domingo, 12 de julio de 2015

DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES - ANA RODRÍGUEZ,./ TRAZOS - NAVES QUEMADAS,./ LA COCINA DEL DOMINGO - CREMOSO DE NARANJA,.

TÍTULO: DESAYUNO - CENA - DOMINGO -  LUNES - ANA RODRÍGUEZ,.



-foto--Ana Rodríguez "Aún casados, Pepe empezó a ponerse pelo, pero no me lo imagino con coleta"



No me gusta que me llamen «la ex de Bono»: llevo divorciada cinco años. Nací en Guatemala en 1958 y publico 'El club de las perfectas divorciadas. Cuando las segundas partes son las buenas' (Temas de Hoy).


XLSemanal. Empresaria, licenciada en Sociología y Ciencias Políticas, tiene abiertas siete franquicias de Tous...
Ana Rodríguez. ¡Y soy abuela de tres niños! Eso es un grado también. 
XL. ¿El suyo es un libro de autoayuda, un ajuste de cuentas o una terapia?
A.R. Es un cierre de duelo. Lo empecé a escribir hace un año, cuando ya cerré definitivamente un capítulo de mi vida.
XL. Cuenta más de lo esperado y parece que lo pasó bastante mal.
A.R. Sí, se produjo una caza de brujas, estuve muy expuesta, se dijeron muchas cosas que no eran ciertas, me perseguía una corte de coches continuamente... Fueron años muy difíciles, pero el tiempo pone las cosas en su sitio.
XL. Se describe como una mujer abandonada por un marido que se dedicaba solo a la política.
A.R. Quienes conocen el mundo de la política saben que estas cosas ocurren. Crees que puedes con todo sola hasta que un día te preguntas: ¿pero dónde estoy yo, que no tengo vida?
XL. Su decisión de divorciarse ¿le sorprendió más a él que a los demás? 
A.R. Sí, pero fue un respiro. No tenía sentido fingir ni dentro ni fuera.
XL. Cuando pasó el duelo, dice que notó la necesidad de amar... 
A.R. Cuando me abrí a enamorarme, encontré una persona con la que rehacer mi vida. Llevamos ya tres años juntos y estoy muy feliz y tranquila.
XL. ¿Y no le da pereza volver a compartir el cuarto de baño?
A.R. Sí, a veces lo pienso [ríe]. Hay que pensarse lo de compartir intimidades.
XL. ¿Pero esto cómo es: cada uno en su casa y Dios en la todos?
A.R. ¡Sí! [risas]. No he pensado en casarme. Cuando las cosas surgen, surgen; pero estoy muy bien como estoy.
XL. José Bono tenía 8 años más que usted y su novio, 16 años menos que él. ¿Es un desquite en toda regla? 
A.R. ¡Jajaja! Ellos suelen presumir cuando te sustituyen por alguien más joven; pero yo no he sustituido a nadie.
XL. Dice que no soportaba oírle contar chistes. ¿Eso es causa de divorcio?
A.R. [Risas]. Puede llegar a serlo. Hay quien quiere ser protagonista de todas las reuniones, mientras los demás parece que no existen. Me entiendes, ¿no?
XL. A él no se le conoce aún novia, pero sí tiene más pelo que antes.
A.R. Estando casados, Pepe ya empezó a ponerse pelo y a mí me pareció bien. Él es muy echado para adelante, ya lo sabes; aunque con coleta no me lo imagino.
Solo en fin de semana - foto

Desayuno,.

«Zumo con apio, verduras y regenerantes. Pan tostado, integral o de centeno, con aceite y jamón. A veces huevos fritos con beicon. Entre semana, es más ligero».

Cena -  Huevo frito con patatas fritas, beber agua,  pan, salchichas, postre  melón,.

TÍTULO: TRAZOS - NAVES QUEMADAS,.

Resultado de imagen de NAVES QUEMADAS,. foto,.

La expresión «quemar las naves», frecuente en el lenguaje popular, proviene de una imprecisión histórica. El acontecimiento a que nos remite es la expedición de Hernán Cortés hacia Tenochtitlán, sólo que el Conquistador jamás prendió fuego a sus barcos, sino que los barrenó o, por utilizar la expresión de Bernal Díaz del Castillo, los «puso de través». En cualquier caso, los inutilizó para borrar de la mente de sus hombres el anhelo del regreso. El que los quemó fue el macedonio Alejandro, con una conducta de inspiración homérica que es posible detectar en muchos pasajes del relato de esa otra Anábasis, la de Cortés, que incluye hasta duelos singulares, con los dos ejércitos mirando, ante las murallas de Tenochtitlán como los que aparecen en La Ilíada y le cuestan la vida a Héctor delante de las puertas de Troya. Todo lo tienen disponible en la gigantesca crónica de Bernal.
Cuando hablamos de quemar las naves, nos referimos a esas ocasiones en que una persona se entrega con tal determinación a un propósito que incluso se cierra las vías de huida o renuncia. Comparado con el acontecimiento fundacional, otros abaratan la expresión, pues ya se habla de naves quemadas incluso cuando un entrenador que va por debajo en el resultado saca del campo a un defensa para meter a un delantero. El fútbol ha logrado en realidad trivializar y vaciar de contenido todo tipo de expresiones que remiten a una gesta del pasado ¡incluso al can Cerbero, custodio del Hades, lo ha banalizado como si en la mitología se pudiera salir mal por alto!, empezando por la de victoria pírrica, que van ustedes a tener que molestarse en buscar: tecleen «Pirro» en el Google, que yo no me voy a levantar a mirarlo.
Igualmente inferior, en términos históricos, es la quema de naves de la que tuve noticia el otro día. Me explico. Tengo un amigo, por cierto tan devoto de los conquistadores que colgado del cuello porta un diminuto morrión dorado, que lleva toda la vida combatiendo una tendencia genética a engordar. Hay periodos en los que logra adelgazar, y otros en los que entrega la plaza, abandona la resistencia y se deja invadir por una horda de kilos de más. Mi amigo está tan acostumbrado a este metabolismo antojadizo que tiene dos tipos de ropa: la de flaco y la de gordo. De igual forma que hay personas que suben o bajan ropa del altillo en función de la estación, mi amigo lo hace dependiendo de si está en un periodo de delgadez o de obesidad. Cuando no logra abrocharse el pantalón de flaco porque está en un momento vital en que no le alcanza la determinación para mantenerse lejos del alcohol y los bizcochos, con toda calma baja del altillo la ropa de tallas mayores, que lleva un tiempo metida en bolsas, aguardando la puntualidad recurrente del fracaso. Cuando reúne voluntad y consigue que la ropa de gordo le quede excesivamente holgada, entonces se produce la muda a la inversa: bajan las camisetas ajustadas y los vaqueros de ir monísimo y en cambio las prendas de gordo inician su cautiverio estacional en la oscuridad del altillo a la espera de ser requeridas de nuevo cuando mi amigo vuelva a sucumbir a la tentación de las torrijas.
Esta alternancia, que en la vida de mi amigo ya era sólida como el destino, puede haber cambiado por fin gracias a una decisión homérica. Mi amigo inauguró hace poco un periodo de delgadez. Nada por lo que no hubiéramos pasado antes: ya sabíamos que se volvería a partir de entonces en una compañía algo más aburrida para la vida social, pues rechazaría hasta los chupitos de orujo, y que habría que esperar a la siguiente rendición de la voluntad para volver a verlo borracho en las sobremesas. Eso creíamos, sí. Pero resulta que esta vez algo cambió en su determinación, porque no subió al altillo la ropa de gordo, sino que se deshizo de ella para borrarse de la mente la posibilidad del regreso a la talla mayor. Lástima que no hiciera una hoguera con esa ropa, porque habría sido como ver arder las naves que en realidad Cortés no quemó.

TITULO: LA COCINA DEL DOMINGO - CREMOSO DE NARANJA,.

Postre cremoso de naranja

postre-naranja
Para una tarde tranquila o como un postre sencillo y delicioso, te sugerimos las propiedades refrescantes de la naranja, mezcladas con ciertos ingredientes que darán como resultado un postre cremoso y sobre todo, delicioso.
Ingredientes
1 taza de azúcar
4 cucharadas de almidón de maíz
3 yemas
½ taza de agua
1 taza de jugo de naranja, preferiblemente sin colar
3 cucharadas de mantequilla
1 cucharada de ralladura de naranja
1 cucharada de limón
Preparación
Diluir el almidón de maíz en agua para evitar que luego se formen grumos. En un recipiente mediano mezclar la taza de azúcar junto al almidón de maíz diluido.
Agregar las yemas, el agua, poco a poco, y por último el jugo de naranja. Llevar a fuego medio y revolver frecuentemente hasta que hierva, durante un minuto.
Se le agrega la mantequilla, el jugo de limón y la cucharada de ralladura de naranja. Una vez lista, servir la crema  en recipientes de vidrio o en  pequeñas copas y se llevan a la nevera por aproximadamente 30 minutos.
Decorarlas con un gajo de naranja cortado o con canela y ralladura de limón.

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