orden del Mérito Deportivo del año 2013,10 la medalla de plata de la Real Orden del Mérito Deportivo del año 201111 y el Premio Don Felipe de Borbón al mejor deportista español del año 2012.

TITULO:   ¡ QUE GRANDE ES EL CINE ! - PINCHADO EN UN PALO,.

 ¡ QUE GRANDE ES EL CINE !,.

 ¡Qué grande es el cine! fue un programa de cine dirigido por José Luis Garci y emitido por Televisión Española por su cadena La 2., etc.

PINCHADO EN UN PALO,.

Pinchado en un palo, foto.

El polo lleva leche de coco y merengada, canela y un toque de limón. 
  • Resultat d'imatges de PINCHADO EN UN PALO,.Jordi Roca inventa el Velencoco, un polo con sabor a coco que reproduce la despampanante anatomía de Andrés Velencoso,.

    Aquí sí que se ha juntado el hambre con las ganas de comer... Entre que la gastronomía (cuanto más alta, peor) lleva años bastante pasadita de rosca y haciendo unas ‘quedadas’ (de quedarse con el personal) que ni las de Pokémon Go, y que Andrés Velencoso lleva también mucho tiempo buscando un lugar al sol fuera del universo de la moda, se ha producido el maridaje perfecto. Es decir, un helado tipo polo (de los de palo), con cara, cuerpo y hasta prominente paquete, ideado por el casi siempre genial Jordi Roca. El helado es blanco como la leche y se denomina Velencoco, porque reproduce en 3D la privilegiada anatomía del modelo catalán y porque tiene sabor a coco.
    ¿Velencoco? Pero si este chico precisamente tiene de todo menos coco, dirán esos detractores que nunca han creído en el intelecto del ex novio de Kylie Minogue y Úrsula Corberó... También se podría alegar que el apolíneo Velencoso es cualquier cosa menos feo como un coco. Pero se pongan como se pongan, el Velencoco existe. Es una realidad elaborada, de manera artesanal, a base de leche de coco, canela, leche merengada y con un toque de limón. El postre se ha presentado esta semana con vistas... ‘a la bahía’. Es decir, ha sido el reclamo perfecto para dar publicidad a la inauguración de la heladería Rocambolesc (el nombre lo dice todo) que el hermano pastelero de los Roca (dueños del segundo mejor restaurante del mundo) acaba de plantar en el Liceu de Barcelona. Y de paso para anunciar que la próxima sucursal la abrirán en Casa Andrés, el restaurante de Tossa de Mar propiedad de la familia del modelo.
    Velencoso asegura que con este helado pretende exhibir su faceta más gamberra y demostrar que es capaz de reírse de sí mismo. Cabría añadir que también es capaz de comerse el coco. En sentido literal. Bastaba con ver cómo mordisqueaba su propia cabeza. Ahora las fans del modelo que hayan soñado alguna vez con devorarlo hasta el palo pueden consolarse con zamparse su reproducción (muy musculada, y en calzoncillos). Aunque tal vez se queden un poco decepcionadas al encontrarlo tan frío...
    «Un piscis algo llorón»
    Velencoso ante la prensa suele ser bastante tímido y reservado, pero en su versión repostera es un auténtico fresco. Habría que preguntar quizá a María Sharapova o a sus exnovias con cuál de las dos caras se quedan... Este bombón (helado) creció, y mucho (1,92), en la localidad gerundense de Tossa de Mar soportando los pellizcos en los mofletes de sus vecinas («¡Uy, qué guapo es este niño!»), ayudando en el bar de su padre y soñando con ser futbolista, hasta que una lesión de tobillo frustró sus expectativas. Decidió estudiar Turismo pero su madre, harta de ver cómo todos los guiris lo asaban a fotos, le animó a presentarse a un casting de modelos. Resultó elegido y con 21 años ya estaba en Milán. Luego vino Nueva York, donde fue seleccionado para aquel legendario anuncio de Vuitton en el que cargaba al hombro a Jennifer López como una maleta. «Pesaba bastante», ha admitido.
    Ex ‘roomate’ y «hermano mayor» de Jon Kortajarena, Velencoso se autodefine como «un Piscis sensible, soñador y algo llorón». Su mayor tragedia es haber perdido a su madre muy joven, por culpa de un cáncer de mama. Desde entonces lleva un tatuaje en el pecho, «cerquita del corazón», con su nombre: Lucía. Pero él niega tener complejo de Edipo. Con Kylie Minogue, diez años mayor, estuvo un lustro. Úrsula Corberó, once años menor, le duró la mitad.
    Tras una década luchando contra «la tontería» que rodea el mundo de la fama, Velencoso se ha autoimpuesto la tarea de convertirse en actor de prestigio. De momento, a sus 38 años, por fin ve cumplido su sueño: «He dejado de ser un yogurín», proclama. Pero se ha convertido en un polo.