fotos - Este 'ojo' verá el origen del universo,.
Este 'ojo' verá el origen del universo,.
¿Hay vida en otras galaxias? ¿Cómo ocurrió el Big Bang y qué pasó después? El telescopio James Webb, el más ambicioso construido hasta hoy, permitirá volver la vista atrás hasta el origen mismo del universo. Será lanzado en 2018.
Menudo veranito le espera al telescopio James Webb. Menos mal que, pese al nombre humanizado (un homenaje a un renombrado director de la NASA, figura clave en la gestación del proyecto Apolo), las máquinas ni sienten ni padecen.Porque mientras tantos de nosotros disfrutamos del sol y las playas, este gigantesco telescopio lleva días encerrado en una inmensa cámara estanca del Johnson Space Center, en Houston (Texas), sometido a una temperatura extrema: -262 ºC. Allí permanecerá 93 días, hasta que se compruebe que tanto los espejos de esta gran estructura como sus sofisticados dispositivos electrónicos soportan temperaturas similares a las que se dan en el que será su ‘hábitat natural’: el espacio.
¿Hay vida ahí fuera? El Webb está llamado a sustituir al telescopio espacial Hubble, que, con 26 años en órbita, se está acercando a la edad de jubilación: en 2021 dejará de funcionar. Pero antes de dar el pistoletazo de salida al Webb -será el telescopio espacial más grande jamás construido-, hay que asegurarse de tener todos los cabos bien atados: el margen de error es nulo. Si el Hubble se mueve en una órbita ‘cercana’ a la Tierra -a 568 kilómetros de altitud-, el Webb se situará a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, en el llamado L2, o Lagrange 2, donde las gravedades de la Tierra y el Sol logran un equilibrio que mantiene los objetos en la misma posición aproximada, una localización buena y segura para el Webb. En cualquier caso, si algo fallaba en el Hubble -y alguna vez ocurrió- un transbordador espacial podía llevar a un equipo de ‘manita’ a repararlo. Con el Webb será inviable.Los espejos del telescopio Webb están recubiertos por una fina capa de oro que potenciará la reflexión
James webb space telescope: así es el telescopio que cambiará nuestros conocimientos astronómicos
Desde allí, desde L2, está llamado a
revolucionar nuestros conocimientos astronómicos. Dotado de 18 espejos
hexagonales ensamblados como si formasen un panal, el Webb funcionará
como una inmensa máquina del tiempo. captará la luz infrarroja de las
primeras galaxias formadas hace miles de millones de años.
Aunque suene a ciencia ficción, es relativamente sencillo: la luz
tarda en viajar por el espacio. A la luz de la Luna le lleva 1,3
segundos recorrer los 390.000 kilómetros que la separan de la Tierra. La
luz del Sol -a 150 millones de kilómetros de nosotros- tarda 500
segundos. Y eso que estas son distancias cortas. la galaxia más cercana
es Andrómeda y está a unos dos millones y medio de años luz de nosotros.
Si un dispositivo captara su luz hoy, vería cómo era hace 2,5 millones
de años…El Webb permitirá entender así cómo se formaron estas galaxias, y las estrellas que las “habitan” y los sistemas solares que surgieron en torno a ellas. Buscará también restos de vapor de agua y otros químicos en los planetas que existen más allá de nuestro sistema solar (esos exoplanetas que, gracias al Hubble, sabemos ahora que se cuentan por miles). Así permitirá analizar si alguno de ellos pudo -o podría- albergar vida. Pero su visión infrarroja permitirá conocer también datos de nuestro propio sistema solar: ¿cómo son las estaciones en Titán, la luna de Saturno? ¿Cómo surgen las auroras de Urano? ¿Puede haber moléculas orgánicas en Urano o Neptuno?El telescopio Webb es siete veces más grande que el Hubble y tiene 100 veces superior
Una pista de tenis
Si el Hubble ya supuso un paso sin precedentes en nuestro conocimiento del universo, el nuevo telescopio -siete veces más grande y con una potencia 100 veces superior- dará un salto (o varios) más allá. Eso sí, habrá que lograr antes lanzarlo al espacio. Un reto tan grande que lleva ya tres años de retraso con respecto a su fecha prevista y que ha visto cómo se multiplicaba su presupuesto inicial hasta alcanzar los 8700 millones de dólares. Dado su inmenso tamaño, el Webb no puede despegar completamente montado. a bordo del Ariane 5, irá recogido en el interior del cohete. A lo largo del viaje (un mes) sus distintas partes se irán extendiendo. Entre otros retos, los científicos de la NASA -con los de la ESA y la Agencia Espacial Canadiense- han debido idear también una estructura del tamaño de una cancha de tenis, que funcione como un escudo térmico.Para evitar el calentamiento por efecto de la radiación solar, este escudo de cinco capas de un polímero llamado ‘kaptón’ (utilizado en las mantas térmicas) irá reduciendo la temperatura [véase despiece de arriba]. En la capa inferior, la que ‘mira’ al Sol, la temperatura alcanzará los 85 grados centígrados. En la más cercana al espejo rondará los -223. Las finas capas del escudo térmico se irán expandiendo también. Al mismo tiempo los 18 hexágonos que componen su espejo principal se irán colocando en su posición definitiva a lo largo del viaje. Con una esperanza de vida de entre 5 y 10 años -aunque podría terminar durando mucho más, como el Hubble-, el Webb proporcionará datos que arrojen luz sobre algunas de las grandes preguntas que llevamos siglos planteándonos. ¿Dónde estamos en el universo? ¿Estamos solos o hay vida en otros lugares? ¿Cómo ocurrió el Big Bang y qué pasó justo después?El Webb buscará también restos de vapor de agua y otros químicos en planetas que podrían albergar vida
Contemplar el pasado
es el calor. Las más alejadas son las más antiguas del cosmos. Podrá recibir, por tanto, datos del Big Bang y convertirlos en imágenes. Las que envíe no serán del aspecto del universo hoy, sino, por ejemplo, de hace 13.800 millones de años.
TITULO: REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - HIJOS DE NAZIS - MI PAPA ERA EL DEMONIO,.
fotos. HIJOS DE NAZIS - MI PAPA ERA EL DEMONIO,.
Descienden de jerarcas nazis, responsables de la muerte de millones de personas. ¿Cómo han cargado con el peso de apellidarse Himmler, Göring, Mengele, Hess, Bormann…? Algunos son filonazis, otros se han esterilizado. Un nuevo libro reconstruye sus trayectorias.
Sus padres colaboraron en la puesta en marcha de la Solución Final y apoyaron la política expansionista de Adolf Hitler, que desembocó en el estallido de una guerra mundial que causó la muerte a sesenta millones de personas. ¿Ellos son los hijos de los jerarcas del Tercer Reich. Pero cómo sobrevivieron a un pasado familiar tan horroroso? Los que todavía viven ¿se sienten responsables de los actos cometidos por sus padres? Hay quien piensa que, cuando alguien recibe una herencia tan siniestra, le termina influyendo de alguna manera, aunque lo justo es admitir que los descendientes no deben ser responsabilizados por los pecados de sus progenitores.El ahijado del Führer: Martin Adolf Bormann, hijo de Martin Bormann, uno de los nazis con más influencia en la Cancillería del Reich, fue uno de los ahijados de Adolf Hitler. Tras pasar gran parte de su vida arrepintiéndose de las acciones de su padre, se hizo sacerdote católico y sirvió como misionero en el Congo. Murió en 2013
En su libro Hijos de nazis (La Esfera de los Libros), la francesa Tania Crasnianski cuenta la historia de esos niños y sus reacciones cuando descubrieron el oscuro pasado de sus familias. Algunos de ellos lograron apartarse con firmeza de aquella herencia, como Bettina Göring, sobrina nieta de Hermann Göring, Reichsmarschall del Tercer Reich y mandamás de la Luftwaffe, que decidió esterilizarse a los treinta años para interrumpir el linaje y no engendrar a otro Göring.Rolf Mengele, hijo del Ángel de la Muerte, el siniestro doctor Mengele, no cree que los genes puedan transmitir la crueldad como herencia. Pero reconoce el terrible peso que supone llevar el apellido de un padre que sometió a presos judíos de Auschwitz a los más atroces experimentos médicos. «Con el propósito de terminar para siempre con su pasado, y por el bien de sus hijos, decidió cambiarse el apellido. En los años ochenta adoptó el de su esposa y se instaló como abogado en Múnich», cuenta Crasnianski.
Los seis hijos que tuvieron Magda y Joseph Goebbels no tuvieron oportunidad de enfrentarse a su herencia nazi. Todos fueron envenenados por orden de sus padres poco antes de la caída del Tercer Reich. El único que sobrevivió fue Harald Quandt, el hijo que tuvo la mujer de Goebbels con su primer marido, Günther Quandt. Años después, Harald tuvo una hija (nieta de Magda Goebbels) que se convirtió al judaísmo con veinticuatro años. El hijo de Magda sobrevivió a la guerra y trabajó para reconstruir los negocios de la familia, que sigue siendo la principal accionista de BMW.Rolf Mengele, hijo del Ángel de la Muerte, decidió cambiarse el apellido por el bien de sus hijos
Adorar al padre
En su libro, Crasnianski evita juzgar a los hijos de los altos jerarcas nazis. «Es injusto considerarlos responsables de hechos que no han cometido, aunque algunos de ellos no renieguen en absoluto de los actos de sus padres», señala la autora. Lo que sí ha hecho esta abogada criminalista es desvelar cómo se enfrentaron años después a la dura realidad de sus familias, y el resultado es sobrecogedor.Para celebrar el nacimiento de su única hija, Hermann Göring ordenó que sobrevolaran Berlín quinientos aviones de la Luftwaffe, que estaba bajo su mando. Se convirtió en una asistente legal. Aunque ya no puede ignorar las atrocidades que cometieron los nazis, ella sigue afirmando que Göring fue «un padre magnífico»
Entre los que no se avergüenzan de sus progenitores se encuentran tres mujeres que nunca renegaron de su pasado: Irene Rosenberg, hija de Alfred Rosenberg, ministro de los Territorios Rusos Ocupados; Gudrum Himmler, hija de Heinrich Himmler, Reichsführer-SS; y Edda Göring, hija del comandante en jefe de la Luftwaffe. Las tres adoraban a sus progenitores y los defendieron siempre.Durante toda su vida, la hija de Himmler aseguró que su padre había sido inocente de los cargos que le imputaban y que el tiempo demostraría la injusticia que se había cometido con él. Pero si ella nunca tuvo remordimientos por la actitud asesina de su progenitor, la sobrina nieta de Himmler, Katrin, sufrió tal sentimiento de culpa que terminó casándose con un descendiente de una familia judía del gueto de Varsovia.
Matthias Göring, sobrino nieto del orondo jerarca nazi, se convirtió al judaísmo a los cuarenta años, aunque afirma que su conversión no tuvo nada que ver con la expiación de un pecado: «Existe una culpa espiritual en nuestra familia, en la nación alemana, y es nuestra responsabilidad declararlo abiertamente», matiza Matthias Göring.Matthias Göring, sobrino nieto del comandante de la Luftwaffe, se convirtió al judaísmo
Niklas Frank, el hijo menor de Hans Frank, gobernador de la Polonia ocupada, siempre detestó a sus progenitores: a él por su mentalidad corrupta y asesina y a su madre por su falta de empatía y su enfermiza obsesión por la riqueza. Frank da charlas y conferencias sobre los horrores del régimen nazi
Otros no dan demasiada importancia al apellido, aunque no comulguen con la ideología de sus progenitores. Como el caso del arquitecto Albert Speer Jr., hijo del también arquitecto y ministro de Armamento del Tercer Reich del mismo nombre. Otra hija de Albert Speer, Hilde Schramm (el apellido es el de su marido), se distinguió por ayudar a las víctimas del antisemitismo y por sus esfuerzos para que la gente no olvide el Holocausto, por lo que recibió el premio Moses Mendelson de Berlín.El arqueólogo Ricardo Eichmann, hijo de Adolf Eichmann, uno de los máximos responsables de la Solución Final, reniega de la ideología de su padre. Pero cree que es inútil huir del apellido: «Uno no puede escapar de su pasado», afirma el menor de los cuatro hijos varones que tuvo el jerarca nazi, el único que nació en Argentina.
Mientras en Alemania se corría un tupido velo sobre la guerra, los descendientes de algunos jerarcas nazis han rastreado e investigado qué hicieron sus padres durante esos terribles años: no les habían contado las atrocidades que cometieron en nombre del Führer.
Fue tras la derrota cuando la mayor parte de ellos supieron el papel que habían jugado sus progenitores en el régimen nazi. Durante la guerra eran demasiado pequeños para tener conciencia de lo que estaba ocurriendo. Algunos pasaron su infancia en chalés construidos en torno al Berghof, la casa de montaña de Hitler. Los idílicos verdes prados y las figuras borrosas de sus padres fueron los primeros recuerdos de muchos de ellos. Con el paso del tiempo descubrieron los oscuros secretos de sus familias.
Gudrun Himmler: la ‘muñeca’ del nazismo
Su objetivo en la vida ha sido reivindicar la vida de su padre, Heinrich Himmler, Reichsführer-SS y uno de los promotores de la Solución Final. En 1943 escribió en su diario. «Papito ministro del Interior del Reich. estoy loca de alegría». Luego llegó la derrota y el suicidio de su padre. Pero ella no se desanimó. Nunca renunció a su apellido y en 1951 ingresó en Stille Hilfe, una organización clandestina de ayuda a nazis condenados o huidos.
Bettina göring: el fin de la estirpe
La sobrina nieta del Reichsmarshall se esterilizó a los treinta años para interrumpir el linaje. Se ha retirado del mundo. Vive en Nuevo México, Estados Unidos, en una zona apartada, sin agua ni electricidad.
Rolf Mengele: burlas en el colegio
Wolf Rudiger Hess: el hijo del último criminal de guerra
En plena guerra, Rudolph Hess -el delfín de Hitler- voló a Gran Bretaña, donde fue apresado. Al finalizar la guerra y hasta su muerte fue recluido en la prisión de Spandau. Tuvo un único hijo, Wolf Rudiger Hess, que comulgaba con las mismas ideas que su progenitor. Escribió dos libros, Mi padre Rudolph Hess y ¿Quién asesinó a mi padre, Rudolph Hess?, en los que cuestionaba el supuesto suicidio del líder nazi. Wolf falleció en 2001.
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - El mundo desde el reverso,.
foto - el lagarto juancho - El mundo desde el reverso,.
Tengo un amigo que durante años quiso abrir una empresa que se llamara Le Aplicamos Su Propio Tratamiento. El modelo de negocio era sencillo y eficaz, pero nunca puso en pie su proyecto. El mecanismo consistía en que cualquier persona podía entrar en una de estas oficinas repartidas estratégicamente por la ciudad y durante media hora se le aplicaba una sesión de su propia medicina. Durante unos minutos se le preguntaba por asuntos ajenos y sus recetas para solucionarlos. Las preguntas oscilaban entre cuestiones de costumbres, política, sociedad y hasta problemas mundiales. Finalmente, una vez trazado el perfil del cliente para encarar asuntos que no le concernían directamente, se le propinaba una ración inflexible de sus propias recomendaciones y criterios aplicadas a sí mismo. Era una terapia reversible, donde uno pasa de terapeuta a paciente sin solución de continuidad. Me temo que mi amigo nunca se decidió a abrir su empresa de servicios porque sabía que lo que funciona como idea abstracta luego no puede aplicarse en la realidad, más que nada porque la gente paga para que no le importunen y no por lo contrario. Es falso eso de que el cliente siempre tiene la razón, lo que tiene es el derecho a perseguir aquello que más le conviene.
Sin embargo, la terapia de choque que mi amigo proponía habría reportado una notable mejoría al mundo en el que vivimos. Las mal llamadas ‘redes sociales’ han acelerado muchas cosas, desde sacar entradas a reservar hotel o ligar, pero también han acelerado y dotado de eco global inmediato a otras como la expansión de la chorrada, la indignación y el arte de increpar, hasta ahora reservadas a la taberna o la reunión organizada. Cuando veo a gente escandalizarse por algo publicado en esas redes, recomiendo ser piadoso con quien habla sin pensar. Recuerdo que en una cena alguien hablaba mal de los críticos y Fernán Gómez intervino para reconvenirle. Dijo: no hables mal de los críticos, porque un tipo para hacer una película o una novela o una obra de teatro se pasa varios años de escritura, corrección y elaboración, en cambio el crítico va a ver la película, lee la novela o presencia la obra de teatro y a la media hora ya está escribiendo la reseña para el día siguiente. Si la mayoría de las películas, novelas y obras de teatro salen mal, pese al tiempo del que se ha gozado para llevarlas a cabo, es normal que las críticas en general sean pésimas, puesto que tienen el mérito de estar redactadas a todo meter.
Qué bien nos venía siempre un poco de esa medicina de Fernán Gómez en las sobremesas. Algo que consistía, sencillamente, en darle la vuelta al calcetín de los tópicos. En observar tu propia actitud, tu propia opinión, tus propias convicciones heredadas sin esfuerzo y replanteártelas desde la óptica opuesta. Muchas cosas no soportarían un ejercicio de reversibilidad. Por eso cuando oigo a un escritor decir que ya no hay líderes políticos como los de antaño, me imagino que alguien le responde que ya no hay autores literarios como los de antaño. Cuando escucho a un entendido decir que la sociedad de consumo ha llegado a su límite y será incapaz de resistir, siempre pienso que he ahí alguien intentando vender otro libro para contribuir a esa saturación del mercado de consumo. Ah, y cuando escucho a alguien presagiar el apocalipsis, no puedo evitar pensar que él, en el fondo, anhela ese apocalipsis para no tener que morirse a solas, como hacemos casi todos, sino llevarse al lado todo el universo tal y como lo conocemos.
En la política es muy habitual que las declaraciones de indignación y las peticiones de dimisiones solo se efectúen hacia los rivales. Un poco como en el fútbol, donde solo se ven los arbitrajes injustos si son en tu contra. Por eso, cada vez en más programas se desempolvan las opiniones de alguien un mes atrás, cuando se indignaba contra un rival por motivos que ahora justifica en su defensa de un aliado. El mundo es muy divertido si lo miras desde el reverso. Por eso aplicarse a uno mismo el arrebato es siempre la mejor fórmula para saber si tiene sentido soltarlo en público referido a otro.
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