Jérôme Golmard, foto.
Jérome Golmard | ||
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País | Francia | |
Residencia | Boca Raton, Estados Unidos | |
Fecha de nacimiento | 9 de septiembre de 1973 | |
Lugar de nacimiento | Dijon, Francia | |
Fecha de fallecimiento | 1 de agosto de 2017 (43 años) | |
Altura | 1.87 m | |
Peso | 77 kg | |
Profesional desde | 1993 | |
Retiro | 2005 | |
Brazo hábil | Zurdo | |
Dinero ganado | US$ 2.215.784 | |
Individuales | ||
Récord de su carrera | 144–143 | |
Títulos de su carrera | 2 (estadísticas de la ATP) | |
Mejor ranking | 22 (26 de abril de 1999) | |
Resultados de Grand Slam | ||
Abierto de Australia | 3r (1998, 2002) | |
Roland Garros | 2r (1997) | |
Wimbledon | 3r (1998, 2000) | |
Abierto de EE. UU. | 3r (2000) | |
Dobles | ||
Récord de su carrera | 19–32 | |
Títulos de su carrera | 0 | |
Mejor ranking | 143 (12 de octubre de 1998) | |
Jugador francés de los años 90 y principios de 2000, con un tenis explosivo y brillante durante momentos.- Como es bastante habitual en los tenistas galos, y producto de la escuela francesa, llegan al circuito con grandes condiciones tenisticas, con buenos golpes y aportes de talento que sorprenden, como casos de Noah, Leconte, Forget, y más recientemente Gasquet, Tsonga y Monfils.- Golmard era un jugador capaz de llenar los ojos de los aficionados con grandes golpes de fondo y definiciones dignas de un prodigio tenistico, pero como la mayoría de esta escuela, carecen de mentalidad ganadora y aflojan su nivel en los momentos de definición, es ejemplo de esto que Golmard tiene cientos de partidos que ganó el primer set y luego se derrumba su juego posibilitando el resurgimiento del rival, no ganó más títulos por esa mentalidad muy frágil y por tener un físico que lo castigo con lesiones muy a menudo Golmard dejó en el mundo tenis la sensación a poco, teniendo herramientas tenisticas para conseguir mas, se quedó con muy muy poco. En 2014 fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad por la que falleció el 31 de julio de 2017 a los 43 años., etc.
TITULO: LOS TOROS LA SER - Miurada compleja en Pamplona, pero cuatro orejas de botín,.
LOS TOROS LA SER ,.
Los toros es un programa radiofónico que dirige el periodista especializado Manuel Molés en la Cadena SER. Desde abril de 2015 se emite los lunes de madrugada tras ser sustituido de su horario habitual de emisión de los domingos por el programa Contigo dentro. Contó con la colaboración de Antonio Chenel Antoñete, fallecido en Madrid el 22 de octubre de 2011, siendo uno de los espacios más antiguos del panorama radiofónico nacional ya que continúa emitiéndose de manera ininterrumpida desde 1982.
Es un espacio taurino a modo de repaso informativo semanal. Consta de tertulias, entrevistas con los personajes de actualidad y crónicas de los eventos taurinos más destacados de la jornada.
Miurada compleja en Pamplona, pero cuatro orejas de botín,.
Miurada compleja en Pamplona, pero cuatro orejas de botín,.
Rafaelillo, premiado con dos, una y una, para reconocer su genio con la espada. Dos faenas templadas de Castaño y Pinar, bien recompensadas,.
Como es norma en Miura, la corrida se movió sin desmayo ni tregua. Pero pasó que el toro de más codicioso fondo, ese zancudo segundo, que metió los riñones en dos varas muy en serio y salió del caballo no molido pero casi, tuvo más espíritu que potencia. De largo vino pronto y franco en la muleta, Javier Castaño le dio distancia y lo toreó templado y despacio en redondo, y en tandas cortas, de tres y el remate. En los remates por alto se indispuso el toro sin descomponerse. Por la mano izquierda no hubo trato. Ya vacío, se apoyó en las manos el toro, que tuvo nobleza. Castaño lo tumbó de una excelente estocada.
FICHA DEL FESTEJO
- uToros
- Seis toros de Miura.
- uToreros
- Rafaelillo, oreja y oreja tras un aviso. Javier Castaño, una oreja y saludos. Rubén Pinar, ovación y una oreja.
- uCuadrilla
- Picaron bien a segundo y sexto Javier Martín y Agustín Moreno. Buenos pares de Fernando Sánchez.
- uPlaza
- Pamplona. 10ª de San Fermín. Veraniego, suave, templado. Tarde luminosa. Casi lleno. 18.000 almas. Dos horas y diez minutos de función.
Con el tercero de la tarde, gacho pero paso y engatillado, la cuerna en manillar como de búfalo, toro topón y áspero, de giros de peonza a la defensiva, Rubén anduvo dispuesto y firme, pero reiterativo. De la plaga de las faenas prolijas e interminables no se escapa ya nadie. Ni aunque lo aconseje el sentido común, que fue el caso en ese toro. Dos pinchazos, un desarme, un pitonazo en zona sensible y una estocada tardía. Al notable sexto, en cambio, lo mató Rubén de estocada igual de notable.
Dos estocadas muy difíciles de Rafaelillo, las dos de mérito y rara maestría, cotizaron en lo que se entiende como bolsa de San Fermín. Bolsa de cambio. Las orejas automáticas o bursátiles de Pamplona., cuya concesión depende del capricho y arbitrio del concejal de turno en la presidencia. Dos orejas para Rafael. Una y una. La primera, con un miura que atacó de salida en tromba pero se derrumbó y claudicó en la muleta, gracias a un goteo de concesiones del repertorio popular -desplantes y molinetes, molinetes y desplantes- y, en fin, una estocada por el hoyo de las agujas.
Y la segunda, por casi lo mismo, pero no de la misma manera, pues el cuarto miura, único cinqueño del envío, picado muy atrás, larguísimo, balcón formidable, se violentó antes de tiempo. La faena de Rafaelillo fue una exhaustiva porfía cuerpo a cuerpo como en los combates de boxeo en que los puños se enredan sin llegar ni a golpear. Fue agotador. Parecía una temeridad, y no tanto. Hasta que en un gancho de sorpresa el toro hizo presa y le pegó a Rafael una voltereta a traición.
La mayoría estaba merendando o bramando, o las dos cosas a la vez, pero la cogida puso a todos alerta. Rafaelillo se despojó de chaquetilla y chaleco, le colgaba un tirante, parecía sufrir, cojeaba y, en mangas de camisa, volvió a la carga. Ni distancias ni terrenos, ni más lógica que la de parapetarse y marear. Y una estocada imposible y perfecta. El toro rodó sin puntilla en menos de un cuarto de minuto.
La estocada de Castaño a un quinto muy ofensivo, feo de ver, fue de ejecución perfecta. No la colocación: contraria y travesera. Hubo que descabellar. Cinco intentos. Sin premio una pelea tranquila, abierta con toreo sentado. Literalmente, porque el torero se trajo de Salamanca su silla gallista. Como las que gastaba Rafael el Gallo hace poco más de un siglo. Con la cual puso Castaño un día el coliseo romano de Nimes boca abajo. Cinco muletazos por alto, un natural excelente cosido con ellos. Luego, el toro no dejó de soltar tralla, ni de rebrincarse ni de protestar. Llamó la atención la serenidad con que Castaño resolvió. Una idea, algo borrosa, de cómo al toro de Miura hay que tratarlo mejor con guante de seda que con látigo de siete colas.
Antes de soltarse el sexto toro las peñas estallaron de júbilo. La ansiedad incontenible que precede en tres horas al Pobre de mí. Cánticos desgañitados. Por primera vez en toda la semana sonaron a coro las notas de la Marcha Radetzky. Por primera vez en muchos años el sol y la sombra se animaron a hacer la ola. A la puerta de la plaza, como siempre, mil y pico almas esperaban a que se abrieras las puertas para colarse en la fiesta final.
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