TÍTULO: REVISTA MUJER HOY , DE CERCA - PORTADA - NATALIA TENA ACTRIZ,.
Vive en un barco, canta y es la salvaje de 'Juego de
tronos'. Apasionada y locuaz, esta actriz de alma española y vida
londinense, nos deja sin aliento en 'Refugiados', la serie más ambiciosa
de la televisión europea.
Encandiló al mismísimo George R.R. Martin, creador de
Juego de tronos, quien tras ver su audición pensó que debía hacer más
interesante el personaje para que pudiera igualar a la fantástica actriz
que lo interpreta. Por eso, los más de 15 millones de seguidores de la
serie la tienen bien localizada. Sin embargo, en España, Natalia Tena
había pasado casi desapercibida hasta que el año pasado acudió al
Festival de Málaga, donde consiguió hacerse con el
premio a la mejor actriz.
Fue entonces cuando muchos descubrieron que la salvaje Osha de 'Juego
de tronos', la bruja Nymphadora Tonks de 'Harry Potter', y la
protagonista de la película 10.000 km, con la que estuvo nominada al
Goya a la mejor actriz revelación, tenía pasaporte español.
Natalia nació y creció en Londres, pero el país
natal de sus padres le dio, además de una nacionalidad, un largo listado
de expresiones y muletillas "¿No sabes?", "¡Qué fuerte!", "Muy heavy"
que no enseñan en las academias de idiomas. Las usa en una
conversación cercana,
sin divismos: "A las seis he dicho: ¡Ya está bien!". Y he salido a
correr durante una hora por Majadahonda (Madrid), que es donde vive mi
tía y me quedo cuando vengo. Y es que Natalia Tena es una especie de
torbellino repleto de energía que habla a la velocidad del rayo.
Está en Madrid para presentar la primera coproducción de la BBC en
Europa, 'Refugiados', rodada en Rascafría en inglés, con reparto
mayoritariamente británico y bajo la batuta de Bambú Producciones. Un
proyecto que se emite en la Sexta y pronto llegará a las televisiones de
medio mundo.
Mujerhoy. ¿Qué le sedujo de Refugiados?
Natalia Tena. Primero, su planteamiento: 3.000
millones de personas del futuro viajan al presente huyendo de un
desastre global. ¿Cómo le afecta eso a un pueblo? ¿Cómo intenta
asimilarlo cada vecino? Además, se trata de un movimiento migratorio
donde hay un ellos y un nosotros, algo que suena terrible, pero ocurre.
Con el añadido de que son nuestro futuro, y eso plantea un conflicto
porque son parte de nuestra familia.
- MH: Una de las reglas que deben cumplir los refugiados es no relacionarse con sus familias. ¿Podría usted cumplirla?
- NT: Yo soy muy familiar, aunque veo a mis dos
familias menos de lo que quisiera. Creo que todos tenemos una familia
biológica y otra que elegimos, que en mi caso son los miembros de mi
banda y mis amigos más cercanos. Cuando tenía 10 años decidí ir a una
escuela interna y en un internado la gente con la que creces son como
tus hermanos, se crean vínculos muy fuertes.
- MH: El internado del que habla, Bedales School, es el mismo
en el que estudiaron actores como Minnie Driver, Lily Allen, Daniel
Day-Lewis...
- NT: Sí, hay unos cuantos actores y cantantes que
han salido de allí, porque es una escuela donde, desde siempre, se ha
cultivado muchísimo todo lo artístico.
- MH :Desde niña toca el piano. ¿Llegó a la interpretación por casualidad?
- NT: El piano era una obsesión para mí. También me
encantaban las historias, pero como nunca he sido la niña guapa, y las
guapas de la clase eran las que querían ser actrices, imaginaba que eso
no era para mí. Hacía personajes casi siempre raros: la loca, la
abuela... Trabajar en la música sí me parecía una posibilidad real,
porque, si tienes disciplina y practicas, puedes llegar a conseguir
algo, mientras que en la interpretación practicar no te asegura nada.
- MH: Entonces, ¿fue suerte que, con 16 años, consiguiera con un papel en una película junto a Hugh Grant y Rachel Weisz?
- NT: ¡Pues hubo mucho de suerte, sí! Yo fumaba un
montón y me castigaban todos los fines de semana. Un día el profesor de
interpretación me vio salir de la parte de atrás del colegio fumando, le
supliqué que no dijera nada y, sin darme explicaciones, me mandó a un
aula donde había un montón de niños pequeños. Pensé que me tocaba hacer
de niñera todo el maldito sábado, pero allí había una mujer muy guapa
que me dio un papel y me dijo: "Lee esto". No me di cuenta ni de que era
una audición. Me pareció algo raro, pero sin más. Así que yo, con mis
rastas, lo leí y luego me enteré que me habían dado un papel en 'Un niño
grande'. Alucinante.
- MH: Y casi acaba en Australia...
- NT: Sí, porque me dieron una beca para estudiar
allí Filosofía. Pero entonces me enamoré y no fui. Esa misma semana ya
me estaba arrepintiendo, pero entonces me dieron mi primera obra de
teatro, además como protagonista. Y ahí empezó todo.
- MH :Desde entonces no ha dejado de trabajar. ¿La reconocen más en Inglaterra, en Estados Unidos o en España?
- NT: Yo diría que más en España. Quizá es por las
galas en las que he aparecido últimamente, como los Goya, pero me
sorprende porque me reconocen bastante. Por ejemplo, aquí siempre me
paran los policías que revisan el pasaporte al entrar en el aeropuerto y
me dicen: "¿Tú eres...?". Y hubo una época, cuando hacía Juego de
tronos, que me pasaba lo mismo en Los Ángeles. Pero en Inglaterra paso
bastante desapercibida. Mira, justo el sábado pasado estuve en el
cumpleaños de una amiga y uno de los invitados me decía: "Te pareces
mogollón a esa chica de 'Juego de tronos'". Le dije que no era yo,
porque me daba corte. Pero cuando mi novio, Sam [se refiere a Sam Apley,
violinista de la banda Molotov Jukebox] dijo que sí, que era yo, el
chico se rió y no se lo creyó. "¡Sí, ya!", decía. Es divertido.
- MH: A pesar de tener una carrera en pleno auge como actriz,
nunca ha dejado la música. Sigue siendo la líder de Molotov Jukebox.
-
NT: Es muy difícil combinarlo. Pude hacer
'Refugiados' solo por la generosidad de la productora de la serie,
Bambú. Prometí a la banda que iba a hacer todos los conciertos y, por
suerte, respetaron mi calendario, aunque en septiembre ya era una zombi
total. Lo agradezco muchísimo porque me considero tanto música como
actriz.
- MH: Oona Chaplin, con quien coincidió en 'Juego de tronos',
protagonizó uno de los videoclips de su grupo y hace unos meses también
la vimos junto a ella en el último capítulo de 'Black Mirror'. ¿Son muy
amigas?
- NT: Sí, yo digo que Oona es mi esposa [Risas]. En
serio, 'I love her. La vi hace poco porque vino de un trabajo en
Tenerife y estuvo una semanita en Londres. Antes vivíamos en la misma
calle, que ya es casualidad en Londres, y cuando nos enteramos, no
dábamos crédito. La persona que me la presentó me dijo: "Nat, me
recuerdas mucho a esta chica, las dos sois españolas". Y ahí empezó
nuestra amistad. Voy a ir a verla a Los Ángeles, donde vive ahora,
porque la echo muchísimo de menos y la necesito.
- MH: Ambas han participado en producciones con mucho éxito
no solo de público, sino también de crítica. ¿El truco está en saber
elegir?
-NT: Cuando empezamos 'Juego de tronos', nadie sabía
cómo iba a salir. Pero es verdad que no es solo suerte. El guión tiene
que gustarte y después, cuando sabes quién lo va a dirigir, quién está
en la producción, quiénes son los actores... te haces una idea de lo que
podría ser. Pero he hecho muchas películas de las que nadie ha oído
hablar, papeles pequeñitos que nadie recuerda.
- MH: ¿Pensó que podía ser el caso de la película española
10.000 km, aunque luego se llevara la Biznaga de Oro a mejor película y
la de Plata a mejor actriz en Málaga, y le diera una nominación a los
premios Goya?
-NT: Nunca pensamos que iba a llegar tan lejos, por
eso fue tan alucinante. Era un proyecto muy pequeño, que hicimos con
mucho amor, mucho humor y mucho miedo: para Carlos [Marques-Marcet] era
su primera película como director, para David [Verdaguer] era su primer
largo y para mí, mi primera película en español. Por eso nos apoyamos
mucho, porque los tres estábamos asustadísimos. Creo que es el proyecto
en el que me he sentido más parte de un grupo. Que la película ganara el
Festival de Málaga, y además me dieran el premio a mejor actriz
compartido nada menos que con Elena Anaya... ¿Qué me estás contando?
Todavía no termino de creérmelo. En mi barco tengo cuadros de todo el
equipo, hasta del perro, del productor... ¡De todos!
- MH: ¿Vive en un barco?
- NT: Sí, era mi sueño. Hay momentos en que te llega
como un flash y ves muy claro algo. A mí me pasó a los 27 años, cuando
me di cuenta que iba a morir, que ya no tenía toda la vida por delante.
Pensé que si quería hacer algo, como vivir en un barco, no tenía que
postergarlo. Eso ha cambiado mi perspectiva de las cosas. Igual que
cuando empecé a ir en bicicleta por Londres, que sentía que iba a morir
en cualquier momento. Piensas: "No voy a llegar a casa, antes me va a
atropellar un autobús". Y claro, cuando llegas a casa es todo felicidad
porque al final no has muerto: quieres mucho a todo el mundo, eres
supermaja con tu pareja... Valoras todo mucho más.
- MH: ¿Sigue yendo a Hornachos, el pueblo de Badajoz de su madre?
- NT: Desde que nací hasta los 18 años iba mucho,
pero hace tiempo que no voy. Creo que la última vez fue hace dos años. A
mí me encanta, porque además allí no les importa nada eso de la fama.
Como mucho alguien te dice: "¡Ah, niña, que me han dicho que sales no sé
dónde haciendo de una bruja...!" [lo dice imitando el acento pacense]. Y
ya está.
- MH: Pero también le ha encontrado el lado positivo a la fama ejerciendo la solidaridad.
- NT: Esa es una gran suerte. Para mí, ha sido una
satisfacción participar en proyectos como el de Orchid Project contra la
ablación. Me parece una barbaridad que la mutilación genital femenina
siga ocurriendo, es un asunto que me enfada tanto que a veces se me va
de las manos. Si bebo dos copas, olvídate porque me pongo a gritar y me
saca de mis casillas. Así que un día me dije: "En vez de gritar a la
gente en un bar, voy a contribuir económicamente a ver si podemos
cambiar algo". Es uno de los privilegios de esta profesión. Y me parece
una auténtica gozada poder hacerlo.
TÍTULO: PROTAGONISTA, GENOVEVA CASANOVA,.
Su primera novela es una declaración de
intenciones. "Ha llegado el momento de destapar a la persona que había
dentro de mí". Sensible, culta, fuerte y frágil. Genoveva te va a
sorprender.
Genoveva Casanova es difícilmente
clasificable, pero ha sido constantemente clasificada. Desde aquellos
que la han halagado con adjetivos edulcorados, a los que la han tratado
con desdén. Seguramente tiene razón cuando dice:
"No me conocen".
Desconcierta de ella su curiosidad insaciable, un interés omnímodo por
la ciencia, la filosofía, la mística, el arte, la psicología..., que
cuesta casar con su voz dulce, su imagen de princesa mexicana, sus
amigas de la jet set y su
vida sentimental (discreta, pero con apellidos) que
tanto interés suscita en la prensa rosa. Antes de concertar la cita,
piden que no sea en un jardín público "porque hay fotógrafos que la
persiguen". La paradoja es que, pese al acoso, ahora
se siente más libre que nunca.
Cuando llega al Museo Sorolla, donde hemos quedado, está exultante:
ayer presentó su primera novela y estuvo celebrando hasta tarde, así que
tiene un gesto somnoliento y satisfecho.
Mujerhoy. En una entrevista de hace tres años en esta
revista, decía que deseaba escribir una novela, pero no se atrevía
porque la iban a destrozar. ¿Qué ha tenido que pasar para que perdiera
el miedo?
Genoveva Casanova. Hace unos años, durante un viaje,
mi amiga Mamen Sánchez me dio un consejo: "Escribe para ti y para tus
amigos". Y le hice caso. Escribí una historia que llevaba años guardando
y que es un reflejo de mi propio viaje espiritual. A mí no me han
pasado las cosas tan terribles que le ocurren a Hellena, la protagonista
de 'El llanto de los elefantes' (Espasa), pero su viaje interior sí
tiene mucho que ver con el mío. Es evidente que todo el que escribe un
libro piensa que podría haberlo hecho mejor, pero yo no he escrito una
novela para demostrarle nada a nadie: ya no tengo necesidad de demostrar
que soy inteligente o buena escritora, ni siquiera a mí misma. Llegó un
momento personal y psicológico en el que ya estaba preparada para
exponerme. No me asustan las críticas.
- MH: ¿Y en qué consiste ese viaje espiritual? Porque tengo
la sensación de que hay una perspectiva budista o panteísta en el
personaje.
- GC: No soy budista, soy católica, pero una de las
cosas que aprendí en la India es que al final hay un nexo que une todas
las religiones. En la India está muy claro ese sincretismo. Yo he
querido desprenderme de las estructuras aprendidas para poder ver lo que
hay de Dios en las cosas. Trascender de verdad. Y ese mensaje está
presente tanto en el budismo, como en el hinduismo y en la madre
Teresa...
- MH: El libro comienza con una cita de Rumi: No soy
cristiano ni judío, ni del este ni del oeste.... ¿Se siente en tierra de
nadie?
- GC: Soy mucho más versátil de lo que la gente
cree. Disfruto mucho de todas las facetas de la vida y me he sentido
cómoda en todo tipo de ambientes. Los primeros dos años de mi carrera
los estudié en una universidad del Opus Dei. Yo en esa época estaba
totalmente alejada de la religión y no era partícipe de ese mundo, pero
aprendí muchísimo y me sentí muy querida y apoyada. Luego estuve dos
años en una universidad de jesuitas, pero también hice cursos en
institutos culturales independientes donde mis amigos eran punks con
cadenas que me acompañaban en metro a casa.
- MH: En el libro aparece la canción del unicornio de Silvio Rodíguez. ¿Le remite a esa época?
- GC: Debía de tener unos 15 años cuando la aprendí.
En esa época iba con la guitarra a todas partes y cantaba Ojalá. Me sé
todas las canciones de Silvio Rodríguez... [Risas]. De verdad.
- MH: ¿Y qué es para usted ese unicornio perdido?
- GC: El gran misterio de la canción del unicornio
es que nadie sabe qué es. Un día hablando con mi abuela, que es
psico-analista, llegamos a la conclusión de que
el unicornio es cualquier cosa que tú quieras que sea. Todos hemos
perdido
algo. Para ti el unicornio puede ser una persona y para mí el unicornio
era esa necesidad de escribir, la parte creativa de mí misma que había
perdido. Durante mucho tiempo no podía leer un poema, ni una novela, y
mucho menos escribir. Estaba completamente bloqueada. Nada. Cerrada. Y
poco a poco empecé a acercarme otra vez a mí misma, a través del arte,
de la fotografía, del trabajo humanitario. Y por fin con este libro he
destapado a esa persona que había encerrado tan dentro de mí.
- MH: Dice en los agradecimientos que sus abuelos son su faro. ¿Sus abuelos maternos?
- GC: Sí [se detiene, se ahoga un momento. Respira y
sujeta las lágrimas]. Son adonde siempre miro. Cuando he estado perdida
ellos me han indicado la dirección correcta.
- MH: ¿Su bisabuelo materno fue el que introdujo el psicoanálisis en México?
- GC: No, mi abuelo, el que introdujo el
psicoanálisis en México, murió cuando yo era pequeña. Al que me refiero
es al segundo marido de mi abuela, que es empresario. Mi bisabuelo fue
el alcalde de Gijón.
- MH: ¿Alguna vez se ha psicoanalizado?
- GC: Sí, yo hice psicoanálisis muchos años, tanto
en México como aquí, y creo que es interesantísimo hundirte en ti misma.
Pero el psicoanálisis, al menos hasta donde yo llegué, ya no me
proporcionaba las herramientas que necesitaba. Me ayudó a deconstruirme,
a entenderme, pero no a construirme. A partir de ahí, mi camino ha
pasado por lo que decía Carl Jung, el discípulo de Freud, que ha sido la
creación de una mitología propia, nuevos conceptos que he ido encajando
desde lo científico hacia lo espiritual.
- MH: ¿Cómo se conocieron sus padres?
- GC: Fue después de la guerra de Vietnam. Mi padre
nació en México, pero creció en Nueva York. Fue marine del ejército y
durante la guerra de Vietnam llevaba al perro detector de minas delante
del pelotón. Cuando terminó la guerra, volvió a México y creó una
escuela de adiestramiento de perros. Así que mi madre, que amaba los
perros, tomó un curso en su escuela, quién sabe por qué, y allí se
conocieron, compartiendo su pasión por los animales.
- MH: ¿Cómo le ha marcado esa familia?
-GC: Definitivamente. Yo viví en una familia de
mucho contraste y creo que por eso tengo tantas inquietudes. Por
ejemplo, he heredado esa pasión de mi padre por los animales. En mi
casa, que es muy pequeña, hay un gato, un perro enorme, un perro
pequeño, hemos tenido pájaros. Me encanta enseñarle cosas a mis
perros... Mi padre tiene una relación muy instintiva, muy primaria y
profundamente natural con el mundo, que es difícil de entender. Vive en
su casa con sus orquídeas y un lobo en el jardín. Es todo un personaje. Y
luego está mi madre, que era una mujer, con muchos sueños que sufrió
muchas enfermedades en su infancia y que venía de una familia de
intelectuales. Mi abuelo era refugiado de la guerra y psicoanalista.
Imagínate. Todos los escritores pasaban por su casa en aquel México tan
interesante que estaba culturalmente en ebullición.
- MH: ¿También Buñuel? Lo digo porque aparece en el libro.
- GC: No, ha sido una licencia literaria. Pero uno de los guionistas de Buñuel, Jean-Claude Carrière, es muy amigo mío.
- MH: Tengo la sensación de que le gusta cultivar la amistad
de personas inteligentes, aunque le lleven muchos años. ¿Es cierto que
también es muy amiga de Luis María Anson y que fue él quien le recogió
en el aeropuerto cuando llegó a vivir a España?
- GC: Sí, vino a recogerme porque era muy amigo del
padre de mis hijos. Me llevó a comer a su casa y estuvimos hablando de
libros durante horas. Le tengo muchísimo cariño, como si fuera un padre.
Para mí es un referente. Admiro mucho la inteligencia, pero para mí es
incluso más importante la bondad. Cuando leyó la novela me dijo que
tenía una estructura muy curiosa y que las partes más poéticas le habían
gustado mucho. Pero que había cuestionamientos filosóficos de los que
teníamos que hablar seriamente.
- MH: ¿Cómo era su vida con 23 años cuando vino a estudiar a Sevilla?
- GC: Disfrutaba mucho la vida. Iba a la universidad
en bici. Me aburría mucho en las clases e hice tratos con los
profesores para hacerles investigaciones, traducciones, cualquier
trabajo. Disfrutaba muchísimo esos paseos y las cervecitas que me tomaba
en la plaza que había enfrente de mi casa.
- MH: ¿Alguna vez ha pensado que tuvo hijos demasiado pronto?
- GC: Sí, muchas veces, pero todo tiene sus pros y
sus contras, y yo confío mucho en que todo pasa por algo. Si no hubiese
tenido hijos tan joven, seguramente no tendría una relación tan íntima
con ellos ahora que tienen 14 años.
- MH: ¿Qué cree que es lo más difícil de transmitirle a los hijos?
- GC: Quién eres tú. Me he dado cuenta de que, como
hija y como madre, hay dos versiones de la realidad. Desde que mi madre
dejó de hablar porque tuvo un derrame cerebral, converso muchísimo con
mi abuela. Le pregunto mucho cómo era cuando era pequeña, quiénes eran
sus amigas, cómo era su colegio, porque cuando crecemos tenemos esa idea
de nuestros abuelos y de nuestros padres que tiene tan poco que ver con
la realidad... Yo he aprendido mucho sobre quiénes son mi abuela y mi
madre desde que ella dejó de hablar. Solo valoras algo cuando lo
pierdes. Tanto las madres como los padres estamos tan volcados en educar
y proporcionar que nos olvidamos de abrirnos para que nos conozcan como
personas.
- MH: ¿Y cómo han llevado sus hijos el tema de la atención mediática? ¿Los han podido proteger?
- GC: Lo que se ha podido. Como te decía, confío
mucho en que todo pasa por algo y, si ellos tienen que vivir esta
experiencia, es porque algo tienen que aprender. La atención mediática
te confronta mucho con tus vanidades, con tus miedos, con tus principios
y tus valores... Yo he tratado de usar la herramienta de los medios
para el trabajo humanitario. Pero es algo que tan fácilmente se vuelve
en contra tuya...
- MH: ¿Dónde y cuándo se ha sentido más libre en su vida?
- GC: En la India, en esa casita donde el personaje
de Hellena se retira. Esa casita existe y es un lugar mágico. Está en
Kerala, al sur, una tierra llena de palmeras, muy fértil y
paradisiaca... En realidad es un centro ayurvédico con cabañitas, muy
sencillo.
- MH: El personaje de su novela, Hellena, dice: "Todos
tenemos una cárcel, se trata de decidir qué hacer con ella". ¿Cuál es o
ha sido su propia cárcel?
- GC: Hay muchos tipos de cárcel: estar sujeto a
juicio externo, a una atención mediática extrema, como en un photocall o
perseguida por la prensa, es una cárcel; los miedos que nos paralizan y
los límites que nos ponemos a nosotros mismos, también son una
cárcel... La cárcel en la que Hellena se encuentra es física [está
secuestrada], pero también es emocional. Cuando hice investigación sobre
secuestro encontré el testimonio de una chica de Ruanda que, durante el
genocidio, se había escondido en un baño con otras 10 personas y había
convivido con ellos, encerrada, durante meses. De su historia saqué la
idea de que una cárcel física te puede ayudar a romper con limitaciones
como la rabia, la angustia, el odio, las ganas de venganza, el sofoco...
Si la paz no está fuera, la tienes que encontrar dentro. Y en su caso,
ella encontró a Dios en su infierno.
- MH: ¿Cómo definiría su momento actual?
- GC: Estoy en un momento de explosión. Va a ser un
año precioso: entre mi exposición de fotografías No Blink, que estuvo en
la galería Marlborough y ahora viaja a México; y la publicación de la
novela.Son todos trabajos muy íntimos... Soy una persona que ha tenido
una relación con el mundo muy interna, por eso creo que la mayoría de la
gente no me conoce. Pero ahora, de repente, es como si se hubiera
abierto una caja que ha estado cerrada y ha empezado a salir todo.