'La Hora Musa', presentado por Maika Makovski ,
a las 22:55 horas, en La 2 martes -15- Enero,.
La belleza de la música del ajedrez,.
foto / La cantante chilena Juga di Prima publica otro videoclip, 'Peón aislado', lleno de mensajes inspiradores,.
“El ajedrez es como la vida”. Se ha dicho muchas veces, pero no es
fácil que un profano capte las numerosas enseñanzas del deporte mental.
La chilena Juga di Prima, de 33 años, cantante y ajedrecista, pensó que
la música era la solución de ese problema. Y tras el éxito de ¡Oh, Capablanca!, ha producido otro videoclip, Peón aislado (Isolated Pawn, con subtítulos en español), cuya letra invita a numerosas reflexiones y transferencias del tablero a la vida normal.
El temperamento sensible, reflexivo y artístico de Juga está ilustrado en su tobillo izquierdo, donde se ve un tatuaje con el retrato de François André Danican Philidor, destacado músico francés del siglo XVIII que además fue el mejor ajedrecista del mundo en esa época, capaz de disputar cinco partidas simultáneas a ciegas (con los ojos vendados). Y autor de una frase redonda: “Los peones son el alma del ajedrez”, escrita pocos años antes de que los peones de la sociedad de su país empezasen a ganar derechos y libertades en la Revolución Francesa, exportada después, sobre todo a EE UU.
Juga ve a Philidor “como un sabio muy adelantado a su tiempo” porque
cimentó los fundamentos de la estrategia cuando el ajedrez era pura
táctica: “El peón es, en principio, la pieza menos valiosa, pero puede
convertirse en la más valiosa, la dama, si logra llegar vivo hasta el
fondo del tablero. Además, las estructuras de peones son uno de los
factores importantes a la hora de evaluar quién tiene ventaja en una
posición y cuál debe ser el plan para ambos bandos. Es decir, el
espíritu del peón es mucho más importante que su valor material. Y ese
contraste entre espíritu y materia es una de las claves de la gran
riqueza del ajedrez”, explica desde Santiago de Chile, donde recupera
fuerzas tras unos meses de enorme actividad, que incluyeron la aclamada
interpretación de ¡Oh Capablanca! en la clausura de la Olimpiada de Ajedrez de Batumi (Georgia), ante jugadores de 185 países, y la presentación en Londres de Peón Aislado
durante el Mundial Carlsen-Caruana. De sus próximas actuaciones, una
será en La Habana, en mayo, durante el Memorial Capablanca (uno de los
mejores ajedrecistas de la historia, 1888-1942).
Y de todas las clases de peones, el aislado es el más inspirador para la literatura, y por tanto para la música. Es aquel que carece de compañeros en las columnas adyacentes, y por tanto debe ser defendido por piezas mayores; o bien -ocurre con frecuencia- sacrificado en pos de objetivos estratégicos o tácticos. Pero mientras vive puede ser muy eficaz, porque el hecho de que no haya peones en las verticales inmediatas significa que su bando dispone de columnas y diagonales abiertas para atacar. Es decir, el peón aislado suele ser débil y fuerte a la vez, y por eso es tan inspirador para creadores como Juga.
Entre las muchas alegorías apropiadas, a la cantante chilena le emocionó profundamente la película La Reina de Katwe, de enorme éxito internacional, que cuenta la historia de Phiona Mutesi, una niña ugandesa criada en uno de los suburbios más pobres y aberrantes de Kampala, hoy famosa y razonablemente feliz gracias al ajedrez. “Phiona encarna como nadie la fuerza de voluntad del peón aislado, la necesidad de soñar muy alto, de mantener ese sueño intacto, porque puede convertirse en realidad”, subraya Juga.
De hecho, su propia trayectoria es un sueño realizado. Vivió cuatro años en Buenos Aires (antes lo hizo en Londres, Alemania y la Isla de Pascua), donde solía representar Juga di Piaf, un recorrido por el cancionero de la diva francesa Edith Piaf, en teatros grandes o pequeños recintos, de no más de 50 personas. En uno de estos situó un tablero entre el público e interpretó un tango que glosaba las jugadas de una partida. Gustó mucho, y así cuajó la idea de poner música al ajedrez con alegorías muy concretas al juego tras producir un llamativo álbum, Maururu, basado en su experiencia en la Polinesia chilena.
Otra de las conexiones filosóficas del peón aislado que más le gustan a Juga es que el ajedrez iguala a todos: “Tú entras en un club y ves que todo el mundo es tratado de la misma manera. Da igual que seas rico o pobre, niño o anciano, hombre o mujer, religioso o ateo, culto o ignorante… Te sientas ante otro ser humano con un tablero en el medio, y en ese momento desaparecen todas las diferencias”. Por eso suele citar con frecuencia a André Breton: “El ajedrez es una lucha cuerpo a cuerpo entre dos laberintos”. Y también este proverbio hindú: “El ajedrez es un mar donde un elefante se baña y un mosquito bebe”.
Ciertamente, tienen razón quienes afirman que el ajedrez es como la vida. Pero hace falta que alguien lo explique, y mejor aún si lo hace en forma de arte, como Juga di Prima.
El temperamento sensible, reflexivo y artístico de Juga está ilustrado en su tobillo izquierdo, donde se ve un tatuaje con el retrato de François André Danican Philidor, destacado músico francés del siglo XVIII que además fue el mejor ajedrecista del mundo en esa época, capaz de disputar cinco partidas simultáneas a ciegas (con los ojos vendados). Y autor de una frase redonda: “Los peones son el alma del ajedrez”, escrita pocos años antes de que los peones de la sociedad de su país empezasen a ganar derechos y libertades en la Revolución Francesa, exportada después, sobre todo a EE UU.
Y de todas las clases de peones, el aislado es el más inspirador para la literatura, y por tanto para la música. Es aquel que carece de compañeros en las columnas adyacentes, y por tanto debe ser defendido por piezas mayores; o bien -ocurre con frecuencia- sacrificado en pos de objetivos estratégicos o tácticos. Pero mientras vive puede ser muy eficaz, porque el hecho de que no haya peones en las verticales inmediatas significa que su bando dispone de columnas y diagonales abiertas para atacar. Es decir, el peón aislado suele ser débil y fuerte a la vez, y por eso es tan inspirador para creadores como Juga.
Entre las muchas alegorías apropiadas, a la cantante chilena le emocionó profundamente la película La Reina de Katwe, de enorme éxito internacional, que cuenta la historia de Phiona Mutesi, una niña ugandesa criada en uno de los suburbios más pobres y aberrantes de Kampala, hoy famosa y razonablemente feliz gracias al ajedrez. “Phiona encarna como nadie la fuerza de voluntad del peón aislado, la necesidad de soñar muy alto, de mantener ese sueño intacto, porque puede convertirse en realidad”, subraya Juga.
De hecho, su propia trayectoria es un sueño realizado. Vivió cuatro años en Buenos Aires (antes lo hizo en Londres, Alemania y la Isla de Pascua), donde solía representar Juga di Piaf, un recorrido por el cancionero de la diva francesa Edith Piaf, en teatros grandes o pequeños recintos, de no más de 50 personas. En uno de estos situó un tablero entre el público e interpretó un tango que glosaba las jugadas de una partida. Gustó mucho, y así cuajó la idea de poner música al ajedrez con alegorías muy concretas al juego tras producir un llamativo álbum, Maururu, basado en su experiencia en la Polinesia chilena.
Otra de las conexiones filosóficas del peón aislado que más le gustan a Juga es que el ajedrez iguala a todos: “Tú entras en un club y ves que todo el mundo es tratado de la misma manera. Da igual que seas rico o pobre, niño o anciano, hombre o mujer, religioso o ateo, culto o ignorante… Te sientas ante otro ser humano con un tablero en el medio, y en ese momento desaparecen todas las diferencias”. Por eso suele citar con frecuencia a André Breton: “El ajedrez es una lucha cuerpo a cuerpo entre dos laberintos”. Y también este proverbio hindú: “El ajedrez es un mar donde un elefante se baña y un mosquito bebe”.
Ciertamente, tienen razón quienes afirman que el ajedrez es como la vida. Pero hace falta que alguien lo explique, y mejor aún si lo hace en forma de arte, como Juga di Prima.
TITULO:
Cachitos de hierro y cromo - La música se escucha mejor en la oscuridad ,.Martes -15- ENERO,.
Martes-15- Enero a las 22:00 horas en La 2, fotos .
La música se escucha mejor en la oscuridad,.
En la entrega de los Premios Rolling Stone, Vetusta Morla puso de manifiesto una de las evidencias que hay en torno a la clave de sol,.
Llega el momento de entregar el Premio Rolling Stone al mejor disco del año. Vetusta Morla, la banda vencedora, por La deriva,
sube al escenario. Es la hora de los agradecimientos, pero, al primer
intento de mediar palabra, se produce un apagón en la sala Joy Eslava
(Madrid), lugar que acoge el evento. Los organizadores y el actor Quim
Gutiérrez, maestro de ceremonias de la sexta edición de los premios del
rock, tratan de calmar a las más de 800 personas congregadas. “El apagón
se ha producido en toda la calle Arenal, esperemos que vuelva pronto la
luz”, reiteró varias veces el intérprete. Tras varios minutos de
desconcierto, los integrantes de Vetusta Morla se arrancan y regalan una versión acústica de Los Buenos
para calmar el ambiente. La reacción generalizada fue, primero, de
asombro y, después, de magnífico y delicioso disfrute, inmersos -eso sí-
en la profunda negrura. ¿Acaso se escucha mejor la música en la
oscuridad? Efectivamente.
Este es el mágico momento que grabaron los asistentes al evento:
Un estudio publicado en febrero de 2014 por investigadores de la
Universidad de John Hopkins y la de Maryland, ambas situadas en el
Estado del mismo nombre, concluyó: “Los periodos cortos de privación de
visión tienen un efecto muy positivo sobre la percepción de la música”.
“Esta se oye como realmente es”, explicó una de sus autoras, Hey-Kyoung
Lee. La investigación, publicada en la revista Neuron
y realizada con ratones, aseveraba que el aspecto más significativo del
estudio residía en descubrir que la pérdida de un sentido (en este
caso, la visión) podía aumentar el procesamiento de otros, como el oído,
"alterando así los circuitos del cerebro”.
"Privando totalmente la visión, somos capaces de conseguir que el cerebro de un adulto mejore su procesamiento del sonido, lo que puede ser muy positivo para recuperar la percepción del mismo en pacientes que, por ejemplo, cuenten con un implante cloquear [producto sanitario para mejorar la audición]”, agregaron los autores. “Seguro que alguna vez, cuando has escuchado una canción que te es familiar con mucho ruido de fondo, te habrás dado cuenta de que el compás y la melodía no se diferencian, porque algunas notas se pierden en el ambiente. Estos resultados sugieren que si no tienes visión, se pueden suplantar estas notas perdidas y disfrutar de la música como realmente es”, zanjó Hey-Kyoung Lee.
No es una cuestión baladí, pues la música es bienestar y salud. Un estudio publicado por la Sociedad Europea de Cardiología midió los efectos de esta sobre el endotelio vascular, lámina que recubre los vasos sanguíneos. Ya se había estudiado que el ejercicio físico tiene un efecto rehabilitador y de mejora sobre el endotelio, mas esta era la primera investigación que se realizaba en torno a la polifonía. La conclusión fue clara: “Escuchar música, en concreto la que nos gusta, mejora la función endometial. Basta con media hora al día”. Para llegar a ella, los participantes fueron divididos en tres grupos: uno realizó 30 minutos de ejercicio físico, otro hizo ejercicio físico y escuchó música y el tercero, únicamente, escuchó música. Después de tres semanas de entrenamiento, los mejores valores los obtuvo el grupo que combinó las dos actividades.
Psicológicamente, la música también tiene distintas implicaciones. Aunque nos suele acompañar en momentos de alegría (fiestas y celebraciones), también es herramienta para aliviar la tristeza. Un estudio japonés, realizado en septiembre de 2013, reveló que escuchar música melancólica puede evocar emociones positivas. La investigación, publicada en la revista Frontiers in Psychology y realizada con 44 voluntarios, remató: “En general, la música triste provoca tristeza, lo que en un principio puede ser una emoción negativa, pero este estudio demuestra que al mismo tiempo despierta emociones románticas, y que la tristeza percibida es placentera porque la sentimos lejana a nosotros. Así puede ayudar a la gente a lidiar con sus emociones negativas en la vida diaria”.
A pesar de todas estas bondades, hay gente a la que no le gusta la música (ni en la luz ni en la oscuridad). Según otra investigación, publicada en Cell Press Journal Current Biology, “hay gente que es incapaz de experimentar placer con la música”. La condición, a la que llamaron "anhedonia musical" (falta de placer por escuchar música), “ayudará a entender los mecanismos neurales básicos de la música, y lo que explica el proceso que hace que las notas se conviertan en emociones”, aseguró uno de los autores del estudio.
Recopilando, si usted es de los que la adoran, los expertos lo tienen claro: escúchela a oscuras, no tema elegir un disco triste y hágalo media hora al día. La canción de Vetusta Morla puede ser un buen comienzo. Esta es la versión completa de Los Buenos:
Este es el mágico momento que grabaron los asistentes al evento:
"Privando totalmente la visión, somos capaces de conseguir que el cerebro de un adulto mejore su procesamiento del sonido, lo que puede ser muy positivo para recuperar la percepción del mismo en pacientes que, por ejemplo, cuenten con un implante cloquear [producto sanitario para mejorar la audición]”, agregaron los autores. “Seguro que alguna vez, cuando has escuchado una canción que te es familiar con mucho ruido de fondo, te habrás dado cuenta de que el compás y la melodía no se diferencian, porque algunas notas se pierden en el ambiente. Estos resultados sugieren que si no tienes visión, se pueden suplantar estas notas perdidas y disfrutar de la música como realmente es”, zanjó Hey-Kyoung Lee.
No es una cuestión baladí, pues la música es bienestar y salud. Un estudio publicado por la Sociedad Europea de Cardiología midió los efectos de esta sobre el endotelio vascular, lámina que recubre los vasos sanguíneos. Ya se había estudiado que el ejercicio físico tiene un efecto rehabilitador y de mejora sobre el endotelio, mas esta era la primera investigación que se realizaba en torno a la polifonía. La conclusión fue clara: “Escuchar música, en concreto la que nos gusta, mejora la función endometial. Basta con media hora al día”. Para llegar a ella, los participantes fueron divididos en tres grupos: uno realizó 30 minutos de ejercicio físico, otro hizo ejercicio físico y escuchó música y el tercero, únicamente, escuchó música. Después de tres semanas de entrenamiento, los mejores valores los obtuvo el grupo que combinó las dos actividades.
Psicológicamente, la música también tiene distintas implicaciones. Aunque nos suele acompañar en momentos de alegría (fiestas y celebraciones), también es herramienta para aliviar la tristeza. Un estudio japonés, realizado en septiembre de 2013, reveló que escuchar música melancólica puede evocar emociones positivas. La investigación, publicada en la revista Frontiers in Psychology y realizada con 44 voluntarios, remató: “En general, la música triste provoca tristeza, lo que en un principio puede ser una emoción negativa, pero este estudio demuestra que al mismo tiempo despierta emociones románticas, y que la tristeza percibida es placentera porque la sentimos lejana a nosotros. Así puede ayudar a la gente a lidiar con sus emociones negativas en la vida diaria”.
A pesar de todas estas bondades, hay gente a la que no le gusta la música (ni en la luz ni en la oscuridad). Según otra investigación, publicada en Cell Press Journal Current Biology, “hay gente que es incapaz de experimentar placer con la música”. La condición, a la que llamaron "anhedonia musical" (falta de placer por escuchar música), “ayudará a entender los mecanismos neurales básicos de la música, y lo que explica el proceso que hace que las notas se conviertan en emociones”, aseguró uno de los autores del estudio.
Recopilando, si usted es de los que la adoran, los expertos lo tienen claro: escúchela a oscuras, no tema elegir un disco triste y hágalo media hora al día. La canción de Vetusta Morla puede ser un buen comienzo. Esta es la versión completa de Los Buenos: