domingo, 9 de marzo de 2014

A FONDO,.Bill Gross. Usted le debe dinero a este hombre,./ ENTREVISTA , Kylie Minogue: "A Velencoso todavía lo quiero",.


    1. Probablemente no sepa quién es ni le suene su cara. Pero usted le debe dinero a Bill Gross. Este hombre estadounidense de 69 años dirige ...
       
      A fondo en XL Semanal

      -foto-Bill Gross. Usted le debe dinero a este hombre

      Usted y todos los españoles, claro. Nuestro país debe más de un billón de euros a fondos de inversión, gestoras de renta fija e inversionistas varios. Pues bien, buena parte de ese dineral pertenece a la empresa que dirige este hombre: Pimco. Él se llama Bill Gross y es uno de los mayores gestores de deuda española. Desvelamos todos sus secretos.
      Probablemente no sepa quién es ni le suene su cara. Pero usted le debe dinero a Bill Gross. Este hombre estadounidense de 69 años dirige la mayor gestora de renta fija del mundo: Pimco. Un gigante con sede en California que gestiona casi 2 billones de dólares (1,4 billones de euros) de sus clientes. Sí, billones con be; no es una errata. Pimco fue adquirido en 2000 por la aseguradora alemana Allianz, pero funciona como una filial independiente.
      Lo llaman el rey de los bonos
      A Gross se lo conoce como el Rey de los Bonos y es uno de los mayores acreedores de España. Su compañía es una de las que más negocian con deuda soberana española, esas letras que el Estado y las autonomías sacan a subasta, con los dedos cruzados para que la prima de riesgo se porte bien y los intereses no suban demasiado. Emisiones del Tesoro Público necesarias para pagar a funcionarios y pensionistas cada mes, abonar las obras públicas, los medicamentos y los sueldos de los políticos, y del rescate de los bancos. Pero que luego hay que devolver. Con creces. Al cierre de 2013 debíamos casi un billón de euros. No se conoce al detalle el capital prestado por cada uno, porque los prestamistas no suelen tener la obligación de comunicar sus posiciones globales. Ni es fácil ponerle cara a un fondo de inversiones chino o de pensiones alemán que haya comprado letras del Tesoro o bonos. Pero a este inversor respetado, nacido en un pueblo de Ohio y que cumple 70 años el mes que viene, presbiteriano, padre de tres hijos de dos matrimonios, filántropo (es el mayor donante de Médicos sin Fronteras) y con una fortuna de 2300 millones de dólares sí se le puede poner cara. ¿No tiene curiosidad por saber cómo se convirtió en el hombre que es? Jugando al Black Jack en Las Vegas. El propio Gross reconoce que fue su mejor escuela.
      Su primera partida de Black Jack
      Todo comenzó con apenas 50 dólares y un viaje a las Bahamas durante las vacaciones universitarias de primavera. Gross, de familia acomodada y buen estudiante, cursaba Psicología en la Universidad de Duke (Carolina del Norte). Corrían los años sesenta. El paréntesis festivo del spring break es legendario por el desmadre. «Solo pensaba en beber cerveza y en ligar, pero entré en un casino, me senté a una mesa de Black Jack y a los cinco minutos había perdido los 50 dólares. Me había quedado sin un centavo y no tuve más remedio que gorronearle a mis amigos para comprar cerveza». Aquel error, recuerda Gross, lo acabaría convirtiendo en un magnate.
      'Gánale a la banca', su libro preferido
      «Regresé a Duke, sufrí un accidente de coche y me lastimé la cabeza. Me hicieron cirugía plástica y pasé la mayor parte del semestre de mi último año de universidad en el hospital». En la librería del centro encontró un libro llamado Gánale a la banca, de Ed Thorpe, creador del conteo de cartas, un método para ganarle al casino. Gross seguía escocido por aquellos 50 dólares y decidió probar. «Odio perder. Y, sobre todo, odio perder de forma estúpida». Se compró una baraja y pasó meses jugando partidas imaginarias y ensayando el sistema de Thorpe.
      Se graduó y solicitó el ingreso en la Escuela de Pilotos de la Marina para eludir la mili. Corría el año 1965 y eso significaba ir a Vietnam. Como faltaban cuatro meses para el examen, y le quedaban 200 dólares del dinero que le habían dado sus padres para mantenerse durante la carrera, se fue a Las Vegas. «En esos meses jugué al Black Jack 16 horas diarias, siete días por semana. Dormía en un hotel de mala muerte. Me levantaba... y otra vez a empezar. Convertí 200 dólares en 10.000. Suena impresionante, pero lo cierto es que solo ganaba unos cinco dólares por hora. Pero gané. Aprendí el sistema y puse las probabilidades de mi parte».El libro que le inspiró se basa en el sistema Kelly, un modo de cálculo precursor del modelo matemático de opciones Black-Scholes, que dio el Nobel a sus autores. «Hice mi tesis sobre ese sistema y aprendí lo esencial sobre el reparto del riesgo. Cuando tuve dinero, poseía una base sólida para saber cuánto invertir en un sector o empresa y cuánto riesgo asumir en una cartera determinada. Esto me dio un valioso sentido del riesgo y la recompensa. Es una lección de vida. Para cualquier cosa que haga, no solo invertir, asegúrese antes de conocer las reglas del juego y las probabilidades de ganar y perder».
      Nunca se juega más del dos por ciento
      Su regla de oro: no jugarse más del dos por ciento de su patrimonio en ninguna apuesta o inversión, por muy bien que pinte. Una regla que lleva casi medio siglo cumpliendo a rajatabla. Primero en las mesas de juego y después en los parqués. Por ejemplo, el dos por ciento de la cartera de Pimco está en emisiones de Telefónica (rendimiento del cuatro por ciento y vencimiento en 2016) y un 1,7 por ciento lo ha invertido en deuda del Gobierno español, con un retorno del 5,5 por ciento [la prima de riesgo cuando Pimco invirtió andaba desbocada] hasta 2017. Por eso, si Gross se equivoca y pierde, nunca será una catástrofe. Y se equivoca bastante. Es un gurú al que no le importa reconocer sus errores y que suele rectificar a tiempo. «¿Soy un gran inversor? se preguntó hace unos meses. No, aún no. No he sido puesto a prueba en un periodo desfavorable para un inversor de bonos».
      Tiene la virtud de estar siempre en el lugar apropiado
      Bill Gross fue rechazado por la escuela de pilotos y acabó en la guerra de Vietnam. Por fortuna para él, su destino fue en un un guardacostas y no tuvo que pisar la jungla. «Al volver, hice un máster en Dirección y Administración de Empresas y busqué trabajo como gestor de una cartera de acciones. Pero nadie me quería contratar. Por fin entré en una pequeña aseguradora. Negociaban con acciones y apenas hacían nada con bonos, que era un mercado que estaba empezando. Ahí tuve mi oportunidad. Era el momento justo y el lugar apropiado». Fundó Pimco en 1971 con un socio de origen egipcio, Mohamed El-Erian. Juntos han dirigido siempre la empresa, pero El-Erian acaba de anunciar por sorpresa que se marcha. Que deja la compañía. 2013 ha sido un mal año para Pimco y Gros y El-Erian se han tirado los trastos a la cabeza. «Estoy harto de limpiar tu mierda», le dijo El-Erian. «Yo tengo 41 años de un historial de inversiones impecable. ¿Tú qué tienes?», le desafió Gross.
      Personaje mediático, autor de un superventas sobre finanzas titulado Todo lo que escuchó sobre inversiones es incorrecto, Gross es famoso por sus comentarios epatantes y sarcásticos. Llegó a decir que los Estados Unidos están «mucho peor que Grecia» porque su deuda descomunal compromete su futuro. Y en 2012 se descolgó con un comentario en Twitter que incendió las redes sociales: «Grecia era un grano; Portugal, un forúnculo; y España es un tumor». Y aconsejó a Rajoy: «España debe tragarse su orgullo y pedir ayuda inmediata. El que duda está perdido. El orgullo precede a la caída». Y eso que, un año antes, Pimco ya había comenzado sus inversiones en deuda soberana española. Para ello se deshizo de todas sus posiciones en deuda pública estadounidense. «España tiene un balance mejor que los Estados Unidos», argumentó. Desde entonces ha ido dando bandazos. Aseguró que invertir en España ya no era seguro y la primavera pasada amagó con una retirada estratégica de nuestro país, pero acaba de anunciar que apuesta por el ladrillo español de la mano del Grupo Lar.
      Sus cartas mensuales a los inversores están trufadas de referencias literarias y humorísticas. En la penúltima puso como ejemplo una isla imaginaria donde viven dos personas, una cría cerdos y la otra planta marihuana. El granjero le compra 'maría' a su vecino y paga en especie. Primero, un cerdo; luego, el precio sube a tres; y cuando se queda sin animales, el precio de la droga se desploma. Moraleja: si el consumidor no tiene con qué pagar, la economía nunca despega si no vuelve a fluir el crédito. Y hablando de crédito, si ve con inquietud que estemos entrampados con fondos extranjeros, no le consolará saber que los bancos españoles también compran bonos, beneficiándose de una argucia financiera llamada carry trade. No hay que estudiar un MBA para entenderla, basta con dominar la cuenta de la vieja. El Banco Central Europeo presta dinero a las entidades financieras a un interés cercano a cero, se supone que para que lo destinen a conceder créditos a las pequeñas y medianas empresas, pero estas lo colocan en deuda del Tesoro (que ahora cotiza al 3,5 por ciento) y se embolsan la diferencia.
      Confiesa que es Obsesivo-compulsivo
      Las rarezas de Bill Gross son su sello personal. Practica yoga desde hace décadas y cada mañana hace la postura sobre la cabeza en suna colchoneta que despliega en su despacho, Dice que lo hace para que la sangre le riegue bien el cerebro y asegura que eso le refresca las ideas. No tiene teléfono móvil, así que no es infrecuente que el secretario del Tesoro estadounidense tenga que llamar a su esposa, Sue, si quiere hablar con él. Se levanta a las cuatro y media de la madrugada, sin despertador. Y confiesa que es obsesivo-compulsivo. Para canalizar ese rasgo de su personalidad se hizo coleccionista de sellos. Se gastó tres millones de dólares en un bloque de cuatro Jennys invertidos, el famoso sello postal emitido en 1918 con un valor facial de 24 centavos, y cuya imagen fue impresa al revés, el error más notable de la filatelia estadounidense. Pero en el caso de Gross, los errores son su debilidad. O, más bien, su fortaleza. Y le dan sentido a su existencia.


      1. ... en la entrevista que publicará el dominical este fin de semana y donde asegura que, "a pesar de los abandonos y las heridas, no miro atrás".
         
        Entrevista

        -foto-Kylie Minogue, la dama del pop

        La dama del pop vuelve con nuevo disco: sexi, alegre, optimista, para hartarse de bailar... Acaba de cumplir 45 años, ha roto con Andrés Velencoso y todavía se emociona cuando habla del cáncer de mama que sufrió. Aunque asegura que no pasa por su mejor momento, Kylie no se arredra. Ha cambiado de productor y hoy es más fuerte y experimentada. Y sus canciones siguen siendo un derroche de energía.
        En persona, esta mujer de rasgos hollywoodienses resulta frágil y menuda. Viste un discreto vestido floreado de manga francesa y su piel es perfecta, casi de adolescente. Delicada y elegante, con un estilo sexi pero ladylike, la australiana Kylie Minogue siempre se distinguió de otras diosas de la música como Madonna, Lady Gaga o, su más reciente heredera, Miley Cyrus. El escándalo no fue nunca su sello. De hecho tiene fama de llevarse bien con todo el mundo, exnovios incluidos: el último, el modelo español Andrés Velencoso, con el que rompió en septiembre tras cinco años de relación. Ella apenas ha hablado del tema, pero la prensa inglesa afirma que la ruptura fue dura y que acabó devastada. Kylie habla pausadamente.
        Casi entre susurros, y sus ojos se siguen humedeciendo cuando habla del cáncer de mama que sufrió hace siete años, con apenas 36 años. La cantante recibió en exclusiva a XLSemanal en un hotel de Londres. El próximo 18 de marzo lanza en España su último trabajo en estudio, el duodécimo, Kiss me once, tras más de 70 millones de discos vendidos en sus 27 años de carrera.
        XLSemanal. El primer single de su nuevo disco, Into the blue, tiene un mensaje de esperanza, pero también es una aceptación de la vida, con sus ganancias y sus pérdidas.
        Kylie Minogue. Sí, muy buena interpretación, es exactamente eso. La vida no es perfecta, tiene sus altos y sus bajos; uno comete errores, pero al final te fortalece. Esta canción es perfecta para el momento que estoy viviendo ahora. Es así como me siento. No es el mejor momento de mi vida.
        XL. ¿Piensa que este es un buen mensaje también para la época que estamos viviendo de crisis económica y de valores?
        K.M. Creo que sí. La vida sigue. Y la canción habla de que hay que tirar hacia delante, no mirar atrás, a pesar de los abandonos y de las heridas. La verdad es que seguimos soñando cada noche, es parte de mi vida y de la vida de todo el mundo.
        XL. En un momento dice que no cree en los milagros. ¿Cuál es el motor de Kylie? ¿El aprendizaje, el éxito, el arte, el amor?
        K.M. ¿Quiere usted decir mi raison d'être [razón de ser]?
        XL. Sí, exactamente.
        K.M. Durante toda mi vida han sido el arte y la creatividad. Intentar unir lo artístico y lo comercial, algo que puede ser muy difícil y muy gratificante al mismo tiempo. También el amor: el de la familia, el público, los amantes, los novios. Eso es también muy importante en mi vida.
        XL. En sus canciones siempre hay mujeres fuertes. ¿Saben mejor que los hombres lo que quieren y cómo conseguirlo? ¿Son más apasionadas?
        K.M. No necesariamente. Creo que eso depende más de las personas. Con mis amigas sí puedo hablar sobre lo mal que lo pasamos las mujeres por culpa de los hombres y bromear con ello, pero lo que hablo con mis amigas es muy distinto a lo que debo decir en una entrevista [ríe].
        XL. ¿Pero no se siente usted más fuerte hoy que hace unos años? ¿Cree que sufrir una enfermedad grave como el cáncer de mama enseña algo o que es mejor olvidar?
        K.M. Es imposible olvidar algo así. El dolor se queda dentro de ti. El dolor de tu familia. El dolor de la gente que quieres. Me dio... Es difícil expresarlo...
        XL. Inténtelo.
        K.M. Me dio una experiencia muy intensa en un espacio de tiempo muy corto. Me gustaría que no formara parte de la historia de mi vida, pero es así. Y siento que tengo una mayor empatía ahora, lo cual no quiere decir que antes no fuera compasiva, pero no es lo mismo haber pasado por momentos tan aterradores y extremos.
        XL. ¿Siente una cierta responsabilidad al ser una inspiración para otras mujeres?
        K.M. Sí y no. [silencio]. Solo compartí con los demás una parte de mi historia, no toda. Es demasiado duro y personal, y es innecesario hablar de todos esos detalles. No puedo revelarlo todo porque me volvería loca; necesito guardar cosas para mí misma. Responsabilidad, no sé. Sí, quizá porque soy una figura pública siento esa responsabilidad, pero no hasta el punto de llevarlo como un compromiso. Trato de colaborar en lo que puedo y ser sensata con mi vida y con mi trabajo.
        XL. ¿Cómo se lleva la constante atención de los medios cuando se pasa por algo así?
        K.M. Bueno supone una gran presión, pero nadie me obligó a elegir este trabajo, fui yo quien lo elegí [se queda pensativa]. Pero, volviendo a la pregunta anterior, no tengo una respuesta para ella. La gente me pregunta qué se siente al cumplir 45, qué pienso del feminismo. Lucho como todos para encontrar una respuesta a todas esas preguntas: ¿soy feliz? ¿Adónde voy? Solo sé que hago lo que me apasiona. La clave es sentir pasión por lo que uno hace.
        XL. ¿Cuál es el siguiente paso en su carrera?
        K.M. Lo primero es la gira del disco; me apetece mucho estar en contacto con el público y con toda la energía que eso proporciona. Buena energía, sobre todo. Después, me gustaría dedicarme más al cine. Es algo en lo que llevo un tiempo pensando, es un gran desafío que quiero afrontar ahora. Fue mi primera carrera, donde empecé. Me gusta no ser Kylie todo el rato, es fantástico escapar, ser un personaje, alguien distinto. Cuando hago mi trabajo como cantante, soy responsable de todo lo que ocurre, hasta el final, pero cuando actúo, cuando sabes que estás en buenas manos, no tienes que pensar en nada más, solo en tu actuación, en ser ese personaje. Es muy liberador.
        XL. ¿Es Kylie Minogue una diva?
        K.M. Seguramente no lo soy en el sentido de atraer todo el rato la atención de los demás: no grito a la gente, no tiro cosas al suelo... Pero, sí, quizá, a mi manera, lo soy un poco.
        XL. Pero su carrera nunca se ha basado en escandalizar a la audiencia, en buscar en cada disco puestas en escena chocantes...
        K.M. Se ha basado en el trabajo duro y en la buena relación con mi audiencia. Sí, es cierto, algunas carreras van arriba y abajo, entre escándalos. Pero a mí lo que siempre me ha interesado es la empatía y la conexión con mi público. Después de 27 años de carrera mucha gente sigue viniendo a verme como al principio, también público nuevo. ¡Los niños, por ejemplo, saben perfectamente quién soy! Me reconocen por La voz [Kylie es uno de los jurados en la edición británica del programa]. Participar en él es divertido: me gusta que haya abuelos, padres e hijos que lo vean y disfruten conmigo.
        XL. ¿Es difícil el paso del tiempo para una artista pop?
        K.M. Bueno, lo que me produce más presión es el hecho de que me pregunten todo el tiempo sobre ello. La verdad es que no siento la edad, no me siento como si tuviera 45 años. Por un lado, es siempre importante tener en cuenta cómo el público lo percibe, yo no pretendo tener otra edad de la que tengo. Y, por otro lado, sigo haciendo las mismas cosas, me resulta difícil tener una perspectiva sobre ello. Me siento bien. Soy una mujer de 45 años. Creo que hoy en día, en todo caso, es más aceptable el paso de la edad. La actitud de la gente es más abierta. Ya no hay tanta discriminación ni tanta presión como antes.
        PALABRA DE KYLE
        -«A una parte de mí le gusta el exhibicionismo».
        -«No lo niego. Muchas veces me miro en el espejo y veo que la gravedad ha llegado para quedarse».
        -«El amor se trabaja».«Las relaciones duran lo que duran, lo que estaba predestinado que durasen».
        -«A Andrés [Velencoso] todavía lo quiero. Es maravilloso y siento como si aún estuviera un poco conmigo».
        -«Jamás he estado casada y posiblemente jamás lo estaré. No tengo niños y no formé una familia. Para ser la imagen de la 'mujer perfecta', tengo todo en contra».
        -«Mi corazón está siempre en Australia. Ahí tengo mis raíces. Si fuera un árbol, mis ramas serían muy largas: desde Melbourne hasta Londres».
        «Lo que más me asusta: el fracaso, la soledad, el paso del tiempo y la falta de tiempo».



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